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ILLUMINARE

Como ya les prometí en otro post, retomo el tema de los libros iluminados. Una vez que más o menos ya podemos identificar las partes de un manuscrito, paso a exponerles su clasificación por el contenido de los mismos.
Grosso modo, podemos afirmar que los libros medievales pueden dividirse en dos categorías en función de que se trate de obras religiosas o mundanas, aun cuando hasta la Baja Edad Media no siempre pueda trazarse con precisión la línea divisoria entre lo sagrado y lo profano. A pesar de lo dicho, vamos allá.
Los libros religiosos pueden dividirse en litúrgicos cuando eran utilizados en la misa por los celebrantes y, en devocionarios cuando servían para la oración privada. Las Sagradas Escrituras ocupaban un lugar especial dado que, sin ser un libro litúrgico, suponían la base de toda liturgia y de toda manifestación de la fe cristiana. Comencemos, pues, por estos últimos.

LA BIBLIA Y COMENTARIOS DE LA BIBILIA



La salvación prometida por Dios en el Antiguo Testamesto, se consuma a través de la vida, obra y muerte de Cristo en el Nuevo Testamento. En el orden de sucesión del canon griego, este último contiene los cuatro Evangelios (de San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan), las Epístolas de Pablo (las cartas católicas) y el Apocalipsis de San Juan (las revelaciones). Una Biblia completa será pues la unión de ambos testamentos en un solo volumen. Los textos litúrgicos son elementos sueltos e independientes extraídos de ella.
La versión original del Antiguo Testamento estaba escrita en hebreo y se dividía en la Torah con los cinco Libros de Moisés (Pentateuco), en los Profetas y en los Hagiógrafos. Los testimonios hebraicos más antiguos que se conservan son los fragmentos de papiro (siglos III al I a.C) que se han encontrado desde el año 1947 en Qumran, a orillas del mar Muerto.
Entre los años 250 y 150 a.C. apareció una traducción griega del Pentateuco llamada la Septuaginta o Biblia de los Setenta, que debe su nombre a la leyenda que nos ha llegado de que la traducción fuer realizada en 72 días por 72 copistas en la isla de Pharos.
Tras varios preliminares que fueron insuficientes, a finales del siglo IV el Padre de la Iglesia, Jerónimo, comienza la traducción al latín, La Vulgata, que sería la base de la Biblia medieval.
Del Imperio Carolingio se conservan algunas biblias enormes ilustradas pero no es hasta el siglo XII cuando llegamos a la culminación de la ilustración de biblias gracias al impulso de los monasterios por mejorar la redacción de los textos (que los monjes solían leer en voz alta). El único manuscrito bíblico bizantino ilustrado es el primer volumen de la Biblia del Patricio León del siglo X, que duerme en la Biblioteca Apostolica Vaticana. Entre las formas especiales de textos bíblicos contamos la biblia de historia, una versión en prosa que se divulgó durante el siglo XV en Alsacia, Baviera y Austria para la oración de los laicos.



Entre las biblias más famosas, la Biblia Pauperum o Biblia de los pobres muestra mediante ilustraciones el paralelismo entre personajes y acontecimientos del Antiguo y Nuevo Testamento; y la Bible moralisée, colección de resúmenes y paráfrasis de la Biblia que ejemplifican una de las series pictóricas más amplias de la Edad Media. Sus primeras muestras, creadas entre 1220 y 1240 fueron encargadas por la familia real francesa en los talleres de París.
Bien, hasta aquí hemos llegado hoy. Si ustedes me lo permiten, mañana seguiremos hablando de este fascinante tema y les presentaré otro tipo de libros iluminados como son los Salterios, los Evangeliarios, los Libros de perícopas, los Sacramentarios y misales y otros.
Que ustedes lo pasen bien, hasta mañana.

2 comentarios

Cucha -

Blogia. Tu comentario sobre los salterios, aunque pequeño, es como un oasis en un desierto. cuesta conseguir información sobre el tema. si tienes algo más escrito sobre ello me gustaría conocerlo. gracias.

yola -

me parece unamuy buena obra mil gracias por este espacio y muchas FELICITACIONES.