Blogia
Vailima

El legado Corominas

DATISMO

DATISMO

´empleo inmotivado de vocablos sinónimos´, derivado de Datis, nombre de un sátrapa persa que caía en esta falta.

  ¿Se imaginan ustedes qué tío plasta, pesado, cansino y rallado que encima va y se muere en Maratón para más inri? Porque no me negarán que a todos nos gustaría que se nos recordara por alguna magnífica acción que nos dignifique de paso. Y claro, ser el Job de la paciencia, pase; pero quedarte ahí para los restos, siendo el cansino de turno pues como que no. Y ¿quién es el padre de vuestro prometido, hija mía? Vuestro futuro consuegro es el sátrapa persa Datis, señor. Jodó, jodó, ¡qué mira que no hay consuegros en el mundo y me ha tenido que tocar el del empleo inmotivado de vocablos sinónimos! Te digo yo que a este hombre se le recuerda en la historia porque lo suyo no es normal. Que como recurso estilístico no digo yo que no, pero que se quede en su casa por navidad, no vayamos a liarla con el abuelo que ése no tiene pelos en la lengua. Que lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible.

 

REBUZNAR

REBUZNAR

“probablemente derivado de BUCINARE ´tocar la trompeta´, con el prefijo re-. 1ª. Doc.: J. Ruiz, 894c”

Ya sabemos todos lo que pasa cuando uno toca la trompeta. Se entera todo el vecindario porque las notas salen disparadas del receptáculo metálico. Esto pasa mayormente (palabra serrana donde las haya) si el intérprete carece del conocimiento suficiente, de la experiencia necesaria y de una buena caja torácica que resista el golpe de diafragma en cuestión. Eso es lo que le sucedía a mi hijo cuando llevado por el entusiasmo decidió dedicarse a este diabólico instrumento, que faltándole caja, labios, experiencia y conocimiento, de pie frente a la ventana de su dormitorio y con el Yako* a su lado aullando como un poseso, el eco de las notas retumbaba en todo el barrio y yo no sabía si disimular diciendo que no era su madre o si subirme a una banqueta de la cocina y hacer de cabra.

Echando un ojo al corominas, me entero entonces que mi hijo rebuznaba con nueve años y si de tal palo tal astilla, tiene una madre un rato burra porque en queriendo hacer yo también mis pinitos, las notas no salían y me hinchaba como un globo y eso, amigos, es muy poco femenino y terminé de sopetón una magnífica carrera de rebuznos.

Todo esto viene a cuento y a coalición (no, a colación) porque el fin de semana pasado oía yo unos rebuznos de dos rubias patrias. La una, actriz, habíase muerto de serrana después de haberse muerto mar adentro para más tarde quedarse huérfana y la otra, ¿?, la otra…¿presentadora de ultratumbas?, que manifestándose en cierto milenio que va después del tercero y antes del quinto, nos habla junto al innombrable, de seres que se resisten a abandonar este mundo sin comer pipas facundo.

Ya saben pues de quiénes hablo y aunque nunca las hubiera metido en la misma saca, ambas tocan la trompeta a pulmonazo limpio, consiguiendo que se nos estallen los tímpanos en un dueto magufo. La primera entonó este rebuzno:

detrás de lo paranormal, hay mucha verdad”

y, con la segunda, amigos, agarré un taburete y bailé el paquitoelchocolatero a un solo pie con movimientos obscenos:

yo también soy algo escéptica

IA, IA, IA, IA, IA, IA

*Yako (cachorro de cocker spaniel que no tocó nunca la trompeta)

BERNARDINA

BERNARDINA

“´disparate, frase o palabra sin sentido´, de origen incierto, probablemente derivado del nombre propio Bernardo; no parece tener nada que ver con el nombre del legendario héroe leonés Bernardo del Carpio, pero no es inverosímil que venga de Bernart, nombre del asno en la epopeya animal francesa. (…)”

Inmersos en campañas electorales, en programas de periodismo en color de rosa o en famoseos que pasan “jambre” en islas lejanas, presenciamos los efectos devastadores de lo que Atxaga nos contaba que le había sucedido a aquel personaje de Obabakoak cuando se le había metido un lagarto por el oído.

En ocasiones, oigo bernardinas -me digo en estos días con mayor frecuencia-. ¿Pero un lagarto en el oído da tanto de sí? Claro, que a uno le va comiendo la sesera porque el pobre animal busca desesperadamente una salida. Sin embargo, cuando ocurre el caso de que no se encuentra nada dentro, el verde tiparraco campa a sus anchas y se instala, a lo okupa, en el loft cerebral de algún incauto. Lo peor del efecto lagartoeneloído es que no se puede ayudar al afectado de forma alguna porque vive ignorante de su dolencia. Bien mirado, no deja de ser una enfermedad que podríamos calificar de feliz para quien la padece y de peligrosa para aquel que de cerca la sufre cuando ve la televisión, asiste a un mitin electoral o simplemente convive con un familiar, amigo o compañero de trabajo al que se le asoma de su boca una podarcis bernardina sin previo aviso. De tal guisa me encontraba yo la semana pasada, trajinando con la cena, mientras mi hijo J. de once cálidos añitos jugaba en la pleiesteishon un partido de fútbol, FIFA 2006:

- Está claro que la cabeza no le sirve sólo para pensar –bernardinaba el comentarista en off del juego de las pelotas tras un remate de cabeza de un delantero-.

