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Vailima

LOS ÚLTIMOS AÑOS DE LA BARONESA DEL PINCEL O DE CÓMO ALGUNAS MUJERES POSEEN UNA LENGUA BICÉFALA

LOS ÚLTIMOS AÑOS DE LA BARONESA DEL PINCEL O DE CÓMO ALGUNAS MUJERES POSEEN UNA LENGUA BICÉFALA

Aunque el título del post suene algo rimbombante, el final de la baronesa del pincel –tal y como la definía Cocteau- o Tamara de Lempicka, como quieran ustedes, no puede calificarse como feliz. A medida que pasa el tiempo, Tamara va destruyendo su imagen de pintora de los locos años veinte para convertirse simplemente en una protagonista elegante de la prensa sensacionalista.

Varios son sus intentos por retornar al arte y ésa última vez, la baronesa –lejos de brillar con luz propia como en la era del art decó- se adhiere al movimiento abstracto y a la pintura no figurativa, renunciando de esta forma a todo modelo exterior, abandonando todo cuanto había aprendido. Pero todo lo que se hace de mala gana, de mala gana se acoge y no termina de convencer. La artista mediática está acabada, sólo le quedan las fiestas de Hollywood donde habría de oírse:

“No te olvides de invitar a la baronesa Tamara de Lempicka-Kuffner. Ella es tan graciosa y sus cuadros tan entretenidos…”

6 comentarios

ladydark -

Me surge la duda de si en el caso de morir, pongamos, a los 40 y pocos años, sin ese final tragicómico en el que se vió convertida en una especie de atracción de feria, tal vez su obra fuese valorada de otra manera y no quedara como bien dice cedovi en mera anécdota.

cedovi -

Buenas Vailima, es curioso, llevaba un tiempo dándole vueltas a la idea de hacer un post sobre Lempicka. A mí personalmente, sí me seduce la primera parte de su obra, aunque también creo, que gran parte de la fama que aún acompaña a su nombre se debe a su alocada vida, tan novelesca y decadnete de aquellos felices años veinte. Tamara de Lempicka hizo vida ( que no obra ) para ser un mito, trsitemente para su leyenda le faltó morir joven, como suele pasar con los grandes mitos. Creo que su pintura al ir ligada a un periodo creativo, a un "ismo" tan característico y marcado como fue el suyo, es lógico que con los años vaya quedándose enmarcada en lo que fue: una mera anécdota.

Un saludo

Vailima -

opino igual que tú, mizo. Simplemente quería apuntar una anécdota de la vida de esta mujer. La última anécdota, diría.

mizo -

Yo creo que a Tamara de Lempicka no se la debe examinar, o juzgar, en base a su historia artística, hay que detenerse en el momento histórico y geográfico con el que coincidió, las convulsiones que cambiaron el mundo, el ritmo de vida (sobre todo elegido por ella y que de haber sido hombre habría arrancado hasta aplausos) que llevó y pensar que además ¡era mujer y pintaba! Luego se puede tratar su calidad como artista y creadora en una corriente con poco futuro, como ya se veía y como así fué.
A mi personalmente, ni me gusta su vida, ni me gusta su obra, pero creo que entiendo los lazos que las unen.
Paseis buen día.

Vailima -

La Andrómeda de la baronesa es muy hermosa. Pero la de Poynter tiene algo de fantástico, de ciencia ficción que la hace muy interesante.
un abrazo

Salamandra -

Ayer estuve a punto de usar la Andrómeda de Lempicka en mi post.

Cosas de la telepatía sin hilos.