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Vailima

Historias del Románico

ENTRE LIMBOS Y LIANAS

Para Arantza y Aitor, fieles seguidores aretinos

Lamentablemente, el estado de estos canecillos de la Iglesia de Valdenoceda, Burgos, deja mucho que desear. Y hablo de deseo en sentido estricto, pues aunque el deterioro y el tiempo se han llevado con ellos la definición de estos elementos, todavía nos permiten un momento para la imaginación.

Si mi vista no me engaña, de los tres canecillos son dos los que aretinamente nos interesan: una mujer ofrece sin reparos su sexualidad a quien bien quiera tomarla, asomando tímido un pecho terso y sus piernas dispuestas en una “uve” perfecta en descaro. De este tipo de canecillos ya hemos visto algunos (no olviden que seguimos hablando de un tipo de elemento arquitectónico, ¡eh!) pero el de su derecha tiene algo de especial y de –permítanme que utilice un vocablo que acabo de aprender- descollante.

Contemplen el relieve con detenimiento. Yo les digo lo que veo y luego ustedes me dan su opinión: si amplían la imagen pinchando sobre la imagen misma, observarán que se trata de un varón (aunque sus testículos se expongan pequeñitos y recogidos, seguramente debido al frío de la zona) que está siendo sobado, manoseado, tocado por tres pares de manos desde atrás. Sin duda, tenemos ante nosotros el sueño de muchos hombres.

En este caso, el modelo masculino es más sugerente que el femenino, ¿no creen?

 

LO QUE A TODOS CONCIERNE

Este fin de semana, Tio Petros y una que aquí escribe, han visitado de nuevo una zona del norte burgalés con la que disfrutan por su paisaje, por su gente y, cómo no, por su hermosísimo románico.

Desde hace cinco años, no visitábamos San Pedro de Tejada, un templo que Cobreros define como “la lección muy bien aprendida por un maestro constructor con ideas propias”. Hace casi un año, les presentaba en un post esta joya con lenguaje propio donde la armonía y la elegancia se ven reflejadas no sólo en su conjunto sino en cada uno de los detalles que la forman, como el reflejo de una imagen en todas y cada una de las gotas de agua que ahora escapan desde mi ventana a no sé dónde.

San Pedro de Tejada es propiedad privada y ya en la primera visita y en aquel post dábamos debida cuenta de la “actitud” (dejando a un lado la aptitud) de la guía.

 

Durante el viaje en coche hacia Burgos, este fin de semana, aprovechamos la idoneidad de la situación (tiempo por delante) para escuchar una reciente  conferencia en la Fundación Juan March de aquel profesor mío de filosofía en la UPV que fue Víctor Gómez Pin, conferencia dividida en dos sesiones que a ustedes recomiendo con fervor. Les aseguro que no les dejará indiferentes. Pues bien, Gómez Pin defiende que un filósofo habla exclusivamente de asuntos que a todos conciernen y “todo orden social sustentado en el repudio de la filosofía, o en reducirla a práctica de una élite, es intrínsicamente ilegítimo, mutilador de la condición humana”. Así pues, hablemos de un asunto que a todos concierne desde un lenguaje que plantea la siguiente interrogación:

 PÍDETE VACACIONES EN EL TRABAJO

¿Cómo puede ser posible que el disfrute de esta respuesta de un asunto que a todos concierne como expresión del espíritu del Hombre, haya sido reducido a dos fines de semana al año?

El interrogante queda como muestra de ese orden social mutilador de nuestra condición. Si  San Pedro de Tejada representa el momento del gran románico, el “hombre –dice G. Pin- significa tensión en pos de la lucidez”.

UN ASUNTO QUE A TODOS CONCIERNE

Parece que el gallo ha cantado tres veces.Quizás sea el momento de llorar amargamente.

San Andrés de Arroyo: ¡¡¡FOTOS NO!!!

Tiempo. Me falta tiempo y hay que mantenerlo. El blog –digo-, esta casa que próximamente cumplirá cinco hermosos años. Además de la vida profesional, una ha de atender la familia, la casa y próximamente, comienzo con una nueva carrera en la UNED gracias al “empujoncito” de Tio Petros que ha conseguido, como siempre, convencerme de que no puedo seguir viviendo, ni respirando, ni siendo ser humano, …,  si no me matriculo.

Tio petros que sabe dar como nadie, me dice que le permita colaborar en el blog una vez por semana y yo que no sé negarme cuando él me pide algo, le digo que encantada de la vida y que qué jodido eres, siempre sabes cómo hacerme feliz. Por todo lo cual, aquí les dejo con la primera de, espero, sus muchas y hermosas colaboraciones. No se las pierdan.

En aquella ocasión -hace unos cuantos años- no nos fue posible: Vailima y yo fuimos al monasterio de San Andrés de Arroyo, en la provincia de Palencia, el día del patrón y se celebraba una misa especial con asistencia del obispo, de modo que no pudimos ver el claustro de este monasterio. Tan sólo pudimos comprobar que las monjas de San Andrés de Arroyo cantan bastante mal. Cuando nos dijeron que el oficio religioso nos impediría ver el claustro, pero que desde un rinconcito podríamos oir cantar a las monjas, le dije a Vailima: "mira por dónde a lo mejor vamos a salir de aquí más contentos que si hubieramos visto el claustro". Como ya sabrán si siguen el blog, hemos cantado largos años en un coro, y el gregoriano nos gusta a rabiar. Gregoriano cantado por mujeres no es gregoriano-gregoriano, pero en fin; uno se agarra a un clavo ardiendo cuando se trata de mantener la esperanza. Vana esperanza en el caso que nos ocupa, pues aquello no elevaba el espíritu para nada; pero esa es otra historia...

 Este verano volvimos a la carga. Tanto nos gustaron nuestras anteriores incursiones en rincones varios de Palencia, tales como la comarca de la Ojeda, la Tierra de Campos, la ruta de los pantanos, los alrededores de Aguilar de Campoo, el pueblo que huele a galletas, etc.; que teníamos que volver. Y esta vez no había patrón que nos impidiera ver el claustro de San Andrés de Arroyo.

Realmente era más una intención de dar por visitado este monasterio que la emoción por descubrir algo insospechado, porque antes de visitar algo Vailima y yo ya nos hemos documentado y sabemos lo que vamos a encontrar. San Andrés es un monasterio cisterciense femenino, fundado en 1188. Como todo monasterio cisterciense, la decoración de los capiteles se limita a lo vegetal y a lo geométrico debido a una de las directrices de San Bernardo de Claraval al respecto para impedir que los monjes y las monjas se distrajeran de una profunda meditación con bestiarios, monstruos y demás iconografía que tanto nos gusta. No obstante, los edificios cistercienses que nos ha legado el pasado son bellísimos en su austeridad.

 Así pues, esperábamos exactamente lo que encontramos: un bello y tranquilísimo claustro cisterciense con unas columnas esquineras que exhibían una profusa e increíble decoración vegetal.

