LA BODA (5)
Finalizaba el post anterior con una revelación cargada de misterio. Bien es cierto que, de forma maliciosa, les planteaba una pregunta que así formulada no tenía sentido, ya que evidentemente toda obra de arte tiene un padre aunque éste sea desconocido. Pero ya saben que una puede tomarse sus licencias cuando de tirar de la cuerda se trata. En fin, no les entretengo más y vayamos al quid de la cuestión retomando el tema como lo dejé ayer:
¿Sabían que este cuadro no tiene autor? ¿Que no me creen? lean, lean...
UN TESTIGO DE EXCEPCIÓN
Ahora entenderán porqué he titulado este último espacio como de excepción. Por dos motivos: el primero es porque a diferencia de lo acostumbrado (incluso hoy en día), el pintor no plasma su firma en la parte inferior (derecha o izquierda) del lienzo sino que la encontramos en el centro, situada entre la lámpara de araña y el espejo. Además con una claridad inusual y, el segundo, porque la fórmula empleada es igualmente insólita.
El pintor no firma como autor de la obra (en cuyo caso hubiera figurado fecit, -hizo-) sino como testigo de la acción; ése mismo que aparece reflejado en la bruja. De esta manera, el pintor no firma un lienzo sino un documento en el que podemos leer:
Johann de Eyck fuit hic (...estuvo allí, estuvo presente)
Llegó el final. Camus decía que en el fondo de toda belleza subyace algo de inhumano, por este motivo espero que además de finalizar con esta serie de post, no haya acabado también con su paciencia.
Espero y deseo también, que hayan disfrutado tanto como yo de esta excepcional obra de arte.
Eso es todo amigos...por hoy.
¿Sabían que este cuadro no tiene autor? ¿Que no me creen? lean, lean...
UN TESTIGO DE EXCEPCIÓN
Ahora entenderán porqué he titulado este último espacio como de excepción. Por dos motivos: el primero es porque a diferencia de lo acostumbrado (incluso hoy en día), el pintor no plasma su firma en la parte inferior (derecha o izquierda) del lienzo sino que la encontramos en el centro, situada entre la lámpara de araña y el espejo. Además con una claridad inusual y, el segundo, porque la fórmula empleada es igualmente insólita.
El pintor no firma como autor de la obra (en cuyo caso hubiera figurado fecit, -hizo-) sino como testigo de la acción; ése mismo que aparece reflejado en la bruja. De esta manera, el pintor no firma un lienzo sino un documento en el que podemos leer:
Johann de Eyck fuit hic (...estuvo allí, estuvo presente)
Llegó el final. Camus decía que en el fondo de toda belleza subyace algo de inhumano, por este motivo espero que además de finalizar con esta serie de post, no haya acabado también con su paciencia.
Espero y deseo también, que hayan disfrutado tanto como yo de esta excepcional obra de arte.
Eso es todo amigos...por hoy.
8 comentarios
Vailima -
Un abrazo
Crystal -
Anónima -
http://verbascum.blogalia.com/historias/29366
´Quise ponerlo en html, pero me debí equivocar en algo :(
Anónima -
Vengo de Una Cuestión Personal.
Me ha encantado leer estos artículos. Y me alegro mucho de haberlos leído a toro pasado por haber podido leerlos todos seguidos, sin esperas, ni suspense (impaciente que es una).
Muy bonito, muy interesante, muy bien escrito.
Gracias por el tiempo tan agradable que he pasado leyendo esto y por ayudarme a ver un cuadro casi como si fuera una novela :)
TioPetros -
Raschid -
andrade -
Jesus -