Y pensé qué putas las debió de pasar el Bernardo casi di Caprio y qué jodienda de herencia nos legó el asno francés. Menos mal que el otro, el Atxaga, ya nos lo advirtió: “quien con lagartos se acuesta, bernardino se levanta”.

HEBÉN

HEBÉN

“adj. aplicado a una variedad de uva insípida, blanca, gorda y vellosa, parecida a la moscatel en el sabor, la cual forma el racimo largo y ralo, y extendido figuradamente a todo lo que es de poca sustancia o fútil.”

Esto de tener un blog me está matando. Y no lo digo por ustedes, lectores, que son lo mejorcito de esta casa sino porque una sale al mundo y sólo piensa en clave de post. Que las musas existen, no me cabe ninguna duda, pero ya saben, son mujeres y también sufren de jaquecas así que cuando deciden no estar operativas, una tiene que buscarse la vida como sea y todavía no he encontrado mejor remedio que la vida misma.

La ventaja de esta medicina es que, en la mayoría de los casos, una no tiene que enredar demasiado a la hora de buscar sino que generalmente la iluminación viene a toparse contigo disfrazada de la manera más variopinta. Que el golpe duele, ya se lo digo yo, pero todo medicamento acarrea algún que otro efecto secundario.

El vocablo que les traigo hoy, preferido donde los hubiere de nuestro gran Quevedo, me sirve para introducir dos anotaciones que he decidido reunir a modo de un solo mandamiento, dado que ambos provienen de sendos poetas hebenes que he encontrado en mi peregrinar. La primera, de carácter televisivo, fué escupida o esculpida (que viene a ser lo mismo según quién sea el emisor) por un individuo perteneciente a la primera edición del Gran Hermano, que no contento con que le pusieran una pierna encima en su vertiente más metafísica, se pasea por los platós de televisión ejerciendo de gran maestre de la logia de los hebenes. Saboreen la uva:

“Lo que le pasa a María José es que es muy egoísta consigo misma”

Desde luego no me negarán que la patología de esta individua no es grave. Grave y encima televisivamente pública y contagiosa porque el desalmado hebén no tiene pudor a la hora de confesar esta desgracia ajena para ponerla en conocimiento de todos los españoles. He intentado encontrar (en una seria tarea por ser compasiva) la razón (en cuanto a logos) de esta tremenda desmesura y habiendo descartado la adolescencia como foco del problema (enfermedad que abandonó hace ya muchos años), me inclino a pensar que el individuo insípido, blanco, gordo y velloso, sufre de un simulacro de moscatelizada existencia que produce en su cerebro un racimo de ideas, largo y ralo, que ha perdido toda conexión neuronal.

Amén.

La segunda anotación es más mundana y fue vomitada el sábado pasado en un restaurante asiático por un anónimo comensal que Tio Petros y una servidora tenían a escasos metros de distancia. Como suele ocurrir en estos casos, el poeta hebén alza su voz sobre la de los demás en un acto impúdico por conseguir protagonismo y porqué no, por conseguir que sus tres angelitas se pongan cachondas que para eso os invito a comer con palillos. El gran masturbador se abre la bragueta intelectual y ¡zas! invade a todo el restaurante con su semen lingüístico:

“Cuando salió de casa, nos fuimos de marcha y se puso afrodisíaca”

Yo también me puse así. Tanto, que casi me meto un palillo por el ojo. Menos mal que no me salpicó lo suficiente como para dejarme embarazada.

- piedad, me dije, hay que tenerles piedad.

Perdonen, pero no me he podido resistir y aquí les dejo con una nueva hebéntualidad . Que la disfruten.

 

 

TUERCA

TUERCA

“origen incierto, probablemente alteración del más antiguo puerca, port. porca íd., por influjo de la t- del contrapuesto tornillo; el nombre antiguo puerca se explica por una comparación fálica del tornillo y la tuerca con el puerco y su hembra. (…) se trata de una metáfora fálica, que parte de PORCA “hembra del cerdo”, (…), propiamente “marrana”. (…). El punto de partida ideológico está en todas partes en el lat. PORCUS “vulva”.

(…). Bien mirado, el porqué de esta alteración salta a la vista: tal como sol cambió su opuesto ombra en sombra o solombra, como sinister pasó a siniestro “izquierdo” por influjo de diestro, o gravis a grevis bajo la acción de LEVIS, REDDERE a RENDERE por la de PRENDERE: tornillo y puerca eran cosas y voces correlativas y opuestas, como las anteriores, que en cierto modo forman pareja; de ahí que a muchos se les trabara la lengua (o si se quiere la memoria) y empezaran a decir tuerca pensando en tornillo, innovación que fácilmente se impuso, por dar una palabra de sentido inequívoco, y que además borraba la asociación obscena implicada por el origen de puerca.”

