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NAÏVETÉ Y MANIERA: INGENUIDAD VERSUS ARTIFICIO

NAÏVETÉ Y MANIERA:  INGENUIDAD VERSUS  ARTIFICIO

En los años noventa (de mil ochocientos, claro), Monet exponía una serie de obras de idéntico motivo aunque en cada cuadro se modificaba la iluminación por la hora del día o por la estación del año, el punto de vista y la perspectiva. Aunque las figuras pudieran repetirse nunca eran utilizadas como yuxtaposiciones compositivas, puesto que para el pintor impresionista la unidad de la atmósfera en la que se veían envueltas aquéllas era primordial. Degas , por ejemplo, fue más atrevido en este sentido al reutilizar sus figuras sin llegar a cambiarlas aunque el precedente de tal “reciclaje” de materiales lo encontramos en Ingres:

Se me ha hecho observar, y quizá con razón, que yo reproducía demasiado a menudo mis composiciones, en lugar de hacer obras nuevas. He aquí mi razón: la mayor parte de estas obras, cuyo tema me gusta, me ha parecido que merecía la pena que las hiciera mejores repitiéndolas o retocándolas”

Toda su producción está impregnada por la recurrencia de ciertas figuras hasta llegar a El baño turco donde aparece la Bañista de Valpinçon (con el pecho y la cintura de la Bañista de Bayona); la Odalisca de la esclava; el ángel de ojos almendrados del Voto de Luis XIII; el muslo de la Gran Odalisca; la Venus Anadiómena y la bailarina de la Odalisca de la esclava y hasta la réplica del retrato de Madame Moitessier.

Tanto en Monet, Degas, Ingres o Gauguin queda, pues, en entredicho la cuestión de la originalidad. Desde el punto de vista naturalista, la originalidad sería sinónimo de ingenuidad tal y como dejara escrito Leonardo da Vinci, advirtiendo al artista del riesgo que corre cuando todas las figuras parecen hermanas de pincel. Por el contrario, hay que emular a la propia naturaleza y crear, en el plano estético, la variedad y universalidad con la que aquélla nos regala.

La repetición de motivos y materiales produce un déjà vu inquietante en el espectador abortando tras de sí toda sensación de verosimilitud y naturalidad, y tanto es así, que su artificiosidad se pone al descubierto, es decir, se convierte en lo que los clásicos llamaron maniera. Pues bien, esta visión manierista fue defendida por Gauguin hasta el punto de considerarla no sólo legítima sino además inevitable. Frente al naturalismo, la originalidad impulsada por Gauguin, como producto del arte mismo y no como una consecuencia de darse a la naturaleza. La memoria personal es la clave de esta concepción; la memoria como recopilatorio, como un museo propio en el que la novedad no ha de encontrarse en la obra aislada sino en el conjunto, en su coherencia interna que la hace oeuvre ante nuestros ojos:

Todo esto es quizá amanerado (manieré), pero en el cuadro ¿dónde está lo natural? Todo, desde las épocas más remotas, es en los cuadros completamente convencional, deliberado de cabo a rabo y muy lejos del natural, por consiguiente amanerado”

4 comentarios

anarkasis -

Me temo que debería de esperar otro post mas, mientras sigues "tejiendo" la tela expositiva, no sea que me quede atrapado o peor la rompa... pero estoy como los demás "modernistas" en los 90 un poco alterado con Gauguin, por una parte resulta fascinante su manera de exponer, y pintar, como MAGISTRALMENTE expones, con esa naturalidad fotográfica, como de documental en que les roba el alma y la lleva a Francia dejandola desnuda ante los mirones.
- Pero al final, termina pintando culos y tetas, ¿NO?. ¿para que le hace falta marchar a la polinesia a robarles el alma a los paisanos?.

El chauvinista de Camille tiene razón, su pintura la podía haber hecho perfectamente en Francia. Su exposición aprovecha el camino trillado por sus compañeros presentando como nuevo un documental.
(inciso), en 1870 no se vendía un cuadro, en 1880 algunos impresionistas empezaron a vender algún cuadro impresionista en 1890 ya había marchantes demandando, impresionismo pos-impre,neo-tal y neo-cual. Se vendían cuadros porque a alguien se le ocurrió decir que eso era arte nuevo FRANCéS Y QUE SE VENDIA ARTE FRANCéS, curiosamente el nacionalismo fue quien tiró de la "nueva maniera" ...
-y viene el asaltacunas del Gauguin con cuatro pedorras de la polinesia a CONFUNDIRNOS EL MERCADO..... ¡Vamos que no!.

Esa exposición balanceó el arte a favor de "le nouveau", en contra del academicismo. En 1900 en Francia ya se vendían mas modernismo que clasicismo, y el 80% traspasaba las fronteras.

Herri -

Ayer nos pusiste un post a traición Vailima. Afortunadamente uno tiene tiempo para poder degustar los dos.
Razón tenía Gaugin, no hubiera cambiado el arte del siglo XX sin admitir sus postulados; y esto no solamente se puede aplicar a la pintura, también es un concepto igualmente aplicable a otras artes como la música, la escultura, la arquitectura ¡y qué decir de la literatura!

Vailima -

El placer es mío, Palimp, por tenerte otra vez en casa.
un saludo

Palimp -

Es un placer volver a tener tiempo para poder disfrutar de tu blog.

Un abrazo.