A mí la orfebrería, sea en plata, oro o en piedra me deja bastante frío, de modo que disfruté de lo que más me gustaba (sobre todo la entrada a la sala capitular desde la crujía oriental del claustro), y me preparé para dejar constancia de lo visitado para nuestro futuro recuerdo sacando unas cuantas fotos, como siempre.

         Ahí empiezan los problemas: a pesar de que la visita es guiada , y cobrada (no recuerdo el precio, pero la entrada no era barata) está rigurosamente prohibido sacar fotos.  Está advertido en la taquilla en la que venden las entradas, advertido a la entrada y vuelto a advertir por la monja que nos hace de guía: fotos prohibidas.

Dos cosas son necesarias para que uno disfrute haciendo fotos: tener una buena cámara y un buen motivo. Mi cámara es buena, y cualquier motivo románico es para mi suficientemente buen motivo para hacer una foto. Por otra parte, reverencio aquello que voy a fotografiar, de modo que jamás lo dañaría de manera alguna. No se me ocurriría usar el flash ante un fresco, ni molestar en un oficio religioso con el clic de mi cámara, por poner dos ejemplos. Así pues, tengo la íntima convicción de que no hago ningún mal fotografiando templos románicos.

 Tal es mi convicción que mi naturaleza de por sí tranquila y afable se transforma en estas situaciones, para horror de Vailima, a la cual se le va un color y se le viene otro cuando hago frente a quien me quiere impedir hacer unas fotos en aquellos lugares en los que no encuentro motivo racional para tal prohibición.

 

En esta visita, una chica del grupito de visitantes preguntó tímidamente a la monja-guía si podría hacer alguna foto durante el recorrido de la visita. Ésta, de forma muy clarita contestó que ya le indicaría ella, al final de la visita cuándo podría hacer una o dos. Yo no daba crédito a mis oídos: esperaba una negativa rotunda, pero la monja había dicho que cuando a ella se le pusiera en las narices, ¡la chica podría hacer una o dos fotos!

¿Por qué una o dos?

¿Por qué cuando ella lo dijera y no en otro momento?

 Esas dos preguntas me corroyeron toda la visita. Saqué las fotos que me vino en gana mientras la pobre muchacha me miraba con gesto reprobatorio, como diciéndome: "Hombre de Dios, ¿no has oído a la monja que podremos sacar las fotos cuando ella lo diga?"

 Llegado un momento, la monja nos invitó a entrar por una puerta que abandonaba el claustro para no volver a entrar en él. Sin aviso previo, te veías en la puta calle sin haber sacado foto alguna, lo cual era la primigenia intención de la monjil guía.

          Una vez en la calle, para mi regocijo, la visitante aún con la cámara preparada en la mano me dijo desolada: ¡Jo, no he hecho ninguna foto! ¡No tenia que haber hecho caso a la monja!

 

Las fotos que acompañan a este post son las robadas en esta visita que les he relatado. Estoy muy contento de haberlas sacado, y al placer de fotografiar lo que me gusta se añade ahora el gozo de lo prohibido.

 Como decía al principio, sabemos lo que nos vamos a encontrar antes de entrar en un monasterio. Jaime Cobreros, especialista en el románico y autor de una magnífica guía “Las rutas del románico”, de editorial Anaya, termina la ficha del monasterio de San Andrés de Arroyo con estas palabras:

 “La madre abadesa de San Andrés de Arroyo le ha negado sistemáticamente al autor de esta guía la autorización para hacer algunas fotografías en el claustro, algo verdaderamente insólito. ¿Haría lo mismo el buen padre San Bernardo?”

 Yo no sé lo que haría San Bernardo, pero sé lo que hago y seguiré haciendo yo: ni puto caso.

 

CÓRUM PÓPULO

Las joyas de las que empezábamos hablar en el post anterior son dos capiteles de los cuales no pudimos hacer foto alguna por expresa prohibición del “guarda”-guía del edificio y sólo he podido conseguir una imagen de uno de ellos en la web (desde aquí mi agradecimiento a su autor). Otro día hablaremos de esas prohibiciones de la iglesia a la hora de hacer a una piedra una foto con exposición y sin flash mientras mil palomas defecan a sus anchas por todo el edificio. Claro, que son palomas…

El Monasterio de Santa María de Sandoval posee dos portadas por las que los fieles accedían al templo. Una, la más importante arquitectónicamente hablando, era la destinada a los nobles y la segunda, de factura más simple era por la que entraban los colonos. Accediendo a la iglesia por esta última, tenemos en el paño interior, dos columnas de fuste considerablemente largo, rematadas por dos capiteles muy especiales. Contemplen la imagen:

Monasterio de Sandoval

Sólo dos figuras humanas completan el capitel: dos hombres invertidos entre sí parecen agarrarse o fijarse a la piedra para no caer. El capitel del cual me es imposible mostrarles imagen alguna se completaba a su vez con una única figura, idéntica a la que aparece a la izquierda del de la imagen de arriba pero más grande.

Mientras escuchaba la historia de Doña Estefanía Ramírez (fundadora-benefactora del monasterio) por boca del guía, mi oído ya había decidido tornar en bucle como dice mi amigo Alberto RC, esto es, que imposibilitando la entrada de información por un oído para que salga por el otro, el bucle permite que no traspase nada, saliendo la palabrería por el mismo sitio por el que entró consiguiendo que la contaminación sea nula.

No sé a ustedes, pero suele ocurrirme que cuando me interesa algo, la urgencia se apodera de mí y se convierte en esa necesidad de la que los niños podrían escribir tratados enteros. Bien, una vez hube detectado una actividad del bucle acústico  igual a cero, o sea, que se había producido un silencio, aproveché la ocasión para preguntar al guarda por el significado de estos dos capiteles que tanto nos habían llamado la atención. Según su explicación y, repito, según su explicación las figuras del capitel de la imagen representan a un hombre cagando (sí, defecando) –que sería el de la izquierda- y a otro mirando cómo lo hace –el de la derecha-. La figura del otro capitel defecaría en soledad (que es la mejor forma de hacerlo según mi punto de vista y experiencia) e incluso al ser mayor la figura se le puede distinguir cierta cara de “esfuerzo”.

Es verdad que si ustedes se fijan bien, el personaje que caga tiene entre sus piernas un esférico elemento que podría ajustarse a lo que ustedes ya saben. Yo no voy a desconfiar y negar a la primera una explicación que, además, me gusta por lo escatológica y por lo novedosa siempre, claro está, desde el punto de vista estético como no podía ser de otro modo.

Ustedes piensen lo que quieran. Si alguien tiene información al respecto agradecería que la compartiera con nosotros aunque sea lo que sea que el maestro quisiera decir, el capitel es extraño y hermoso ¿no creen?

