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Vailima

EN OCASIONES VEO NEGROS

EN OCASIONES VEO NEGROS En esto del amor, hay cosas inexplicables. Miren por ejemplo la que se lió en Troya o si tomamos como ejemplo un amor más patrio, recuerden el furor uterino de nuestra Juana la Loca.
Hay amores que hacen historia y otras historias de amores cotidianos que es a lo que aspira el común de los mortales. Que no vayan a pensar ustedes que es “moco de pavo” como diría mi madre, porque en los tiempos que corren lo que prima es la individualidad.
En uno de estos tanto monta, monta tanto, comentaba yo a mi marido una curiosidad del lienzo que Goya dedicó a la Duquesa de Alba de turno. Resulta que a los pies de la noble dama hay una inscripción que se ha descubierto recientemente en la que se lee:

“Solo Goya”

La conversación transcurría en un ir y devenir de interpretaciones profanas por nuestra parte sobre el sentido que tal inscripción podía sugerir al espectador. En ésas estábamos cuando de repente mi pariente me suelta:

Cuando tenía alrededor de diez años, teníamos en casa un catálogo de obras de arte. A pie de foto podía leerse el título de la obra y el nombre del pintor.
Goya me parecía un impresentable. ¿Cómo alguien sin escrúpulos podía si no firmar sus cuadros reconociendo que “otros” le hacían el trabajo? Porque claro, yo leía:

FRANCISCO JOSÉ DE GOYA y LUCIENTES

o sea, que el cretino de Goya hacía los bocetos y el equipo de “lucientes” le remataban las obras”


Le he pedido permiso para escribir este post. Como única condición ha establecido que deje bien claro la edad en la que, en ocasiones, su inocencia le hacía ver negros goyescos.

3 comentarios

TioPetros -

Asigan: no se trata del "tal Lucientes". Yo me imaginaba una pléyade de lucientes "luciendo" a destajo los cuadros que el jeta de Goya esbozaba en diez minutos.

Asigan -

...mmmm...pero...al final...el tal Lucientes...¿quien era?.

Jejejeje, Jesús, resulta que tu también has tenido diez añitos.

El que veía negros en ocasiones -

Pues sí, Vailima lo ha contado más o menos como fué.
Cada vez que veía lo de Francisco de Goya y Lucientes, pensaba lo mismo: "Ya estamos otra vez; ni un cuadro pudo hacer el tío el solo"