CONSCIENCIA DE LO INTOLERABLE
Leía en la prensa el fin de semana pasado la noticia de la inauguración de la capilla arcillosa de Miquel Barceló sita en la Catedral de Palma. Por supuesto, sus majestades se habían desplazado hasta allí para darle más empaque al evento. En éstas estaba yo (no les voy a contar nada que ustedes no sepan ya) cuando en una asociación de ideas recordé un hermoso libro de Carlos Reyero titulado La belleza imperfecta. En uno de sus capítulos se habla de la repulsión y curiosidad hacia lo monstruoso que voy a intentar resumirles en este espacio de hoy.
El autor comienza hábilmente trayéndonos la primera acepción del vocablo “monstruo” si uno consulta el diccionario de María Moliner:
“Ser deforme. Ser que tiene alguna anormalidad muy notable y fea”
En la introducción hacia la deformidad, el autor echa mano del derecho romano, donde se distinguía incluso dos categorías al respecto, a saber, la de lo deforme o defectuoso y la de lo monstruoso en estado puro, pasando por la Edad Media hasta el siglo XVIII, donde como saben, el monstruo se define como la conjunción entre dos reinos (el humano y el animal), de dos especies, dos sexos etc. mezclas que El Bosco ya se encargó de mostrarnos como nadie. Sin embargo, existe un tipo de monstruosidad particularmente repulsiva: la deformidad física natural que provoca en quien la contempla una mezcla –también- de curiosidad y miedo a la vez. “La personificación del terror es, de hecho, la vertiente más identificada habitualmente con la idea de monstruo” apunta Reyero. Efectivamente, representa algo que nos repele porque en tanto que personificación, no lo queremos ser pero somos conscientes de que hubiera cabido la posibilidad de que lo hubiéramos sido o de que incluso lo pudiéramos ser. Es ahí entonces donde surge nuestra curiosidad. Lejano y cercano simultáneamente de tal forma que lo primero nos disgusta y desagrada y lo segundo nos produce miedo. La ambigüedad de su propia naturaleza es lo que llega a descolocarnos para enfrentarnos a lo monstruoso al tiempo que reafirmamos lo que somos.
En este sentido el hombre de hoy, tan preocupado por su imagen, no tolera los monstruos ni concibe –como en tiempos pasados- una belleza imperfecta que sea motivo de desagrado o miedo. Tendemos a dulcificar lo monstruoso y lo convertimos en bellas metáforas que apaciguan nuestras conciencias.
Les voy a confesar algo: si encuentro bello el retablo de Barceló es, precisamente, por lo feo que es.
17 comentarios
Carlos Leiro -
Y me tomo la licencia de recomendar un video muy interesante, que si bien es largo, vale la pena detenerse en mirarlo.
Pido tambien disculpas por ponerlo en este tema que poco parece tener en comun con el tema del video. Pero creo que si se mira de diversos angulos se pueden encontrar puntos en comun.
Tambien crei conveniente colocarlo en el Infierno pues creo que es el lugar indicado.
Disculpe usted la falta de tildes, siempre me lleve muy mal con ellas. y aqui va el link del video que recomiendo.
Un abrazo a todos y siempre adelante con tu pagina Muje!!!!
http://www.crisisenergetica.org/staticpages/index.php?page=20070126131019945
Juan Cosaco -
pero a mi me puede.
Besos!
Herri -
Me traes al recuerdo desde los bestiarios medievales, pasando por las obras del XVI, como "Historias prodigiosas" de Pierre de Boaistuau, el "Prodigiorum ac ostentorum chronicon" de Conrad Lycosthenes o "Monstruos y prodigios de Ambroise Paré, hasta desembocar en el monstruo del doctor Frankenstein, ese que ya nos produce miedo por poder vernos representados, en alguna medida, en él.
¿Le hemos dado la vuelta al mito?