LUX MUNDI

Como han podido ir comprobando a la vuelta de cada salida “románica” de Tio Petros y mía, la lista de edificios visitados no es ninguna tontería. Nos sentimos orgullosos –incluso- pues ya a estas alturas nos hemos ganado el derecho de, por ejemplo, emitir opiniones razonadas sobre tal o cual detalle o, por el hecho de reconocer un canecillo, el motivo de un capitel, una forma especial de un elemento concreto en varios templos distantes entre sí geográficamente y otros asuntos similares.

Cuando uno es viajero de la piedra, como lo somos nosotros (gracias querida Ana Bande por recordárnoslo desde el humor), repetir viaje no es, ni mucho menos, sinónimo de aburrimiento. Más bien todo lo contrario porque zambulléndonos ya en los detalles, el viaje torna capricho y delicatessen y es cuando el viajero (que no turista) disfruta más si cabe.

Tenemos documentos gráficos de un mismo edificio tomados desde el mismo lugar, misma perspectiva, en diferentes momentos del día. El románico es el arte de la mañana, de primera hora de la mañana para ser más exactos porque es en ese momento del día, en ése precisamente y no otro, cuando el sol entra a raudales por el ábside colándose por cada abertura, por cada grieta. De la oscuridad a la luz, pero eso ya lo saben ustedes.

Como ejemplo de lo que les digo, comparen y juzguen estas dos imágenes de la Iglesia de Santa Cruz de Castañeda que ya conocen. Una está tomada a primera hora de la mañana y la otra, por la tarde.

Santa Cruz de Castañeda por la mañana

Santa Cruz de Castañeda por la tarde

 

A la cuestión de la luz hay que añadir otros “efectos” que acompañan a la contemplación en sí de esa belleza de piedra. El entorno de colores y perfumes, de amarillos oliendo a brezo y a tomillo, a chimeneas y a pan, a campanas tocando el blanco de las nubes. Y el silencio, ese silencio que nos sorprende a nosotros mismos, tan inevitable él que se diría el guardián del templo.

De esta manera vamos coleccionando bellezas en nuestros viajes que hacen aumentar nuestro “patrimonio estético”. Hablando de piezas únicas, quisiera enseñarles una que hemos descubierto este verano y que, hemos de reconocer, es única en su especie para nosotros hasta la fecha. Pero lo vemos mañana si les parece, más que nada por evitar la eternidad del post y para tenerles con la intriga un día más (para qué nos vamos a engañar).

SEXO EN VILO Y EN DIRECTO

colegiata de san pedro de cervatos en cantabria

pinchad en la imagen para ampliarla

El capitel que les presento se encuentra en la Colegiata de San Pedro de Cervatos en Cantabria y hace pareja con otro donde se representa una figura masculina que ya irán conociendo.

Tio Petros y yo hemos visitado este edificio en varias ocasiones y la verdad, no defrauda. ¿Se acuerdan de aquella bailarina contorsionista de posturas imposibles? pues lo de esta mujer no tiene nombre. Me imagino, analfabeta mujer del medievo yo, intentando descifrar el significado de este capitel y en cayéndoseme el alma a los pies mientras me digo:

- pero si no me puedo atar ni el cordón de las albarcas...

Que pasen un buen fin de semana, séanme felices y créanme, aunque en tiempo de olimpiadas, ustedes no se fuercen y lleguen sólo hasta donde su cuerpo pida y quiera.

ROMÁNICO DE DEGUSTACIÓN

Santa Cruz de Castañeda

Ya de vuelta, es hora de poner en orden lo que uno se ha traído del viaje. Sensaciones, impresiones, sorpresas, descubrimientos. Buenos ratos que, en definitiva, es lo que uno espera encontrar allí donde acaba depositando sus vacaciones.

Como era de esperar, Tio Petros y una servidora volvemos con la misión cumplida. Y si no, juzguen por ustedes mismos:

Colegiata de Santa Cruz de Castañeda (Cantabria)

Iglesia de Bárcena de Pie de Concha (Cantabria)

Colegiata de San Pedro de Cervatos (Cantabria)

Santa Cecilia de Aguilar de Campoo (Palencia)

Santa María la Real de Aguilar de Campoo (Palencia)

Iglesia de Becerril del Carpio (Palencia)

Iglesia de Rebolledo de la Torre (Burgos)

Iglesia Catedralicia de San Hipólito de Támara (Palencia)

Iglesia de San Martín de Tours de Frómista (Palencia)

Santa María de Carrión de los Condes (Palencia)

Santa María de Villamuriel del Cerrato (Palencia)

Basílica de San Juan Bautista de Baños del Cerrato (Palencia)

Iglesia de San Juan Bautista de Villanueva del Río (trasladada a Palencia capital)

Iglesia de Ventosa del Pisuerga (Palencia)

Iglesia de San Lorenzo de Zorita del Páramo (Palencia)

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Villabermudo (Palencia)

Monasterio de San Andrés de Arroyo (Palencia)

Iglesia de la Asunción de Perazancas de Ojeda (Palencia)

Ermita de San Pelayo de Perazancas de Ojeda (Palencia)

Iglesia de San Pedro Moarves de Ojeda (Palencia)

Iglesia de Cubillo de Ojeda (Palencia)

Iglesia de San Salvador de Cantamuda (Palencia)

Monasterio de Santo Toribio de Liébana (Cantabria)

Monasterio cisterciense de Gradefes (León)

Monasterio visigótico de San Miguel de Escalada (León)

Monasterio de Santa María de Sandoval (León)

Monasterio de Santiago de Peñalba (León)

Monasterio de Carracedo (León)

Iglesia de Santiago de Villafranca del Bierzo (León)

Iglesia de San Juan de San Fiz de Corullón (León)

Iglesia de San Cipriano de San Cebrián de Mazote (Valladolid)

Iglesia de San Frutos de Duratón (Segovia)

Iglesia de San Julián de Cobos de Fuentidueña (Segovia)

Iglesia de San Miguel de Fuentidueñas (Segovia)

Como les dije en su día, hemos repetido la zona con el mismo entusiasmo de aquella primera vez y hemos sido sorprendidos por verdaderas joyas. Podemos describir con los ojos cerrados algunos edificios y volvemos con la esperanza de que otros muchos sean el objetivo de otros tantos viajes para que nos sea posible, algún día, recobrarlos para la memoria. Esa que conforma la historia de cada uno de nosotros.

Nos vemos.

ROMÁNICO ESTIVAL: PALENCIA y LEÓN

Bueno amigos, después de la Expo Zaragoza a comienzos de julio acompañados por la infancia y la adolescencia familiares, Tio Petros y Vailima (ambos dos, solos los dos, sin infancia, sin adolescencias) marchan rumbo al románico de Palencia y León. Repetimos sí, pero es que estas tierras bien lo merecen.

Primero pasaremos por aquí:

y más tarde por aquí:

Así que, como siempre, me escriban al correo electrónico si quieren que nos tomemos unas cañitas o unos cafecitos (advierto que después de las 12 del mediodía está prohibido el café) y pasemos un buen rato.