Ya saben ustedes que no tengo nada de feminista enfebrecida (o sea, según la RAE, calenturienta. Pero ésa es otra cuestión que nada tiene que ver con el género del sexo sino con el sexo mismo). No soy partidaria del uso de la arroba ni del machacón “o/a” para designar los dos sexos. Mariconadas. Tampoco es que después de leer y reflexionar sobre el vocablo de hoy me haya rasgado las vestiduras y mi cabreo por el sexo opuesto provoque en mí ninguna ovulación espontánea. Simplemente me ha llamado la atención el hecho del largo camino que muchas veces tienen que recorrer vocablos de nuestra lengua para llegar a ser lo que hoy en día son.

Gracias a nuestra ignorancia, que a veces nos pone a salvo de infortunados enfados, nunca hemos mirado con mala cara a nuestra pareja (da igual el sexo o la sexa) cuando nos ha pedido una tuerca. ¿Por qué deberíamos de haberlo hecho?

Claro, que entonces y hasta hoy, no sabíamos que nos llamaba “cerda”, “puerca” o “marrana”, términos estos que generalmente nos resultan insultantes. Ahora algún purista me reprochará la desfachatez de llevar el ascua a mi sardina, recordándome las palabras con las que Corominas puntualiza la cuestión: “el punto de partida ideológico está en todas partes en el latín PORCUS ´vulva´”. Y yo no digo que no, que tan escrupulosa no soy, pero es que somos nosotras las que tenemos la vulvita y no usted, caballero. Porque puestos a provocar alteraciones, si de Puerca proviene Tuerca, pues lo mismo les hubiera dado partir de Pene y obtener Tene que en un ejercicio de malabarismo lingüístico se lo hago derivar también del latín TENERE que significa (también echando mano al Corominas) “tener asido u ocupado” que es el estado ideal del órgano sexual masculino en su vertiente humana.

De esta forma, queridas féminas, entre alteraciones diversas queda resuelto a perpetuidad este punto para que en su justo uso reconforte a ambas partes: cuando ellos quieran podrán llamarnos tuercas, puercas o marranas así como nosotras libertad tendremos para que en sujetando por siniestra un tornillo y por diestra un martillo al pene profiramos un golpe con tal tino que en vulva se convierta como Corominas recomienda.

¿No les parece que de esta guisa queda la cuestión resuelta?

TRABUCAR

TRABUCAR

“tomado del cat. u oc. trabucar “volver lo de arriba abajo”, “caer, tropezar”, derivado de buc “vientre”, “capacidad interior de algo”.

Hace tiempo que no retomaba esta sección de mi admirado Corominas. El vocablo que hoy les presento me viene como anillo al dedo para describirles este lunes del demonio por el que estoy pasando.

Los que me leen con frecuencia me conocen y saben que mis niveles de mala leche se elevan exponencialmente cuando paso una mala noche. Para todo hijo de vecino, pasar una mala noche significa no poder dormir y pasar por ese estado en el que uno se va comiendo los higadillos sin que ningún componente alcohólico haya tenido que ver nada en ello. En mi caso, son mis hijos los que provocan la primera acepción del término, mis hijos que también vienen de “vientre” y de su mágica “capacidad interior” para convertir mi noche en día y mi día en noche.De esta guisa me encuentro hoy, totalmente trabucada porque es lunes y porque además no he podido pegar ojo.

Los niños son encantadores. De serpientes, por supuesto. Y caigo y tropiezo con ellos generalmente de uno en uno que es como está programado el ser humano progenitor, pero no de dos en dos. Digo yo, que esto no deja de ser un castigo de dios y de tanta mala leche que me rebosa me ha dado la taza y media famosa para que tome conciencia de que los caminos del señor son inescrutables.

Cuando los cachorros de humano tienen fiebre, la tienen por la noche y de 39. ¿Para qué enfermar un domingo a primera hora de la mañana? Para nada, joder, mucho mejor a la una de la madrugada para pillarme in fraganti en mis sueños y pasarme diez minutos tratando de identificar primero a ese individuo que se me antoja una persona conocida; otros diez para encontrar después el termómetro de los cojones que siempre está en el mismo lugar pero que a la una de la madrugada ha decidido pasar la noche en otro cajón; otros diez más tarde para efectuar un ejercicio de alta matemática y comprobar que, a pesar de la hora, un 3 y un 9 seguidos forman el número 39, que este caso es de fiebre y provoca al niño que las llamaradas le salgan por la cabeza. Para terminar la sesión que pone a prueba mi cociente intelectual, camino (si a eso se le podía llamar “caminar”) hacia donde creo que se encuentra el antitérmico salvador.

Esperamos en el sofá que la fiebre baje. Por fin lo hace pero mi hijo decide que no quiere dormir, porque aunque estén muy enfermos no pierden un ápice su capacidad para fornicarse los sentimientos paternales.

“¿Vemos un rato la tele?” –dice el materasta (*)-. Y entonces yo me acojono porque o una de dos, o nos venden una batidora a plazos o están echando una peli medio porno que lo único que hará será subir más la temperatura dichosa que yo estoy loca por bajar.

