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Vailima

MAL DE MUCHOS, EPIDEMIA

El hombre es, a veces, dolorosamente humano. De forma incomprensible su naturaleza, con un golpe de gracia, le regala grandes pensamientos, históricas hazañas y, en definitiva, una innigualable capacidad para transformar, modificar y recrear el mundo para la humanidad.

Somos afortunados al poder contar entre nosotros con semejantes familiares que han dedicado su vida a convertir la nuestra en un camino más transitable. Pero no se engañen, amigos míos, hablo de individualidades, de gotas en el océano porque con lo que verdaderamente cargamos en nuestro día a día es con la otra cara de la moneda, con la enfermedad intrínseca a la colectividad, con la lacra de la masa, con la otra vertiente de la naturaleza humana que es la hipocresía, la estupidez y la ignorancia.

Enciendo la televisión y me encuentro una gran hermana de culo terso que participa en un programa que alimenta este mal vírico y en el que se dedica, mejor que nuestro Fernando Alonso, a calentar los motores de todo quisqui del sexo masculino sin que ellos, incautas hormonas con patas, sepan nada sobre el trozo de verga (no entro en tamaños) que el susodiche esconde con gran maestría entre sus piernas.

Todo esto lo sé, porque en otro programa de televisión descubren el tomate pollil entre altos pensamientos de una baronesa que no quiere ser la suegra de una mona arribista y el desasosiego que nos impide dormir por el silencio mediático de una tonadillera que no sabemos si ha roto o no su relación sentimental con un chorizo encarcelado que adelgaza a pasos agigantados.

En ocasiones, la masa me da asco. Siento la crudeza de la afirmación. Y lo siento porque me duele y me entristece de manera terriblemente humana; un dolor casi físico que intento aliviar sin conseguirlo cual trabajador inútil de los infiernos. Ahora me dirán ustedes que yo también formo parte de ella y por esa razón, estimada Vailima, tú también eres hipócrita, estúpida e ignorante y digna del mismo desprecio con el que ves a los demás. Pues sí, amigos, pero esto no es lo que me hace más desgraciada sino lo que verdaderamente me duele es tener que vivir con la pesada consciencia de que no puedo hacer nada para evitarlo. Y llegados a este punto, soy consciente de mi libertad y me alivio -my way- escribiendo estas líneas.

“Mal de muchos, epidemia” decía mi hermano M., que entrados ya en un melancólico otoño y camino de un frío invierno, hay que ir pensando en vacunarse. Y la Comunidad de Madrid ya ha puesto pies en polvorosa y nos invita a ello, mediante una campaña publicitaria sin parangón, mostrándonos los avances de la humanidad a través de la figura de un atlético y fornido David de Miguel Ángel que les muestro a continuación junto al original:

epidemia

Dolorosamente humanos. Tanto, que al escultórico personaje en cuestión le plantamos una hojita de parra para tapar sus vergüenzas y, la masa, mientras tanto, no ve la aberración porque se tapa las suyas con una venda en los ojos de la consciencia. Soy tonta porque me llaman tonta y de tanto que me lo repiten, más me lo creo y más tonta soy. Necesito vacunarme, sí. Contra la irracionalidad.

No es cuestión de arte, sino de decencia bien entendida.

 

Fuente imágenes campaña gripe: Desbarradas de Akin

10 comentarios

agustin romero barroso -

no me distraigo de lo peor, que la vacunación es lo peor, lo lamento, lo demás son columnas de humo, que si hoja de parra, que si cataplines y pilila, o poya y cojones, que me da lo mismo, lo importante es que la cuelan, y en eso todos de acuerdo, en que vacunan y dicen que es semiobligatorio y necesario. Falso y falso, ni necesario ni obligatorio. Inmenso negocio de los fármacos... y sus políticos de servicio, sean unos bipartidarios u otros, sea el pp o el p$oe, en realidad todo ppSoe...

¡¡¡Ain la capacidad crítica cómo anda!!!

Vere -

Me gustaría estar con Anarkasis y que los publicistas hubieran usado la hoja de parra en relación con el chiste florentino -proteger tan delicada parte- o quizás para contrarestar la connotación femenina de vacuna con un mensaje fálico encubierto...lo del requesón florentino no sé si ponerlo en relación con lo de: "está como un queso" o -espero que no- con cierto acúmulo debido a la falta de higiene.

eclectico -

la hostia... que me saquen los ojos...

Vailima -

yo iría más allá, como soy vasca y tenemos fama de gustarnos la comida, yo optaría por "ensalada de cabello de ángel con guarnición" Eso sí, con requesón florentino.

Salamandra -

Me entran ganas de definir epidemia y esas cosas pero se me acaba de pasar la fiebre docente. Si a estas alturas nos vamos a escandalizar del David pues tendrían que pasarse medio horario infantil televisivo con hojas de parra, rotuladores para censurar y lejía y un cepillo para limpiar bocas. MeZKaL Croqueta con huevos, y ensalada de pelos como guarnición.

Jafatron -

Pero... ¿la gripe se contagia así, por tenerlo todo al descubierto? Ahora va a resultar que cada año la pillo por salir en pelotas al balcón a fumar (¿donde venden hojas de parra?)

MeZKaL -

Le podrían haber puesto un haz de luz brillante como se solía hacer en las fotos guarras. O una estrella negra.

Además, lo de la hoja de parra es peligroso. Ahora que está de moda la comida griega, siria, libanesa; alguien lo podría confundir con una croqueta enrollada de esas.

Ana Bande -

Hace tiempo leí por ahí una pintada en una pared que decía "pensar no hace daño", y he llegago a la conclusión de la falsedad de la frase. Sí hace daño pensar, es más, está perseguido, para muestra la obscenidad cultural que crean los que NO PIENSAN para nosobros, masa informe y ágrafa, suponen ellos....lo de Miguel Angel con la hojita no es sino otro síntoma del retroceso cultural con el que nos empujan...Vailima, dentro de poco tendrán que construir hospitales pare refugiados mentales como tú...pero no dejes de advertirnos contra el bien que aquí a la sombra de unos millones de bites hay gente esperando tu dosis. ¡força!

anarkasis -

con una hoja de parra, dorada, colgada se tiró un rato, David, desde la contrarreforma,
Si somos serios, tres/cuartas partes de su vida,

"La hoja de parra es para que no se le costipe,"

Era el chiste mas contado por los Florentinos desde el XVII en que viven de enseñar el arte. Mientras, con una vara le levantaban el hermanamiento con baco, enseñando los atributos y apellidos.

sin lugar a dudas el publicista no es el mismo que el enmaquetador, posiblemente se trate un subcontratado de un subcontratado, vamos que fácilmente el cartel está hecho en Marruecos, y claro así pasa, la idea no fluye correctamente
y es que aquí no funciona ya ni el corte inglés.

el brujo don carlos -

Ya puestos:

http://www.worth1000.com/emailthis.asp?entry=410601