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Vailima

PASIÓN DIVINA (RELATO ERÓTICO)

angel caido

Hasmael, siervo apasionado, ángel curioso, siempre cerca de los humanos, siempre rozando el límite de lo permitido. Ksiel, inflexible, cumplidor, obediente. Una noche como tantas otras, otra conversación más. A Ksiel le gustaba sentarse a hablar con su amigo aunque su inconformismo, su continuo cuestionar de las normas le irritaba. Una noche más, una conversación como tantas otras…

¿Por qué amigo Ksiel

a los ángeles nos han negado

el placer de amar sin querer,

de querer sin pretender

más placer que el disfrutado?

No debe ser duda para ti

Los ángeles tenemos poesía y con eso basta

que en el cielo de los hombres toda raza es casta

y nosotros ya estamos aquí

Pero...

¿acaso por mortal es menos divino

este deseo de amar,

de quererse con la piel

sin que el alma permanezca fiel

ni pretenda conquistar?

Somos guardianes y emisarios

de los ángeles la poesía es el sexo

y no hay miembro cóncavo ni convexo

para esos menesteres

pues en nuestros deberes

nada de eso es necesario

Yo los observo Ksiel, los espío y me recreo,

y en su momento de más placer

cuando las almas se disparan

aunque ellos no miraran

juraría me pueden ver

Sandeces, Hasmael, sandeces

nada tiene de especial

eso que tanto admiras

Que me arranquen la piel a tiras

si tiene algo más de mortal

lo que observé una y mil veces

Los humanos no pueden vernos

porque no somos de este mundo

y debe ser placer inmundo

si por única unión hay dos cuerpos

Escucha Ksiel mi relato

de dos amigas de prestanza

que en un momento de amistad

lo verás con claridad

convirtieron la confianza

en pasión de un arrebato

…risas, complicidad

y un simple roce desata

ese placer que te mata

si reprimes su libertad...

Basta Hasmael!!, no quiero escucharte

tu imaginación quiebra el sentido,

no debe estar permitido

tal forma de abandonarte

Pues entonces, ven, míralo tú mismo

observa aquellos dos de abajo

verás como no cuesta trabajo

entregarse al erotismo

Vamos, corre, mira esa pareja

ven y verás que no miento

en nada sobre este juego

y ya me dirás luego

si de todo lo que cuento

de la realidad algo se aleja

En la habitación torpemente iluminada reinaba el silencio, un vacío frío y agobiante atenazaba cualquier pensamiento. El hombre se había desnudado ya y esperaba tumbado en la cama. La mujer se acercó por los pies despojada de todo y gateó lentamente hasta llegar a su cintura. No se miraron ni se dijeron nada, en aquel juego las reglas estaban muy claras. El hombre miraba al techo, suspiraba intentando inútilmente vaciar de pensamientos su cabeza cuando notó el frío tacto de las manos de ella aferrando su miembro y la calidez de su lengua recorriendo juguetona el contorno. Su respiración se hizo ruidosa, el corazón se le aceleró y comenzaron a tensarse los músculos. El suave ir y venir acabó dando paso a un subir y bajar con la boca. Notaba la presión de sus labios y como la lengua aún jugueteaba con dificultad en su interior en cada batida. De vez en cuando la mujer retiraba un momento la cabeza para coger aire y le agitaba el alma al compás de la mano acelerando un poco el ritmo. Ni siquiera entonces se miraban. Después volvía a inclinarse retomando la tarea. El hombre se aferraba con fuerza a las sábanas, como si la succión de su miembro le arrastrara entero hacia los pies de la cama. Ya no pensaba en nada.

Ksiel observaba en la distancia, atento, intentando entender las palabras de su amigo que seguían sin encajar con lo que veía. No se percató que Hasmael se había colocado detrás suyo y se sobresaltó ligeramente al notar sus labios en el cuello. Un segundo beso le produjo un cosquilleo que le recorrió la columna entera. Se dejó hacer, quizá experimentando lo que estaba viendo llegara a comprender. Hasmael desplazaba lentamente sus húmedas caricias hacia el hombro. Lo abrazó con fuerza, un brazo rodeó su cintura y el otro acarició su pecho perfectamente moldeado. Ksiel recogió un poco más sus alas para facilitar el acceso de su amigo. Seguía mirando a aquella pareja, notaba la tensión del hombre, la excitación, casi imaginaba tener un miembro como aquel mientras sentía las caricias de Hasmael, sus labios, su lengua, su rostro. Dios, deseaba tener uno. Poco a poco su atención se centraba más en Hasmael y menos en aquella habitación. Los movimientos se hicieron rápidos, ya no había suavidad, era como si el tiempo jugara en contra de la necesidad. Se encararon bruscamente y buscaron sus lenguas en un beso desesperado. Se abrazaban, se recorrían el cuerpo sin orden en un frenético ir y venir de brazos y manos.

