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Vailima

ITACA

ELLA (desde el sofá)
- Dame ideas para un post.

EL (desde el escritorio)
- Ya pensaremos en algo más tarde.


“Más tarde”. Cuestión de tiempo. Futuro. Otros piensan en un fondo de pensiones que les permita vivir su vejez sin apuros económicos. Ellos son distintos. Perderán facultades con el paso de los años, por eso hacen deporte intelectual.

EL
-Por el Alzheimer; para que no nos pique.


Es un embaucador. Le arrolla a donde quiera que vaya. Con el sánscrito no ha podido con ella; pero hace un par de años se tiraron de lleno al griego clásico. No había más que ponerse los deberes mutuamente para que siempre hicieran más. Como una competición en la que gracias a adelantarse el uno al otro ambos llegaran irremediablemente a la vez. Reían.

La agónica existencia (en el sentido clásico del término)de él hace que vivan en jaque los dos. Es como un tornado engulléndolo todo a su paso. Cuando está en plena actividad recuerda a los héroes griegos; y por plena actividad se entiende aquel estado de lucha huérfana ante las adversidades que exige una concentración total. A cualquier pregunta contestará él con un futurible.

Hace un año comenzó a escribir un blog. No paró hasta que ella, más o menos dos meses más tarde, y a fuerza de insistir (con esa cabezonería propia de los niños), comenzó a escribir el suyo.
Ahora le toca al esperanto. Ya lo hablaba su abuelo con un reducido círculo de amigos. No hay más que formularle a ella un simple interrogante del tipo ¿Te gustaría que pudiéramos hablar en esperanto tú y yo? ; y a continuación , como el mejor abogado que el diablo pueda imaginar, ensalzar las grandezas de su nueva empresa. Empresa que, cómo no, es la mejor que uno pueda soñar.

Entonces ella le responde que sí, que vale, que “déjame que lo piense y te digo”. Entonces él, sin respetar tregua alguna, aparece al día siguiente con una gramática y un diccionario español- esperanto /esperanto- español. Ella le sonríe. Comienza a vislumbrar la espada del héroe. Ella, que practica la templanza como virtud, le propone que se sienten en una terraza para tomar una cerveza. Ella, al tiempo que enciende un cigarrillo, contempla atónita cómo él, sxia hero , comienza a desplegar sobre la mesa del bar un sinfín de papelitos con una palabra escrita por ambos lados. Kiu, kio, kies, kiam... Ya está. Ya se la ha llevado otra vez con él. Si no fuera porque él la persigue por la cocina rectificando cada cosa que ella hace, parecería que no es humano. “Hiperión”, le llama ella en ocasiones. El Ulises que viaja siempre con su Penélope al lado. Porque como él dice, lo importante no es Itaca. Es viajar juntos.

El viaje, eso es lo que ambos desean. Y entre viaje y viaje, una escala para ver juntos una película de amor de ésas que a ella tanto le gustan; de ésas que el tanto detesta. Pero lo mejor de todo es cuando él, en silencio, en esos silencios que unen, le toma fuertemente de la mano cuando una lágrima empieza a pasear por su mejilla. En silencio. Con ese lenguaje que sólo él y ella dominan.

3 comentarios

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Este post lo guarde en mi disco duro 8)

Vailima -

Si yo te contara...

TioPetros -

Jajajaja... no será para tanto...