Blogia
Vailima

EL CÍRCULO DE LA SABIDURÍA (desenlace)

Aquella noche, el pintor apodado Botticelli, ya tenía los bocetos perfectamente diseñados del encargo que generosamente abonaría Giovanni Tornabuoni, tío de Lorenzo el Magnífico y director de la importante filial romana del banco Médici. Sin más dilaciones y tras una larga noche sin descanso, el artista se dirigía a Villa Lemmi con todos los materiales necesarios para hacer sus obras realidad. Al final de aquel día, el artista, agotado, había finalizado el primero de los frescos, aquel cuya protagonista fuera la hermosa Giovanna, perteneciente a la vieja familia de los Albizzi.

Venus y las musas regalando flores a Giovanna

La novia aparecía ataviada, en la parte derecha del fresco, con un rico atuendo. Frente a ella, Venus, quien la recibe echando rosas como símbolo de belleza y amor; rosas que la muchacha recoge con el paño blanco que sostiene entre sus manos. Tras la diosa, las Gracias y un angelote que sostendría uno de los escudos de cada una de las familias de los contrayentes.

- Magnífico trabajo, maestro –apuntó Giovanni Tornabuone al punto que contemplaba el fresco-. Si lo deseáis, podéis ocupar uno de los dormitorios de palacio a fin de que no perdáis tiempo en viaje alguno. Si precisáis de algún material, pondré un sirviente a vuestra disposición.

Alessandro no lo dudó un instante y aceptó con agrado la invitación de su cliente. Cuando el sol comenzara a desperezarse al nuevo día, él ya lo tendría todo dispuesto para trabajar con el segundo de los frescos.

Así pues, el artista, apodado Botticelli, concentró todos sus esfuerzos y apenas si se había ocultado el sol del siguiente día, ya podía contemplar su magnífica obra terminada.

lorenzo tornabuoni en el circulo de la sabiduria

En el segundo de los frescos podía verse a Lorenzo Tornabuoni siendo introducido por la personificación de la Gramática en el círculo de las siete artes liberales, sobre la que se encuentra entronizada la Sabiduría. Como mandaban los cánones de la Antigüedad, se podía reconocer a cada una de las artes por los atributos que portaban: la Retórica, en el fondo a la izquierda, con el rollo, la Dialéctica con el escorpión, cuyas tenazas representan las posiciones contrapuestas del pensamiento dialéctico, la Aritmética con una hoja de fórmulas matemáticas. Sobre un trono elevado sigue la Sabiduría; a continuación, la Geometría con una escuadra, la Astronomía con la esfera celeste y, por último, la Música con un pandero y un pequeño órgano portátil. Contemple, paciente lector, cómo había ideado la obra el maestro, ya que no había olvidado detalle alguno: la Gramática se representaba tradicionalmente siendo acompañada por un niño y en este caso, además, por el mismo Lorenzo Tornabuone quien iba a ser presentado al resto de las artes.

La Sabiduría saluda al joven muchacho levantando su mano derecha mientras que con la izquierda sostiene una rama de olivo, símbolo de la concordia reinante entre las artes.

Una vez hubo mostrado el artista a los novios el significado de cada uno de los frescos, éstos se miraron tiernamente, como sólo los enamorados saben hacerlo. Tras un leve roce entre sus manos, un silencio atronador se apoderó de los corazones de ambos, hasta tal punto que las lágrimas corrían por sus mejillas huérfanas de consuelo alguno.

- ¿Qué os ocurre muchachos? ¿acaso mi obra os ha defraudado? –apuntó Alessandro-.

- No es eso, señor, -replicó Lorenzo-, es que hace un par de noches ambos vivimos un extraño sueño que paso a relatarle. Una extraña luz hacía añicos los cristales de la ventana de nuestros dormitorios y justo en el centro de la estancia, un hombrecillo nos hablaba: “Pedidme un deseo y os lo concederé. A cambio sólo os exigiré que carguéis el resto de vuestros días con él”. Y acto seguido, señor, Giovanna deseó en su dulce sueño amarme eternamente y yo… yo… dedicarme en cuerpo y alma al estudio de las artes, y entre ellas a la más querida para mí, la Aritmética. Fijáos en vuestra propia obra, mi futuro se refleja en ella. Contemplad su belleza: es la única de todas ellas que me mira con detenimiento y alza su tímida mano para darme la bienvenida. En ello consiste mi desesperado deseo, en entregar todo mi ser a alcanzar la Sabiduría.