Al fin decide el trabucador irse a la cama. Le acompaño, le doy un beso, le llevo agua, le deseo lo mejor, le toco la frente y le digo que con cualquier cosa me despierte. Vuelvo a mi dormitorio, me ha usurpado el sitio aquel con quien comparto lecho. Intento meterme con cuidado, para no molestar. Cierro los ojos con dificultad en los veinte centímetros que me corresponden de cama. Del edredón no hablo porque se ha perdido justo en la propiedad del otro. No importa. Me conformo con lo que tengo que tampoco soy ambiciosa y son las mil. Y entonces, una mano pequeña me hace tambalear, una mano que no pertenece al trabucador anterior sino a otro de diez años, corazón, que sin ningún escrúpulo va y me suelta:

- He tenido una pesadilla y tengo miedo. ¿Hablamos?

 

(*) Dícese de aquél que comete abusos con su madre (vocablo perteneciente a mi real cosecha)

LETRINA

LETRINA

“tomado del lat. latrina ´baño´, ´retrete para evacuar el vientre´, contracción de lavatrina, derivado de lavare ´lavar´; la forma española se debe a una etimología popular que relacionó arbitrariamente este cultismo con LETRA.”

Después del día de ayer en el que dediqué –desde el cariño, ya me conocen- una loa en forma de post al pensamiento humano y cómo éste puede vomitarse en palabras con sus monemas y todo… pues hoy y, para mi descargo, retomo la cuestión del lenguaje pero esta vez redimido por mi estimado J. Corominas.

Para nuestra salvación, he escogido un vocablo cuya naturaleza me trae a la memoria los versos de nuestro ilustre poeta Jorge Manrique y no porque el que se muere abandona de inmediato el hábito de evacuar el vientre, sino más bien por ese carácter tan universal que lo define como una necesidad, aquella necesidad que todo ser humano experimenta de expeler –a veces de forma perentoria- los excrementos propios ya sean en su forma líquida, semilíquida, sólida o semisólida. Y la necesidad no distingue de condiciones al igual que la temida muerte, porque ricos o pobres, Papas o mendigos corren la misma suerte y en el momento decisivo del apretón buscan cualquier lugar para deshacerse de ella y descansar en paz que es otra forma de muerte, de ahí también la analogía.

Pues bien, este lugar sacrosanto al que irremediablemente todos acudimos, puede adoptar varias modalidades. Una de las más conocidas y que existe ya de antaño es la que les propongo hoy en el post: la letrina. Pero si bien el evacuar no distingue entre fortunas y noblezas, el lenguaje sí, queriendo el populacho hacerse con él a su modo para parecerse al culto y al erudito, transformando raíces arbitrariamente a su antojo para hacer suyo lo que no le pertenece. En su gratuidad radica la importancia de tal empresa y nacen vocablos de hermosas intenciones como el de hoy.

En el momento más íntimo del ser humano que es el evacuar, mucho más que el del fornicio, ustedes me dirán quién no se ha puesto a leer unas letrillas… de Miguel de Cervantes, de Neruda o de un tal Jorge Manrique que sabiamente decía:

Recuerde el alma dormida

avive el seso e despierte

GANDIDO

GANDIDO “hambriento, necesitado”, “tragón, comilón”, amer., probablemente de candido “consumido (por una larga enfermedad, etc.)”, (…), 1ª doc.: S. XVI gandido “consumido por el hambre”.

Gandidos hay de muchas condiciones y por diversos motivos. Existen individuos cuya necesidad no proviene de la falta de alimento, sino por falta o hambre de afecto. El gandido afectado por ésta última causa actúa como el ave de rapiña y sin escrúpulos. El hambre le acucia de tal forma que no se piensa dos veces el acudir a nido ajeno para comerse los huevos. El gandido de esta familia, también ha de comerse los suyos necesariamente, tal es su condición y su triste naturaleza.

La hambruna psicológica es la peor de todas, porque a falta de correspondencia afectiva uno va alimentándose de sí mismo y eso se denomina egolatría. Hasta tal punto es insana esta consumición que de tanto autotragarse uno llega a pensar que está sólo en el mundo y eso también tiene un nombre, solipsismo. Si el lector o el afectado, si lo hubiere, quisiera una ampliación del significado de esta última afección, adjunto les remito la definición que recojo de la Wikipedia:

“Solipsismo es la creencia metafísica de que sólo existe uno mismo, y esa existencia sólo significa ser parte de los estados mentales del propio yo - todos los objetos, personas, etc, que uno experimenta son meramente partes de la propia mente. Un error común del razonamiento consiste en afirmar que esto lo convierte a uno en un Dios, creando la realidad en la que uno existe. Esta falta de comprensión proviene de la dificultad de apreciar completamente grandes escalas”.

Bien, una vez que uno cree que es un Dios, y esas memeces se creen a pies juntillas, la conclusión lógica es considerar al ajeno como un ser inferior y víctima de los peores vicios. Llegados a este punto el gandido se pregunta: ¿qué me puede ofrecer un ser inferior a mí? La respuesta es concluyente: absolutamente nada. De ahí que el gandido inteligente, pronto se percatará de su propia estupidez y abandonará su empeño hasta que su enfermedad le obligue a trapiñarse otro nido con otros huevos. El gandido estúpido, el idiota –como nos hizo saber en su día nuestro querido Vere- se regodea en la machaconería y su límite es el espejo mismo de su necesidad corrosiva. Para este último tipo de gandido, sólo hay una vía posible, a saber, el sueño, camino que le permitirá contemplarse a sí mismo, en la más absoluta de las soledades pero como un dios.

