ENTRE LIMBOS Y LIANAS
Para Arantza y Aitor, fieles seguidores aretinos
Lamentablemente, el estado de estos canecillos de la Iglesia de Valdenoceda, Burgos, deja mucho que desear. Y hablo de deseo en sentido estricto, pues aunque el deterioro y el tiempo se han llevado con ellos la definición de estos elementos, todavía nos permiten un momento para la imaginación.
Si mi vista no me engaña, de los tres canecillos son dos los que aretinamente nos interesan: una mujer ofrece sin reparos su sexualidad a quien bien quiera tomarla, asomando tímido un pecho terso y sus piernas dispuestas en una “uve” perfecta en descaro. De este tipo de canecillos ya hemos visto algunos (no olviden que seguimos hablando de un tipo de elemento arquitectónico, ¡eh!) pero el de su derecha tiene algo de especial y de –permítanme que utilice un vocablo que acabo de aprender- descollante.
Contemplen el relieve con detenimiento. Yo les digo lo que veo y luego ustedes me dan su opinión: si amplían la imagen pinchando sobre la imagen misma, observarán que se trata de un varón (aunque sus testículos se expongan pequeñitos y recogidos, seguramente debido al frío de la zona) que está siendo sobado, manoseado, tocado por tres pares de manos desde atrás. Sin duda, tenemos ante nosotros el sueño de muchos hombres.
En este caso, el modelo masculino es más sugerente que el femenino, ¿no creen?
10 comentarios
Alkaest -
Una sugerencia. ¿No sería más correcto, nombrarlos como "canes sensuales" en lugar de "eróticos, que es concepto moderno de connotaciones retorcidas...?
Salud y fraternidad.
Landahlauts -
Un lujo (lo de las manos, claro, no el hipogonadismo).
:)
isabelbarcelo -
anarkasis -
El paredón parece prolongarse dentro de otro, y las "gárgolas eróticas", (yo lo hubiera dejado da un wevo entradas),... "ca-ne-ci-llos", en vez de acabar parece que inician un tejado, y el de en medio curiosillo, si,
un tocón, como me gustan a mi.
El restaurante del lugar bien, supongo.
Alkaest -
Esta simbólica pareja, que nada tiene que ver con el pecado o la lujuria, tal cual se entiende hoy, es común al románico, con ligeras variantes que dependen más del artista que de otra cosa.
Y gracias que podemos contemplarlos, porque el resto de "jugosos" canes -y no se si esta es la expresión correcta, dado el tema- desapareció en las malhadadas reformas sufridas por el templo.
Salud y fraternidad.
Calamity -
Seguramente fueran censores, vamos que lo eran, pero, ¿no habría algún díscolo habitante que en vez de interpretar los canecillos como algo pecaminoso fuera todo lo contrario, esto es, la incitación a la acción representada?
Feliz fin de semana.
Cal.
Herri -
Lo del cerdo ya se me escapa en este trío singular, pero como dice Vailima que cada uno dje volar su imaginación.
Muy bien visto y muy bien traído a este viernes aretino Vailima.
Vailima -
Turulato: si yo no juzgo, ¡dios me libre! y claro que entiendo en su contexto estos canecillos como cualquier otro elemento y, también entiendo que para la gente iletrada "eso" era arte en segundo lugar, quizás. Entiéndame usted, estimado amigo, que traiga este "decamerón" a un viernes aretino como éste para compartirlo con todos ustedes. ¡Ah!, la hembra, el varón y el cerdo. Más claro, agua.
un abrazo
Turulato -
Así que por que no leer los tres canecillos juntos .. Si la hembra.. y el varón se .., este acabará ...
Gracias por dejarme aprender y disfrutar.
Baruk -
Personalmente encuentro que el personaje masculino permanece en la misma posición que su acompañante femenina, sentado en una trona o silla levanta las piernas en forma de V y nos muestra su trasero y genitales, creo que esas manos son las propias y como Juan Palomo, el se lo guisa y el se lo...
Suelo de vez en cuando echar un vistazo a tus interesantes historias y te felicito por ellas y por el blog.
Un abrazo