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Vailima

LA PÉRDIDA

 

El siguiente relato erótico ha llegado un tanto rezagado. Su autor, Juan Naide, me lo ha enviado para que pueda ser publicado bajo una condición: que yo hiciera una especie de introducción.

Este relato fue publicado en su antiguo blog que tuvo que pasar a mejor vida por un problema en su servidor. Hubo de sacrificarse trabajo y tiempo para que una nueva bitácora viera la luz. En el parto se perdieron muchas cosas, entre ellas las imágenes que ilustraban y acompañaban al relato. Imposibles de recuperar, estas imágenes extraviadas para siempre conforman el preludio mismo del relato. Lo efímero, el placer del instante, lo que jamás volverá a producirse.

Que lo disfruten y séanme condenadamente felices.


Ocurrió ya hace unos cuantos años.

Ese día me encontraba en la calle mirando un escaparate cualquiera. Desvié
la mirada del escaparate y me di cuenta de que al mismo tiempo que yo miraba
el escaparate una mujer me estaba mirando a mi.
Estaba vestida de forma muy elegante. Tenía un sombrero negro de ala ancha,
gafas negras, blusa roja y falda de tubo. Bonita vista, pero volví a mirar
al escaparate. Una mujer así no se entretiene en mirarme.
- ¿Te gustaría trabajar de modelo para mi?
Volví la cabeza. Era ella. Se había acercado y me estaba preguntando.
- ¿Acaso eres artista? - contesté
- Si
Y con ese simple "Si" me convenció. En ese momento no tenía nada que hacer,
así que fuimos a su casa dando un paseo. Vivía en un loft. Diáfano por dentro y con grandes ventanales. Ya dentro se quitó el sombrero y apareció un hermoso pelo negro azulado. Se quitó sus gafas y surgieron sus ojos verdes. Me sirvió un café. Mientras esperaba estuve preguntándome que clase de modelo quería. Lo mismo me hacia desnudarme para pintarme, o para hacer una escultura.
Sin embargo no era nada de eso. La que apareció sin nada fue ella. Si en la
calle parecía una mujer elegante, en ese momento era toda una mujer.
Así, empezó a preparar todo. Primero una gran bandeja redonda en el suelo y
después pinturas de todos los colores cerca de ella. Por fin entró en la
bandeja y me dijo:
-Empieza. Ahí tienes las pinturas. Dibújame, modélame con ellas.
Aunque mi sorpresa era grande, me había comprometido y empecé a meter las
manos en diferentes colores. No sabía por donde empezar pero me decidí por
la cintura. Me acerqué y empecé a pintar en su vientre. El nerviosismo que
había en mis manos se calmó rápidamente al tocar aquella piel. Y ese temblor
se traspasó a aquella piel. Un temblor que fue subiendo hasta que se notó en
su respiración.

Ahora me estaba ayudando. Había levantado los brazos para que yo pudiese
pintar sin obstáculos. Con esas facilidades pude seguir por los laterales.
Fui a por más pintura mientras ella me esperaba. Ahora la parte final de la
espalda. Sus brazos estaban hacia delante. Las manos entreabiertas hasta que
se contrajeron en un movimiento instintivo: yo había bajado más y sin
separar las manos de su piel había llegado a la parte superior de sus
muslos.
Con más pintura seguí por la parte posterior de esos muslos, la parte
posterior de la rodilla y acabé en las pantorrillas.

Cogí otra vez pintura y después de pintar los pies fui subiendo por la parte
delantera. Había separado las piernas en cuanto se lo había pedido y ahora
podía pintar cómodamente sus muslos. Por delante y por la parte interior.
Ahí vi la primera mueca en sus labios.
Era el momento de tomar aire y de tomar un poco más de pintura.

Seguí otra vez por la espalda pero esta vez hacia arriba. Con mucho cuidado
pinté su columna vertebral. De abajo arriba. Ahora se sujetaba el pelo con
las dos manos. Ya estaba casi toda la espalda pintada, así que mis manos
comenzaron a ir hacia delante aprovechando que los brazos estaban hacia
arriba. Pero paré. Me faltaba pintura. Oí un quejido por su parte al
comprobar que me separaba.

Ya solo faltaba por pintar su pecho así que me puse a la faena. Ahora sus
brazos estaban para detrás, esperé un momento y cambié de método. Deje de
pintar con la palma de las manos y me puse a pintar con la yema de los
dedos. Primero el dedo índice derecho. Bajando desde su hombro, describiendo
círculos, acercándose cada vez más al centro. Después le acompañó el dedo
izquierdo, imitando los movimientos del derecho.

Cuando hube acabado de pintar todo el cuerpo le pregunté que hacía. ¿Tenía
que fotografiarla? La respuesta fue "No"

- No. ¿Acaso no te gusta lo que has hecho?
- Si, claro, pero ahora habrá que dejar constancia de la obra.
- ¿Constancia para cuanto? ¿Diez años? Lo que recuerdas tu ¿Cien años? Lo
que dura tu vida. ¿Mil años? Una civilización ¿Miles de años? Una especie.
¿Millones de años? Un planeta. No es gran cosa porque todo termina. La
posteridad es un instante.
- Pero por lo menos podría verlo más gente.
- ¿Y? Porque lo vea más gente es más arte. ¿Acaso mejora el arte al llegar a
más gente?
- ¿Y mi trabajo? ¿No ha valido de nada?
- ¿Por que dices eso? ¿Acaso no has disfrutado?
- Si, pero ya se ha acabado.
- Lo importante es disfrutar el momento, no pensar en el final. La vida no
puede ser una colección de finales. Tiene que ser una colección de momentos.
- Ya no te veré más ¿verdad?
- Tu lo sabes. No tiene sentido que nos veamos más.
- Déjame que te quite la pintura.


Y empecé el proceso inverso. Estuve quitándole la pintura con mi piel. Tardé
más que para pintarla. Gozamos el momento como lo que era: un momento. Sin
final. Por eso fue toda una eternidad.

Siempre recordé que aquella mujer era una artista. No era famosa. Me había
mostrado el verdadero significado del arte. Algo que no se logra buscando el
dinero y si haciendo disfrutar al espectador ;) .

Ocurrió ya hace unos cuantos años.

7 comentarios

Cromatica -

Saludos.

Relato fascinante, como para saborear un delicioso Happening.

Jose -

Estupenda introducción, que esta mejor que el relato ;)
Y la chica no veas... de muy buen ver, y seguramente mejor gustar... :P

LUIS ROSER -

muy interesante, la pasividad de eella, la obediencia de el , el verdadero sentido de la belleza,

me gustaría que vieses mi blog y me dieses tu opinión

saludos
http://literaturaycomentarios.blogspot.com/


Palimp -

Este Jose es un monstruo.

Un abrazo.

anarkasis -

ahora lo llaman arte,
me voy a un escaparate a ver si me ligo un "artista"

"mu gueno" el relato

Charles de Batz -

Hermoso y delicado relato, sin duda, agradable como el tacto de una piel con otra mientras va borrándose lo que había sido un largo trabajo.

Un recuerdo a la belleza de lo efímero que viene bien tener presente, sobre todo para hoy que es viernes y eso ocurrió ya hace unos cuantos años.

Ha valido la pena la espera.

Que tengais un buen fin de semana.

Salud

Vailima -

Siento haber colgado el post de hoy tan tarde pero los que nos alojamos en Blogia no hemos podido administrar el blog hasta ahora.
Espero que disfruten del hermoso y enigmático relato durante el fin de semana.
un abrazo a todos.