LARGO ES EL ARTE; LA VIDA EN CAMBIO CORTA COMO UN CUCHILLO
...versos extraídos del poema de Ángel González Ya nada ahora.
Iba caminando con dos amigos por el paseo, el sol se ponía, el cielo se volvió de pronto rojo, yo me paré, cansado me apoyé en una baranda, sobre la ciudad y el fiordo azul oscuro no veía sino sangre y lenguas de fuego, mis amigos continuaban su marcha y yo seguía detenido en el mismo lugar temblando de miedo, y sentía que un alarido infinito penetraba toda la naturaleza.
Estas notas fueron escritas allá por 1892 durante la estancia de Munch en un sanatorio en Niza. La descripción de la situación no deja lugar a dudas. Se trata del estado que inspiró un año más tarde la obra más famosa de este pintor del dolor. La más famosa para nosotros, no la más querida para él.
Como ya vimos en otro post, la peculiaridad del arte de Munch no estriba en la sensibilidad con la que expresa las vivencias de su infancia ni en el contundente análisis psicológico de sus personajes. Bien al contrario, su genialidad (permítanme que así lo califique) radica en dos problemas estrictamente artísticos: la composición y la técnica pictórica. En este sentido, leamos las palabras que Rainer Maria Rilke decía en 1920 refiriéndose a esta obra:
Munch había introducido ya esa violencia del terror en sus líneas, pero es infinitamente más naturaleza que Kokoschka; así, ha logrado desarmar en pintura el antagonismo entre lo que preserva y lo que destruye, siempre en el marco del acontecer espacial...
Supongo que habrán reconocido la obra de la que hablamos: El grito cuya primera versión se ejecutó en 1893 y tras ésta alrededor de cincuenta copias.
Las palabras del mismo Munch con las que encabezaba el post nos describen de forma soberbia el cuadro. Una ensenada con veleros que apenas se insinuan. Una barandilla corta el lienzo en diagonal. Es Nordstrand. Bajo un cielo volcánico prendido en llamas de lava, como lenguas de fuego pesadas, un personaje nos descubre el dolor. Dos figuras de espaldas se alejan. La soledad del individuo no encuentra consuelo. Si en Atardecer en el Paseo Karl Johan (1892) nos había mostrado el miedo y la soledad del individuo entre la masa de la sociedad, en El grito nos presenta los mismos elementos enfrentándose a una naturaleza que no conforta, que no presta su cobijo sino que envuelve el grito del ser humano en soledad arrastrándolo hacia la ensenada sobre la que pesa un gran cielo teñido de sangre. Óleo, temple y pastel sobre cartón se mezclan en los límites de una pintura no objetiva para potenciar la expresividad del drama del hombre que tapa sus oídos para no escuchar el grito de su propio ser.
Taparse los oídos y aislarse de lo que les amenaza como la protagonista de La Tormenta (1893), como la hija en Madre muerta con niña (1897-1899) en medio de una violencia de líneas que les arrastra a lo irremediable.
Es tanto el peso de mi alma que ningún pensamiento puede transportarla, y no hay alas capaces de elevarla a lo inmaterial. Si se conmueve, parece acariciar el suelo con sus alas, como el vuelo bajo de los pájaros cuando presienten la tormenta. En mi pecho anida una opresión, un temor que adivina un terremoto.
Con estas palabras de Kierkegaard doy por finalizado el post. Mañana viernes Tio Petros y yo salimos con rumbo al románico burgalés. De deberes, amigos míos, les dejo una pregunta en el aire a modo de curiosidad sobre el cuadro que hemos tratado hoy:
¿Sabrían decirme quién fue el modelo en el que Munch se inspiró para crear la figura central del lienzo?
La respuesta tiene tela.
Pásenme un feliz fin de semana.
Iba caminando con dos amigos por el paseo, el sol se ponía, el cielo se volvió de pronto rojo, yo me paré, cansado me apoyé en una baranda, sobre la ciudad y el fiordo azul oscuro no veía sino sangre y lenguas de fuego, mis amigos continuaban su marcha y yo seguía detenido en el mismo lugar temblando de miedo, y sentía que un alarido infinito penetraba toda la naturaleza.
Estas notas fueron escritas allá por 1892 durante la estancia de Munch en un sanatorio en Niza. La descripción de la situación no deja lugar a dudas. Se trata del estado que inspiró un año más tarde la obra más famosa de este pintor del dolor. La más famosa para nosotros, no la más querida para él.