De las carencias afectivas, hay una que especialmente el gandido no soporta: el hambre por una mujer. La cuestión es simple: el gandido despliega sus plumas en todo su esplendor, y mientras se pasea alrededor se va cagando como un caballo en un desfile. Si a pesar de los malabarismos del gandido por conseguir su comida (que pueden ir desde el kingkongnismo público hasta los mensajes privados), el objeto del “comercio” se abandona en el silencio y la indiferencia, el hambriento emprende una carrera tragicómica hasta conseguir su autosalvación (que para eso es dios y se lo puede permitir).

Ya sabemos todos lo que el infortunado Lazarillo sufrió con los palos que le propinaron pero la necesidad apretaba. El gandido es un especimen con más suerte: está solo.

RINGORRANGO

RINGORRANGO

´onomatopeya del chirrido de la pluma´. 1ª doc.: Aut.

Con la definición: “el rasgo demasiado u sobresaliente en el modo de escribir. Y por extensión se dice de cualquier adorno superfluo y sobresaliente; es del estilo familiar”

Hace un par de semanas, Tio Petros y una servidora, nos encontrábamos en un bar que solemos frecuentar. La taberna pone diariamente a disposición de su clientela un ejemplar de El Diario Vasco y otro de Gara. Decidimos leer las noticias del día en el primero pero estaba ocupado y optamos por echar un vistazo al segundo que siempre es útil cotejar varios puntos de vista con respecto a la misma noticia.

A toda página se describía una noticia que no consigo recordar, pero para el caso da igual, no importa tanto el qué sino el cómo y el estudio concluía con una comparativa entre los países de la Unión Europea. Allí estaban Alemania, Bélgica, Portugal, Grecia… y literalmente, el Estado español y el Estado francés.

Ante esto, uno puede pensar que al redactor en cuestión, la pluma le chirría y en un ringorrango fortuito, no atinaba con los nombres en cuestión, a saber, España y Francia. Estados, eso sí, tan vecinos que la cooperación policial en materia de terrorismo es todo un éxito. Se me ocurre, también, que en un ataque de ringorrango religioso, el redactor no se haya atrevido a mencionar el nombre de Dios en vano, que nada tiene que ver una pistola en la nuca con que uno vaya a misa y, en una tercera suposición, pudiera haber ocurrido que el redactor, en un ringorrango solidario (ya saben que los vascos lo somos y mucho) con el pueblo musulmán, no hubiera querido herir ciertas sensibilidades cuyo sentido del humor es inexistente porque lo sagrado es lo sagrado y de lo que no te dejan hablar, mejor es callarse, que ya lo decía Wittgenstein antes que el Otegi. Además, cada cual habla y escribe como le place, que para eso existe la libertad de expresión, y que sepan, amigos, que en en Euskadi no se folla, no porque no podamos, sino porque no queremos. ¡Ea!

LEVIRATO

LEVIRATO

derivado culto de levir, -i, "hermano del marido".

Hace tiempo que no colocaba un corominas en el blog y he considerado que, dado que la ocasión lo merece, este vocablo me venía como anillo al dedo. El próximo domingo día 20 de noviembre, mi levirato, o sea, mi cuñadísimo, ofrece un concierto de órgano nada más y nada menos que en Notre Dâme de Paris.

Órgano Notre Dâme de Paris

Doy por sentado que el concierto será todo un éxito.

Por supuesto, mucha mierda, cuñao.

NIMIO

NIMIO , tomado del lat. nimius ´excesivo, demasiado´; el sentido hoy predominante nació por una mala inteligencia de frases como cuidado nimio. 1ª doc.: h. 1690.
Es voz todavía desconocida a princ.. s. XVII. Por lo visto, la emplearían mucho los cultistas de fines del siglo, sobre todo escritores eclesiásticos, al parecer. Palabras tan socorridas y de arraigo reciente se prestan a la deformación semántica, a la cual daban pie en nuestro caso frases estereotipadas como nimio cuidado o afectación nimia, donde al vulgo, letrado o iletrado, pero ignorante del latín, se le antojó ver la idea de minuciosidad. Recuérdese lo ocurrido con palabras, análogas por varios conceptos, como meticuloso, miniatura o prolijo (que en la Arg. Se toma por ´esmerado´). Ya desaprueba Aut. A los que emplean nimiedad por ´cortedad, poquedad´, pero hoy esto no tiene remedio, y no es sólo familiar como dice la Acad., ni se reduce al sustantivo abstracto, pues también nimio se emplea por ´muy pequeño´(detalles nimios), y no sólo en Colombia, Cuba y Puerto Rico (como dice Malaret), sino en todas partes.


