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LA BODA

LA BODA No, no se preocupen, estimados blogueros, que no voy a detenerme ni un segundo en el enlace matrimonial que ha traído de cabeza a todos los medios de comunicación y que ha suscitado más de una naúsea a esta republicana de pro.
Les voy a hablar de otra boda, ésa que Jan van Eyck plasmó de forma magnífica en Brujas allá por 1434. Se trata, pues, nada más y nada menos que de El matrimonio Arnolfini.

LA POLAROID
Lo primero, antes de entrar en detalles, vamos a realizar una foto del acontecimiento: un hombre y una mujer, vestidos lujosamente, se encuentran, acompañados por un perro, en una estrecha habitación donde, esparcidos por el suelo, reposan al azar los zuecos de los personajes. Sus posiciones parecen indicarnos que está sucediendo algo, pero para unas mentes tan brillantes como las nuestras, eso es todo lo que podemos dilucidar a primera vista, aunque en adelante iremos comprobando que “eso” no es todo lo que se nos muestra.
Acompáñenme, por favor...

UNA CRÓNICA DE LA CIUDAD
Como he dicho más arriba, el lienzo fue pintado en la ciudad de Brujas, el enclave más importante del norte de Europa no sólo por las mercancías con las que se comerciaba sino también por los mercaderes que en ella vivían.
La madera y las pieles venían de Rusia y Escandinavia; de Génova y Venecia, la seda, las alfombras y las especias y, por supuesto, de España y Portugal procedían los higos, los limones y las preciadas naranjas como las que vemos junto a la ventana del cuadro. Perdón, qué desconsiderada soy, me parece que les estoy entreteniendo y todavía no les he presentado a mis huéspedes...

LOS CONTRAYENTES
Van Eyck no dejó constancia del nombre del cuadro ni del retratado. Cuando apareció por primera vez en un inventario, cien años después de haberse pintado, podía leerse lo siguiente:

“Una tabla grande, Hernoult le Fin con su mujer en una habitación”

Hernoult le Fin era la versión francesa del apellido italiano Arnolfini, familia de comerciantes y banqueros de Lucca, que en aquella época disponían de una delegación en Brujas.
Como les digo, el nombre de nuestro contrayente no queda reflejado en ningún lugar ni documento y por eso, lo único que podemos hacer es especular al respecto. No obstante, por los datos que nos proporciona la propia obra podemos acercarnos a la verdad abandonando, por cierto, las teorías que circulan por ahí sobre la identidad del anónimo personaje.
En 1434 vivían en Brujas dos miembros varones de la familia Arnolfini. El más famoso, de nombre Giovanni di Arrigo, era el gobernador de las finanzas de los duques de Borgoña y del mismísimo rey de Francia. Se casó con Giovanna Cenami (¡cuántos juanetes en una misma familia!), hija de un banquero italiano.
El otro Arnolfini, hermano del anterior, se llamaba Michele y, les puedo asegurar que la dama con la que se casó no poseía la misma dote que su cuñada. Se trataba de una joven flamenca de la que se desconoce su apellido.
¿Cuál es el motivo por el que me inclino a pensar que el retratado era Michele y no su hermano Giovanni?
Por lo que les contaré mañana, si ustedes quieren, en la segunda entrega de esta célebre boda.

3 comentarios

Antonio -

Por cierto...
Éste cuadro pertenecia a la colección de la corona española, y fué robado del Palacio Real de Madrid por los franceses en la guerra de la independencia. ¿Porqué no pedimos su devolución?

Vailima -

Cristina, tendrás que esperar a la segunda entrega que he titulado "Secretos de alcoba" (eso te lo adelanto en exclusiva. Ojalá que consiga con los post que esta obra de arte te guste más. Al menos eso espero.
Un saludo y ánimo, que ya falta menos.
un abrazo

Cristina -

Hace unos, cuando hice la Selectivdad, nos dieron a elegir dos obras pictóricas para comentar; una de ellas era el matrimonio Arnolfini. Posteriormente volví a estudiar el cuadro en Magisterio y desde entonces le cogí un cierto cariño; no es un cuadro que me entusiasme, porque en pintura me inclino más hacia el renacimiento tardío, el barroco, algunos cuadros de estilo rococó de Watteau y el impresionismo :).

Durante estos años me ha quedado una duda (quizás me adelante con ella al próximo post). ¿La señora Arnolfini estaba embarazada o lo que Van Eyck plasmó fue una vestimenta típica de la época?. Me he encontrado con estas dos interpretaciones a lo largo de estos años y nadie se pone de acuerdo al respecto, o más bien, ninguno de los profesores que me han dado clase se han posicionado sobre una u otra teoría.

Me ha gustado mucho el post, Vailima. Me hacía falta una buena dosis artística para revivir; estoy deseando tener tiempo libre para volver a revisar mis libros de arte.

Un saludo.