LA BELLEZA DE LOS MONSTRUOS
GIOVANNI DA MODENA: Fresco del Infierno
El título del post nos conduce a un tema tan amplio que, a mi pesar, he de ponerle límites. Por este motivo, voy a intentar ceñirme al concepto de lo feo como antítesis de lo bello y ejemplificarles el asunto a través de un lienzo que quiero presentarles.
Empecemos por encuadrar el concepto. Según diferentes corrientes estéticas, lo feo como hemos dicho, sería una antítesis de lo bello si en un ser u objeto apreciamos la carencia de armonía que viola las reglas de la proporción en las que se basa la belleza, tanto física como moral, o la carencia que niega a ese ser u objeto lo que por naturaleza debería tener. A este respecto Guillermo de Auvernia (1180-1249) nos dice en su Tractatus de bono et malo
Llamaríamos deforme al que tuviera tres ojos o un ojo solo: al primero por tener lo que desdice, al segundo por no tener lo que conviene
Piensen por un momento en nuestra patria belleza grífica (termino acuñado por mí y que significa en forma de grifo de lavabo) Rossy de Palma o en nuestra velazquiana infanta Doña Elena de Bombón.
En cualquier caso, como afirma U. Eco, estarán de acuerdo en que si bien existen cosas o seres feos, el arte tiene el poder de representarlos de manera hermosa, y la belleza (o, al menos, la fidelidad realista) de esta imitación hace aceptable lo feo (ECO, U.: Historia de la belleza, Lumen, Barcelona, 2004, p.133).
Tenemos pues que si bien en la naturaleza encontramos seres feos, su representación por medio del arte nos puede resultar agradable. Hagan memoria y repasen algunas de las muestras de la iconografía cristiana (incluso tenemos ejemplos de bellas representaciones del diablo); piensen también en aquellos textos de la Edad Media donde aparecen hombres y animales monstruosos con los que se ilustrarán los bestiarios. Eco confecciona una relación asombrosamente bella de seres monstruosos: faunos, acéfalos, andróginos, artabantes de Etiopía, astomates, astomores, bicéfalos, blemmes, centauros, quimeras, cíclopes, cinocéfalos, poncios, esciápodos
Y bien, llegados a este punto podríamos preguntarnos cuál es la justificación que explicaría el porqué de estas representaciones. Por un lado nos encontramos con la tradición del simbolismo universal en la que nuestros monstruos adquieren, por otro lado, un significado moralizante o alegórico que daría respuesta a ciertas virtudes o vicios y realidades sobrenaturales pertenecientes al reino de Dios. Esto quiere decir que al igual que las sombras hacen que la luz resplandezca mejor, los seres monstruosos (tanto hombres como animales) y feos son necesarios a la belleza en igual proporción. Es el orden del universo el que importa y en este orden tienen cabida los monstruos y la seducción que nos provocan cuando los contemplamos bellamente reproducidos en cualquier tipo de expresión artística desde Dante hasta el Bosco.
Una vez hecha esta pequeña introducción hablaremos de una obra peculiar, ejecutada hacia 1562 por Pieter Bruegel el Viejo donde se hace un homenaje bellísimo a la fealdad absoluta. Su nombre bueno, más detalles mañana, cuando presente a la dama formalmente. En cualquier caso y como diría el poeta no lo toques ya más, que así es la rosa (se premiará a quien me diga a qué hace referencia ese lo de la frase anterior. Venga, anímense, es fácil) y hasta mañana amigos.
10 comentarios
Juan Pablo Mira -
Respecto a lo que planteas creo que la belleza que se encuentra en lo feo tiene que ver con la fantasía. Nos fascina lo feo en el arte porque captura lo monstruoso o tétrico y lo hace dócil e inofensivo. No tenemos problemas en contemplar un cuadro de un demonio pero nadie en su sano juicio querría contemplar a uno cara a cara. (Otro tema es la patología de quién gusta ver morbosamente la fealdad real de un accidente o una violación)
El año pasado, el 06 del 06 del 2006 escribí algo que me parece atingente. Aquí se los dejo. Saludos y felicitaciones nuevamente.
En el día de la oscuridad que brilla, en que el lado siniestro atrae, miramos los iconos del mal y gozamos con la fuerza del averno. Con la elegancia de Drácula escuchamos las guitarras del mal y los tambores infernales. La belleza de las alimañas, de las criaturas inmundas, de la sangre bullente. La estética de la Bestia es el sello de la maldita cruzada. Y mientras gozamos, reímos de los que se escandalizan, de los que no ven la belleza de lo monstruoso y siniestro. Malditos los inquisidores, dejad nuestras fantásticas brujerías. Dejad nuestra música revienta tripas y nuestras imágenes sangra ojos.
alejandra -
jasid
TioPetros -
Por mencionar algo actual, el artista suizo Giger, el creador de la estética de la película "Alien, el octavo pasajero", sin ir más lejos ha creado toda una iconografía sobre la belleza de lo espantoso, como un Pieter Bruegel redivivo...
Palimp -
Vailima -
Palimp, eres un fenómeno no creas que por no responder explícitamente se me ha pasado tu comentario "será a cualquier cosa de esa que hacen los poetas, incluso a los que le gusta reformar la ortografía".
Un abrazo a todos.
Miranda -
Tienes un blog de impacto, estoy pasmada, por decir algo.
Gracias por la generosidad de regalar tanto.
M.
Dem -
Carl Philip -
Palimp -
Palimp -
Respecto al mini acertijo, pues no sé. Si fuera informático diría que a cualquier cosa, si funciona, no lo toques!, pero si lo dice un poeta, será a cualquier cosa de esa que hacen los poetas, incluso a los que le gusta reformar la ortografía.