LIBIAMO, LIBIAMO (4/4)
Hoy finalizamos con la serie de post dedicados al vino en la obra de Vermeer. La obra que hoy vamos a contemplar se titula Caballero y dama tomando vino y observen cómo el artista nos obliga, como testigos mudos de nuevo, a alejarnos aún más de la escena representada de tal forma que las figuras que la componen no advierten nuestra presencia. Dejémoslo estar…
La distancia a la que hago referencia arriba nos permite contemplar en esta ocasión el suelo de la estancia. Se trata de un embaldosado que forma un tablero de ajedrez tan famoso en la obra de Pieter de Hooch que sin duda el pintor de Delft se inspiró en ellos cuando ideó la obra de hoy (les dejo cuatro ejemplos para que puedan comprobarlo: uno , dos , tres y cuatro ).
En el lienzo de hoy, es el caballero quien sirve vino a la mujer para que ésta, y permítanme ser mal pensada, relaje su resistencia. Su mano sostiene el asa de la jarra, de una jarra de porcelana que es leitmotiv en tantas otras obras de Vermeer como En casa de la alcahueta, Joven durmiendo, La clase de música (Caballero y dama tocando el virginal), La muchacha con el vaso de vino (La dama con dos caballeros) o La clase de música interrumpida . En la escena que hoy contemplamos, la jarra se sitúa en el centro del cuadro (hagan dos ejes imaginarios y compruébenlo) y es imposible ignorarla. El caballero contempla a la joven dama que ya se ha llevado a la boca la fina copa de cristal que cubre su rostro a modo de máscara.
Por los objetos que se encuentran en la sala podemos deducir que está a punto de comenzar una deliciosa velada musical. El laúd sobre la silla y las partituras sobre la mesa nos dan fe de ello. La penumbra parece adueñarse de la habitación gracias a una contraventana cerrada situada al fondo a la izquierda. Aunque este detalle pueda parecernos de escaso interés, todo en Vermeer tiene un sentido y contiene una clave que debemos descifrar. En La tasadora de perlas el artista confiere al cuadro la misma intensidad de luz utilizando idéntico recurso. Parece ser (ya saben que esto no es ciencia como mi querido Tio Petros quisiera), que con él se alude al Libro de los Proverbios 4,19 en el que se dice que el camino de los impíos es tenebroso. Es decir, aquí está ocurriendo algo que ha de ocultarse a la luz del día. Esta explicación también tiene su base en el Universal Lexikon de Zedler, donde se asocia la oscuridad de una habitación con la infidelidad conyugal basándose a su vez en Job 24,15 :
“El ojo del adúltero el crepúsculo espía: ningún ojo –dice- me divisa”
Si ahora dirigimos nuestra discreta mirada y recuerden, silenciosa, hasta el foco de luz de la estancia, es decir, la ventana, en ella, semiabierta (tal y como la joven dama debe de empezar a estar), podemos ver un cudrilóbulo que alberga un contenido moral bastante especial. Además de la figura del escudo de Jannet-je Vogel, fallecida en 1611, primera esposa de Moses J. Nederveen, vecino éste de Vermeer, encontramos un motivo simbólico que se remonta a una ilustración del libro de emblemas de Gabriel Rollenhagen de 1611 titulado Nucleus Emblematum donde se representa a la templanza con sus dos atributos: la escuadra como símbolo del recto obrar y la brida, símbolo del control de los afectos. Si además de estas claves, atamos cabos escénicos, podemos observar cómo la ventana se encuentra exactamente en el eje visual de la muchacha, sin duda, a modo de prevención y de guía del camino que debe seguir.
Podríamos hablar más extensamente de los tipos de bebidas o “filtros de amor”, incluso del poder de la música imprescindible en estos lances amorosos, pero descansemos, y dejémoslos para otros post, cuando la Musa duerma, ahora, amigos, a disfrutar, y por supuesto, a beber.
Como comprenderán, una vez que las fieras diminutas, es decir, mis hijos, comiencen el período vacacional, mi ritmo de posteo bajará hasta cotas insospechadas pues la infancia de la que soy responsable tiene la virtud de transformar todo mi tiempo en un agujero negro, incluso –y no me malinterpreten- en un himen inmenso (parafraseando a algún poeta al que admiro) que todo lo traga: hasta la vida de este blog. Así pues, hasta que me dejen.
Un abrazo.
6 comentarios
Vailima -
Siento no poder ayudarte. No obstante, sé bienvenida a mi casa.
Un cordial saludo
Rebeca Zavala -
noesmivida -
bueno, tenía que probar a ver si cuela... me quedé con ganas de más. ;-)
vere -
Vailima -
en fin, no puedo más que perdonarte ya que me imagino pondrás remedio a tamaña afirmación.
un abrazote
Palimp -
Un abrazo!