SINESTESIA
Para Koke con olor
Cuando uno es joven, decía Camus, se está en la edad de las opiniones tajantes. Además, y esto es una verdad universal, el joven rechaza y huye de aquello que lo pueda convertir en un ser diferente a los demás, o mejor dicho, en un ser socialmente distinto para los demás.
A medida que abandonamos este estadio y vamos adquiriendo años y, supuestamente, un mayor grado de madurez, vemos claro “que la experiencia es una derrota y que hay que perderlo todo para saber un poco”(sic). Sin embargo, como contrapartida, comenzamos a albergar cierta necesidad por ser diferentes, por ser especiales. Esta necesidad se cubre, la mayoría de las veces, a golpe de talonario en una confusión ontológica que no distingue entre el ser y el poseer.
A diferencia de Camus, yo sí sé poseer, pero al igual que éste, soy avariciosa de esa libertad que se esfuma en cuanto aparece el exceso de bienes. De ahí que mi bien más preciado sea aquél que alimenta mi espíritu, es decir, mi ser: prefiero (como en un programa reciente de televisión) no confundir a Maradona con Evo Morales que tener un par de melones operados espectaculares. En resumidas cuentas, a la hora de sentirme especial, opto por sutilezas estéticas de otra índole que nada tienen que ver con lo que gano y en qué gasto lo que gano.
En nuestra visita al MNAC de este verano, acompañados y arropados por la calidez y hospitalidad de nuestra amiga Koke, experimenté una nueva (para mí) forma de ser especial, una nueva manera de distinguirme de los demás que hizo que estallara en gozo existencial y eso que acababa de contemplar el magnífico ábside de Sant Climent de Taüll, el original, del cual ya les hablaré a su debido tiempo. Pues bien, como les decía, de golpe y porrazo tomo consciencia de que soy (otra vez el verbo ser) sinestésica.
Para aquellos que no lo sepan, la sinestesia es la mezcla de impresiones de sentidos diferentes. Como dice la Wikipedia, un sinestésico puede, por ejemplo, oír colores, ver sonidos, y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada (sic) y Vailima es capaz de oler el aroma afrutado de un grupo de capiteles del claustro de Sant Pere de les Puel·les ejecutados alrededor del 1187.
Impresionante, amigos. No sólo huelo a frutas cuando me acerco a las piedras sino que además debo ser una sinestésica cojonuda –pienso para mis adentros- porque ya tiene mérito que el aroma a limones me sea tan acusado después de tantos siglos.
Así me encontraba yo, como un ángel con cientos de ojos vigilantes, de ésos que acababa de contemplar en el ábside de Santa Maria d´Àneu, casi levitando con tanta pluma, cuando transformóse mi verbo ser en estar para mi desgracia, acordándome de la lengua de Cervantes y en su diferenciación inmisericorde que otros pueblos y otras lenguas omiten e ignoran. Ni sinestesia, ni capiteles oliendo a limón, sino el intenso perfume del ambientador frutal que disipaba los efluvios fecales (y orinales) del retrete contiguo al conjunto arquitectónico del claustro de Sant Pere.
En esos momentos, cuando uno se encuentra con su ser cara a cara como los valientes, cuando la vida se hace transparente, agaché la cabeza en señal de duelo y tristemente me dije:
- ¿qué soy?
- Sinestésica, no.
- ¿qué poseo?
- Un par de melones espectaculares, tampoco.
Y a fin de cuentas –pensé mientras Camus me susurraba al oído-, me favorece “esa libertad del corazón, ese leve distanciamiento de los intereses humanos que siempre me protegió del resentimiento”.
12 comentarios
belej -
gretel -
Theresse -
Leo tu blog muchas veces, pero es la primera vez que hago un comentario.Felicidades, es excelente.
Un beso
suky -
koke -
Yo, me quedo con el lujo de haber visitado románico con Vailima y Tio Petros. Eso sí que es una experiencia sin parangón. Me enseñaron un montón de cosas.
Me quedo también, con la fanatasía de Vailima y mia, de un estupendo cabezal de cama, con distintas escenas de martirios de santos.
Y, por último, lo más importante,con la imagen de esos capiteles llenos de frutos maduros y su aroma embriagador invadiendo todos nuestros sentidos.
Un beso para los dos.
Koke
Emi -
Mi barco no se dirigía a este puerto, navegaba en busca de otro llamado "Fisiognomía" y encontré aqui valiosa información de más de un año atrás...
y quise saber después de que hababan tan interesantes gentes en estos días...
Prometo volver! Enhorabuena por tan brillante blog!
Un abrazo.
P.D: Que mejor que reirse de uno mismo, y tener la humildad suficiente para compartir los delirios de gradeza con los demás...
Tábano Socrático -
Ahora Bien: Hoy ser sinestésico tiene mas ventaja qie desventajas; pero antiguamente te habrìan quemado en la hoguera.
sinestésico es ser creativo; pero en filosofía esto de nombrar las cosas por su estricto nombre y/o poner el adjetivo preciso en muy importante.
La memoria asociativa nos traiciona muy menudo; eso de andar viendo perros rojos o tener sueños azules es tergiversar la realidad o tratar de imponer subjetividades que mas que aclarar circunstancias las oscurecen.
Los árboles siempre serán verdes.
Saludos Vailima
Lumen Dei -
Acabo de recordar que una tía abuela mía se llamaba Anastasia.
Mira, el test Booba y Kiki:
http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:BoobaKiki.png
Vailima -
Anarkasis: gracias por tu epílogo tan cartesiano. No creas, traumatizada no estoy pero tal vez, digamos que un tanto dolida...
Mizo: feliz aterrizaje estival y sí, sí que es bueno ese distanciamiento. Al menos para una no-sinestésica como yo, lo es.
un abrazo a todos
Mizo -
Paseis buen día.
anarkasis -
eso de la
sin-estesia
es: (según la anarkowiki) conversación para ricos con mucho tiempo libre.
Peor es estar
sin-dinero
sin-salud
sin-amantes....
...tiene sus risas el post que has escrito , y eso no es fácil luego es bueno, un post muy bueno.
Luz -