En cuanto a Barceló, hay algunas cosas que me gustan; de esta obra lo que más me molesta es la difusión mediática (imagino que habrá que ir haciendo marketing).
anarkasis -
De cerca, se constata que no ha tenido mucho cuidado y que lo suyo no era pasarse la vida metido allí, en cuanto ha visto que se le caía el pelo se ha dicho:
-¡date!
trozo a trozo, a mi no me resulta novedoso, incluso recuerda a algún frikicatedralicio anunciando neococacola,
pero a una distancia media queda,
no está tan a la ligera, y las peyadas de material donde incrusta los objetos ayudan a continuar,.. A esa distancia la obra se deja "pesar" en su conjunto, los colores y formas empiezan a mezclarse y a separarse en una danza, dejando actuar a las sombras y luces,
(cuando vi la obra no estaba acabada) y observo por algunas imágenes que ha cambiado muchas cosas en lo ya realizado
Posiblemente no tenía ni pajonera idea de muchos de los materiales con los que estaba trabajando. La obra no despunta y tampoco arrebata por lo que yo concluyo que no sale airoso del todo dada la manga ancha hasta francia que le han dado y presupuesto sin cerrar, muchos hubieran querido ese gran trozo de catedral con mas méritos y saberes, dicen, pero ahora no tenemos florencias venecias ni romas a todo pasto donde 100 artistas eran pocos, para poder comparar trabajos parejos.
Mode -
Sobre gustos no hay nada escrito evidentemente, pero el arte no es sólo gusto. No conozco la obra, quiero decir directamente, por lo tanto me abstendré.
En cualquier caso, como Barceló no soy creyente, por lo tanto me parece curioso la eleccion de un milagro. Me inclino a pensar que su tema es lo sagrado antes que lo religioso. Interesante tema lo sagrado, ocupa un lugar importante en culturas como la egipcia, en cultura remotas, originarias. El universo mismo en el que vivimos HOY es un puro milagro para nosotros. Todo esto está en Barceló...? No lo sé, a mi me lo sugiere el material utilizado, el tema, contemplar los detalles de la obra, aunque sea en una fotografía. Pero no la ví todavía.
Lo unico que encuentro interesante es el siguiente texto:
"Les voy a confesar algo: si encuentro bello el retablo de Barceló es, precisamente, por lo feo que es."
Me gusta, tan interesante, tan paradógica como un milagro.
Un abrazo.
isabelbarcelo -
Fran -
telemaco -
Vigi -
peggy -
Capitán Pescanova -
marnet -
Vailima -
http://vailima.blogia.com/2004/081901-otra-version-del-cuento-de-pinocho.php
Charles de Batz -
Para mí, bastante profano en estas materias, que uno de los méritos de muchos creadores es el de componer obras que atraen nuestro gusto hacia formas, imágenes o situaciones que comúnmente podemos considerarlas vulgares, faltas de atractivo e incluso grotescas.
De cualquier manera pienso que la monstruosidad ha ejercido siempre un claro atractivo sobre el ser humano, un atractivo morboso, que si antiguamente gozaba de gran predicamente en las masas populares en forma de Relaciones de Sucesos o literatura de cordel:
http://rosalia.dc.fi.udc.es/RelacionesSucesosBusqueda/SearchResults.do
Continúa reafirmando su permanencia entre nosotros en los soportes y formas más afines a la cultura de nuestro tiempo:
http://www.quemedices.orange.es/
Salud
telemaco -
Quizás tendría que ver el retablo en el sitio, quizás es que el arte debe que ser transgresor y hace falta algo de tiempo para asimilarlo, pero a mi el retablo (por las fotos que he visto) me parece una auténtica cagada.
Jorenob -
La verdad es que hoy en día, como bien dices, el hombre de hoy esta muy preocupado por su imagen.
A mi personalmente me parece algo bastante triste, pues me da una sensación extraña. Es como si el 60% de una ciudad estuviese habitada con fachadas con patas y bien pintadas.
Parece como si la gente de hoy quiera ocultar sus deformaciones, -y aquí casi me refiero a la forma de ser de uno mismo- que a mostrar con orgullo como se es.
En fin, quizá me este excediendo, pero creo que una parte de todo se debe a lo que el mundo que nos rodea, que exige esa fachada.
Supongo que uno de los motivos por lo que ocurre eso es precisamente, como bien dices, por el miedo al rechazo, el miedo a la soledad... en general al miedo.
herzebeth -