EL PERVERSO INGRISMO DE TAMARA DE LEMPICKA
Tamara de Lempicka: Andrómeda, 1927/1928
“No hay milagros. Sólo hay lo que cada uno hace”
Y ella hizo el milagro. Su objetivo en la vida consistía en tener éxito y prosperar. Tal y como revelara su hija Kizette en el libro de memorias dedicado a su madre, Tamara de Lempicka se había propuesto comprar un brazalete tras cada dos cuadros vendidos, hasta estar cubierta de joyas y diamantes desde la muñeca hasta el hombro. Nada ni nadie haría que la “pequeña patata caliente” polaca desperdiciara una sola oportunidad para hacerse un nombre. Para conseguirlo debía elaborar la receta con los ingredientes necesarios y, para comenzar, habría de definir su estilo.
El vanguardismo, sinónimo para Lempicka de “ser un muerto de hambre”, estaba demasiado expuesto a fluctuaciones como para seguir por su camino y lo que hace, entonces, es entregarse a una mezcla sutil entre el postcubismo y el neoclasicismo (de moda en ese momento), con un toque del genial Ingres. ¿Por qué Ingres? Dos razones poderosas daban respuesta a la incógnita: por un lado satisfacía sus propios impulsos eróticos y, por otro, satisfacía los libidinosos sueños de su futura clientela con poder de compra, a saber, la burguesía.
Ingres: detalle de Angélica, 1819
A través de su amigo André Lhote, Tamara aprende a conocer y a apreciar a Ingres, al pìntor que demostró ser tan erótico como ella misma y para la aventura, la diosa de ojos de acero, hace su apuesta y gana. Uno y otro comparten la misma perversidad que dará como resultado el que los críticos se entusiasmen con sus obras proporcionándole así la publicidad tan anhelada. Sin embargo, diferencias conceptuales hacen diferentes sus obras. Ingres estaba ligado al arte virtuoso (no es éste el caso de Tamara) y a las formas puras de Rafael. La terrible consciencia del significado de “pecado” le convertía en un ser moral en su esfuerzo por dominar los sentimientos de concupiscencia que las imágenes de sus damas pudieran suscitar.
A Tamara no le importa lo más mínimo el sentido del pecado. No le importa en su vida privada, mucho menos en sus obras. Sin embargo, por razones radicalmente opuestas, el resultado de ambos artistas confluye en un lugar común: la hipocresía, una “virtud” terriblemente eficaz para los dos. Pero de eso ya seguiremos hablando mañana.
9 comentarios
NEUS -
SERENELLA CARDENAS SCHAW -
ana -
Soy una gran admiradora de su obra y de su personalidad
Vailima -
Herri Otrow -
vigi -
Vailima -
Afortunadamente, no.
un abrazote
Calamity -
Besitos. C.
Palimp -