EL GALLO DE SAN PEDRO DE TEJADA (BURGOS)
El gallo es un animal representado poco en piedra románica, y sin embargo está cargado de una rica simbología. Es un animal claramente solar que se asocia a la vigilancia: el gallo vigila para señalar la llegada del amanecer. El sol una vez más, dador de luz, calor y vida, aparece como un pilar de la simbología románica. El gallo nos señala el tránsito de la oscuridad a la luz con su canto, de ahí que sea un animal de connotaciones positivas.
La investigadora Marie Madelaine Davy asocia este animal al sentido de la vista, añadiendo un poco más de evidencia a la visión de vigía. Su misión es estar alerta a la salida del astro rey, que por una metáfora obvia se asimila a la venida de Cristo. Recordad el ego sum lux mundi.
Otros valores añadidos al símbolo del gallo son los de combatividad, valor y fecundidad. Es el gallo uno de los animales elegidos desde antiguo para coronar los puntos más altos de los edificios, en particular las veletas indicadoras de la dirección del viento.
Como en otras ocasiones, la simbología no es cristiana, sino muy anterior. El cristianismo asimilaría sin mayores problemas esta figura. En el caso que nos ocupa será muy sencillo al tratarse de un símbolo solar, y no ctónico ya que con estos últimos siempre ha tenido el cristianismo más problemas.
La historiadora Margarita Torres, comenta que “el gallo es «como poco coetáneo o incluso anterior a Mahoma (580-632)», es decir, que es fácilmente anterior al Islam o se encuadraría en los primeros momentos de su nacimiento. En ese momento, los dos imperios más importantes son Bizancio y Persia. El origen del gallo como símbolo religioso se encaja mejor, históricamente, en el mundo persa y en concreto en la conquista de los Santos Lugares por Corroes II. Este rey de la monarquía sasánida ordena que «todas las cruces que remataban los lugares asociados a Cristo sean sustituidas por gallos dorados». El gallo dorado era el emblema personal del rey de Persia, conocido como «rey de reyes».
Este episodio que relatan las crónicas bizantinas da nuevas pistas sobre el uso y la simbología del gallo. Este animal es el «adelantado» de la luz en el mazdeismo, el culto de Zoroastro y esta concepción pasaría al islamismo colocándolo en lo más alto del cielo; su canto aparece en los hadices del viaje de Mahoma al mundo de ultratumba.
Estos símbolos se «traducen» al mundo cristiano: el gallo anunciador de la resurrección, y adquiere un carácter de defensa frente al diablo. Las veletas ya eran usadas en la antigüedad -torre octogonal de Atenas- pero la figura del gallo se incorpora a ellas en época románica. Entre las referencias encontradas por las restauradoras figura, en primer lugar, un ejemplo en Italia en el año 820.
Un manuscrito del siglo X representa en una miniatura las dos torres de la abadía de Cluny rematadas por sendos gallos; una antigua representación del tapiz de Bayeux (siglo XII) muestra la torre de Westminster con una veleta en forma de gallo. Solían ser de cobre cubierto con una capa de oro. En un códice del siglo XII de la catedral de Oeringhen se conserva un poema anónimo que habla del significado de la veleta:
De Dios es el gallo digna criatura
y él es del presbítero típica figura
sobre el templo el gallo, contra el viento erguido
alza la cabeza y está prevenido
así el sacerdote, cuando el diablo venga,
por su rey pelee y al dragón detenga
El gallo es el único entre las aves
que oye de los ángeles los conciertos suaves
y nos amonesta a que mal no hablemos
y que los celestes misterios gustemos”.
La fotografía que encabeza este post corresponde a un capitel interior de la torre de San Pedro de Tejada, en la provincia de Burgos presentando un espléndido gallo perfectamente conservado.
Es precisamente el gallo el que indicará con su canto, y por triplicado, la traición de Pedro a Cristo. ¿Será por este pasaje bíblico por lo que aparece este gallo en la torre de este templo dedicado a San Pedro?
En aquel mismo momento cantó un gallo, y Pedro se acordó que Jesús le había dicho:
Antes de que cante el gallo me negarás tres veces.
