CÓCORA
Persona molesta en demasía, 1816. Voz familiar de origen incierto, probablemente variante de clueca en el sentido de persona achacosa, inútil, que tiene el adjetivo familiar y antiguo clueco; quizá cócora se sacó del verbo encocorar fastidiar, molestar, 2º cuarto S. XIX, variante de encocrar, S. XX, por enclocar hacer volver clueco.
Si hay seres molestos en este mundo son, por definición, los niños. A medida que van cumpliendo años lo son más aún y el fastidio que producen es inversamente proporcional a la paciencia del adulto. Qué decir tiene que dentro de esta especie, la subespecie el hijo del prójimo representa el más claro exponente de cócora. Si el elemento, para más inri, está aburrido en la mesa de un bar mientras que sus progenitores conversan con los amigos al tiempo que el niño repasa las trescientas mil melodías del móvil de su padre a todo volumen, entonces el "encocoramiento" es mayúsculo.
Amarás al prójimo como a ti mismo, mentira, no puedo. Intento evadirme del Bach a toda caña que vomita el móvil del padre del niño y del bulería, bulería del ricitos de oro que vomitan los altavoces del establecimiento.
No matarás, joder, qué difícil me lo están poniendo. Si lo único que quiero es tomarme un Cresta Rosa con mi marido. Aquí juntitos, si ni tan siquiera pido silencio. Una música ambiente, eso, eso.
Y de esta guisa los ojos se me van al pescuezo del niño y las manos me tiemblan, y van cobrando vida propia y se me escapan de las muñecas mientras las articulaciones crujen y se endurecen, Kafka ... entonces el niño deja el móvil de su padre aburrido de tanto aburrir y molestar y fastidiar y joder porque el niño tiene alma y bendito seas y viva la madre que te parió, angelito, pero ¡qué hace!, esto no me puede estar pasando a mí, ¿qué saca del bolsillo del pantalón?, no puede ser, una maquinita infernal de ésas, con pantalla plana, con lucecita y música y melodía a toda caña, sin tregua, ¿es que sus padres son sordos?, es que estaré ovulando, míralo, es el hermano pequeño de la niña del exorcista, ¿dónde hay un crucifijo?, ¿no le está saliendo espuma por la boca?, no, cariño no: es que está masticando un chicle y hace ruido al masticar y al tragar saliva mientras con el pie da pataditas a la pata de nuestra mesa.
Paga y vámonos. Yo también te quiero.
Si hay seres molestos en este mundo son, por definición, los niños. A medida que van cumpliendo años lo son más aún y el fastidio que producen es inversamente proporcional a la paciencia del adulto. Qué decir tiene que dentro de esta especie, la subespecie el hijo del prójimo representa el más claro exponente de cócora. Si el elemento, para más inri, está aburrido en la mesa de un bar mientras que sus progenitores conversan con los amigos al tiempo que el niño repasa las trescientas mil melodías del móvil de su padre a todo volumen, entonces el "encocoramiento" es mayúsculo.
Amarás al prójimo como a ti mismo, mentira, no puedo. Intento evadirme del Bach a toda caña que vomita el móvil del padre del niño y del bulería, bulería del ricitos de oro que vomitan los altavoces del establecimiento.
No matarás, joder, qué difícil me lo están poniendo. Si lo único que quiero es tomarme un Cresta Rosa con mi marido. Aquí juntitos, si ni tan siquiera pido silencio. Una música ambiente, eso, eso.
Y de esta guisa los ojos se me van al pescuezo del niño y las manos me tiemblan, y van cobrando vida propia y se me escapan de las muñecas mientras las articulaciones crujen y se endurecen, Kafka ... entonces el niño deja el móvil de su padre aburrido de tanto aburrir y molestar y fastidiar y joder porque el niño tiene alma y bendito seas y viva la madre que te parió, angelito, pero ¡qué hace!, esto no me puede estar pasando a mí, ¿qué saca del bolsillo del pantalón?, no puede ser, una maquinita infernal de ésas, con pantalla plana, con lucecita y música y melodía a toda caña, sin tregua, ¿es que sus padres son sordos?, es que estaré ovulando, míralo, es el hermano pequeño de la niña del exorcista, ¿dónde hay un crucifijo?, ¿no le está saliendo espuma por la boca?, no, cariño no: es que está masticando un chicle y hace ruido al masticar y al tragar saliva mientras con el pie da pataditas a la pata de nuestra mesa.
Paga y vámonos. Yo también te quiero.
4 comentarios
jose -
Avelino -
Vailima -
jeje
jose -
Es bueno desahogarse, dicen... me imagino la situación y me pregunto cómo es posible que no te convirtieras en un ser verde y super-musculoso
De todas formas aviso: las focas antiestrés son inútiles