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Vailima

LA PERDICIÓN



Hay veces que uno piensa que los seres humanos dejan pasar su existencia como si fueran a vivir para siempre. Sólo aquellos que son conscientes de su finitud han hecho algo para remediarlo. No hablo exclusivamente de aquellos que por su trabajo o genialidad se han ganado un sitio en la historia, sino también de esos otros anónimos, de vidas aparentemente anodinas que han logrado vivir en este mundo sabiendo encajar las carencias que la fortuna le ha brindado o negado con verdadera destreza.
Nuestro paso por aquí es rápido, fugaz. Cuando se es niño se vive un mundo fuera de éste como si se nos concediera un premio antes de haber demostrado nada. Al pisar la adolescencia, el tránsito entre el mundo que nos inventamos y que nos inventan los demás y, el mundo real, desconocido hasta ese momento, es dañino y transgresor. En cuanto uno es consciente de ello, ya ha pasado a otro estadio de la vida.
Para ser felices es necesario construir (aun siendo consciente de la la segunda ley de la termodinámica que tan a menudo me recuerda Tio Petros). Los ladrillos del edificio pueden colocarse en el interior o fuera de él. Lo malo es cuando la construcción no es sólida y el soplido del lobo nos revienta nuestra obra. Siempre existe un lobo, sea cual sea el cuento que elijamos.
De entre todos los seres humanos, el estúpido es el más dañino. Es el que confunde al lobo con caperucita, las mil y una noches con una crisis de insomnio. Es el más temido porque es la reencarnción del Ave Fenix, el que siempre tiene llena la boca de sandeces inmisericordes que le provocan risa; es el no va más de la autoreproducción asistida.

El estúpido construirá el edificio siempre con los mismos materiales porque cree que son los mejores. No es cuestión de egoísmo, es egocentrismo puro y duro del estilo Bush o la marca Aznar. El estúpido no es idiota, porque este último tiene la lacra de la ingenuidad tardía. El estúpido es aventurero por su propia inconsciencia y porque se considera el centro del universo; de un universo no en el sentido humanista del término, sino de aquél cuyos límites son definidos por su propio ombligo. Claro está que para todo existe una tabla de salvación: el ser humano cuyo atributo fundamental y apriorístico se basa en la estupidez, nunca sabe que lo es. Esa es la perdición del resto.
¿Cuántas veces nos hemos topado con un persanaje inclasificable por su anodina osadía?
¿Cuántos de nuestros conciudadanos responden a esta definición?
Muchos, cada vez más. Uno lo que tiene que hacer entonces es huir de ellos como de la peste porque tienen la capacidad de atraerte hacia ellos con sus tentáculos mortíferos. Esa es mi recomendación y mi consuelo.
Sin embargo, corremos un gran peligro si el estúpido posee un arma legitimada por nosotros mismos, a saber, que tenga poder. Los límites de su ombligo se desarrollarán entonces de forma exponencial y sólo se rodeará de estúpidos como él. El Terror.
El estúpido vive para siempre porque así lo cree él. Y como su existencia carece de límites no hace nada con dignidad porque siempre le quedará tiempo...
Como dijo Aristófanes, la juventud pasa, la inmadurez se supera; la ignorancia se cura con la educación y la embriaguez con sobriedad; pero la estupidez dura para siempre.

4 comentarios

Reinaldo -

No he leído a Goette pero creo que fue él el que escribió: Contra la estupidez humana los dioses luchan en vano. Es difícil para mi expresar la frustración o la ansiedad que me genera mi sociedad. Pero percibo a mi país como un lugar donde se celebra la ignorancia y se confunde la simpleza con la simplicidad. Un país cuyos gobernantes se rien de sus muertos y todos los problemas son escondidos o disminuidos. Se dice que en mi país se le encuentra el humor a nuestros problemas, cuando a mi me parece que tenemos décadas riendonos sin buscar soluciones. Por eso me preocupa tu ensayo. Es cierto lo que tu dices, hay que huir de los estúpidos, pero, como se hace si los límites del ombligo te alcanzan y no solo eso. El estúpido te quiere imponer su estupidez y además quiere que le agradezcas? Lamento un comentario que se puede confundir con sensiblería. Pero me llamó la atención tu manera de pensar.

claudio -

comparto parcialmente la vision reflejada por el ensayo.
si bien la descripcion del estupido es valida, por momentos detecto ciertos sesgos feministas en el escrito.
eso hace que pierda una vision mas integradora, y por lo tanto se diluya en un sabor parcial y no unico.
gracias por exponer estos puntos de vista a la concideracion de los lectores.

Vailima -

jose, no sé a qué te refieres con tu comentario. Me has dejado descolocada.
Anda, no seas tan lacónico escribiendo y explícate.
Saludos

jose -

Vailima, fue sólo una broma, no hace falta que te pongas así... :((

:P