Y salió Pedro de allí, y lloró amargamente” (Mateo 26, 69)
En la siguiente ilustración se muestra el interior de la torre, con varias columnas con sus capiteles. Esta torre tiene los vanos geminados por unas esbeltas columnas en uno de cuyos capiteles figura el gallo de la primera fotografía.
La siguiente ilustración es una vista general (suroeste) del templo, para algunos lo mejor del románico burgalés. Se trata de un templo de una única nave y fue construido en el valle de Valdivieso a principios del siglo XIII. La única nave está dividida interiormente en dos tramos, y está cubierta por una bóveda de cañón.
El tramo tercero, que soporta el cimborrio está cubierto por una cúpula semiesférica, muy bien construida, que descansa sobre trompas.
La parte superior del cimborrio se alza como una torre cuadrangular, presentando bellos arcos geminados en su tramo superior, y arcos ciegos en el inferior. Para subir a él hay un cubo cilíndrico sin cubierta, por cuyo interior transcurre una estrecha escalera.
Y esta última, una bella imagen de la luz de la mañana entrando a raudales por la ventana del ábside:
Las fotos fueron realizadas el sábado 10 de Mayo de 2003, hacia las once de la mañana. El templo es hoy en día propiedad privada, o al menos está situado en el interior de un área privada. Para visitarlo hay que pagar una entrada, cosa que uno hace con gran alegría dada la belleza de lo que se va a encontrar a continuación. La señorita que nos cobró la entrada (creo recordar que no nos dio tiquet alguno) nos explicó que este era un edificio románico, que aquello era la puerta, aquello de los lados las paredes y que esto otro hacia arriba era la torre. Menos mal que el edificio hablaba por sí mismo con voz propia...
La existencia de construcciones románicas privadas o en terrenos privados me produce una sensación extraña. En esta ocasión fue rayano en lo ridículo pero en otra ocasión nos encontramos con el ejemplo contrario. El dueño sabía perfectamente lo que tenía entre manos y se desvivía por explicar, enseñar y compartir con el visitante la belleza del templo: era la iglesia de Santa Eufemia de Cozollos, en la provincia de Palencia. Por dos veces hemos visitado este templo y en ambas ocasiones la sensación de ser perfectamente atendidos fue completa. El pago de una entrada es meramente anecdótico cuando ves que la visita es productiva, y realmente para unos amantes del románico como nosotros, que accedemos desde la ignorancia, es de agradecer las explicaciones de quien sabe más. Otro día hablaremos de este templo.
Tio Petros
14 comentarios
Paco Torralba -
Un saludo, amigos
ana -
eltercerhombre -
Vengo llegando de vacaciones en el campo y me encuentro con que los gallos cantan a las 10 de noche y además cantaban cuando veían alguna luz de un vehículo por los cerros.
Estarán enloqueciendo los gallos aquí en Chile?
Excelente blog Vailima.
Saludos
Charles de Batz -
Sobre la cuestión de los gallos me llama la atención la historia de Cosrroes; no tenía ni idea...
De ello sólo puedo decir que según leí no sé dónde era un animal totemico para los francos -de ahí el gallo francés- y que mientras hice el Camino, se dió la curiosa circunstancia de encontrame con él en diferentes lugares del mismo: que recuerde ahora, por ejemplo, lo ví en Santo Domingo de la Calzada y en Hornillos del Camino donde actualmente ocupa un lugar preeminente del pueblo en la plaza del pueblo, sobre un obelisco y frente a la iglesia. Lo encontré en más sitios pero ahora no recuerdo.
Lo he visto siempre como un símbolo solar, una especie de fuerza o totem que ayuda al sol todas las mañanas y cuyo ciclo vital -el del animal- está fuertemente vinculado al del astro a lo largo del año. A diferencia de otros animales de caracter "divino" este parece estar vinculado a sociedades agrícolas, sendentarias y algo más civilizadas que sus opuestas.
Salud
Vailima -
un saludo
In I Go -
barduino -
Vailima -
peggy -
herzebeth -
anarkasis -
locodelavida -
Vailima -
herzebeth -
Me voy al "laburo" (aqui significa trabajo). Siempre uso un pendiente del "laburu" de tus tierras, valima.