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Vailima

El Purgatorio

GESTOS PARA LA HISTORIA

(pincha sobre la imagen para ampliarla)

Esta es la obra que Caravaggio ejecutó por encargo para el altar de la capilla Contarelli de San Luis de los Franceses en Roma. Se trata de una obra de grandes dimensiones titulada San Mateo y el ángel. Si contemplan con detenimiento el lienzo se preguntarán, lo primero, la razón por la que Vailima ha decidido privarles del color en la imagen que presenta. A esta cuestión, ya responderé después dando buena razón de ello.

Como digo, si observamos al personaje principal, San Mateo, comprobaremos que no está pintado como un santo al uso. Me explico. Caravaggio presenta a un hombre de bajo nivel social caracterizado por su tosquedad y suciedad y sin tener la más mínima pinta de tío casto. Hasta tal punto se plasma su pésima condición que presuponemos su analfabetismo, pues es el ángel quien guía la mano del santo para que pueda escribir el Evangelio.

Desde luego no me negarán que el Caravaggio no los tenía bien puestos. Sí, naturalmente que los tenía y su comitente más, pues la obra fue rechazada con dire che quella figura non aveva decoro né aspectto di Sant. Lo que ya les había dicho: esto que nos presentas no tiene la dignidad ni aspecto de santo.

Así pues, ¡qué remedio!, vamos a dar a las autoridades eclesiásticas lo que quieren. Un santo de verdad y en condiciones:

(pincha en la imagen para ampliarla)

Esto es otra cosa. Qué dignidad manifiesta, escuchando atentamente la inspiración divina…tanto, que como se nos mueva un pelín se nos cae a los pies el banco donde se apoya el santo y termina de arreglar los juanetes al espectador. El ángel dicta y el santo escribe. El ángel enumera (fíjense en el gesto de las manos) y el santo levita en una posición casi imposible.

Convencional, sí. Ahora tenemos un santo en toda regla pero nos falta la chispa de la primera composición, su expresividad y su delicadeza y ¿saben la razón?

Son las manos quienes hacen cambiar el registro de una obra a otra. Las de la primera obra, constituyen el punto central de la composición dando lugar a una escena más familiar y popular. Por el contrario, en la segunda obra ha desaparecido toda familiaridad y toda intimidad como si Caravaggio hubiera querido vengarse de alguna manera. Los genios, son genios con genio y me imagino al claroscuro artista pintando con los dientes apretados y como el lugar al que iba destinado el lienzo exigía una perspectiva de abajo hacia arriba pues se dijo: ahí os jodáis y que cuando lo estéis contemplando se os caiga el banco.

Un hermoso gesto el de las manos del ángel y el primer San Mateo;

un hermoso gesto el del artista dando en las narices con su maestría al comitente;

un gesto desgraciado y vil, la destrucción de esta obra maestra en la Alemania de la II Guerra Mundial.

En blanco y negro. Como la naturaleza del hombre. A veces, a dios gracias.

 

LUCES DE BOHEMIA

LUCES DE BOHEMIA

"La estancia tiene un recuerdo partido por medio, de oficina y sala de círculo con timba. De repente el grillo del teléfono se orina en el gran regazo burocrático"

Ramón del Valle-Inclán: Luces de bohemia, Madrid, Austral, 1981, Escena Octava, p. 71

 

Hoy es lunes y quisiera ser un grillo.

EX LIBRIS

EX LIBRIS

Ex libris es una locución latina que significa “de entre los libros de”. Yo tengo unos cuantos que yo misma he diseñado.Siempre que tengo un libro nuevo en mis manos y que me pertenece, naturalmente, estampo el ex libris en la primera página en blanco de la obra en cuestión junto a mi firma, escribo el lugar y la fecha, el precio (si lo he comprado) y la persona que me lo regala si es el caso.El ex libris es una marca de propiedad, un mearse en el territorio y un recordatorio para aquellos que tienen la osadía de apropiarse de un objeto que no les pertenece.

A lo largo de la vida, quien más o quien menos va coleccionando títulos de propiedad que puede compartir con mayor o menor suerte con otra u otras personas. Los secretos se encuentran entre los títulos de propiedad que mejor deben conservarse. Todos poseemos algún secreto y por insignificante que sea, siempre llevará estampado nuestro nombre. Por definición, todo secreto es inconfesable. Sin embargo, existen secretos envueltos en sueños irrealizables que por pudor, la mayoría de las veces, no nos atrevemos a confesar. Como es lógico, no les voy a pedir que compartan ningún secreto con nosotros, aunque el anonimato de la web favorece el asunto, pero ¿y sus sueños? ¿se atreven?

