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AU CITOYEN MARAT

Los hechos

La tarde del 13 de julio de 1793 era apuñalado por una joven aristócrata el diputado y periodista parisino Jean-Paul Marat cuando se estaba bañando en su domicilio para encontrar alivio de la enfermedad cutánea que padecía. En el momento de su muerte corregía unas pruebas para su periódico.



La víctima

Marat nació en 1743 en el señorío de Neuchâtel, un enclave prusiano en Suiza. Su madre era suiza y su padre, que había sido monje, era natural de Cerdeña.
Estudió medicina y física, pero su trabajo científico no obtuvo el éxito que él hubiera esperado. Su situación económica era lamentable y siempre se sintió perseguido y envidiado por sus colegas. Trabajó mucho y este hecho afectó de forma considerable en su estado de salud.
Además de por su trabajo científico, sus contemporáneos también le negaron su reconocimiento por las ideas políticas radicales que mantenía. En 1789 fundó el periódico “L´Ami du Peuple” que le serviría para censar, vigilar y seguir de cerca los pasos de la Asamblea Nacional y controlar también sus decisiones. Para Marat el Terror era el instrumento legítimo de la Revolución; el periodista luchaba contra los revolucionarios burgueses que querían aprovecharse de ésta y escribió:

”¿Qué hemos ganado nosotros con destruir la soberanía de la nobleza si es reemplazada por la soberanía de los ricos?”

En 1791 fue nombrado diputado de la Convención, una vez que el rey había huído por lo que este acontecimiento suponía el fin de los partidarios de la monarquía institucional.



Pues bien, como vemos Jean-Paul Marat era uno de los revolucionarios más populares del momento. Por una parte, era adorado por los pobres a los que defendía en su periódico y por otra, era odiado por los realistas y los revolucionarios moderados.
Fue responsable de la masacre en la que se ejecutó a aquellos críticos de la Revolución que estaban encarcelados y votó, por supuesto, por la ejecución del rey en enero de 1793.

El día de su asesinato, Marat era un hombre enfermo desde hacía tiempo. Ya no podía acudir a las sesiones de la Convención y escribía los artículos del periódico desde su casa: mejor dicho, desde su cama o en la bañera. Constantemente tenía fiebre y su enfermedad cutánea le hacía volverse loco. El agua le amortiguaba los picores: cubría su cabeza con paños impregnados en vinagre, sólo se alimentaba a base de líquidos y tomaba litros y litros de café solo.

Su muerte violenta hizo que desde entonces se le viera como un héroe de la Revolución.

La asesina

Marie-Anne Charlotte de Corday d´Armont tenía tan solo 24 años cuando comete el crimen. Pertenecía a una familia noble venida a menos y fue educada en un prestigioso convento de Francia. Prometida con un joven partidario del rey, prefirió quedarse en su país antes que huir con él y rehacer su vida.



Su padre y su tío huyeron. Su hermano y su novio corrieron peor suerte: fueron guillotinados. Estos acontecimientos y el hecho de que en su pueblo natal, Caén, estuviera totalmente sóla hicieron que la joven, de ideas moderadas, radicalizase su postura en contra de hombres como los que Marat representaba.

Cuando en su pueblo se refugian una serie de revolucionarios moderados e intentan reclutar partidarios, la muchacha no se lo piensa dos veces: compra un par de zapatos cómodos y se dirige a París para aprovechar una de la sesiones de la Convención y asesinar allí mismo a Marat. Sin embargo, cuando llega y no le encuentra, su decepción es grande, aunque le dura poco tiempo. Decidida, se encamina al domicilio del diputado. Tras un primer intento por la mañana, en el que le deniegan la entrada a la vivienda, por la tarde, es la propia víctima la que, escuchando su petición, le permite la entrada y la visita.
Marat y la joven mantienen una breve conversación. Al final de la misma y como desencadenante de lo que sucedería después, Marie-Anne le interroga sobre el destino de los refugiados moderados en Caén. El periodista le responde que todos serán guillotinados.
Jean-Paul Marat fue apuñalado momentos después en su propia bañera.

La muchacha es arrestada inmediatamente. Cuatro días después, comparece ante el juez por la mañana y esa misma tarde es conducida al patíbulo. Se dice que introdujo su cabeza en la guillotina con la misma sangre fría con la que había asestado la puñalada a su adversario político.

El director de marketing de la Convención

Jacques-Louis David había seguido los pasos políticos de Marat. No sólo era pintor sino que se encargaba de organizar todas las fiestas y eventos revolucionarios que servían como elementos propagandísticos de la Revolución.