A la vuelta, daré debida cuenta de las aventuras románicas de estos dos viajeros.

Como me he portado bien durante toooooooooodo el año, el Tio Petros me regala unos días en un SPA donde el Ribera del Duero es el protagonista. Chorros y envoltorios de vino, ¡dios, no concibo mayor disfrute...! claro que al agua ya le hemos dedicado su tiempo este verano en Zaragoza. Un spa de vino, ¿tendremos que beberlo al ritmo que cae del chorro? ¿saben ustedes, amigos todos, el salto cualitativo que hay entre aquella Cleopatra que se bañaba en leche de burra y esta humilde Vailimilla que va a ahogar todos sus poros en un maravilloso Ribera del Duero? Vamos, ni color.

Petros, te quiero. No sabes cuánto.

Séanme felices.

notita: la primera imagen  es de Frómista y la segunda,  de Villafranca del Bierzo.

ANIMALES (2)

Entre estas fuentes tenemos, cómo no, la Biblia. Sin embargo, a partir del siglo IV se comienzan a redactar diversos tratados sobre los animales y sus funciones simbólicas que tienen gran divulgación, como el Hexaemeron de San Ambrosio, escrito entre los años 386 y 390. En dicho libro, San Ambrosio describe una teología de la creación, haciendo uso de la etimología del propio nombre del libro (Hexaemeron = seis días). Cada uno de los seis libros que compone la obra repasa uno de los seis días de la creación.

El Hexaemeron presenta un grandioso retablo en el cual los conocimientos profanos de su tiempo están armoniosamente enlazados con la doctrina bíblica y cristiana. En religión, todo se aprovecha y lo que hoy parece ser una doctrina bien conformada y perfectamente diferenciable de otras coetáneas, en su momento fue fruto de un sincretismo culturalmente enriquecedor. El uso de documentos paganos para enriquecer la propia doctrina nunca fue un problema irresoluble: bastaba con adecuar convenientemente dichos textos a la doctrina. No en vano advierte San Agustín:

"El cristiano ha de entender que en cualquier parte donde hallare la verdad, es cosa propia de su Señor" (De doctrina christiana II, 18)

Así pues, la incorporación de los fabulistas griegos y romanos a la visión alegórica de la vida de los animales pudo realizarse sin mayores problemas teológicos que los derivados de adaptar la fábula a la doctrina. De esta forma surgen en el medievo los bestiarios, bellísimos libros que insertan historias edificantes sobre las conductas de los animales, adaptadas a la época y de gran valor pedagógico.

 


 

Entre ellos, tenemos el Physiologus. Se trata del libro de historia natural más famoso de Europa hasta el siglo XIII. Sin embargo, su primera edición pudiera datarse según unos en el siglo II en versión griega, y según otros en el siglo III de nuestra era en Siria. Dado el éxito de la obra, existen múltiples versiones diferentes, pero lo que nos interesa aquí es la amplia difusión de un libro con imágenes sobre animales, y textos asociados en los que se daba a dichos animales una serie de características -reales o ficticias- pero en todo caso acordes con los tiempos y relativamente consensuadas.

Ya en el siglo VIII se recomienda a los clérigos que utilicen ejemplos "exempla" en sus sermones. La oratoria del siglo XII hizo énfasis, según Santiago Sebastián López en su obra arriba citada Iconografía medieval, en dichos "exempla".

Acabamos este post con las palabras de este autor:

"Este conocimiento de los animales en la época románica nada tiene de común con las ciencias naturales, ya que no los describen como son ni como se los puede observar. Se trata de presentar al animal tal como figura en el universo creado por Dios, un mundo encantado bajo el signo de lo sagrado, por lo que representa su aspecto físico y su comportamiento dentro de una significación religiosa y moral. Por otra parte, el mensaje simbólico del animal no es fácil de descifrar, porque en el discurso se interfieren informaciones desde diversos ángulos, no siempre coherentes, resultando que un animal puede significar una cosa y también la contraria; tal es la ambivalencia de su mensaje"

ANIMALES

ANIMALES

Vemos un bello capitel adornando la columna de una galería porticada o en una portada y en una primera instancia disfrutamos de la belleza que nos produce su contemplación. Enseguida, si algo nos impulsa a ir más allá, nos preguntamos qué representa. Estamos preguntándonos por el significado del símbolo.

A veces, el significado es poco menos que trivial: contemplamos la huida a Egipto y la reconocemos, porque tenemos las claves para su interpretación. Quien no las tuviera, vería simplemente una serie de personas y un burro. En estos casos, son las Sagradas Escrituras las que tienen la clave, y forman parte de la cultura común de la civilización occidental.

Otras veces, vemos animales, o interacciones entre animales y humanos y si leemos en una buena guía la interpretación, no podemos por menos que sorprendernos. La primera pregunta que invade al profano es: ¿Esta interpretación es correcta o es una suposición?

Luego vienen otras preguntas: ¿Cómo pueden los especialistas estar seguros de las motivaciones de los autores? Si la relación entre un significante y su significado puede ser arbitraria, ¿cómo saber qué significa un símbolo esculpido hace ochocientos años?

Ocurre que la relación arriba citada no es tan arbitraria en los símbolos como en los signos en general, y ocurre también que los autores que esculpieron tales imágenes estaban inmersos en una cultura que los llenaba por los cuatro costados. Una cultura que no es la nuestra exactamente pero que ha dejado múltiples rastros escritos a lo largo de Europa.

Santiago Sebastián López, en su monumental obra "Iconografía medieval" comenta:

"La Edad Media parece haber pensado con pasión que todo pudiera ser símbolo, pero -cuidado- hay que estudiar estos símbolos en sus fuentes y en sus textos, pues existe el peligro de deformar con la mejor buena fe su verdadera significación"

Así pues, cuando los especialistas investigan sobre el significado de un símbolo románico, no elucubran sobre el mismo, generando una teoría que más o menos cuadre con sus ideas previas, sino que se documentan exhaustivamente sobre las fuentes originales (textos) medievales, buscando usos comunes de ciertas imágenes que se repiten en el tiempo y que hunden su historia en épocas clásicas precristianas.

Hablemos de animales, reales o imaginarios. Poco importa que el conocimiento de la vida de los animales estuviera por aquel entonces inmersa en una pseudociencia absoluta, que mil comportamientos animales fueran una y otra vez mal interpretados o que la visión de la naturaleza adoleciera de una terrible falta de objetividad a los ojos de un observador actual. Lo que importa es que la cultura románica era una cultura de consensos establecidos y adquiridos a través del tiempo con múltiples préstamos de otras civilizaciones anteriores; y estos consensos dejan huellas indelebles que el historiador puede estudiar de forma científica.