En el torso una caricia

y un mordisco en el pezón,

se besaron con avaricia

sin entregar el corazón

Ksiel aceptó su osadía

se le escapó un gemido

se le erizaron los pelos

y quitándose el velo

de lo que estaba prohibido

pensó que aquello era poesía

Con sus alas lo envolvió

le agarró el pelo con tiento

y casi le falta el aliento

cuando el éxtasis llegó

Caída en espiral

lento descender

de dos figuras aladas,

un cruce de miradas

les hizo entender

que llegaba su final

El hombre jadeaba extasiado, aún desnudo y estirado sobre las sábanas. Mientras recuperaba poco a poco el ritmo normal de su respiración le envolvió otra vez ese sentimiento de culpa y otra vez se preguntó por qué acudía a aquella habitación semana tras semana. Se incorporó y se sentó en el borde de la cama. Miró a la mujer que había comenzado a vestirse y clavó su mirada en el suelo.

-Me ha pasado algo… muy extraño -Hizo una pausa indecisa, no sabía si seguir- He visto... dos ángeles besándose… He visto… he visto…-trataba de encontrar las palabras evocando otra vez esa imagen- … poesía -Y esta palabra le vino a la mente como caída del cielo.

-¿De veras? – Preguntó la mujer sin demasiado interés.

El hombre levantó la mirada. Ella estaba fumando a lado de la ventana, apoyada en la pared, observando la oscuridad del exterior. No había continuidad en el momento, para ella todo acababa con la eyaculación de aquel hombre, o de cualquier otro. Él prefirió no seguir hablando del tema y comenzó a vestirse.

-No sé si podré venir la semana que viene, es posible que mi mujer y yo nos marchemos de viaje. ¿Prefieres que te avise si no vengo?

-No hace falta, si no vienes me tomaré un descanso. Estoy trabajando mucho últimamente… -Y esto último fue casi un susurró para ella misma, un rápido resumen a su asquerosa vida.

-Está bien… pues… me voy ya. Se me está haciendo tarde.

La mujer se giró esta vez para hacer un gesto desganado con la mano y siguió mirando por la ventana envuelta en el humo de su propio cigarro y perdida en las brumas de su amargura. El hombre salió de la habitación y antes de cerrar la puerta echó una última mirada al interior, a la mujer, a la cama deshecha y volvió a sentir ese sentimiento de culpabilidad.

Salió a la calle. Hacía frío. Comenzó a andar lentamente recordando el orgasmo tan extraño que había tenido. ¿Sería real lo que vi? pensó. Le hubiera gustado explicarlo a su mujer, pero claro, eso era imposible. Cómo justificar un orgasmo fuera de casa…

-Qué tontería, los ángeles no tienen sexo… -Y se rió de las ideas absurdas que estaba teniendo. Aceleró el paso, era tarde y tenía ganas de llegar a casa.

Ksiel se cubría el rostro con las manos. Lloraba. Levantó la cabeza y dijo entre sollozos:

-Hasmael, hemos perdido las alas…

Hasmael estaba a su lado, tranquilo, satisfecho del momento. Se giró hacia él y lo abrazó. Le acarició la mejilla con el dorso de la mano limpiando las lágrimas, le besó y hundió sus dedos en su densa cabellera.

-Sí Ksiel, hemos perdido las alas –y le sonrió cariñosamente – Pero hemos aprendido a volar.

Autor: Jafatron

10 comentarios

juanma -

Me encantó... muy sencillo, agradable para leer.. sensual-sensible... El final me "encanta"(literalmente).... Me recuerda a Oliverio Girondo....
Felicidades dos años después!!!

Jafatron -

Herri, las buenas palabras nunca llegan tarde. El teléfono de la mujer... debe estar echando humo después de la publicidad que le he hecho.

Herri -

Llego tarde a las laudatorias, pero dejo constancia de la grata impresión que me ha dejado el relato; pérdida de la inocencia, descubrimiento de la carne, hermosamente contada.
¡No eran plumas del edredón lo que caía en mi cara!
Jafatrón, pásame el teléfono de la profesional, que si pudo conseguir con este señor semejante raudal de fantasías, no he de privarme de intentar conseguir al menos un acercamiento a ello.
Felicidades Jafatron

Jafatron -

Aparezco tarde y no de forma deliberada.