David fue el encargado, por supuesto, de organizar el funeral del diputado radical: El cuerpo fue expuesto en una antigua iglesia con el pecho desnudo para que todos los asistentes contemplaran la herida mortal. También fueron trasladados hasta allí, donde serían colocados delante de un pedestal, la bañera y la caja de madera que servía al periodista de mesa, junto con el tintero y la pluma con los que realizaba su trabajo.
Toda una puesta en escena que reafirmaba el gusto por lo sublime francés que caracterizaba al pintor. Todo lo que había aprendido y experimentado con los temas antiguos, lo plasmó magistralmente en el cuadro sobre el asesinato de Marat que la Convención le encargó públicamente pintar.

David convirtió, gracias al lienzo, a Marat en un héroe del pueblo, omitiendo todas las imperfecciones de la piel del periodista y dispuso el cuerpo en un espacio imaginario que por su austeridad y ascetismo simbolizaba la eternidad.
Para dar más realismo a la composición, el pintor encargó una máscara mortuoria del difunto e hizo que le llevaran a su estudio la bañera, el tintero y el cuchillo que le provocó la herida.
La víctima reposa, como puede comprobarse, al modo que se representaba a Cristo en su descenso de la cruz: el brazo colgando, con una inclinación de cabeza sostenida por el hombro y los paños blancos.

Sobre su mano izquierda se representa una carta de la asesina (carta que por otra parte no recibió nunca Marat). En ella puede leerse lo siguiente:

13 de julio de 1793
Al ciudadano Marat
Es suficiente que me sienta tan desdichada para tener derecho a vuestra benevolencia


Como si de verdaderas reliquias se tratasen, sobre la caja de madera el pintor destaca un tintero, una pluma, una carta y un billete.



Estos dos últimos objetos jamás aparecieron en el lugar del crimen. Quizás David quisiera con ellos reivindicar el carácter altruista del diputado que escuchaba las quejas y las peticiones de una gran cantidad de infelices que se había encomendado salvar. En la carta se dice:

Entréguese este billete a la madre de cinco hijos, cuyo marido ha muerto por defender la patria

Para destacar aún más, si cabe, la nobleza de Marat, David pinta en lugar de una mesa, una caja de madera (en la que escribe una pequeña dedicatoria y como fecha, "el año dos” del nuevo calendario revolucionario), y aparece un remiendo en la sábana sobre la que reposa el difunto.

El lienzo, de gran formato, fue colgado en la sala de sesiones de la Convención.

Con los cambios de gobierno, David se olvidó de sus ideales políticos (¡como para no olvidarse después de ver cómo Robespierre fue guillotinado!) y fue acomodándose a los tiempos, tanto es así, que incluso llegó a glorificar al emperador Napoleón (tránsfugas ha habido siempre, ya lo véis).

Fin del sumario contra Marie-Anne Charlotte de Corday por el asesinato del periodista y diputado Mensieur Jean-Paul Marat

7 comentarios

formadores -

NOs ha paredido un cuadro muy impactante que representa los sentimientos encontrados de los dos bandos contrarios de la revolución. La venganza y el engaño juegan un papel fundamental

LUIS -

b -

Vailima -

Pues el pobre terminó sus días en Bruselas (huido claro está de su patria). Pero fíjate cómo nos devuelve la pelota la vida: su hija le salió monárquica perdida y dicen que su padre le legó uno de sus cuadros más famosos de la Revolución y ésta lo hizo desaparecer. En fin, es como si el retoño de los Sres. Agag-Aznar sale del PCE. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ...

miguel -

Me ha parecido muy interesante la historia (además no la conocía...). Especialmente curiosa la actitud del "propagandista". ¡Claro! Después de todo, él sólo se encargaba de la "publicidad". Un saludo...

Vailima -

Gracias por tu comentario. Es cierto lo que dices con respecto a las obras de arte. Independientemente de que lo que veamos nos produzca placer estético en mayor o menor grado, es verdad que cuanta más información dispongamos sobre el contexto histórico donde se enmarca y otro tipo de conocimientos sobre el artista, mayor será (al menos para mí) el disfrute. No cabe duda, de que hay cuadros que hemos contemplado muchas veces de los que nunca sabremos ciertos detalles que fueron primordiales para su composición o ejecución.
En cuanto a la pregunta que me formulas, no sé yo, tendré que pensármelo. Aunque la esperanza es lo último que hemos de perder, por lo que si yo estuviera en tu pellejo, algo esperaría.
Un saludo

Tio Petros -

He visto el cuadro un montón de veces, y nunca me había dado cuenta de que la figura de Marat parece un cristo en el descendimiento. Curiosa forma de presentar a un revolucionalrio recién muerto. Gracias por presentarnos la obra en su contexto histórico.
Por cierto, soy la visita número 1000 de esta racha (desde que se borraron las estadísticas la última vez); ¿hay premio?