Blogia
Vailima

SEXO Y CASTIGO

Por necesidad, tiene que existir un ser maligno para recordarnos lo “pringaillos” que somos los seres humanos. Un ser omnipotente que juegue y se divierta con nosotros. Durante siglos nos ha enviado plagas y enfermedades como castigo por nuestra osadía al buscar la felicidad. Y la felicidad no es más que la suma de muchos momentos de mucho gustirrinín. Eso lo sabemos todos.
¿Qué pasa con el sexo? Pues que como no tengas cuidado, el ratito de gustirrinín se convierte en embarazos, en enfermedades venéreas o en unos simples hongos. Y es que, señores, nos quieren hacer creer que esto de los polvos es malo y digo yo, ¿a ver si no va a ser verdad? Pero les digo más, el maligno tiene en nuestro tiempo un ayudante bien formado y con un poder muy grande. Cuando a uno ya no le queda otro remedio que abandonar los placeres sexuales y se sienta ante el ordenador y se conecta a la web (que seguro etimológicamente viene de “güeb”, variación ancestral de “güebos”, actualmente “manda cojones”) buscando su ratito de gustirrinín, va el ayudante éste (por cierto, de nombre Bill Gates) y nos manda una bicha de tamaño catedral para que nos entren sudores y nos tiemble la entrepierna que de eso se trata. Y si no, a las pruebas me remito:



Que pasen ustedes un buen fin de semana, y les aconsejo que intenten esquivar los poderes del maligno. Ya saben, la mancha de mora con otra mora se quita, así que en lugar de echar un polvete, echen dos.

3 comentarios

jose -

ventanas, eh? ni con ellas ni...
:P

Bo Peep -

Que me va bien, quiero decir.

Bo Peep -

Pues yo en vez de esquivarlos, prefiero dejarme seducir. Y así me va.