Vailima, no sé si a los demás les habrá pasado pero en mi caso sentía una terrible curiosidad por descubrir qué imagen acompañaría mi relato. Yo he jugado a imaginar portadas y me has ganado por goleada en mi propio campo, me llena de orgullo que te haya inspirado esa imagen, más que ilustrar el relato casi parece su fuente de inspiración, me ha encantado. No harían falta más elogios pero te agradezco sinceramente los que añades.
Gracias a ti otra vez por dejarnos este espacio tuyo, como te dije he disfrutado mucho con esta muestra, tanto leyendo como escribiendo.

Charles, sensibilidad y hermosura, me regalas dos palabras que manejas con maestría en tu casa y en la de los demás. Para mi, que te sigo (casi te persigo) por donde vas dejando huella me parece un lujo viniendo de ti. Gracias.

Ladydark… esperaba tu comentario tanto como la imagen de Vailima (y que no se me enfade nadie), tus referencias siempre oportunas e imaginativas adornan las palabras de los demás y las tuyas propias. En este caso poesía, como tantas otras veces. Siempre eres el complemento perfecto a lo que escribimos.

Vere, coincido contigo, la vida es un continuo sentir entre extremos, de lo sublime a lo vulgar, cada uno los mezcla como puede o como quiere. La castración intencionada y premeditada. Gracias a ti también por tu comentario, me alegro que te haya gustado el relato.

Rachel, para los que admiramos las palabras de Charles y su forma de utilizarlas, con dos bastan porque las creo sinceras, tanto como lo hubiera sido su silencio de haberlo creído él conveniente, pero no lo ha hecho y eso es lo que a mí me llena. Gracias por tus elogios a mi historia, de verdad, y en cuanto a mis capacidades… no dejes que la envidia te domine, no es tan difícil tener lo que yo tengo… A la Thyssen no la malnombréis, que es amiga de los árboles…

Migratoria, tú lo has dicho, ángeles humanos… yo tampoco me conformo con palabras y daría mis alas, algún brazo y una oreja por repetir alguna noche memorable. Si hubiera sido ángel no hubiera tardado mucho en caer. Celebro que te guste mi relato y te agradezco que lo dejes por escrito. Gracias

Gracias a todos, de corazón. Sin duda me habéis confirmado que ha valido la pena participar.

migratoria -

Muy bonito e imaginativo, Jafatron. Ángeles inesperadamente humanos, que no se conforman con hacer el amor con palabras, como en el cuento de Benedetti, sino que eligen perder sus alas.

Rachel -

"Bonita", Charles de Batz?

"Bonito" es el adjetivo que emplea la baronesa Thyssen cuando se refiere a sus cuadros.

Jafatron: tu historia me parece excelente desde cualquier punto de vista. Enhorabuena de todo corazón por tener la capacidad de escribirla. La envidia me impide escribir mayores elogios.

Vere -

Muy Bueno Jafatron. Esa mezcla de sordidez y belleza es la vida.
Siento que hayas apostado por castrar a los ángeles, si se hicieron concilios para dilucidar el tema, yo les haría la gracia de sus partes.

ladydark -

Maravillosa conjunción de sensibilidad y sensualidad, Jafatron es bellisimo, enhorabuena, conmueve el alma y la piel.Ángeles fieramente humanos de Góngora:
"Hasta en mi tierno rostro aquel tributo
que dan mis ojos, invisible mano
de sombra o de aire me le deja enjuto,
porque aquel ángel fieramente humano
no crea mi dolor, y así es mi fruto
llorar sin premio y suspirar en vano."

Charles de Batz -

Bonita historia, Jafa, llena de sensibilidad y hermosura.
Saludos.

Vailima -

Tengo que estar toda la mañana fuera y no quería marcharme sin decirte, Jafatron, que tu relato sí que está lleno de poesía, de sensualidad y de esa delicadeza que, muchas veces, nos lleva al pecado con la inocencia de un niño. O de un ángel.
"La belleza es sólo el comienzo de lo terrible que aún podemos soportar. Todo ángel es terrible" -decía Rilke en su elegía-. Con tu relato, así nos lo has demostrado. Excepcional, Jafatron: con "x" de erotismo y de éxito. Gracias.
Espero que la imagen que he escogido sea de tu agrado.
un abrazo, desde la admiración.