CUANDO LA MÚSICA SE CONVIERTE EN HOMBRE
Música recomendada: "S´elle m´amera de Johannes Ockeghem en Bella Imagine (Canciones flamencas de amor cortés, s. XV)
Jamás he oído recitar a nadie Cerrar podrá mis ojos la postrera como a mi buen y querido amigo Abdul.
Hoy Carl Philip ha madrugado y nos ha regalado una carta de amor. De ésas que ya no se escriben, de ésas que contienen más que una manifestación de intenciones, de ésas que constituyen un acto heroico del autor por superar los límites de la intimidad. He leído su carta a M. (porque indudablemente va dirigida a ella y sólo a ella) como escucho los versos de Quevedo en boca de mi amigo Abdul. Con esa sensación de ser protagonista de lo dicho y ser consciente, a pesar de mi estimado Wittgenstein, de que en determinadas ocasiones , mejor es no callarse.
La experiencia de la vida cotidiana nos demuestra diariamente, como una grande y cruel segunda ley, que pasamos por aquí y vamos dejando posos de lo que una vez fuimos, de lo que una vez tuvimos. Pocas veces (y si no que alguien tire la primera piedra) somos capaces de sentarnos en nuestro salón cerebral tan bien amueblado él- y organizar durante un momento el cajón de nuestros sentimientos. Pocas veces, las menos, recogemos en palabras nuestro amor hacia el otro y pocas veces, casi nunca, las dibujamos en un papel o en un blog que no deja de ser un papel en blanco- para hacerlas públicas. A modo de casamiento, para hacer partícipes a los otros de nuestra dicha o de nuestra infelicidad.
Hoy Carl Philip se ha desnudado ante nosotros y nos ha confesado que esto es lo que hay. Palabras ruborizadas con las que deshoja su pasado, palabras temblorosas para construir su futuro.
Me alegro por ti, amigo. Ahora la música que tienes dentro la podemos escuchar todos y a todos nos pertenece un poco ya que tu deseo ha sido compartirla con nosotros. Sé cómo te sientes: con esa notas como dardos que Ángel González escribió una vez: A Todo Amor.
Todo lo que contemplo vibra y arde.
Y mi deseo se cumple en mi deseo:
Dore mi sol así las olas y la
espuma que en tu cuerpo canta, canta
-más por tus senos que por tu garganta-
do re mi sol la si la sol la si la."
Jamás he oído recitar a nadie Cerrar podrá mis ojos la postrera como a mi buen y querido amigo Abdul.
Hoy Carl Philip ha madrugado y nos ha regalado una carta de amor. De ésas que ya no se escriben, de ésas que contienen más que una manifestación de intenciones, de ésas que constituyen un acto heroico del autor por superar los límites de la intimidad. He leído su carta a M. (porque indudablemente va dirigida a ella y sólo a ella) como escucho los versos de Quevedo en boca de mi amigo Abdul. Con esa sensación de ser protagonista de lo dicho y ser consciente, a pesar de mi estimado Wittgenstein, de que en determinadas ocasiones , mejor es no callarse.
La experiencia de la vida cotidiana nos demuestra diariamente, como una grande y cruel segunda ley, que pasamos por aquí y vamos dejando posos de lo que una vez fuimos, de lo que una vez tuvimos. Pocas veces (y si no que alguien tire la primera piedra) somos capaces de sentarnos en nuestro salón cerebral tan bien amueblado él- y organizar durante un momento el cajón de nuestros sentimientos. Pocas veces, las menos, recogemos en palabras nuestro amor hacia el otro y pocas veces, casi nunca, las dibujamos en un papel o en un blog que no deja de ser un papel en blanco- para hacerlas públicas. A modo de casamiento, para hacer partícipes a los otros de nuestra dicha o de nuestra infelicidad.
Hoy Carl Philip se ha desnudado ante nosotros y nos ha confesado que esto es lo que hay. Palabras ruborizadas con las que deshoja su pasado, palabras temblorosas para construir su futuro.
Me alegro por ti, amigo. Ahora la música que tienes dentro la podemos escuchar todos y a todos nos pertenece un poco ya que tu deseo ha sido compartirla con nosotros. Sé cómo te sientes: con esa notas como dardos que Ángel González escribió una vez: A Todo Amor.
Todo lo que contemplo vibra y arde.
Y mi deseo se cumple en mi deseo:
Dore mi sol así las olas y la
espuma que en tu cuerpo canta, canta
-más por tus senos que por tu garganta-
do re mi sol la si la sol la si la."
1 comentario
Carl Philip -