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Vailima

LOS INMORTALES DE INGRES



En 1827 Ingres organizó una reunión de amigos un tanto original. A su cita acudió lo más “leído” y lo más “pintado” de una sociedad que, para qué engañarles, me gustaría que fuera la mía. Es difícil poseer ese poder de convocatoria y con tan magníficos resultados.
El lugar del encuentro fue igualmente excepcional: todos los convocados acudieron a la llamada y se dispusieron (en un retrato histórico) en 386 x 515 cm cuya estructura piramidal encabezaba el sujeto a quien Ingres y sus invitados homenajeaban en aquel acto que ha llegado hasta nuestros días.
El notable retratista tuvo que afrontar un proceso documental muy laborioso con el fin de conseguir reunir semejante galería de efigies: nada más y nada menos que más de trescientos dibujos que se conservan en la actualidad en varios museos.
Pero vayamos al grano, amigos, que seguro están deseando saber, como yo, a qué invitados tan ilustres inmortalizó el pintor de Montauban con su genio y con su ingenio. Bien, como les he sugerido más arriba se trata de un homenaje a un personaje que se nos muestra entronizado en el vértice del triángulo visual en el que se ordena el resto de figuras. Este individuo no es otro que el mismísimo Homero, vara en ristre y coronado por la Victoria, o la alegoría de la Humanidad (al parecer no hay acuerdo en la exégesis de esta rafaelesca figura alada). Sentadas a sus pies, como si de prolongaciones de las patas del trono se tratara, se encuentran las personificaciones femeninas de la Iliada y la Odisea, con los símbolos que las identifican: la espada y el remo.
De los invitados más cercanos al gran Homero, Ingres destacó a Apeles, el único ataviado con un manto azul celeste y conduciendo de la mano a Rafael, gesto que resumiría la personal profesión de fe artística de Ingres. Frente al pintor griego y el divino artista de Urbino, el pintor situó a otra pareja de inmortales, Fidias, ofreciendo a Homero sus útiles de escultor y, tras él, a Miguel Angel. En la parte inferior de la escena otros tantos amigos nos dirigen sus miradas y nos invitan a sumarnos al homenaje: Poussin a un lado y Molière al otro, rodeados de literatos franceses.
Como no podía ser de otro modo, no olvidó Ingres a los músicos (Carl Phillip se sumará al convite algún día), desde el mítico Orfeo, junto a Homero, a Gluck y su predilecto Mozart, a la sombra de Poussin.
Del resto de invitados ilustres qué les voy a contar. A la cita acudieron Horacio, Pisístrato, Licurgo, Virgilio, Safo, Alcibíades, Eurípides, Menandro, Demóstenes, Sófocles, Esquilo, Heródoto, Lino, Museo, Píndaro, Hesíodo, Platón, Sócrates, Pericles, Aristóteles, Aristarco, Alejandro Magno, Esopo, Shakespeare, La Fontaine, Tasso, Corneille, Racine, Boileau, Longinos, Fénelon y Camoens.

…pero díganme, falta uno. Aquel inmortal al que esta bitácora debe tanto. ¿Quién es y dónde se encuentra?

Pásenme un feliz fin de semana, amigos.

5 comentarios

Vailima -

Efectivamente habéis dado en el clavo. Palimp con tu habitual e inteligente sutileza y Euterpe de forma explícita. El inmortal del acertijo es Dante, naturalmente.
un saludo

^EuterpE^ -

Ups, se me escapó lo de "foto"... a veces una se olvida de que es un lienzo y no una cámara lo que consigue imágenes de tal fidelidad como esta.

Pero rectificar es de sabios no?? ;)

^EuterpE^ -

¿¿Es Dante?? ¿¿El que está a la izquierda de la foto, de espaldas y viste de rojo??

¿Es ese el que falta?
Saludos,

Euterpe

Vailima -

Gracias guapetón. Y no, no han sido los chorizos sino la maldición de los proletarios: el trabajo.

Palimp -

Pasaré un buen fin de semana porque creo haber localizado, amparado por Virgilio, al insigne escritor que pides.

Gracias por aparecer, pensaba que los chorizos nos habían robado el arte de la blogosfera.
Un abrazo, y un buen fin de semana!