Los animales y sus representaciones nos dan un buen ejemplo de ello: la Edad Media no inventa sus símbolos, sino que bebe de fuentes anteriores y las adapta a su momento, momento en el que todo se integra alrededor de una visión totalizadora con centro en Dios. Los mismos Padres de la Iglesia se alimentan de las fábulas moralizadoras de los clásicos, en las que repetidamente se asocian los animales a diversas virtudes y vicios. Pero quedémonos en la virtud que otorga el trabajo (sobre todo un lunes) y terminemos, hasta una próxima entrega, la primera parte de este post.

nota: mi agradecimiento a Tio Petros por colaborar en esta casa con una nueva historia sobre el románico.

LISTO PARA AMBAS COSAS

LISTO PARA AMBAS COSAS

Ese es el significado del verso que Virgilio pone en boca de Sión momentos antes de introducir el caballo en Troya: ganar o morir.

Ya les decía que el título del acertijo no les iba a ayudar para mucho, es más, sólo se explica cuando uno ya lo ha resuelto. Imploro el perdón de todos ustedes, a quienes he tenido en vilo durante dos largos días. Pero es que poco podía decir cuando a las dos horas de colocar el post, nuestro estimado mizo había dado con la solución acertada.

Pues sí, el sinsentido, lo insólito y lo que hace tan especial este edificio burgalés de Villahizán de Treviño es, precisamente, una especie de chiste arquitectónico que, in utrumque paratus, hace que se abra una ventana en mitad de un contrafuerte.

Ya ven que mi maldad todavía (y digo todavía) no me lleva a que se estrujen la cabeza con obras inexistentes, ni le doy mayor importancia a un cable que pasa por allá (¡anda que no he visto mayores barbaridades!), ni a la diferencia de tonalidad de los sillares, etc. De lo que siempre tienen que estar seguros, amigos míos, es que me encuentro feliz en su compañía y con sus valiosos comentarios. Todos.

A mizo mi enhorabuena y mi más profunda admiración cuando manifiesta una capacidad visual sin límites a esas horas de la madrugada.

A todos los que han participado y a los que no, también gracias.

Y por último, cómo no, mi agradecimiento a Alberto Calderón por cederme el uso de la imagen y la historia que tanto nos ha entretenido. De paso les invito a que se paseen por su blog, o sea, por el románico burgalés , que junto con la bitácora de Paco Torralba nos ofrecen ambos unas pinceladas inmejorables sobre este tipo de arte que tanto me gusta compartir con ustedes.

IN UTRUMQUE PARATUS

IN UTRUMQUE PARATUS

De la mano de Virgilio les invito a adentrarnos en una búsqueda por el románico. Se trata de poner patas arriba nuestro juego de La Parte por el Todo y encontrar, a través del Todo que les presento hoy, la Parte incógnita.

Esta vez no hay pistas (únicamente el título del post y poco: se trata de una metáfora) y sólo una pregunta:

¿qué tiene este edificio románico de insólito, increíble y sumamente especial?


Suerte y a pensar (que no duele).

UN CANDELABRO DE CINE

En la última entrega de la revista de arte de amigos del románico, el historiador y restaurador alemán Norbert Schmidt narra su curiosa aventura personal con un objeto de arte como protagonista.

La historia no deja de tener su componente cruel y desgarrador máxime cuando ha llegado a un punto de no retorno en el que no tiene cabida la esperanza como si se tratara de la mismísima puerta del infierno de Dante. Pero mejor, comencemos por el principio.

El periplo del alemán se remonta a diez años atrás cuando emprende el estudio de una singular pieza que se encuentra en la Catedral de Santa María de Erfurt. Se trata de un candelabro de bronce, en principio fechado en el siglo XII, al que se le conoce como el candelabro Wolfram.

El nombre le viene dado por la inscripción del cinturón del personaje en cuestión. De su origen nada se sabe y la primera mención documentada data del siglo XV. La figura mide 1,51 metros y se apoya “sobre un pedestal, también de bronce, cuyos pies en forma de dragones se abren hacia abajo. A lomos de los mismos hay un ser que parece un león, un mono y un pequeño hombre que porta una porra. En conjunto la altura total de la pieza es de 1,80 metros”.

Schmidt duda de que la figura y el pedestal formen un solo conjunto no tanto por el estilo donde hay ciertamente una afinidad sino por los elementos técnicos que los diferencian. El peso de la figura es de 174,5 kgs. y el del conjunto 276,5 kgs. Si somos un poco avispados extraeremos el peso del pedestal. Según Schmidt, “al considerar que el candelabro sólo pesa 1,7 veces más que el pedestal, deduje que la figura estaba hueca”. Afirmar esto, suponía entonces que debía de haber sido fundida en varias piezas y éstas habrían tenido que ensamblarse entre sí. Sin embargo, una primera endoscopia daba al traste con la teoría del alemán: la figura no estaba hueca. Pasaré por alto detalles técnicos al respecto, lo importante en sí es la pregunta que ante tal resultado se plantea nuestro amigo: “¿estamos ante un procedimiento de fundición desconocido hasta ahora?”

Las incógnitas y los interrogantes que envuelven al candelabro no minan su interés. Ninguna obra de arte conocida guarda relación alguna con su objeto de estudio hasta que un producto de la gran pantalla parece arrojar luz sobre el misterioso candelabro.

Resulta difícil de digerir que un misterioso objeto románico tenga algo que ver con el cine. Pues bien, los caminos del Señor son inescrutables. Me imagino la cara del investigador cuando en una escena del spaghetti western de Sergio Leone, El bueno, el feo y el malo, contempla asombrado una figura exactamente igual que aquella que descansa en Erfurt.

Expertos en cine determinan que la figura es una copia en papel maché hasta que Carlo Leva, ayudante de decoración de la película y responsable de los detalles de decoración, le comunica que dado el bajo presupuesto de la cinta, no tuvieron más remedio que emplear la decoración que existía en el lugar; lugar que no era otro que el monasterio de San Pedro de Arlanza en las inmediaciones de Covarrubias.

Así pues, nos encontramos con otro original para deleite y regocijo de nuestro aventurero y cómo no, de todos los amantes del románico.

Ya les advertía al comienzo de este post, que la historia no tenía final feliz. Y esa crueldad que mencionaba, se traduce en pérdida, en un sin retorno una vez que el ala barroca del monasterio, allá donde habían sido rodadas las escenas de la película, se convirtió en escombros al derrumbarse, llevándose consigo los restos de la decoración.

Con este trágico final, sólo unos versos de Quevedo para cerrar (esperemos que no para siempre) con broche de oro esta triste historia del románico:

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

MORDIÉNDOSE LAS PATAS

Llevo semanas alejada de esta casa y de los blogs de mis amigos que son muchos y muy buenos. La razón la comprenderán ustedes perfectamente: ataduras profesionales y familiares de las que una intenta librarse sin resultado satisfactorio hasta el momento. Por este motivo, me permitirán que picotee de la generosidad del Tio Petros y les traiga una pequeña curiosidad que me va como anillo al dedo. Que la disfruten.