Consideraciones sobre el libre albedrío
Raras veces podremos encontrar un objeto determinado cuyas utilidades sean contrarias del todo o cuyos atributos sean contrarios por definición. Magritte hizo sus pinitos con rocas
suspendidas en el aire, con espejos de reflejos imposibles o con paraguas
que recibían y repelían el agua al mismo tiempo. El objeto que hoy ponemos en la palestra es un vocablo que designa dos contrarios y cuyo significado es importante para nosotros.
El mundo de los niños se divide en dos: lo pequeño y lo grande. Si ustedes tienen hijos saben de qué les hablo. El universo del adulto no difiere tanto del anterior. Deseamos tener un gran sueldo, trabajando poco (claro está) para poseer una gran casa pagando una pequeña y corta hipoteca para que nuestros problemas sean pequeños y así disfrutar de una vida excesivamente feliz. Pues bien, a partir de hoy tienen ustedes la solución en sus manos. Todo es lenguaje, lo que se nombra existe. De ahí que, aunque con cierto malabarismo, ustedes puedan convertir su existencia en un sueño hecho realidad.
El truco del libre albedrío consiste en cambiar cada adjetivo por el término nimio y su vida cambiará para siempre. De este modo cuando alguien malintencionado le recuerde la “nimiedad” de su órgano sexual, deje aflorar una sonrisa de su boca y váyase a trabajar radiante como unas castañuelas que para eso existe la libertad de escoger entre las dos acepciones de este vocablo al que, sin duda, tendrán especial cariño.
Hasta mañana.

CHORIZO

CHORIZO Antes de nada advertirles que al ser demasiado extensa la etimología que de este vocablo nos ofrece Joan Corominas, he optado por eliminar lo que he considerado “accesorio” (¡que El Profesor me perdone!) a fin de que la lectura de este post sea más amena. Gracias

vocablo propio del castellano y del portugués (chouriça), de origen desconocido; la forma originaria parece ser SAURICIUM. 1ª doc.: 1604, Guzmán de Alfarache, en Aut.; churizo, 1601, Rosal (Gili).
(...)
Se fija García de Diego en el gall. sòrza “carne de cerdo picada y puesta en adobo, para chorizos, longanizas, etc., o para comer asada en tartera” (Vall.), que para él sería lo mismo que el cast. ant. sorze y arag. zorz “ratón”; y, ante la dificultad ofrecida por el diptongo gallegoportugués ou, invoca el caso de toucinho “tocino”, donde el diptongo, igualmente irregular, sólo podría explicarse por influjo de una tercera palabra, por lo demás desconocida, que sería responsable asimismo del de chouriço. (...). en fin, otro punto débil de la etimología SORICEUS es el aspecto semántico, que su autor ni siquiera menciona; probablemente pensó Cornu en un derivado de SOREX en vista de que C. Michaëlis había propuesto vagamente derivar morcilla del sinónimo MÜS, MÜRIS, pero esta etimología, a su vez, parece falsa. ¿Podrá sostenerse la existencia de un parecido de forma entre un chorizo y un ratón? Si acaso debemos reconocer que tal parecido es remoto. A lo sumo podríamos suponer que SORICEUS “parecido a un ratón” tomara el sentido de “bíceps” por comparación del músculo que se desliza debajo de la piel, al contraer el brazo, con un ratón que escapa furtivamente, y que de “bíceps” se pasara luego a “embutido” (...) pero el hecho es que el tal chorizo bíceps es una mera hipótesis, y toda la combinación semántica es harto atrevida para justificar una etimología que cojea evidentemente desde todos los puntos de vista.
En definitiva deberemos limitarnos a suponer una base SAURICIUM de origen desconocido. Acaso sea simplemente un derivado del adjetivo bajo latino y romance SAURUS “pardo, dorado” de probable origen germánico, teniendo en cuenta que es característico del chorizo el ser ahumado y por lo tanto de color oscuro; (...).

Pero en la ac. “ladrón” este vocablo no viene en realidad de chorizo, sino del gitanismo chori íd., vid. M.L.wagner, RFE XXV, 175, RF LXX, 192.

NOTA: el subrayado es mío.

RENOTA: Si esta vez el post sale completo después de tres infructuosos días de intentar colocarlo y no poder, será gracias a Dem que dió en el clavo con su consejo. No he visto post más escurridizo que éste... Allá voy.

MENDOCINO

MENDOCINO ”supersticioso”, antic., por haber partido de la familia Mendoza, en calidad de tradición familiar, la superstición que atribuía mal agüero al derramamiento de sal encima de la mesa. 1ª doc.: 1599, Guzmán de Alfarache, Cl. C. III, 175; V, 47.9.
Cervantes (Quijote, Cl. C. VIII, 54), Quevedo y Rojas Zorrilla aluden a la famosa superstición familiar de los Mendozas, y el último cuenta la tradición de que uno de ellos mató a un paje de un certero tiro de daga, como castigo por haber derramado sal. Otros, más tardíos, como Suárez de Figueroa, les atribuyen también el prejuicio supersticioso contra el martes. Véanse las citas correspondientes y otras clásicas en los pasajes de las ed. citadas de Cervantes y Mateo Alemán. Se trataría de una tradición familiar de los Mendoza fundada en algún hecho anecdótico; la explicación simbólica del mal agüero de la sal, tal como la da Pineda (V. La cita de Rodríguez Marín) me parece forzada. Covarr. Puede aludir a ello al decir que “ciertas familias están notadas de tener ciertos agüeros”.
El apellido procede del nombre de una villa de la provincia de Álava, explicable por el vasco (mendi “monte” + otz “frío”).


