EL HOMBRE CON LA GARRA DORADA (y 2)
En el post de ayer dejamos a nuestro hombre inclinado sobre la mesa donde reposa su codo. Frente a la tranquilidad del adolescente que proporciona una impresión de duración, la inestabilidad del hombre despierta cierta sensación de momentaneidad. La diagonal que resulta de su postura inquieta viene reforzada por su mirada inquisitiva y un raro mutismo en el gesto de sus manos. Mientras que con la derecha, apoyada sobre su pecho, denota quizás un signo de sincerità (ponemos la mano en el corazón cuando queremos hacer ver que somos sinceros), la izquierda está extendida sosteniendo la dorada garra de un animal. ¿Qué nos quiere decir el caballero con este detalle?
Es patente la agresividad con que se nos muestra la garra, tan extendida que parece que va a arañar. A pesar de su pequeño tamaño frente a la imponente figura masculina, la garra está dotada de una luminosidad que contrasta firmemente con el oscuro atuendo de quien la porta. Sin duda alguna, en esa pequeña insignificancia se encuentra escondida la clave del cuadro.
Ya saben que a la hora de interpretar una obra de arte y más si estamos hablando de simbolismo pictórico, sólo existen acercamientos más o menos certeros pero no una verdad matemática de ésas que tanto gustan a Tio Petros . La verdad en arte se insinúa como la mirada de una buena amante. Pues bien, acerquémonos sigilosamente hacia ella.
La garra podría significar, en una primera instancia, el símbolo del atributo de la profesión del representado. En este caso, podríamos imaginar que puede tratarse de un escultor o de un orfebre en relación con un nombre concreto. Así, la garra de león podría referirse a Leone Leoni, fabricante de medallas cuya predilección por los emblemas y divisas era famosa, escogiendo al león como alusión a su nombre y motivo heráldico. …y hasta aquí puedo leer porque aunque personaje y pintor coincidieron en el mismo tiempo en Venecia, la afirmación rigurosa del hecho no puede mantenerse con los datos de los que se dispone.
En una segunda instancia, la garra del león podría interpretarse como una alusión oculta a una locución latina a modo de divisa:
“Ex ungue leonem” (reconocer “por la garra de un animal”) o la sinécdoque
“Pars pro toto” que ya utilizaban Plutarco y Luciano en el sentido figurado del trazo de un pintor que permitía reconocer al maestro.
Ninguna de las dos interpretaciones se excluye entre sí aunque no podamos afirmar que una o ambas sean verdaderas. Lo que sí podemos decir con rotundidad es que nos faltan las claves para esclarecer el enigma.
El principio de la dissimulatio, de velar y ocultar el interior de la psique se establece en esta obra “sin disimulos” si me permiten la expresión. Lotto no pretende revelar nada de la persona, sólo insinúa con discreción y reserva.
Así pues, amigos, disfruten de lo que ven y de lo que saben que existe pero no se les muestra. Ese es el principio del camino de la seducción.
Espero que estos post les hayan entretenido y un saludo.
8 comentarios
vere -
Vailima -
Un saludo amigos.
vigi -
vere -
Vailima -
la certeza responde a las interpretaciones de los expertos (argumento de autoridad), al menos en la documentación que he manejado, no obstante, y como recordaba en el post, no tenemos base objetiva para afirmar que sea la garra de un león, como bien dices, puede tratarse de la garra de otro animal.
En fin, lo único que sé con una certeza casi cartesiana es que me alegra recibir comentarios como el tuyo.
Un saludo
Crivot -
Discusiones aparte, enhorabuena por el fabuloso diario de arte que tienes a bien compartir tan generosamente con tus lectores.
Vailima -
Un abrazo
Raschid -
Gracias por ello, ya que la vida no nos da para muchas alegrías, y gracias a lugares como el tuyo existen, al menos, pinceladas de felicidad.