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Vailima

PRESENCIAS BAJO UN SOL MERIDIONAL

 

Jean Cocteau calificaba a Fabricio Clerici de príncipe del realismo fantástico del siglo XX porque “su tinta tiene algo de la lenta y negra corriente del río de los muertos”.

La fantasía de este italiano, tan impulsiva, tan personal, no nos habla de penumbras ni oscuridades, de juegos esotéricos ni de mágicos misterios sino que la suya se torna en visión exacta, por precisa, de una forma de mirar desapasionada.

La obra que les traigo hoy es un sueño melancólico que ya soñara Arnold Böcklin en 1880 cuando éramos transportados en una barca, entre los últimos rayos de sol, hacia un pequeño islote donde arropadas por cipreses, asomaban las losas de mármol blanquecino que serían nuestra última morada.

 

En el sueño de Clerici, por el contrario, la luz se apodera del islote y nos ilumina el lugar con un sol meridional. Las sombras y la oscuridad de la despedida de Böcklin abandonan la obra para recibir, sin miedo, las luces de nuestro destino. Siguen estando ahí aunque haya cambiado el escenario ahora más sutil, más somnoliento pero igualmente elegíaco. Nadie conduce la barca que parece ser llevada por la lenta corriente. Estamos a salvo. Hemos llegado.

 

 

 

9 comentarios

Air Force Ones -

Every day is blue day. If you encounter a setback, please look up to the sky, if only the sky is blue, you don't lose the hope.

Jordan Spizikes -

The answer is extremely straightforward. It is allin how they understand their troubles. Yes, each and every dwelling person has problems. A problem-free existence is an illusion-a mirage inside the desert. Accept that fact.

Vere -

Esta es nuestra Vailima¡¡
Como los demás corro a mirarme algo de Clerici,sólo decir que la primera impresión ha sido recordarme Florencia, quizá por la impresión de pietra dure que produce el estilo y por el recuerdo a la decoración de la arquitectura florentina el Duomo p.e.

Joan Carles -

¡Fuerte, fuerte, fuerte y hasta yo diría que bizarro! Acabo de publicar una nota en mi blog en la que hablo del mismo cuadro de Böcklin del que habla Vailima. Dios, que casualidad más al estilo de una conjura cósmica. Porque, además, ¡la hemos publicado el mismo día! Ay, yo juro por lo que más trasciende al mundo que no tenía ni la más lejana idea de que ella iba a hablar del mismo cuadro del que iba a hablar yo.
Explico la motivación que tuve para publicar mi nota: el estudio de la obra del pintor H.R. Giger. Anteayer busqué información sobre una obra de Giger llamada Necronom IV y, durante el camino, me encontré con una revisión que hizo sobre la obra de Böcklin. Me interesó por lo sugerente, por lo inconcreto y por lo que vi en él de relación con en arte gótico. Así que ayer busqué información sobre el cuadro original de Böcklin.
Por suerte, la visión que tenemos del cuadro es totalmente diferente. Y, por cierto, he de reconocer que la de Vailima tiene un toque intelectual que ni de lejos tiene la mía. Por si queréis leer la mía, os dejo la dirección de mi blog: http://www.lasciateognesperanza.blogspot.com/

Joan Carles

Juan Cosaco -

La segunda imagen me recuerda a un libro de rimas y leyendas de Becquer; pero me encanta la primera!
Es muy sugerente!!

Kore -

Tio Petros, me has quitado la palabra de la boca. Siempre que veo esta imagen evoco a la otra. Tremendas ambas!

TioPetros -

Este cuadro de Böcklin, que inspiró a Rachmaninov su poema sinfónico Opus 29 "La isla de los muertos", tiene una réplica sumamente interesante en el también genial y sin embargo contemporáneo H.R. Giger, el esteta de Alien y otros horrores varios. Su réplica está aquí:
http://i6.photobucket.com/albums/y205/Dam666/bugs/giger4.jpg

ladydark -

Igual que Charles desconocía el cuadro de Clerici, seamos sinceros desconocía no sólo el cuadro, sino el autor al completo, asi que no me ha quedado más remedio que echarle una ojeada por internet,y descubro la atracción que siente por un universo en ruinas. De todas maneras me gusta más la interpretación melancólica y sombría de Böcklin, será cosa de mi ánimo :).

Charles de Batz -

EL de Böcklin parece inmerso en un profundo silencio, lleno de evocaciones, algunas claras y otras no tanto. En mi caso encuentro en él sensaciones opuestas y un profundo vacío.

De cualquier manera, es curioso que lo compusiera para una viuda, quién sabe -yo por lo menos no-, si como recuerdo a aquél que se había ido.

Me llama la atención las diferencias que hay con el de Clarici -que yo no conocía-, además de las que tú señalas: la barca se adentra derecha en la isla por un acceso mucho más cerrado que en él original, y el viento parece peinar con suavidad las puntas de los cipreses.

Ya no hay silencio en él.

Salud