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Vailima

LA NAVE DE LOS LOCOS

La nave de los locos

A finales de la Edad Media, las ciudades europeas distinguían con precisión entre los locos “propios” y los “advenedizos”. Estos últimos eran transportados en barco para expulsarlos de las ciudades y abandonarlos en cualquier lugar, a su suerte, lejos de ellas. El Bosco pinta entre 1480 y 1516, La nave de los locos que muy bien podría interpretarse como la representación simbólica del gran proceso de selección que se inicia en esa época.
En el centro de la embarcación aparecen sentados una monja y un fraile franciscano. La monja toca el laúd y ambos abren sus bocas para alcanzar el bollo que cuelga de una cuerda que mueve el personaje de la mano levantada. Una tabla de madera separa a la monja y al fraile y sobre ella, un plato con cerezas y un vaso que quizá contenga unos dados.
Una escena de estas características ya decía bastante para un coetáneo del pintor que contemplara la obra. Las monjas y los frailes debían de vivir separados pero aquí no lo están, es obvio que llevan una vida de pecado y reprobación. De hecho, como ya comentara en un post anterior, el laúd, blanco y con un hueco redondo, remite a la vagina. Tocar este instrumento era, por tanto, sinónimo de lujuria. El juego infantil de atrapar el bollo con la boca hace referencia a la gula; los tullidos y barriles que hacen rebosar la barca, a la embriaguez...
Los personajes de la nave, pues, no disciernen entre lo que es bueno y correcto y por eso su destino es Locagonia, el país de los locos, tal y como nos lo dijo Sebastian Brant en su obra La nave de los locos donde se describía hasta cien tipos distintos de locos o de formas irracionales de comportamiento.
La barca, al igual que los elementos anteriores, también puede interpretarse como un símbolo del Estado, de la Iglesia o de la vida. La obra que nos ocupa podía responder perfectamente a cualquiera de los dos últimos sin contradecirse.
El agua, que podía asociarse a la limpieza, la renovación o el bautismo tiene su interpretación, igualmente válida, como símbolo de peligro, amenaza o pecado. Los bañistas que aparecen en el lienzo están desnudos y son pecadores. El agua estaba ligada simbólicamente a la enajenación mental porque al igual que la locura, el agua se consideraba no comprensible y no indagable (tanto era así, que en la localidad holandesa de Meulebeck se hacía pasar a los enfermos mentales por un puente, pues se creía que el tránsito por encima del agua hacía propicia su curación).
En el pendón del mastil de la nave hay pintada una media luna. Si bien puede decirse que el emblema de los turcos era una amenaza para Europa, también es sabido que se utilizaba la media luna para señalar a los enfermos mentales. Curiosa identidad: los dementes, los catalogados como locos, aparecían bajo la bandera del enemigo de los cristianos...
Fíjense ahora en los dos árboles que El Bosco plasma en el centro del lienzo. Uno hace las veces de timón y el otro de mástil. El del timón está sujeto a la popa. De una rama seca cuelga el único fruto del árbol, un pescado; de la otra, surge un matorral que sirve de asiento a uno de los locos.
El árbol está muy desequilibrado y es muy difícil de mover (¡menudo timón!). Desde el matorral inferior, un hombre intenta cortar la cuerda que sujeta un ganso asado.
La parte superior se compone de un conjunto de ramas atadas al mástil. Ni el mástil sirve para sujetar las velas ni el timón para dirigir la nave. Ambos elementos son inútiles y los enormes cucharones que hacen de remos deben servir igualmente para bien poco. Sin embargo, los tripulantes, ebrios y contentos, parecen ajenos a que su barca es ingobernable. Tan ajenos como el personaje solitario con indumentaria de loco que parece meditar a espaldas del resto.
Este tipo de vestimenta es muy frecuente en la época del Bosco. En su mano porta un cetro o clava de chiflado que termina en una cara de loco tallada y se consideraba un símbolo fálico. El gorro que cubre su cabeza es también un elemento característico: se ceñía tanto a la cabeza que podía considerarse como una segunda piel (no es fácil deshacerse de la demencia). Coronando el gorro, unas orejas de asno indican necedad.

Por último, tomen nota de la especie de calavera que brota del matorral de la parte superior. La muerte está cerca y la nave no tardará en zozobrar y hundirse. Y con ella, todos los que navegan en ella.


9 comentarios

Supra TK Society -

Keeping looking and listening and keep my brain active. We are never too old to learn. It's a good behavior.

Vailima -

Creo que lo importante de todo, Silgra, es reconocernos en la capacidad de disfrutar del arte. No todo el mundo puede hacerlo.
un abrazo

Silgra -

Hola Vailima!

Disfruto y aprendo mucho de estos post... el arte es una de mis materias muy pendientes.
Gracias por enseñarme a ver tantos detalles.

Anónimo -

Pintar como querer. Eres genial.

Vailima -

Gracias por tus palabras de ánimo, andrade. Yo también soy una apasionada del arte y hacer este tipo de post me reconforta.
Profesor, seguiré tu consejo y prepararé algo de El jardín de las delicias. No obstante, tendrá que esperar. Estoy preparando un post sobre El matrimonio Arnolfini de van Eyck.
Un abrazo a los dos

Profesor -

De El Bosco me quedo con El jardín de las delicias. Sería muy interesante si nos lo analizaras, Vailima. Un abrazo.

andrade -

Noraboa. Felicítoche por estas clases maxistrais que das de arte. E ademáis gratis.Levo tempo leendo o teu blog, sobor de todo por estas análises que fas de cadros, sobor de todo do Bosco. Eu son amante da arte, e gosto destas lecturas que tí fas. Graciñas.

Vailima -

pero el momento de risa solitaria no te lo quita nadie ¿eh?

TioPetros -

En un primer leer apresurado, había leído Lacagonia en lugar de Locagonia.

Me ha dado pena darme cuenta de mi error...