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EL CÍRCULO DE LA SABIDURÍA

Hoy, me van a permitir que les cuente un cuento. Como todos los cuentos, está inspirado en lo que algunos vienen a llamar la realidad; como todos los cuentos, la ficción habita donde le place. Como todos los cuentos, tiene un desenlace: que sea feliz o no, lo decidirán ustedes. Como en todos los cuentos, usted, Sr. lector, será movido por el mismo mecanismo que movió a los protagonistas: el deseo.

Todo comenzó allá por 1486, cuando en Villa Lemmi, cerca de la ciudad de Florencia, se ultimaban los preparativos de la boda de Lorenzo Tornabuoni y Giovanna degli Albizzi. El padre del novio, Giovanni Tornabuoni, era tío de Lorenzo el Magnífico y director de la importante filial romana del banco Médici. Giovanni había deseado siempre lo mejor para su hijo y quería demostrárselo de una forma original: encargó pues a un pintor famoso apodadoBotticelli , que con ocasión de la boda de su hijo Lorenzo, pintara para él dos frescos cuyos protagonistas fueran respectivamente su amado hijo y su hermosa prometida Giovanna, perteneciente a la vieja familia de los Albizzi.

A pesar de la buena cantidad de dinero que recibiría como pago del encargo, el tiempo límite que don Giovanni había impuesto para ejecutarlo le resultaba insuficiente al maestro y así se lo hizo saber. El comitente, acostumbrado como estaba por su oficio a que sus órdenes fueran cumplidas, le hizo saber que no transigiría en un solo día más de lo pactado. “A cambio, maestro, os permitiré, avalado como estáis por la fama que os antecede, que seáis vos mismo quien escoja el tema de las obras”.

De este modo transcurrían los días y las noches, y el pintor, cuyo nombre de pila era Alessandro, no había tocado aún pincel alguno. Acuciado por el tiempo, decidió pues llamar a los novios para conocerlos mejor, a fin de obtener de ellos alguna idea en la que inspirarse.

Habiendo escuchado atentamente a los jóvenes durante el transcurso de un sosegado y hermoso paseo por palacio, el famoso pintor apodado Botticelli, miraba, a la mañana siguiente, absorto, por la ventana de su taller. La falta de sueño, la fatiga y el peso ya insoportable del poco tiempo disponible para ejecutar su encargo, contribuyeron a que los hechos que a continuación voy a relatarles, transformaran el curso de los acontecimientos. El maestro, cuyo nombre de pila era Alessandro, se encontraba pues mirando por la ventana de su taller con la vista fija en un punto del horizonte donde dos cipreses magníficos parecían insultar a Dios con su esbeltez y fortaleza. Entre sus ramas, una luz brillante, impropia de esa hora del día, se acercaba a la ventana del pintor irradiando una energía tal que le hizo apartarse de inmediato del mirador. Con la fuerza de un rayo, un hombrecillo misterioso surgió en el centro de la estancia. Aunque parezca mentira, el maestro no tuvo miedo pues aunque misterioso, el aspecto de aquel ser sólo le ofrecía confianza.

- Dime, hombre extraño, ¿quién eres? –preguntó Alessandro-.

- Mejor te diré qué negocio me trae hasta aquí –contestó el hombrecillo-.

- Habla, pues, que todo negocio ha de ser de alguna manera beneficioso para ambas partes. Te escucho…

…continuará.

1 comentario

Palimp -

¡No tienes corazón!
¡Que intriga!