DESNUDÁNDOME ANTE UN MIRÓN

eric fischl the bed, the chair, dancing, watching

“Mis ideas sobre la pintura se han mantenido tanto más constantes cuanto que siempre he creído que la pintura debe seguir a la vida y señalar a dónde se dirige ésta.”

La obra que les presento hoy, un óleo sobre lienzo pintado en el 2000, pertenece a una serie de quince partes. De Eric Fischl, su autor, se ha dicho que observa la clase media norteamericana con los ojos de un mirón. La obra lleva por título The Bed, The Chair, Dancing, Watching (La Cama, La Silla, Bailando, Mirando) y parece sugerirnos una defensa ante tal reproche.

En primer término aparece el mirón, el voyeur observando, un hombre sentado en una silla de cóctel blanca con bambú rojo. Del objeto de su deseo sólo podemos apreciar su sombra en la pared del dormitorio: una mujer se contonea con movimientos lascivos, las manos en la cabeza, justo en el mismo punto en el que yo y, usted, amigo espectador, nos encontramos. El hombre nos mira concentrado y resignado y, aquello a donde dirige la mirada, soy yo. Ambos estamos asistiendo al mismo espectáculo, él hacia un punto exterior del lienzo yo, hacia el interior mismo de la habitación.

Él tiene ventaja sobre mí, la misma ventaja que ya nos diera a conocer Velázquez en Las Meninas . El mirón me observa hasta tal punto que me siento violenta. Yo, por el contrario, sólo puedo fantasear sobre lo que esquemáticamente se me presenta en el fondo del cuadro. Su mirada es segura y certera, la mía, sin embargo, vaga por la habitación donde una cama, aún sin deshacer, se convierte en el indicio de una acción que viene sugerida por el momento en el que estamos.

Fischl juega con nosotros. Su repertorio de objetos plásticos recrea un escenario de expresividad intensa donde ustedes y yo somos los protagonistas.

¿A quién, si no al espectador mismo, observa el mirón?

p.d. Les voy a contar lo que me ha sucedido con esta obra: buscando la obra en la web me encuentro con que la imagen aparece invertida (hombre a la izquierda) con respecto a la imagen que aparece en los libros que he consultado (hombre a la derecha). Francamente no sé qué pensar. No obstante y, a pesar de ello, siempre me encuentro en su punto de mira.

BRUEGHEL Y SUS TORRES DE BABEL (y 2)

En el post de ayer terminábamos apuntando sobre una diferencia de carácter narrativo entre ambos lienzos. Pues bien, en el cuadro vienés, Brueghel pinta una ciudad (Amberes) a los pies del edificio. En la parte inferior izquierda aparece, en primer plano, el rey Nimrod (ver detalle):



Observen cómo los picapedreros se arrodillan ante él. En tiempos del pintor, una genuflexión simple bastaba para mostrar respeto y sumisión al soberano. En el cuadro, Brueghel nos informa con este gesto del origen oriental de un monarca cuya presencia simboliza la soberbia que terminará provocando la ira de Dios.



En el cuadro de Rotterdam, sin embargo, falta el rey. En su lugar puede observarse (1) (ver detalle arriba) un palio rojo en medio de una procesión. Bajo el palio marcha algún dignatario de la iglesia católica. El paralelismo rey-iglesia en ambos lienzos nos induce a pensar que Brueghel tampoco consideraba al clero inmune al pecado de soberbia, aunque la diferencia de tamaño de una y otra escena pueda considerarse como un signo de la opinión del artista.
Ya ven, amigos, el panorama es el mismo en las dos versiones independientemente del papel que ocupe el inculpado. Nada sabemos de la tercera versión.
¿Quién sería el comitente que encargara al pintor cualquiera de estas tres obras?
Hasta mañana.

(1) La falta de nitidez de la imagen (aunque la he aumentado todo lo que he podido) no lo permite ver con claridad, pero está situado justo en la mitad del eje N-S, en la tercera rampa comenzando desde abajo.

