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LA LECCIÓN SOBRE EL PLANETARIO DE MESA

LA LECCIÓN SOBRE EL PLANETARIO DE MESA La lección sobre el planetario de mesa es un cuadro de gran formato pintado por Joseph Wright “of Derby” entre 1764 y 1766. Esta obra trata de la ciencia y la divulgación de los descubrimientos científicos, tema que por otra parte aparece raras veces en la pintura acostumbrada a plasmar en obras de grandes dimensiones (147,3 cm x 203,2 cm) como la que nos ocupa, acontecimientos históricos o mitológicos. Otro ejemplo de esta misma temática lo encontramos en La lección de anatomía del doctor Tulp de Rembrandt. En este caso el lugar central lo ocupa un cadáver, en la obra de Wright se trata de un aparato, un orrery que reproduce la trayectoria de los planetas alrededor del sol. Se puede distinguir la Tierra con la Luna además de Saturno y sus anillos. Quedarían ocultos el Sol, una manivela y todo el sistema de tirantes que ponen en movimiento los planetas.
Es interesante la situación que en el cuadro se nos muestra: un grupo de personas en un ambiente familiar (fijáos en los niños) en torno a la búsqueda del conocimiento (recordemos que estamos en el Siglo de las Luces).

El caballero que toma notas a la izquierda era Peter Pérez Burdett, amigo del pintor, hombre que dibujaba mapas y que se interesaba, se supone, por el cálculo de las órbitas celestes. La demostración que este personaje muestra a su público es una reproducción de aquellas organizadas por la Lunar Society de Derby (la Sociedad Lunar también existía en otras ciudades de Inglaterra). Su nombre le venía dado porque sus integrantes sen reunían una vez al mes, siempre el lunes más próximo al día que hubiera luna llena.
Entre los miembros de esta sociedad, se encontraba James Watt (máquina de vapor) y John Whitehurst, personaje integrante de nuestro cuadro: Relojero, fabricante de barómetros y otros instrumentos científicos en el que confluían por una parte, la destreza de un mecánico de precisión y, por otra, el razonamiento teórico del pensamiento científico.
Nuestro relojero era amigo del astrónomo James Ferguson, que además, construía planetarios en su taller londinense. Parece ser que Wright tomó prestada una de las demostraciones de éste último para concebir su cuadro.

Hermoso lienzo con un perfecto dominio de los claroscuros donde este inglés tiene la osadía de presentarnos un dios suplantado por las matemáticas.

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