La madre de una además de roja (por tradición y por convicción) es un pelín mendocina. Digo ´pelín´ porque mi señora madre sabe como nadie adecuar la religión y la superstición a sus principios que es un primor. La madre de una lleva con orgullo su nombre de Mallarmé, y un poco gitana es en cosas de derramar la sal, divisar gatos negros y pasar por debajo de una escalera.
Una servidora, que mamó de su teta hasta los nueve meses, mantuvo en secreto su mendocidad hasta que un príncipe escéptico donde los haya la rescató de estos malos pensamientos y consiguió que mis dedos índice y corazón no se volvieran a cruzar para los restos.
Con mi madre no ha podido, por ser tarea harto difícil, porque para ser rescatada primero hay que querer serlo y mi madre, querer, querer... sólo quiere haber desayunado para que la sal, los gatos negros y las escaleras no surtan efecto en su persona ni en su espíritu. ¡Ya ves tú qué fácil! Con el estómago bien nutrido no hay superstición que valga: sin violencia ni malas leches que para una vez, siendo yo niña, que me tiró un cepillo de pelo a la cabeza y fue a partirse en ella el desalmado, me lo niega la bellaca como Judas a Nuestro Señor. Por si acaso, voy a repasar el árbol, no vaya a ser que un Mendoza por parte de madre me ronde las voluntades.

AFRACASAR

AFRACASAR (DHist.). No existe tal palabra. Afrácaseme en Lucas Fernández debe acentuarse en la segunda a, y es del verbo afracar, variante dialectal de aflacar “enflaquecer”, derivado de flaco.

No sé ustedes, pero yo es la primera vez que me encuentro en un diccionario un vocablo que no existe. Alguno hablaría de los hechizos de la lengua…
El que sí existe es este otro (hoy dos por el precio de uno) que por la magia y la belleza del vocablo en sí y de su significado, les presento a continuación para su deleite:

ALMICANTARAT

”cada uno de los círculos paralelos al horizonte que sirven para determinar la altura de los astros”, de muqantarât, plural de muqántara íd. Y “reloj de sol”, derivado de qántara “puente, arco”. 1ª doc.:1709.
Freytag, III, 505b. El cambio de u en i se deberá a un error de lectura en los manuscritos latinos medievales de astronomía.

GRIEGO

GRIEGO ”lenguaje incomprensible”, valor que en España se dio por antonomasia al nombre de la lengua de Grecia, como resultado indirecto de la costumbre de mencionarla junto con el latín, y de la doctrina observada por la Iglesia de que el griego no era necesario para la erudición católica. 1ª doc.: “esto para los labradores era hablarles en Griego o en gerigonça”, 1615, Quijote II, xix, 70rº.

De esta guisa los buenos catolicones se ventilaban de un plumazo toda la cultura griega, porque ya se sabe que los griegos, aparte de parlotear todo el día en las plazas no hacían más que esculpir tíos en pelotas con todos sus atributos allá. De ahí digo yo, que vendrá también que lo de “hacer un griego” no sea del agrado de la Iglesia por aquello de que no es necesario para la erudición católica…
Incomprensible, amigos, incomprensible. La lengua, claro.

CELLENCO

CELLENCO ”achacoso, decrépito”

y CELLENCA
“ramera vieja o sucia”, con su variante zullenco, zullenca, son alteraciones de sellenca “la ramera que espera sentada en el burdel”, derivado de siella por “silla”; más tarde, al aplicarse al viejo que se ensucia involuntariamente con su deposición, el vocablo se alteró en zullenco a causa de zullarse “ensuciarse al ir de vientre”, que viene del cat. sullar-se (o sollar-se) “ensuciarse”, del mismo origen incierto que el fr. souiller “ensuciar”.
1ª doc.: Quevedo, antes de 1617


Esta vez les invito a ustedes a que terminen el post con sus comentarios. No es difícil imaginar a más de un cellenco nacional o internacional que cumpla con cualquiera de las acepciones del vocablo.

A MEDIO MOGATE

A MEDIO MOGATE ”con descuido, a medias”: no consta que esta palabra haya tenido otro uso que éste y se desconoce su origen. 1ª doc.: 1605, Pícara Justina:

...”le convirtieron en mona…no es posible este metamórfosis; mas quando mis culpas lo hizieran posible, sólo me consolara con que ay ya en el mundo tantas monas de medio mogate, que si yo lo fuera, fuera entre tantas monas, monarcha”


¡Quién entre tanta mona de medio mogate no desearía ser monarcha! Pero la cruda realidad es otra: que siempre habrá una mona mejor que yo y que todo lo que una mona tiene puede perderlo por la ingratitud del 2º principio de la termodinámica.
Y se preguntarán ustedes de qué demonios estoy hablando; que ésta no es mi Vailima, que me la han “cambiao”…
Pues nada, que hoy me siento como la protagonista de un anuncio de compresas, que incluso me he propuesto saber a qué huelen las nubes y que hoy les voy a ofrecer el notición. Para empezar, hay varios enunciados de los que voy a echar mano así que prepárense:

