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Vailima

LA DIFÍCIL TAREA DE SER DIOS

LA DIFÍCIL TAREA DE SER DIOS CALÍGULA (interesado)
¿Así que crees en los dioses, Escipión?

ESCIPIÓN
No.

CALÍGULA
Entonces no comprendo: ¿por qué eres tan sensible a las blasmefias?

ESCIPIÓN
Puedo negar una cosa sin creerme obligado a mancharla o a quitar a los demás el derecho de creer en ella.

CALÍGULA
¡Pero eso es modestia, modestia de verdad! ¡Oh, querido Escipión, cuánto me alegro por ti! Y cómo te envidio, ¿sabes? Porque la modestia es el único sentimiento que acaso jamás llegue a conocer.

ESCIPIÓN
No me envidias a mí, sino a los mismos dioses.

CALÍGULA
Si lo permites, eso será el gran secreto de mi reinado. Todo lo que se me puede reprochar hoy es haber conseguido otro pequeño progreso en la vía del poder y de la libertad. Para un hombre que ama el poder, hay en la rivalidad de los dioses algo irritante. La he suprimido. He demostrado a esos dioses ilusorios que un hombre, si se lo propone, puede ejercer, sin aprendizaje, su ridículo oficio.

ESCIPIÓN
Esa es la blasfemia, Cayo.

CALÍGULA
No, Escipión, es clarividencia. Simplemente he comprendido que no hay más que una manera de igualarse a los dioses: basta con ser tan cruel como ellos.

CAMUS, A. :Calígula, Alianza Losada, Madrid, 1981, pp.68-69

2 comentarios

Vailima -

La verdad es que esta obra no tiene desperdicio, y sea lo que sea lo que leas nunca decepciona y siempre sorprende. Muy recomendable.

Cristina -

Calígula, siempre tan escétrico, je,je.

Fragmento interesante el que has seleccionado, Vailima.Un saludo