 

Al igual que otros estilos sagrados, el románico puede ser contemplado a varios niveles. En su arquitectura se mezcla lo estructural (lo técnico) con lo simbólico pero es en la escultura donde el espíritu del artista vuela libre, sin estar condicionado a las realidades constructivas del templo a pesar de que "lo escultórico se subordina a lo arquitectónico". Así, con las constricciones mínimas que impone la ley del marco, que obliga al artista a adaptar las figuras que esculpe al espacio disponible, sea éste un tímpano o un capitel y a la ley del esquema geométrico, que aún en ausencia de presión de un marco constrictor impone ciertas necesidades geométricas, de simetría y de formación de figuras simples, aún con estas constricciones mínimas, decíamos, la libertad del cantero es máxima.

Así, es posible encontrarse con figuras que simbolizan cosas alejadas aparentemente de sus significados originales. Dentro de esta libertad, algunos símbolos cuajaron especialmente, quizás por motivos estéticos, de gusto o por motivos más profundos. Cuando encontramos una y otra vez los mismos motivos en templos diversos, nos empezamos a preguntar por su significado, y es entonces cuando descubrimos que lo que nosotros nos preguntamos, otros se lo preguntaron antes y lo intentaron responder.

 

 

 

En la foto anterior, obtenida en agosto de 2005 en la fachada occidental del monasterio de Leyre, podemos apreciar dos aves que se están mordiendo las patas: cada una las suyas. Más común es la mordida recíproca en la que cada una muerde las patas de la otra, como podemos observar en la fachada sur de la iglesia de San Miguel de Biota:

 

 

 

o en la iglesia de Santiago de Agüero, en Huesca, en un capitel tapado a medias por una reconstrucción posterior poco afortunada:

 

 

 

O en una magnífica representación del mismo motivo en una de las arquivoltas de la portada de Santa María de Uncastillo, Zaragoza:

 

 

 

El mejor capitel que he contemplado de este motivo se encuentra en la cripta de la iglesia de San Esteban de Sos del Rey Católico. La presencia durante mi visita de un inflexible y ensotanado sacerdote sin comprensión alguna hizo imposible que pudiera fotografiarlo.

Según la interpretación canónica, el ave simboliza el alma humana. El investigador Francisco Iñíguez Iñíguez llegó a popularizar el símbolo que nos ocupa en este post identificándolo con el esfuerzo de las almas por liberarse de sus ataduras terrenales. Las patas son las que anclan al animal a la tierra y representan el vínculo con el mundo material, vínculo que hay que romper para elevarse a Dios. Sea así o de otra manera, lo cierto es que como pueden ver esta representación se generalizó, y hoy puede verse en multitud de templos románicos: en el monasterio de Leyre, en Uncastillo, en Santiago de Agüero, en Sos del Rey católico y según he podido saber, también en Pamplona, Navascués, Santo Domingo de la Calzada, Santa María de Sangüesa, Catalain, Armentia, Esparza de Galar, Murillo del Gállego o Castiliscar. Una amplia zona, si bien bastante conexa.

Lo que queda por explicar es la presencia de dos aves en la misma acción: a veces cada una muerde sus propias patas y otras veces las de su compañera. Para la explicación al uso, con una sería suficiente...

¿Y QUÉ LE LLEVÓ AL CANTERO...?

 

SAN MIGUEL DE CORNEZUELO

 

 

La imagen de cabecera corresponde al ábside de la iglesia burgalesa de San Miguel de Cornezuelo. No se trata de un edificio extraordinario si hablamos en términos de románico pero el templo tiene su aquél. Lo más significativo es el conjunto de canecillos que engalanan el exterior de la fachada. Entre ellos podemos encontrar los rostros de diversos animales como algún ave, un cerdo, leones andrófagos, lo que parece ser un ciervo, algún conejo si mal no recuerdo y figuras antropomórficas varias.

detalle canecillo
                                                                                (pinchar en la imagen para ampliar)

Sin embargo, hay un canecillo perdido (digámoslo así) que nada tiene que ver con el resto de sus compañeros de oficio. Se trata de la figura de una mujer cuya postura no guarda relación alguna ni con Eva ni con la insinuante figura de la bailarina de algunos capiteles de los que hemos hablado en otros posts . Mujer anónima donde las haya y supongo que terriblemente cansada por la forzada tensión a la que arroja sus músculos. Hablamos de esta dama que se nos presenta de frente, patiabierta y totalmente desnuda para deleite del espectador.

¿Qué le llevó al cantero a esculpir un solo canecillo de esta categoría?

¿Sería viernes cuando cincelara esos pechos tersos y esos glúteos tan apetecibles?

Quizás el joven cantero (así me lo imagino) quedaríase prendado de alguna dama casada y sellara su deseo haciendo aprecio al nombre del templo: Cornezuelo.

 

CUESTIÓN DE BUENOS MAESTROS

FRONTAL DE DURRO

(pinchar en la imagen para ampliar el escalofrío)

 

La imagen que encabeza el post de hoy data del siglo XII. Se trata de una pintura al temple sobre madera y procede de la Ermita de Sant Quirze y Santa Julita de Durro (valle de Boí, Alta Ribagorza). Si ustedes quieren contemplarla no tienen más que acudir al MNAC, pagar unos eurillos que merecen la pena y pasar una espléndida mañana –que se hace corta- sólo contemplando buen románico catalán. Eso sí: románico catalán original.

Es imposible que nadie quede indiferente mientras observa este frontal tan magnífico. Perfectamente estructurado en cuatro cuadrantes y una mandorla central, lo primero que nos llama la atención son sus colores, sobre todo ese pigmento de origen mineral (la hematites ) que produce ese rojo intenso casi de sangre.

Ligado al color, enseguida nos fijamos en el tema. La sangre de un martirio que nos sorprende por su realismo y crudeza. Madre e hijo enarbolando el sufrimiento que le infieren individuos de su misma especie. Dolor humano infligido por humanos.

En el cuadrante superior izquierdo se representa a la santa desnuda de cintura para arriba, con los brazos en alto en señal de desprotección, mirando al frente (con la dignidad propia de una santa) mientras dos hombres, a derecha e izquierda, la cortan con una sierra en dos mitades iguales comenzando por la cabeza. Cuando uno ve esto y se pone en la epidermis de la mártir, no puede por menos que sentir el primer escalofrío de tantos otros que le siguen a continuación. La mujer sigue consciente, de pie, y con la sierra (que ya quisieran los de alguna matanza de Texas) por la altura del pecho. Me crucé de brazos y sentí una punzada en la sien.

Más abajo, la santa y su hijo son literalmente guisados en un amplio caldero a manos de los mismos hombres, cocineros ahora, leñadores arriba, que azuzan el fuego y remueven sus presas con dos varas que parecen incandescentes. No me negarán que este martirio resulta “mas higiénico” que el anterior y el efecto que nos produce, al menos a mí, no es tan hiriente, quizás motivado por la ausencia de sangre. Comienza a incomodarme la elevada temperatura de conservación del museo.

