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¿Y QUÉ LE LLEVÓ AL CANTERO...?

 

SAN MIGUEL DE CORNEZUELO

 

 

La imagen de cabecera corresponde al ábside de la iglesia burgalesa de San Miguel de Cornezuelo. No se trata de un edificio extraordinario si hablamos en términos de románico pero el templo tiene su aquél. Lo más significativo es el conjunto de canecillos que engalanan el exterior de la fachada. Entre ellos podemos encontrar los rostros de diversos animales como algún ave, un cerdo, leones andrófagos, lo que parece ser un ciervo, algún conejo si mal no recuerdo y figuras antropomórficas varias.

detalle canecillo
                                                                                (pinchar en la imagen para ampliar)

Sin embargo, hay un canecillo perdido (digámoslo así) que nada tiene que ver con el resto de sus compañeros de oficio. Se trata de la figura de una mujer cuya postura no guarda relación alguna ni con Eva ni con la insinuante figura de la bailarina de algunos capiteles de los que hemos hablado en otros posts . Mujer anónima donde las haya y supongo que terriblemente cansada por la forzada tensión a la que arroja sus músculos. Hablamos de esta dama que se nos presenta de frente, patiabierta y totalmente desnuda para deleite del espectador.

¿Qué le llevó al cantero a esculpir un solo canecillo de esta categoría?

¿Sería viernes cuando cincelara esos pechos tersos y esos glúteos tan apetecibles?

Quizás el joven cantero (así me lo imagino) quedaríase prendado de alguna dama casada y sellara su deseo haciendo aprecio al nombre del templo: Cornezuelo.

 

3 comentarios

Ana Bande -

En los canecillos, en lo más escondido de las arquivoltas, en el interior de algún claustro, el escultor medieval deja volar su imaginación para deleite de los asépticos turistas que vendrian 700 años después. En la catedral de Ourense hay una figura de este tipo y la tradición es que cuando llega algún guiri le lleves allí y le fíjate en esa columnilla y sigue todo recto mirando hacia arriba ¿que ves? normalmente hasta que le aseguras que es un culo muy bien puesto,no ve nada de nada, pero pronto se rinde a la evidencia. En Santiago, en el Monasterio de SanMartín Pinario algunas gárgolas son verdaderos totems fálicos que nos recuerdan también nuestros instintos naturales. Por otra parte, en todas las culturas el sexo está muy muy presente, egipto, mesopotamia, precolombinos...tuvo que llegar la santa madre iglesia para cortar el grifo y poner cruces donde había placer para joderlo todo (con perdón). Que alegría verte recuperada, aquí estamos.

Vere -

Del cornezuelo (de centeno) habría que hablar un día.
Os mando un enlace sobre los bloges: http://www.elpais.com/articulo/tecnologia/vida/blog/elpeputec/20071105elpeputec_1/Tes

Vere -

El quería poner más -de hecho tenía varios labrados - y el abad los puso en su celda.