EL CLUB DE LOS POETAS DE FANTIN-LATOUR
Nos encontramos en el rincón de la mesa (Coin de table) donde Henri Fantin-Latour está pintando a un grupo de hombres. No se trata de unos hombres cualesquiera. Son poetas. La luz del cuadro forma una magnífica unidad con el espíritu poético de los personajes retratados y la belleza de la composición está invadida por el sentimiento de cansancio y desmoronamiento del mundo en el que estos hombres viven. La decadencia.
Desde su languidez, Verlaine se autoproclama como “el Imperio al fin de la decadencia que mira pasar a los grandes Bárbaros Blancos” desde donde contempla la historia como algo demasiado largo y demasiado grande. Todo ha sido dicho y ha sido probado y los heraldos negros de otro poeta cabalgan en dirección a una civilización cansada que no podrá detenerlos. Entreguémonos a los placeres sensuales, busquemos los tesoros escondidos del arte para pasar –como dice Eco- “las manos hastiadas entre las joyas acumuladas por las generaciones pasadas”. El poeta prefiere la boca que le sepa besar aunque le mienta.
Junto a Verlaine, surge un Rimbaud pensativo y ensimismado. Entre relicarios e iluminaciones, el joven poeta convierte su corta vida en una temporada en el infierno y el desorden de sus sentidos es el camino que le conducirá, no sin dolor, al ideal estético. Hay que pagar un precio y para ello hace arder su juventud. La vida no es la revancha del sueño literario. Rimbaud lo sabe y una tarde…
“Una tarde, me senté a la Belleza en las rodillas. Y la encontré amarga. Y la cubrí de insultos. Me armé contra la justicia. Escapé. ¡Oh brujas, miseria, odio: a vosotros se os confió mi tesoro! Logré que se desvaneciera en mi espíritu toda la esperanza humana. (…) La desgracia fue mi dios. Me tendí en el lodo. Me dejé secar por el aire del crimen. Y le hice muy malas pasadas a la locura.Y la primavera me trajo la horrorosa risa del idiota.”
No quieren mostrar el mundo con la claridad cristalina del verso clásico. Nombrar un objeto es sustraer el corazón a un poema. El símbolo y sus misterios. La oscuridad de una poesía de la ausencia. Los versos deben caer al mundo con la misión adivinatoria del sueño. El taciturno Rimbaud sueña con cruzadas, con viajes de exploración cuya crónica no nos ha llegado: “creía en todos los encantamientos” nos confiesa. Otra vez el desencanto.
Absortos y ensimismados todos nuestros poetas malditos se dispersan sobre la mesa como la Mujer flor de Zola: “con la cabeza vuelta en un espasmo de pasión, en un esparcimiento de soberbia cabellera, dispersa como un estanque de perfumes”. Elzéar, Blémont, Valade, Aicard, D´Hervilly y Pelletan juegan tras la comida a la poesía con la única espada que encuentran en el mundo: la evocación, el objeto escondido detrás del símbolo.
Sugerir, ese el sueño -les dice Mallarmé- mientras Paul Valéry contempla las húmedas palabras que brotan de su Narciso:
Hermanos, tristes lirios,
Languidezco de belleza…
Mientras mezcla aceites y pigmentos, Fantin-Latour los contempla y hace suyas las palabras que poco antes escuchaba de los labios del muchacho Rimbaud. Una tarde, como aquélla, me senté a la Belleza en las rodillas. Y la encontré amarga.
10 comentarios
Vailima -
Brujo: sí es un lienzo hermoso y decorado con la información que tenemos de él, mucho más.
Vere: que conste que he estado a punto de elegir el cuadro de hoy para la parte por el todo, pero estoy un poco cargada de trabajo y he decidido no martirizaros esta semana. Pero la que viene, taza y media...
Vere -
el brujo don carlos -
Carlos Leiro -
Vailima -
Jafatron -
Y es que los visitantes de esta casa demuestran merecer también ser pintados alrededor de una mesa con el retrato de Vailima en medio.
Vailima -
Ladydark: gracias a tí por tu comentario y tu recomendación. Tomaremos nota.
Una cosita: deseosos estamos de tu próximo post. Venga, so vaga.
Charles: cuestiones de la historia del arte que nunca sabremos. No obstante, este lienzo es muy hermoso. Contentémonos con ello.
Por cierto ¿qué tal va la mudanza?
Charles de Batz -
Salud
ladydark -
Y aprovecho la oportunidad para meter un poco de publicidad, ¡Lean ustedes al Conde de Villiers!. Os gustará, en sus cuentos esta cercano a Poe, de quien recibe numerosas influencias y que conoce através la traducción de Baudelaire del autor norteamericano. Rebelde idealista, irónico, mezclando la realidad y lo sobrenatural, la ciencia y lo inexplicable. Para promover el apetito lector un pequeño ejemplo, su cuento "Claire Lenoir" Tribulat Bonhomet con ayuda de un oftalmoscopio, consigue ver en los ojos de Claire Lenoir, ya muerta, la imagen de su marido, que, reencarnado en un aborigen, mata a Henry Clifton, antiguo amante de su esposa. Lo dicho,"Cuentos crueles" y a leer :).
anarkasis -
(déjalo a ver que nos cuenta del románico, yo igual hasta me entero que fue eso. Pero que se levante cuando tengan fiebre los zagales, vamos¡¡)