En el cuadrante superior derecho se nos representa a Santa Julita sufriendo el martirio de los martirios. Imagínense ustedes siendo atravesados una y otra vez por sendos clavos incrustados en su cabeza a base de martillazos. Son otros los hombres y maniatada y sujeta por uno de ellos, la madre soporta con las rodillas apenas flexionadas un ápice, el dolor de un clavo (en el sentido literal del término) en cada ojo, otros dos en los oídos, otros tantos en la nariz y en la boca. Eso es un martirio en toda regla, después de haber sido aserrada y guisada, todavía se mantiene en pie en su fe, como un clavo –digo- para terminar siendo atravesada una y otra vez por las afiladas espadas de otros dos carniceros masculinos que han relevado en su quehacer martírico a los carpinteros del cuadrante anterior. Se me han taponado los oídos, apenas puedo hablar y tengo los ojos cansados. Siento un noséqué en el estómago. ¿Tendré hambre?

Una vez que una ha visto semejante dolor, decido que no quiero ser santa, que no merece la pena tanto sufrimiento, tanto dolor, tamaño desasosiego; ese despegarse de uno mismo oliendo a chamusquina de fogones, siendo consciente en una esquizofrenia somática de tu mitad derecha y tu mitad izquierda; ese no tener las cosas claras con el clavo sin resaca y ese trozo de carne de a  cuarto y mitad que se te queda tras tanta herida.

No, yo no quiero ser santa ni recibir martirio alguno. No tengo miedo al infierno porque, como ustedes han podido comprobar, se hace más verdad que nunca eso de que el infierno son los otros. Y mientras marcho a deleitarme con la figura ausente y anodina de San José del frontal de la Iglesia de Santa Maria de Avià , me libero del dolor que he presenciado y, por esos recursos que tiene el ser humano para recobrar la estabilidad espiritual, imprimo en mi memoria el siglo V d.C. e, incluso si me apuran, el XII que tanto me apasiona. Y por esas cosas que tiene la mente, también se remueven ciertos hombres –tan de actualidad- que en nombre de un altísimo (o de una altísima idea) son capaces de cometer las mismas fechorías.

Mientras me fumo un cigarro que me sabe a gloria junto a Alba y Tio Petros, caigo en la cuenta de que en todos sitios han cocido habas y que el que esté libre de culpa, tire la primera piedra. Porque buenos maestros, sí que han tenido ¿no?

 

ARCADAS

Dependiendo de la acepción que elijan, una arcada puede ser un elemento arquitectónico definido como un conjunto de arcos o bien, aquel movimiento violento del estómago, anterior o simultáneo al vómito. Hoy me siento generosa, mejor dicho, omnipresente, y no quiero abandonarme en particularidades pudiendo abarcarlo todo por el mismo precio.

Del anecdotario que guardo entre mis notas de viaje, rescato aquella a la que el post de hoy debe su título. Se trata de la irremplazable arcada del claustro de la Catedral de Santa María de La Seu d´Urgell.

claustro seu d´urgell

En la imagen anterior aparece una panorámica de ese claustro de bellas proporciones (como lo califica Cobreros) y de planta rectangular que alberga en cada hilera de arcos, una serie de hermosos capiteles tallados en piedra granítica de color gris. Si a ustedes, estimados lectores, no les falla la vista y a pesar de que la imagen no pasará a los anales de la historia de la fotografía (mea culpa y sólo mea), habrán observado

1) que disfrutábamos de un tiempo excelente.

2) que de los tres aleros a los que apuntaba el objetivo de la cámara, dos son hermanos de padre y madre y el otro un magnífico ejemplo de la segunda acepción de la que hablaba en la introducción del post.

La arcada que tienen ustedes a su derecha, correspondiente a la galería oriental del claustro, fue derribada en el año 1603 de Nuestro Señor y sustituida por unos grandes arcos de los que doy debida cuenta a continuación:

arcada claustro seu d´urgell

Arcada redundante donde las haya, arcada de arcadas por definición y en segunda acepción, de la que dicen las malas lenguas fue vendida por el obispo a los franceses para dejarnos a cambio y en su lugar, ¡Viva Agustina de Aragón!, una vomitiva hilera de arcos vomitivos para nuestro refinado deleite estético.

¿A cambio de qué? Me pregunto sujetándome el estómago mientras contemplo una vez más la abominable actuación de un ser humano –casi divino-. Menos mal que mi falta de fe me lo permite, en caso contrario estaría obligada a perdonar.

EL TAMAÑO NO LO ES TODO

santa maria de lluça

 

Como les decía en el post anterior, todo edificio románico desprende un destello que lo hace único e irrepetible. En ocasiones basta el entorno, su emplazamiento, para sentir ese bienestar de olor a historia y tiempo, en otras, un crismón, una hilera de canecillos o el pequeño hueco de un ábside que destila las primeras luces de la mañana.

La peculiaridad del Monasterio de Santa María de Lluçà nos sorprende cuando traspasamos la puerta abierta en el muro meridional de la iglesia donde un caprichoso claustro acoge y abriga al viajero con el delicado mimo de una buena madre. Sus pequeñas dimensiones y la irregularidad de su trazado lo convierten en una pieza excepcional donde el espectador, siempre curioso, encuentra la respuesta –desde el punto de vista estético- de lo que calladamente persigue.

Las galerías que conforman este recogido claustro están dispuestas, de ahí su irregularidad, en hileras de cuatro arcos (galerías norte y oeste) y de cinco arcos (galerías sur y este), tal y como les presento en la imagen siguiente:

planta monasterio lluça

Los capiteles están, salvo dos, en buen estado de conservación y nos hablan desde su silencio de piedra a través de motivos vegetales, leones rampantes, figuras humanas, palomas y seres fantásticos perfectamente esculpidos para que puedan ser leídos por la curiosidad de quien los contempla. Como les digo, todos salvo dos que han perdido el contenido de su memoria y, mudos, sobreviven arropados entre la historia de sus dieciocho compañeros restantes.

detalle capiteles lluça

A estas alturas, ustedes ya me conocen, mi deformación bloguesional adquiere tintes detectivescos y me empuja a saltar al patio adoquinado del claustro. Desde este lado los dos capiteles malditos están intactos, impolutos. El sol se derrama de lleno y el misterio parece no tener respuesta: ¿qué es lo que paradójicamente ha producido ese deterioro manifiesto que ha hecho que la parte externa de cada uno de estos capiteles se haya conservado mejor que su cara interna?

