EL BELLO RETRATO DE UNA MUJER FEA
Ayer hablábamos de un grupo de poetas y su peculiar forma de buscar la belleza a través del misterio del símbolo del que Tio Petros ya nos había hablado también en el post del lunes. Pues bien, como todos ustedes saben, a lo largo de la historia del arte el espejo donde la belleza se ha reflejado y se refleja tiene dos caras: una donde va a parar lo que podríamos denominar “lo bello” y otra en la que el propio espejo se concentra para mostrarnos “lo feo” de forma ampliada y con todo lujo de detalles. No me cabe duda que a este lado también se asoma la belleza aunque deforme y a veces cruel.
Hoy les voy a presentar a una mujer a la que una servidora, como suele decirse, le tenía ganas. No, amigos, no se trata de cierta baronesa patria famosa por su patrimonio y por su hábil manejo del lenguaje. La mujer a la que me refiero es reina y fea. Muy fea. ¿Que no me creen? Observen:
La caricatura es el nombre con el que denominamos a esa otra cara del espejo de la belleza. Como forma de representación artística, la deformación óptica de la figura humana y, sobre todo, del rostro, nació a comienzos del siglo XVI con la finalidad de poner de manifiesto, simbólicamente (de nuevo nos topamos con el símbolo), ciertos odios y enemistades contra determinadas personas. Qué mejor que servirse de la ridiculización de su efigie para injuriar al que tomamos por nuestro enemigo, aumentando o disminuyendo partes de su rostro como su nariz, su boca, sus orejas o su frente. La belleza pasa a reírse de su propio reflejo y la “languidez” de la que nos hablaba ayer Verlaine se muta en comicidad.
El retrato de una mujer vieja o como la conocemos todos, La reina de Túnez es un lienzo atribuido a Quentin Massys y ejecutado hacia 1513. La reina que hoy nos ocupa cumple con todos los requisitos de deformación grotesca de un retrato. Nuestra noble amiga aparece ataviada con una cofia exagerada y un corpiño que a punto está de reventar sus trasnochados senos. No le falta de nada para acusarle, sí, acusarle de fea. Grandes orejas, rostro hombruno, apagada mirada, exageradas fosas nasales, arrugada y con verruga incluida. Se apoya tras un murete donde posa unas manos rematadas por uñas cortas y sucias.
La reina de Túnez se ha representado en más de una ocasión como muestra este grabado al aguafuerte de Wenzel Hollar titulado El rey y la reina de Túnez según una reproducción de Leonardo da Vinci:
Leonardo estaba interesado por plasmar rostros fuera de lo común, rostros que por sus deformidades le servían para el estudio de la proporción ideal del cuerpo humano. La semántica de la individualidad de los renacentistas se vuelve descrédito hacia lo individual porque se aleja del ideal, es decir, la prudencia y la moralidad se manifiestan en lo bello mientras que la necedad y la falta de moral se traducen en lo feo. Hasta el siglo XV la fealdad no es considerada como una categoría estética y Massys juega en su cuadro con un ideal de proporciones anormales. Ni el vestido de nuestra reina está acorde a la época, la cofia se pasó de moda después de 1400 y la representación de la vejez, sinónimo de fealdad, ridiculiza a la dama en un tiempo en el que todo signo de juventud se considera positivo.
La monstruosidad se redime gracias a la fascinación por lo horrendo y éste forma parte del universo. En su Summa Halesiana, Alejandro de Hales hablaba de la necesidad de lo feo para la belleza. O ¿acaso la belleza no es más que el comienzo de lo terrible que aún podemos soportar?
“El mal en cuanto es deforme… No obstante, puesto que del mal se desarrolla el bien, es llamado bien por lo que aporta al bien y así es llamado bello en el orden. Por tanto, no es llamado bello de forma absoluta, sino bello en el orden; incluso sería preferible decir: el propio orden es bello”.
