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LUX MUNDI

Como han podido ir comprobando a la vuelta de cada salida “románica” de Tio Petros y mía, la lista de edificios visitados no es ninguna tontería. Nos sentimos orgullosos –incluso- pues ya a estas alturas nos hemos ganado el derecho de, por ejemplo, emitir opiniones razonadas sobre tal o cual detalle o, por el hecho de reconocer un canecillo, el motivo de un capitel, una forma especial de un elemento concreto en varios templos distantes entre sí geográficamente y otros asuntos similares.

Cuando uno es viajero de la piedra, como lo somos nosotros (gracias querida Ana Bande por recordárnoslo desde el humor), repetir viaje no es, ni mucho menos, sinónimo de aburrimiento. Más bien todo lo contrario porque zambulléndonos ya en los detalles, el viaje torna capricho y delicatessen y es cuando el viajero (que no turista) disfruta más si cabe.

Tenemos documentos gráficos de un mismo edificio tomados desde el mismo lugar, misma perspectiva, en diferentes momentos del día. El románico es el arte de la mañana, de primera hora de la mañana para ser más exactos porque es en ese momento del día, en ése precisamente y no otro, cuando el sol entra a raudales por el ábside colándose por cada abertura, por cada grieta. De la oscuridad a la luz, pero eso ya lo saben ustedes.

Como ejemplo de lo que les digo, comparen y juzguen estas dos imágenes de la Iglesia de Santa Cruz de Castañeda que ya conocen. Una está tomada a primera hora de la mañana y la otra, por la tarde.

Santa Cruz de Castañeda por la mañana

Santa Cruz de Castañeda por la tarde

 

A la cuestión de la luz hay que añadir otros “efectos” que acompañan a la contemplación en sí de esa belleza de piedra. El entorno de colores y perfumes, de amarillos oliendo a brezo y a tomillo, a chimeneas y a pan, a campanas tocando el blanco de las nubes. Y el silencio, ese silencio que nos sorprende a nosotros mismos, tan inevitable él que se diría el guardián del templo.

De esta manera vamos coleccionando bellezas en nuestros viajes que hacen aumentar nuestro “patrimonio estético”. Hablando de piezas únicas, quisiera enseñarles una que hemos descubierto este verano y que, hemos de reconocer, es única en su especie para nosotros hasta la fecha. Pero lo vemos mañana si les parece, más que nada por evitar la eternidad del post y para tenerles con la intriga un día más (para qué nos vamos a engañar).

1 comentario

mizo -

Saber esperar termina convirtiéndose en un arte.
Buen día.