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Vailima

RICOS Y TONTOS


Georges de La Tour El tramposo con el as de diamantes

Tres personas se sientan a la mesa y se comunican con guiños y señales que en principio resultan discretas. Los tres se están jugando una considerable suma de dinero como atestiguan las monedas de oro que vemos encima de la mesa: un montoncito delante del joven ricamente ataviado; otro delante de la dama y, otro bien protegido por el codo del personaje que intenta introducir una carta en el juego sin ser visto: el as de diamantes.

El lienzo no nos ofrece ninguna pista sobre el escenario donde transcurre la partida. Por su fondo oscuro podría tratarse igualmente de un salón, de una taberna o de un burdel. Nos da lo mismo, porque lo que sí sabemos a ciencia cierta es cómo se desarrolla esta historia: una cortesana invitaba a un joven inexperto a una cena galante. Después le proponía jugar una partida de cartas con un “amigo que había encontrado por casualidad”. Entre los dos desplumaban al joven quien, al menos esa noche, perdería todo su dinero y no su virginidad. Lástima...

Las manos de la dama, la doncella y el tahúr se encuentran sincronizadas de forma excelente para buscar la ruina del ingenuo joven. La blanca y delicada mano de la dama da la señal para que el tahúr de morena mano introduzca en el juego el as de diamantes. Mientras tanto, la ruda mano de la doncella escancia vino tinto en una copa de cristal veneciano. La una seduce al joven con su blancura y su “manera”; la otra con la bebida que sin duda hará que el buen juicio del muchacho se nuble; el otro, con la trampa que le espera discreta y sin remedio...

Fíjense en el lienzo. La dama porta perlas tanto en su tocado, como en su cuello y manos. La doncella, por el contrario, lleva una pulsera de grandes piedras que en modo alguno son valiosas. Sin embargo, ambas van discretamente vestidas sin lucir los amplios escotes a los que estaban acostumbrados los habitantes del París del siglo XVII. Incluso el tapete se encuentra perfectamente extendido. No hay signo de caos ni desorden alguno: no hay vasos caídos, ni viandas desparramadas ni melenas sueltas ni corsés abiertos. El vicio se nos presenta con el mayor de los decoros...
Ya está todo dispuesto para estafar al muchacho. Le robarán hasta la última moneda de oro e, incluso, toda su lujosa vestimenta. El pobrecillo se ha puesto sus mejores galas para una cena que le costará muy cara: un brillante jubón de satén gris ricamente bordado en oro y plata, con corbatín y cintas de seda roja colgando de las hombreras. Rematando el jubón, luce puñetas de finos pliegues ribeteados en oro viejo. Sin duda estamos jugando con un miembro de la nobleza o con el hijo de un rico comerciante. Interesante partida ¿verdad?

Nos han pedido silencio. Yo por mi parte les espero mañana para continuar con la historia.
¡Que gane el mejor!

4 comentarios

ana -

este cuadro es barroco?
hay 2 mujeres y 2 hombres verdad?? estan todos tratando de robar al de gris o al de verde??

Alejandra -

oigan no saben que tecnica uso para pintarlo

Vailima -

...pobrecita...
me sonrojas jeje

Palimp -

Mañana asistiremos puntuales a la continuación.
Es un placer tenerte de vuelta.