SAINT JUST DE VALCABRÈRE O EL ASOMBRO DE UN PEÓN DE ALBAÑIL
El día pasado, mientras Tio Petros y yo tomábamos una copa, contemplábamos cómo unos cuantos individuos de nuestra misma especie bailaban al son de una rumba. En concreto nos concentrábamos en una mujer que ocupaba el centro de atención de todo el garito. Cocida como un piojo, despeinada y con una agradecida barriga cervecera que sin pudor nos regalaba, se movía al ritmo de la música que por el movimiento de brazos y manos, veíase convertida en jota aragonesa de cuando en vez. El marido, extorero en sus días mozos, la contemplaba también amparado en el quicio de la puerta del establecimiento, mellándose unos rizos teñidos de zaína juventud que más parecían de sangriento mercenario que de matador de toros bravos.
- Cada vez es más grande mi asombro por la diversidad humana –dijo Petros-. Gracias a dios, a medida que pasa el tiempo, nuestro carácter va apaciguándose. Hace unos años, me hubiera sido insoportable. Ahora contemplo este espectáculo y sonrío.
Nuestra última parada antes de regresar a casa después de la ruta del románico de este verano, fue en Saint Just de Valcabrère, basílica ubicada en la haute Garonne. Enclavada en un paisaje casi toscano, la iglesia construida entre los siglos XI y XII es particularmente hermosa debido a ciertos elementos arquitectónicos en su ábside y absidiolos que le otorgan esa individualidad con que el románico se viste en muchas ocasiones.
Dejando a un lado estos últimos, Saint Just de Valcabrère disfruta de otra singularidad que la hace aún más atractiva a los ojos del curioso: muchos de sus sillares fueron tomados “prestados” a la antigua ciudad romana de Lugdunum Convenarum, sillares en forma de lápidas funerarias que pueden verse tanto en el exterior como en el interior del templo. De todos ellos, hay uno que llama la atención y que se encuentra situado en el interior del edificio, entre el ábside y el absidiolo izquierdo, a una altura considerable para nuestros ojos (les recomiendo que lleven siempre consigo unos prismáticos) y bajo una escasa luminosidad dada la hora avanzada de la mañana. Pues bien, la lápida pertenecía a la tumba de un peregrino al que la historia le ha negado el descanso para toda la eternidad. Y digo esto, porque tras unos minutos de contemplar el bajorrelieve, uno no encuentra su razón de ser, ni sus pies ni su cabeza ni es posible su lectura hasta que colocándose a unos metros de distancia del mismo decide uno darle la espalda al sillar, abrir las piernas, sacar el culo insolentemente y entre el hueco del que hemos dispuesto, enfundarse los prismáticos y mirar. Mirar la historia de la lápida que ya se abre ante nuestros ojos y contemplar cómo al pobre desgraciado albañil, que no sabía leer, lo mismo le daba colocar “su piedra” al revés siempre y cuando el nervio del arco dispusiera de la suficiente tensión para que la bóveda no cayera.
Al albañil que colocó la lápida, poco le importaba el eterno peregrinar de un anónimo viajero que fue a morir allí, en un mundo puesto al revés, cuando ante sus ojos y con su sudor y trabajo, se construía un templo que se dio en llamar de estilo románico varios siglos después, un templo con una estética propia, de formas armónicas, de gran funcionalidad, unitario a pesar de sus muchas expresiones, misterioso y humano. Terriblemente humano.
“Cada vez es más grande mi asombro por la diversidad humana”, por esta razón el peón de la basílica de Saint Just de Valcabrère, sonríe cuando nos contempla de espaldas a unos metros de su sillar, con el culo en ristre tratando de descifrar la música de una “simple” piedra .
11 comentarios
Vailima -
nota: Calamity, me encanta que mis amigos ocupen espacio en el blog. Para eso es una casa, grande, grande.
un abrazo
Cal -
Lo que me sorprende es lo de las lápidas. Me explico, brevemente si puedo: me apasiona la antropología funeraria. Ya ves, por eso me parece simpático el hecho de que unos cristianos de aquella época, tan miedosos y supersticiosos, aprovecharan algo tan "siniestro", tan escatológico para cubrir las paredes de la casa de dios, perdón, Dios (que para ellos es con mayúscula). Pero, claro, aquí también se puede aplicar aquel refrán de a falta de pan, buenas son tortas... Si el cura de turno quería una iglesia, vamos, que había que hacer la iglesia fuera como fuese, supongo. :)
Muchos besillos y perdón por ocupar tanto espacio. Cal.
TioPetros -
Hay otro detalle importante: todo lo romano es pagano, y su importancia simbólica es nula. Incluso peor que nula: negativa. De ahí que quizás no estuviera boca abajo por azar sino a propósito, para reducir el sillar a lo que los canteros quisieron hacer de él: una piedra más para construir su templo. Anulando así el valor simbólico que otra civilización le quiso dar...
Calamity -
Gracias, Vailima.
Vailima -
un besote grande, grande.
ladydark -
Jafatron -
En fin, bendito sea el albañil, tal vez dio sin querer el mejor significado posible a pompas fúnebres. Y al peregrino le diría que siempre es mejor que te admiren de culo a que te desprecien de frente.
Es un placer ver actividad de nuevo por aquí Vailima (con cuentagotas nos dejas caer tus post, nos tenías tan mal acostumbrados )
Abrazos
Vailima -
un abrazo
palimp -
Vailima -
Sin ninguna duda la lista está trabajada y mucho. También hay anotaciones curiosas. Como es menester y obligatorio para cualquier viajero que se precie.
Vere -