Y dirigiéndose a la muchacha, le habló con estas palabras:

- Esta mañana, muy temprano, he comprendido que no te haría feliz, amada mía, pues la Sabiduría es amante ingrata: cuanto más me acerque a Ella, más se alejará Ella de mí; cuanto más feliz Ella me haga, más infeliz te haré yo a ti.

De este modo se deshacía un gran amor entre dos deseos. Así los muchachos quedaban condenados, al igual que ambos frescos, a mirarse el uno frente al otro, ante una única barrera que no era otra que sus propios anhelos.

Una vez que Giovanna, la que nunca pertenecería a la vieja familia de los Tornabuone, hubo abandonado la estancia, el joven Lorenzo interrogó de esta manera al pintor:

- Decidme, maestro, a vos ¿qué os pidió?

- Al igual que a vosotros, el hombre de los cipreses me interrogó acerca de aquél de entre mis deseos que de hacerlo realidad me hiciera imposible conseguir uno cualquiera de los demás. Me faltó tiempo para que de mi boca brotaran las palabras, "inspiración", "prestigio" y "fama para siglos venideros". Sin embargo, le faltó tiempo a mi corazón para que mi boca pronunciara las dos únicas palabras que hasta ese día habían movido mi deseo de vivir: Simonetta Vespucci.

El círculo de la Sabiduría se ha cerrado, estimado Lorenzo, y ambos nos hemos quedado encerrados dentro.

8 comentarios

Giovanna -

me gusto muxo! yo me llamo asiii! xD

Ulises -

Hola Vailima
Es mi primer comentario de está obra de arte que es tu blog.
El post del circulo de la sabiduria me pareció extraordinario.
La dedicación exclusiva al arte o una disciplina cualquiera puede llevarnos a la soledad o a la renuncia de una mujer o un hombre que amamos. Es un gran conflicto interno. Siempre se puede lograr el equlibrio, pero está idea, bien sabemos que solo sirve para tranquilizar nuestra alma, pues en el fondo ,hay otra dueña de nuestro corazón que reclama la atención.
Un saludo
Deberían pagarte por este blog es muy profesional.

Vailima -

Estoy contigo, Palimp. Para mí, el final se puede calificar de feliz (al menos para nosotros).
Herri Otrow: bienvenido de nuevo a casa. Respecto a tu comentario... qué decir. Las mujeres (por nuestra naturaleza, claro jeje) poseemos deseos quebradizos. No obstante, creo que cada uno eligió lo que pensaba que le iba a hacer más feliz. Indudablemente, todos consiguieron ver cumplidos sus deseos y todos, y me incluyo en este punto, todos -digo- tenemos que renunciar a otras cosas. Ya sabes, como decía Camus en boca de Calígula, \\\"los hombres mueren y no son felices\\\".
Un abrazo

Herri Otrow -

Feliz año (en la prórroga). Muy bien relatado el cuento Vailima.En cuanto al final, como todos los cuentos, no acaba ahí y cada uno ha de hacer sus conjeturas, pero una cosa sí está clara, de los dos personajes que eligen el amor la mujer pide seguir amando eternamente a su amado, mientras que el hombre, que ya ama, desea que se le entregue el amor de su amada.

Palimp -

Pues yo creo que sí tiene final feliz, porque el protagonista es Botticelli.

Vailima -

Mi hijo I. me dice que no se debe celebrar un gol cuando uno lo ha metido porque \"ama, los otros piensan que eres un chulo\". Tio Petros, me dice que cuando a uno le adulan, tampoco hay que responder, yo... pues qué queréis que os diga, que me encanta hacerlo. Como las mujeres no solemos hacer caso al marido ni mucho menos dejarnos influenciar por la enfermedad ésta de la adolescencia, haré caso omiso de ambas opiniones y ahí van las gracias por vuestros comentarios.
Por cierto, ¿os parece que el cuento tiene final feliz? Ya me diréis.
Palimp: sí, una pena, pero las cosas o se hacen bien o no se hacen. La elección de abandonar (bueno, postergar) el blog de Tio Petros ha sido meditada y dolorosa, pero desgraciadamente, no vivimos de los blogs. Cuando pueda, seré la primera que le arranque del letargo y le anime a volver otra vez. En fin, c´est la vie et il faut la vivre.
Un besazo a los dos... ¡qué majos!

Palimp -

Se lo decimos, se lo decimos; pero no hay que dejar de hacerlo. No me gustaría quedarme sin tan bellas entradas.

Acabo de leer el blog de Tio Petros. Una pena.

Raschid -

Vailima, sin aliento me quedé al leer este cuento.

¿Te había dicho aguna vez que eres buena, muy buena?