Como ya vimos en otro post, la peculiaridad del arte de Munch no estriba en la sensibilidad con la que expresa las vivencias de su infancia ni en el contundente análisis psicológico de sus personajes. Bien al contrario, su genialidad (permítanme que así lo califique) radica en dos problemas estrictamente artísticos: la composición y la técnica pictórica. En este sentido, leamos las palabras que Rainer Maria Rilke decía en 1920 refiriéndose a esta obra:
Munch había introducido ya esa violencia del terror en sus líneas, pero es infinitamente más naturaleza que Kokoschka; así, ha logrado desarmar en pintura el antagonismo entre lo que preserva y lo que destruye, siempre en el marco del acontecer espacial...
Supongo que habrán reconocido la obra de la que hablamos: El grito cuya primera versión se ejecutó en 1893 y tras ésta alrededor de cincuenta copias.
Las palabras del mismo Munch con las que encabezaba el post nos describen de forma soberbia el cuadro. Una ensenada con veleros que apenas se insinuan. Una barandilla corta el lienzo en diagonal. Es Nordstrand. Bajo un cielo volcánico prendido en llamas de lava, como lenguas de fuego pesadas, un personaje nos descubre el dolor. Dos figuras de espaldas se alejan. La soledad del individuo no encuentra consuelo. Si en Atardecer en el Paseo Karl Johan (1892) nos había mostrado el miedo y la soledad del individuo entre la masa de la sociedad, en El grito nos presenta los mismos elementos enfrentándose a una naturaleza que no conforta, que no presta su cobijo sino que envuelve el grito del ser humano en soledad arrastrándolo hacia la ensenada sobre la que pesa un gran cielo teñido de sangre. Óleo, temple y pastel sobre cartón se mezclan en los límites de una pintura no objetiva para potenciar la expresividad del drama del hombre que tapa sus oídos para no escuchar el grito de su propio ser.
Taparse los oídos y aislarse de lo que les amenaza como la protagonista de La Tormenta (1893), como la hija en Madre muerta con niña (1897-1899) en medio de una violencia de líneas que les arrastra a lo irremediable.
Es tanto el peso de mi alma que ningún pensamiento puede transportarla, y no hay alas capaces de elevarla a lo inmaterial. Si se conmueve, parece acariciar el suelo con sus alas, como el vuelo bajo de los pájaros cuando presienten la tormenta. En mi pecho anida una opresión, un temor que adivina un terremoto.
Con estas palabras de Kierkegaard doy por finalizado el post. Mañana viernes Tio Petros y yo salimos con rumbo al románico burgalés. De deberes, amigos míos, les dejo una pregunta en el aire a modo de curiosidad sobre el cuadro que hemos tratado hoy:
¿Sabrían decirme quién fue el modelo en el que Munch se inspiró para crear la figura central del lienzo?
La respuesta tiene tela.
Pásenme un feliz fin de semana.
17 comentarios
Vailima -
Un saludo
Un diletante -
Dem -
¿En qué momento dejamos de ser persona? ¿Al morir? ¿A los cien años de muerto? ¿A los dos mil años? ;)
Palimp, te quedaste conmigo :P
Lola -
Palimp -
Luis -
Palimp -
Dadle recuerdos a la playa de Gros de mi parte...
P.D. Me habéis dejado solito con el acertijo...
Vailima -
Vengaaaaaaa
pd. esta noche nos vamos de cenote a Donosti. Brindaremos por tí Palimp.
Palimp -
Dem -
Palimp -
Vailima -
los post los hago POR AMOR AL ARTE.
jejeje (me encanta el chiste tan a cuento).
Cristina, estás hecha una vaga. Espero que el fin de semana te sirva para recargar las pilas.
La imagen central del lienzo es la figura que grita. Y ya vemos que lo que quieres es escaquearte.
Con respecto al viaje, ya lo anulamos hace quince días y al camino que vamos me parece que mañana también. Aunque cualquiera se lo dice al Petros... lo mismo me mete en una ecuación y me ahorca con una raíz cuadrada.
Un saludo
Vailima -
jeje
ah! si tus padres hubieran visitado París en lugar de Oslo, pues mejor.
Cristina, tengo que llevar a mi hijo a entrenamiento. Cuando vuelva te contesto.
Un saludo
Cristina -
En cuanto al románico burgalés, espero que lo disfrutes mucho y que luego nos hagas un estupendo reportaje desasnador!!!
Un abrazo,
Cris
Elías -
Buen viaje a la anfitriona y al tío Petros. ¿No te pagan por estos posts, Vailima? Deberían...
Saludos por doquier.
Vailima -
Con respecto a lo de las jovencitas... quién sabe la edad que tenía la modelo.
jeje
Un abrazo
Dem -
Pero he encontrado la respuesta... esto, no, no la he encontrado, ya la sabía, de verdad que no he hecho trampas...
Desde luego no se puede decir que a Munch le gustasen las jovencitas ;)