“En todo sistema cerrado la entropía siempre aumenta y tiende hacia un máximo”

o bien este otro:

“En todo sistema cerrado el desorden interno siempre aumenta”

Para los que no disponen de un cónyuge enciclopédico, les diré que una y otra formulación quieren decir lo mismo, a saber, que todo con el tiempo se va a la mierda. Da igual de lo que estemos hablando, así que señoritas quinceañeras, ésta que suscribe les vaticina que un día las tetas se les caerán y aparecerán unos eufemismos alrededor de los ojos llamados “patas de gallo” y un tecnicismo comercial en el contorno de los labios denominado “código de barras”.

Para el segundo principio de marras no hay nada de medio mogate, no hace nada por descuido ni a medias. Si es un mozalbete veinteañero el que, por casualidad, está leyendo este post, le diré que la segunda ley no hace distinciones y que así como en las mozas la piel del culo sufrirá su otoño particular y de llamarse “piel de melocotón” se agriará de tal modo que le iremos a llamar “piel de naranja”, así digo, los adonis de este tiempo, sufrirán la inevitable fuerza de la ley de la gravedad, y que tras ser poseedores de un badajo espectacularmente paralelo al suelo que pisan, pasarán a considerar la halterofilia como un deporte de masas.

Me reconocerán ahora lo terrible de nuestro sino. Vivir como una mona, como mucho monarcha y saber que irremediablemente un maldito principio de la termodinámica ésa me va a hacer polvo de aquí a poco tiempo.
Menos mal, que todavía encuentro consuelo en aquella frasecita de mi hermano que decía: “mal de muchos, epidemia”.
En fin, que yo no digo nada, sólo por comentar...
Hasta mañana.

VINCHUCA



amer., 1789, “especie de chinche de gran tamaño”. Del quichua; probte. de uihchúcucc “que cae arrojado”, adjetivo verbal de uihchúcui “precipitarse, arrojarse”, porque así se lanza desde el techo sobre los durmientes.

¡Qué mejor apelativo que éste para nuestro estimado Jose María Aznar!
Le ha dado por viajar a lo largo y ancho de este mundo emulando no a Su Santidad Juan Pablo II (porque eso sería una osadía) pero sí recuerda a aquel personaje de tv. de mi infancia llamado Capitán Tan.
Y es que ya se sabe qué ocurre con las chinches: además de ir de un lado para otro, no paran de joder. Y es que las venganzas nunca fueron buenas y una vez que el pueblo soberano arrojara a este indeseable, le ha debido de gustar esa sensación de “caída al vacío” e intenta arrojarse sobre nosotros creyéndonos dormidos.

Las últimas declaraciones desde Alemania no tienen desperdicio: España se está encongiendo, señores, hasta tal punto que hasta los homosexuales se casan entre sí.
Vaya, pues sí que estamos encongiendo. Claro, que visto desde la óptica de un hemíptero es mucho decir cuando el mundo le viene grande. Ya lo dijo un filósofo. España tiene la menta tan grande que los árboles nos impiden ver el bosque.
Para eso tenemos nuestra vinchuca particular y patria que acompañada de Fragas y Carminas Ordoñez enseñan al universo que España iba bien.

Menos mal que ya saben ustedes su final:
Contra el chinche, Zapatazo.

SÍFILIS

SÍFILIS Tomado del lat. Mod. Syphilis título de un poema compuesto por el italiano Girolamo Fracastoro en 1530, cuyo protagonista Syphilus contrae este mal; este nombre se cree imitado del de un personaje de Ovidio.
El propio Fracastoro empleó más tarde syphilis en un tratado médico en latín, aplicándolo ya al mal, tardó este nombre en generalizarse, pues en inglés no se documenta hasta 1718, en francés hasta 1808; en cast., como en casi todas partes, la denominación tradicional fue “mal francés o gálico”, aunque en realidad parecen haber sido los descubridores de América los que trajeron de allí la enfermedad


Cuestión de importaciones y exportaciones señores, ya lo ven.
¡Quién le iba a decir al pobre Girolamo que el nombre del protagonista de su poema iba a resultar tan conocido internacionalmente después de tantos siglos!
Y es que hay que tener mucho cuidado a la hora de pasear el bicho por parajes desconocidos, porque seguro, seguro, en alguno habita una mala bicha. Y las malas bichas tienen mucha mala leche.
Pero a lo que iba. El Sr. Fracastoro tuvo mejor suerte que el Sr. Condom, higienista inglés del siglo XVIII que inventó los preservativos. A pesar de que este último hizo lo posible para que su apellido no se relacionara con el artilugio al que dio a luz, los hombres, que no necesitamos de razón alguna para joder al prójimo, decidimos inmortalizar el nombre familiar de este inglés para siempre.
Si es que a la hora de joder, que se joda el otro. ¿A quién le gustaría llevar en ocasiones su apellido a lo largo y ancho del pene del vecino?
Vamos, es que no quiero ni pensarlo...