BUENOS DESEOS
El místico Ángelus Choiselus escribió: Cuando los ángeles músicos ofician para Dios, tocan J.S. Bach. Pero cuando se reúnen entre ellos, tocan Mozart. Y Dios viene a escuchar detrás de la puerta.
Además de su genial capacidad para la música, Mozart hizo gala de un gran sentido del humor durante toda su vida. El músico poseía una nariz tan grande como la del mismísimo Cyrano de Bergerac y no le importaba en absoluto que su apéndice fuera motivo de diversión de amigos y de él mismo.
Se cuenta que en una ocasión quiso Mozart gastar una broma a su amigo y compositor Franz Joseph Haydn proponiéndole una apuesta en principio poco singular:
"maestro, ¿a que no podéis tocar estos compases?
Haydn se acercó al piano, se sentó, y comenzó a ejecutar aquellas notas sin ningún problema. Todo parecía normal hasta que en un determinado momento tuvo que pararse y, sorprendido, dijo:
"No puedo continuar porque has puesto aquí en medio una nota para la que me faltan dedos, pues tengo ambas manos ocupadas".
Con una impecable sonrisa Mozart contestó:
"Dejadme a mí".
Se sentó, tocó y cuando llegó a la nota que no había forma de tocar, ya que todos los dedos estaban ocupados en otras, agachó la cabeza y, sin más, la tocó con la nariz. Todos los presentes rieron la ocurrencia, y el maestro Haydn le contestó:
"Verdaderamente, tocáis con toda el alma, pero también con todo el cuerpo, sin olvidar la nariz".
Os deseo a todos y, a mí misma, que en este 2004 que nos espera para ser vivido tengamos la suficiente valentía para que cuando creamos que nos faltan manos, recurramos aunque sea a nuestra nariz para tocar esas notas amargas que irremediablemente se cuelan en nuestra partitura.
Ojalá venga entonces alguien a escuchar detrás de nuestra puerta.
Feliz dos miles...
Además de su genial capacidad para la música, Mozart hizo gala de un gran sentido del humor durante toda su vida. El músico poseía una nariz tan grande como la del mismísimo Cyrano de Bergerac y no le importaba en absoluto que su apéndice fuera motivo de diversión de amigos y de él mismo.
Se cuenta que en una ocasión quiso Mozart gastar una broma a su amigo y compositor Franz Joseph Haydn proponiéndole una apuesta en principio poco singular:
"maestro, ¿a que no podéis tocar estos compases?
Haydn se acercó al piano, se sentó, y comenzó a ejecutar aquellas notas sin ningún problema. Todo parecía normal hasta que en un determinado momento tuvo que pararse y, sorprendido, dijo:
"No puedo continuar porque has puesto aquí en medio una nota para la que me faltan dedos, pues tengo ambas manos ocupadas".
Con una impecable sonrisa Mozart contestó:
"Dejadme a mí".
Se sentó, tocó y cuando llegó a la nota que no había forma de tocar, ya que todos los dedos estaban ocupados en otras, agachó la cabeza y, sin más, la tocó con la nariz. Todos los presentes rieron la ocurrencia, y el maestro Haydn le contestó:
"Verdaderamente, tocáis con toda el alma, pero también con todo el cuerpo, sin olvidar la nariz".
Os deseo a todos y, a mí misma, que en este 2004 que nos espera para ser vivido tengamos la suficiente valentía para que cuando creamos que nos faltan manos, recurramos aunque sea a nuestra nariz para tocar esas notas amargas que irremediablemente se cuelan en nuestra partitura.
Ojalá venga entonces alguien a escuchar detrás de nuestra puerta.
Feliz dos miles...
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