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Vailima

LA CENA: GALERÍA DE ARTE EN DOS ACTOS

ACTO II

Sábado 6 de noviembre de dos mil cuatro

Contemplen la imagen.



Seguramente les recordará a un lienzo famoso pero no se lleven a engaño. Se trata del momento en el que fue inmortalizada la última cena de esta galería.
Crystal presidía la mesa. Junto a ella se encontraban Carl Philip, humilde clavecinista de Federico II de Prusia, Canopus, Señor de Canopus y alquimista que no ejerce, Chus, esposa de Canopus, Tio Petros, maestro en topología de la patata y discípulo de Tamariz y, Vailima, bloguera con nombre de propiedad inmobiliaria de ilustre escritor. El resto de figuras que aparecen en escena no es más que personal de atrezzo.
Si se fijan en los detalles de este refrectorio italiano verán que en ese momento están degustando –por petición expresa de la ilustre física Crystal-, una “pizza cuatro quesos” que hizo las delicias de los comensales.
La velada resulta animada. Una vez abonada la cuenta deciden tomarse sendos licores en la taberna propuesta por Carl Philip.

De camino surge imponente un edificio que muy bien podría haberse encontrado en la Place Vendôme de Paris. Al instante caen en la cuenta de que no se trata de la firma de una joyería de prestigio, sino que, aunque viendo desde la calle las joyitas que pululan por su interior –entre ellas una cruz que por cuestiones de “buena educación” no me atrevo a definir, pero a la que Almodóvar rendiría pleitesía en cualquiera de sus decorados- y por el inmenso letrero de su fachada, concluyen que se trata de un nicho de adeptos a la Cienciología.

Carl Philip y Vailima huyen despavoridos. Los intrépidos Canopus y Tio Petros sacan fotografías mientras Chus y Crystal montan guardia.
Una vez dentro de la taberna, impactados todavía por la visión, se enzarzan en un diálogo sobre escepticismo mientras Crystal y Tio Petros marean la menta de sus mojitos. Tanto es así, que en cuestión de segundos, como si de una película de Berlanga se tratase, todos remueven con pasión el interior de sus consumiciones. Así es el mundo de la magia, señores. No sé si a ustedes les habrá gustado el cuadro pero les aseguro que a una servidora le encantó la compañía.
Me apena pasar de Leonardo con su cena a la melancolía de Durero. Espero veros pronto amigos. Gracias.

telón

4 comentarios

Crystal -

¡Por fin consigo leerte, Vailima! Esto sí que ha sido una odisea, y no la del griego aquél ;)

Espero que esta estupenda cena que pintas no sea la Última sino la Primera de muchas, que así da gusto repetir.

Carl Philip -

Pero en un díá nublado…

Vailima -

Con tanto piropo voy a terminar creyéndomelo.
¿Te he dicho ya que eres un sol -humilde- pero sol?

Carl Philip -

Jamás se me hubiese ocurrido emplear ese cuadro para describir esa cena. Si es que quién tienen ingenio, lo tiene, y el que no para clavecinista de Federico de Prusia. :-) Enhorabuena.