14 comentarios
ale -
PEDRO CALDERON -
Vailima -
Palimp -
http://www.the-office.com/bedtime-story/alice-background.htm
Ricardo -
El camino de los textos latinos y los griegos fue, en general, bastante distinto. Los textos griegos, en gran parte, fueron transliterados a nuevas copias de forma masiva en Bizancio a partir del siglo IX. Una pequeña parte de ellos llegaron al occidente europeo directamente, o a través de traducciones latinas antiguas; pero la mayoría lo hicieron a través de traducciones del griego al árabe, que luego fueron a su vez traducidas posteriormente al latín y a otros idiomas, por ejemplo en la Escuela de Toledo.
Para más información: http://www.liceus.com/cgi-bin/aco/culc/aut/1006.asp
En cuanto a los textos latinos, aquí también generalizo, la transmisión se dio a través de sucesivas copias durante toda la Edad Media, primeramente en los monasterios y, más adelante, en universidades, etc.
Todo esto es muy general, claro, y cada texto tiene su historia propia.
Vailima -
Con respecto al parecido, hemos de darle las gracias a Ricardo que nos ha iluminado el camino.
Carlos: toma nota igualmente de tu petición. Por cierto, me ha encantado tu expresión "como gallina en cuerpo de halcón". Todo un océano de distancia entre nosotros y la belleza ahí, en su sitio. En mil sitios.
un abrazo
Manuel -
POr cierto, el parecido con Don Manuel (que no soy yo) es asombroso!
Un saludo
Carlos Leiro -
como fue la labor de los copistas y como habra sido el criterio de la traduccion, tarea harto dificil. jajja ó porque aqui por quince pesos se conseguia la version poquet de Memorias de Adriano de Yourcenar con traduccion de Julio Cortazar, pero ves ya me he ido con pensamientos alados y despistados como gallina en cuerpo de Halcon.
Cuentanos algo sobre los viajes de los textos griegos y romanos, que deben haber pasado mas peripecias que Ulises.
Un abrazo y gracias sabelo siempre
Vailima -
http://www.uc3m.es/uc3m/inst/MU/publicaciones/Madrid/f_manuel_fraga.jpg
vestido de lagartera tal vez?
Acabo de cenar una magnífica paella regada con un vino maravilloso y estoy como la niña del exorcista.
Ricardo -
ladydark -
En realidad para mi la belleza es totalmente subjetiva y como muy bien expresaba Carlos, puede estar en lo más recóndito o lo más perceptible de cualquiera o de cualquier objeto.
Vailima -
Carlos: que buenas las palabras que has dejado hoy. Tendemos a hacer equivalencias entre lo bello y lo bueno y lo perfecto. Ningún ser humano lo es. Somos tan idiotas al creerlo! Tienes razón, hay tantas cosas bellas...
y gracias a ti, por supuesto por estar ahí, por comentar.
Carlos Leiro -
El estallido de una bomba nuclear no deja de ser un hecho sumamente bello e hipnótico para mí, al ver su imagen en cine por ejemplo, ahora bien cuando pienso en miles de seres destrozándose en un ínfimo instante, ¿lo bello es puesto en cuestión por la compasión? ¿ un volcán en erupción es también muy bello de lejos?
La belleza de una mujer, tan variada, ¿se puede mirar la calidez de una piel?
Pienso en El Perfume de Sundskin (no se si se escribe así) e imagino a Esta Reina, tan horripilante pero que quizás sus aromas pudieran ser enormemente atragantes, mas allá de lo que podemos imaginar. Claro al ver la imagen uno podría apresurarse a pensar a esa mujer como poseedora de un cuerpo que expelería olores desagradables.
O quizás esta Reina tenía, podrán afirmar que seria muy raro, unos pies tan bellos que los adoradores de pies la harían su Reina universal.
¿Y que acerca de su voz? Quizás no hubo boca alguna vez que pronunciara las palabras con tanta sensualidad en toda la historia humana.
Pero claro de inmediato armamos el modelo completo de la fealdad, donde el sentido de la visión es el Rey y el resto de los sentidos van detrás.
Pienso en Jim Morrison cuando en una nota para la revista Eye le preguntaron que sentido no querría perder y rápidamente contesto el sentido del tacto, porque el tacto era para él como tener millones de ojos en el cuerpo y la única manera de no ser una piedra..
Bueno Vailima , gracias como siempre, y gracias por el espacio.
Manuel -