Aunque escéptica, la respuesta a esta pregunta tiene carácter divino y me sobrecojo ante el sufrimiento de estas dos caras que se han perdido para siempre, cuando una y otra vez han sido bañadas, lejos del mar, con agua y sal benditas de uno y otro obispo de turno que ha tenido a bien legarnos el mutismo de su belleza. Lo que sale de su mano en forma de salada bendición llega a estos capiteles como salpicaduras malditas e inevitables dada su ubicación en el claustro.

Si ustedes se acercan a Santa María de LLuçà, no se olviden de contemplar la cara interior de este par de capiteles maltratados y vencidos por una bendición que, para un amante del arte, no es sino la más grande de las maldiciones. Descansen en paz.

 

LA ENFILADORA DE PERLAS

monasterio de poblet

 

Se dice que escribir sobre la ciudad de los canales arredraba a Henry James. Ese sentimiento, que más podría definirse como malestar (estético), me envuelve cuando el retorno a la vida diaria me devuelve a mi tiempo y a mi lugar y contemplo mis notas de viaje alborotadas y la orfandad de esta bitácora.

El viaje al románico catalán (que ya comenzáramos el año pasado) ha terminado con la esperanza de volver algún día y rescatar las imágenes, los olores, las luces y los silencios que nos han encontrado allí. No están todas las que deberían, obras de restauración y recintos cerrados a cal y canto nos lo han impedido. Para los amantes del románico ningún edificio es igual a otro, como perlas únicas todos y cada uno nos ofrecen una peculiaridad que brilla con luz propia. Aquí les presento las mías, como una enfiladora de perlas que todavía no ha terminado su collar.

1.- Catedral de Santa María de la Seo d’Urgell. (Lleida)

2.- Iglesia de Sant Pere (hoy Sant Miquel) de la Seo d’Urgell (Lleida)

3.- Iglesia de Sant Miquel de Isòvol (Girona). Neorrománica.

4.- Sant Joan de Caselles ( Canilló, Andorra)

5.- Iglesia de Sant Climent de Coll de Nargó (Lleida)

6.- Iglesia de Sant Romá de Valldarques (Lleida)

7.- Catedral de Santa María de Solsona. (Lleida)

8.- Iglesia de Sant Vicenç de Cardona (Barcelona)

9.- Iglesia de Sant Quince de Pedret Prerrománico, Barcelona)

10.- Iglesia de Sant Andreu de Sagás (Barcelona)

11.- Iglesia de Santa María del Mar, gótico (Barcelona)

12.- Monasterio de Santa María de Lluçá (Barcelona)

13.- Monasterio de Santa María de l’Estany (Barcelona)

14.- Iglesia de Santa Eugenia de Berga (Barcelona)

15 .-Iglesia de Santa María de Vilalleons (Barcelona)

16.- Monasterio de Santa María de Ripoll (Girona)

17.- Catedral de Sant Père de Vic (mezcla de estilos) (Barcelona)

18.- Iglesia de Sant Martí Sarroca (Barcelona)

19.- Monasterio cisterciense de Poblet.(Tarragona)

 

LEONES (y 2)


La polisemia del símbolo del león tiene, que yo sepa, los siguientes significados:

1.- Un enemigo al que batir.

Muy representado como un león que está siendo desquijarado, normalmente por Sansón.

Como animal poderoso, es un formidable enemigo a vencer, no un enemigo cualquiera. Sólo con unas condiciones especiales de fortaleza puede afrontarse la tarea. Se trata de una cita literal de lucha entre Sansón y el León, pero se trata de mucho más. Como pocas veces se evidencia la metáfora con la lucha contra el mal, un mal que muchas veces es interior al ser humano. Así pues, se simboliza una contienda entre dos fuerzas, el luchador es el propio observador el símbolo, y el León es el conjunto de peligros que intenta separarlo del camino de perfección.

2.- El guardián del templo.

Como en el caso de la puerta de los leones de Micenas, pasar entre las fauces de dos leones indica que tal paso no es cuestión baladí. Se necesita un permiso, que se da tácitamente, presuponiendo que el visitante tiene ganado el derecho a penetrar en el templo. El respeto y la humildad son las condiciones de entrada en este caso: no se trata de amedrentar a los leones ni de vencerlos, como en el caso anterior: se trata de conseguir la entrada, lo que nos lleva a preguntarnos si estamos en condiciones de conseguirlo. La respuesta tendrá relación con la disposición de cada uno.

3.- Símbolo de Cristo, el león de Judea

 

Existe un caso extraordinario de fuerza simbólica del león como elemento crístico en la catedral de Jaca. El crismón de la portada occidental está flanqueado por dos leones. El de la izquierda del observador (derecha del crismón) está sobre un hombre postrado mientras agarra una serpiente. Un texto ayuda a la interpretación: "El León se apiada del que se postra a sus pies y Cristo del que lo invoca" Este león por lo tanto representa el poder de Cristo, y el hombre sujetando la serpiente es el fiel reprimiendo sus instintos pecaminosos.

El león de la izquierda del crismón (derecha del observador) tiene, bajo sí, un oso y un basilisco y, la siguiente leyenda: "El poderoso León aplasta al imperio de la muerte"

La fuerza del león se aplica en un caso como fuerza salvadora y en el otro como justicia implacable. A este respecto, Jaime Cobreros nos recuerda las palabras de San Jerónimo: "Cristo es un león bueno para los buenos y terrible para los malos".

4.- Camino iniciático a través de sus fauces.

 

Ver un hombre desapareciendo (¿o surgiendo?) entre las fauces de un león sin el menor asomo de dolor, angustia o miedo es relativamente corriente en el románico.

Aquí no sólo es el león el animal utilizado, también puede ser un monstruo más o menos abstracto, como se observa en un capitel interior del monasterio de San Martiño de Mondoñedo, en el que un ser humano está siendo devorado desde la cabeza por dos bestias simultáneamente sin que se observe señal alguna de pavor o intento de defensa.

El paso a través de las fauces, como el paso a través del canal del parto, es un tránsito a otra realidad, un acceso a otro nivel de existencia.

Las dos últimas fotos fueron realizadas, con más que cuestionable acierto, por mí en 2005 y 2006 respectivamente. La primera, que presenta dos leones andrófagos, la hice en la Iglesia de San Martín de Elines el 30 de abril de 2005 en condiciones difíciles de luminosidad para mi pobre cámara digital, en Cantabria. San Martín de Elines es una maravilla para los sentidos hecha en piedra. Su párroco es un hombre ya mayor, perfecto conocedor del tesoro que custodia, y deseoso de hablar de ello, de explicar con sabias palabras cada símbolo y cada capitel. Muy diferente es la actitud prepotente de algún otro cura de otras iglesias, que parecen ser dueños absolutos de sus respectivos feudos. Merece ser recordado aquí el de Sos del Rey Católico, personaje desagradable en extremo que pretendía prohibirme fotografiar (sin flash) los capiteles interiores de la iglesia. Y no estoy hablando de los restos de pinturas murales de la cripta, sino de los capiteles del templo.

¿Sería porque vendían postales?

Tio Petros