LA BODA (3)
ALTA COSTURA
La novia del lienzo no lleva un vestido blanco. No, no es problema de agudeza visual, es una constatación. La costumbre del vestido blanco no llegó hasta la segunda mitad del siglo XIX. Nuestra novia se casa con un suntuoso ropaje festivo. Está adornado con armiño y la cuidadosa colocación de los pliegues del vestido nos hacen pensar en la ayuda de una camarera que igualmente le recogiera la cola para que la joven dama pudiera caminar.
Si se tratara de una fotografía actual, no dudaríamos un segundo en afirmar que la reciente señora de A. se casa embarazada (más bien, embarazadísima) o que se casa de penalti si el espectador utiliza el argot castizo.
Lo siento, les he dado una pista falsa. Su vientre abultado no alude a un posible embarazo sino que representa el ideal de belleza de la época del gótico tardío al que también corresponden los pechos pequeños sujetos muy arriba. Estarán de acuerdo conmigo en que era mucho más cómodo ser sex symbol en aquella época que en la actual.
Por otra parte, el novio lleva una valiosa capa de terciopelo, forrada y orlada de nutria, marta o visón, abierta por los costados para permitirle una mejor movilidad.
Los zuecos que están colocados junto a él, están reforzados para no ensuciarse al caminar por la calle, de lo que deducimos que, aunque no supiéramos nada de la actividad profesional del caballero, sí podríamos afirmar que no se trata de un aristócrata sino de un burgués.
¿Todavía no les he dicho que los grandes señores no necesitaban zuecos?
¿Para qué creen ustedes que utilizaban los caballos y las sillas de mano?
No contesten todavía, háganlo después de la publicidad. Levántense del asiento, vayan a la cocina a beber algo, descansen cómodamente y vuelvan, vuelvan por aquí mañana, que lo mejor está por llegar...
La novia del lienzo no lleva un vestido blanco. No, no es problema de agudeza visual, es una constatación. La costumbre del vestido blanco no llegó hasta la segunda mitad del siglo XIX. Nuestra novia se casa con un suntuoso ropaje festivo. Está adornado con armiño y la cuidadosa colocación de los pliegues del vestido nos hacen pensar en la ayuda de una camarera que igualmente le recogiera la cola para que la joven dama pudiera caminar.
Si se tratara de una fotografía actual, no dudaríamos un segundo en afirmar que la reciente señora de A. se casa embarazada (más bien, embarazadísima) o que se casa de penalti si el espectador utiliza el argot castizo.
Lo siento, les he dado una pista falsa. Su vientre abultado no alude a un posible embarazo sino que representa el ideal de belleza de la época del gótico tardío al que también corresponden los pechos pequeños sujetos muy arriba. Estarán de acuerdo conmigo en que era mucho más cómodo ser sex symbol en aquella época que en la actual.
Por otra parte, el novio lleva una valiosa capa de terciopelo, forrada y orlada de nutria, marta o visón, abierta por los costados para permitirle una mejor movilidad.
Los zuecos que están colocados junto a él, están reforzados para no ensuciarse al caminar por la calle, de lo que deducimos que, aunque no supiéramos nada de la actividad profesional del caballero, sí podríamos afirmar que no se trata de un aristócrata sino de un burgués.
¿Todavía no les he dicho que los grandes señores no necesitaban zuecos?
¿Para qué creen ustedes que utilizaban los caballos y las sillas de mano?
No contesten todavía, háganlo después de la publicidad. Levántense del asiento, vayan a la cocina a beber algo, descansen cómodamente y vuelvan, vuelvan por aquí mañana, que lo mejor está por llegar...
4 comentarios
Silgra -
Vailima -
Secretos de alcoba. Esto promete ¿verdad?
Vailima -
jeje
un saludo
Asigan -
¡Mañana lo más interesante!. Toca el perrito, fijo.