AMO A LAURA
Hace unos meses, unos magos de la comunicación nos regalaban una sintonía para vivir que poco tenía de canción y poco de Pablo Milanés. El precepto musical comenzaba así:
Sin embargo, mucho antes de que los Happiness proclamaran a los cuatro vientos que “amo a Laura”, Giorgione en 1506 pintaba el retrato de una joven llamada Laura cuyo destino compartiría con nosotros -youtubistas de pro-, siglos después. ¿Quieren conocerla?
La simbiosis entre la figura de la muchacha y el laurel podría inducirnos a pensar que Giorgione hubiera querido pintar el tema mitológico de Dafne pero no nos cabe la menor duda de que se trata de un retrato y el laurel que entroniza a la protagonista alude no al mito sino al nombre propio de la joven.
Como todos los lienzos de Giorgione, el retrato de Laura contiene cierto reverso enigmático. Entre otras cosas porque el cuadro, originariamente, tenía un tamaño superior al que hoy se conserva tal y como podemos ver en una de las obras que David Teniers dedicó a la galería de pintura del Archiduque Leopoldo Guillermo:
Como pueden comprobar (tras la búsqueda: mitad izquierda a partir de la puerta), el lienzo de Giorgione adquirió en su origen la forma de retrato de semigrandeza, donde la mano izquierda reposa sobre el regazo de la joven, abultado como si estuviera embarazada al modo de la joven esposa Arnolfini de mi querido Jan van Eyck. Pero al igual que ésta, nuestra Laura sólo nos quiere explicar su promesa de fertilidad una vez que haya contraído matrimonio.
Muchos han pensado que la identidad de la retratada sólo podía concebirse desde el punto de su profesión, es decir, de una puta o cortesana, entre otras cosas porque nos muestra sin pudor su seno derecho. Pero no se lleven a engaño, espectadores del siglo XXI, sólo nuestra mente calenturienta nos hace pensar eso desde el siglo XIX en el que perdimos toda nuestra inocencia.
Por el contrario, en el siglo XVI el hecho de aparecer desnudo no era signo de libertinaje y en ningún modo podía ser reprobable. En el caso de Laura, su noble señor y futuro esposo, mostraría orgulloso, sin la gazmoñería de unos happiness contemporáneos nuestros, no sólo la belleza de su prometida sino la casta virtud que la enmarca como las hojas del laurel que simbolizan su recto proceder.
La joven Laura ha sido envuelta con un velo transparente (el velo de novia) que nos sugiere –al igual que su pecho desnudo- la idea de castidad que definía a las míticas amazonas por la cual sólo mantenían relaciones sexuales con hombres con el único objetivo de reproducirse.
Castidad y fidelidad. Matrimonio.
Ya ven, amigos, Laura existe desde el siglo XVI y por aquel entonces ya podía oírse:
No hagamos juntos,
la prueba de la rana.
Aplacemos lo otro,
no soy una cortesana…
7 comentarios
Vailima -
Charles: no creo que sea bueno aplazar las cosas importantes tanto tiempo. Lo mismo se estaba hinchando de mala leche como dices...
Jorenob: somos nosotros y no sus coetáneos los que consideraban el "hecho" como reprochable y acusando a la portadora de un pecho descubierto como mujer de mala vida.
Cierto es que no es lo mismo un brazo que una teta. ¡Cuánto más hermosa esta última!
¿o no?
Jorenob -
Además yo creo que no es justo que por enseñar un pecho se le considere una meretriz -hablando fino-, si por enseñar un pecho se le etiqueta a una mujer, somos muy cortos de miras.
Pero claro, hablo opinando, solo es mi punto de vista y hay que creer que eran otros tiempos digo yo.
Un saludo.
Charles de Batz -
Que gusto llegar al oasis, aunque sea tarde, después de jornadas tan calentitas como las que tocan los finales de año.
Salud
ladydark -
http://www.italianstay.com/italyinformation/cities/florence/uffizi/tiziano_flora.htm
Vailima -
¡Quedamos tan pocas...!
Jose -
Palimp -