CARNAVAL EN VENECIA (y 2)
Observemos la obra. Un corro de personajes contempla la actuación. Una dama baila un minueto con un joven. Esto sólo pasa en Italia pues en el resto de Europa se baila formando filas de parejas. El joven es un aventurero o chevalier d´industrie. Procede de una clase baja y su objetivo en la vida es conseguir la riqueza de los nobles con una extraña capacidad: hablar. Nuestro hombre baila bien y lo hace ricamente ataviado, de ahí que lo admiren las mujeres (incluso) de buena posición. Su arma, como digo, el arte de contar fascinantes historias basadas en su propia vida, sus viajes y sus campañas contra los acreedores. Sin oficio conocido dedica su existencia a no aburrirse y el carnaval constituye el medio propicio para ello. ¿Recuerdan a Casanova? Hijo de una pareja de actores adoptó el título de Chevalier de Seingalt y supo hacerse con la amistad de nobles y patricios haciéndose pasar por erudito en medicina y numerología cabalística pero lo que mejor sabía hacer era correr por los tejados de Venecia. Como Casanova, encontramos nombres de aventureros como el de Giuseppe Balsamo y Lorenzo Da Ponte que disfrutaron de una juventud exitosa que desembocó en triste vejez.
La bailarina que hace pareja de baile con nuestro mozo chevalier d´industrie tiene la tez pálida como era costumbre y un lunar postizo nos llama la atención. No es la única, observen a otras damas del cuadro. El lunar postizo constituye, además de una cuestión estética, todo un código que nos cuenta aspectos sobre la dama que lo porta. Nos dice de qué humor está, su estado e, incluso, lo que ella piensa de sí misma. Los lunares postizos tenían diferentes nombres según el lugar donde se colocaran, así el de nuestra dama, colocado debajo del ojo, se denominaba irresistibile y otros, colocados justo en la comisura del ojo, daban en llamarse appasionata.
Las mujeres mozalbetas tenían el camino más fácil para escalar en sociedad. La danza, el canto y la interpretación constituían un marketing perfecto para exhibir su atractivo. La gran mayoría de estas muchachas ejercían de cortesanas y sin lugar a dudas, Venecia en carnaval se convertía en el mejor escenario. Desde los balcones del Gran Canal, ataviadas entre rojos y amarillos, lucían sus encantos con escotes de vértigo. Bellos y hermosos tulipanes cuya vejez correría igual suerte que la de sus parejas de baile. Ser puta y mediocre es lo que tenía. Puta, mediocre y sin programas del corazón ni pruebas de ADN…
¡Si Tiépolo levantara la cabeza!
FIN
11 comentarios
Vailima -
un saludete
p.d. me temo que el lunar de tu madre es más erótico que el mío.
herzebeth -
Me encanto esto del codigo, gracias, muy interesante.
¡Feliz San Valentin para vos y tio Petros! Por casa lo celebramos con tios y tias.
Chau.
Capitán Pescanova -
Vailima -
Dem, te voy a nombrar conejo de Alicia ¿qué haces llegando tarde?
Capitán, no los cambio ¿eh? prefiero los venecianos con sus lunares y todo. Por cierto que yo tengo uno pero no es postizo...
Capitán Pescanova -
Un saludo.
Dem -
No sé qué tiene este post que me ha puesto nostálgico... de tiempos que no he vivido...
Milesia -
Vailima -
anarkasis -
Vailima -
un saludo
Edgar Mata A. -
En fin, espero tener correspondencia con vos