BRUEGHEL Y SUS TORRES DE BABEL


La construcción de la Torre de Babel

Se desconocen la fecha y el lugar de nacimiento de Brueguel pero la primera mención escrita de Peeter Brueghels data de 1551, al ingresar como maestro al gremio de San Lucas de Amberes.
Hablar de Brueghel es hablar de esta ciudad, por entonces la población más próspera de Occidente. Las nuevas rutas marítimas propiciaron su desarrollo y su emplazamiento, a mitad de camino entre el norte y el sur, favoreció el comercio de la seda y las especias de Oriente, los cereales del mar Báltico y la lana procedente de Inglaterra.
En una ciudad tan fértil económicamente es fácil pensar que artistas y artesanos también sacaran provecho, tanto es así que trabajaban 360 pintores en Amberes (uno por cada 250 habitantes). La expansión económica trajo consigo un considerable aumento de la población en pocos años, duplicándose incluso, de la cual un número importante eran extranjeros con lenguas y costumbres extrañas y, sobre todo, religiones diferentes: católicos, calvinistas, luteranos y anabaptistas que hacían de Amberes una ciudad multicultural en la que el entendimiento era difícil.
Esta situación impulsó sin duda a Brueghel a inspirarse en el relato bíblico de la Torre de Babel para trabajar sobre el tema nada más y nada menos que en tres ocasiones. Hoy en día sólo se conservan dos: La construcción de la Torre de Babel y La pequeña construcción de la Torre de Babel; la primera en Viena y, la segunda en Rotterdam.


La pequeña construcción de la Torre de Babel

En ambas obras la torre adquiere proporciones gigantescas respecto a cualquier dimensión humana y la acción se desarrolla no en un tiempo remoto sino en época del artista donde un sinfín de detalles realistas dan buena cuenta de ello: grúas capaces de soportar el peso de grandes piedras, contrafuertes tomados de las catedrales góticas, barracas para cada gremio de trabajadores, etc.
Además de las diferencias obvias entre una y otra obra tales como el tratamiento de la luz o el tono pictórico predominante en una y otra, existe una importante, relacionada con la narrativa de ambos lienzos pero que les mostraré mañana para que no se aburran. Hoy es lunes y hay mucho que hacer.
Saludos

GOOGLE.COM

GOOGLE.COM Dicen los expertos que la infancia es una época de nuestra vida que puede marcarnos para siempre. Cuanto más feliz sea la primera más papeletas tenemos para que nuestra etapa de adultos sea mejor. Sea cual sea el momento histórico en el que la vivamos siempre podemos encontrar varios denominadores comunes que la experiencia me dice que pertenecen a lo más hondo de su naturaleza. Una de estas constantes es que el niño considera que sus progenitores se acaban de caer de un guindo, es decir, que se chupan el dedo o que acaban de nacer.
Nos ven incapaces de imaginar si quiera cualquier maldad que ellos puedan maquinar y, quizás por comparación, creen que todos tenemos las mismas limitaciones. Me explico. Ayer cuando llegué a casa por la tarde mi hijo de once años me informó que su profesor había castigado a un grupo de niños en clase de informática. Evidentemente, tuve que preguntarle si él estaba en ese grupo (pregunta tonta donde las haya porque mi hijo guardaba una distancia de al menos metro y medio, respetando lo que en arquitectura se denomina el “volumen de prohibición”, que en su caso consistía en que mi brazo no le llegara al culo en caso de un inesperado tortazo).
La falta consistía en que en debían encontrar en la web, la página de una escritora de cuentos infantiles que ha realizado recientemente una visita al colegio, y en lugar de teclear “google.com” habían tecleado “google.es”.

-La verdad, no entiendo qué es lo que habéis hecho mal, a no ser que todavía no me hayas contado qué os salió en la pantalla del ordenador

...y vacilante y un tanto confuso, declaró:

-Pamela Anderson en tetas.

¿Lo ven?¿no les había dicho que nuestros hijos creen que somos imbéciles de solemnidad por mucho título que tengamos?
Así, que cuando mi marido y yo encendimos el portátil, nos dirigimos al “google” y tecleamos “pamela anderson” mi hijo gritó:

-¡Vaya! Las fotos del cole...

De esta manera demostré a mi hijo que todavía soy más inteligente que él, mi marido me demostró que es más inteligente que yo porque se regocijó en las fotos de la rubia tetona delante de mis narices y por una buena causa y mi hijo de ocho años nos demostró que es el más inteligente de todos porque corrió hacia el escritorio con una naturalidad apabullante gritando “¡Yo también quiero ver las tetas a esa chica...!" mientras el mando de la Game Cube caía al suelo estrepitosamente.

VIA CRUCIS



Hay personas que saben buscarse la vida bien. Vamos, chapeau, diría yo. Para eso el hombre es un animal de recursos. Fija el objetivo, valora los medios, los emplea eficazmente y consigue lo deseado. Es cuestión de suerte en muchos casos, y de savoir faire en otros.
Aunque las mujeres nos creamos que manejamos el timón doméstico; aunque hagamos creer a nuestros hombres que ellos tienen la última palabra: “lo que tú quieras cariño...”, no las tenemos todas con nosotras. Hay especímenes del género masculino muy listos que traman verdaderas astucias dignas de un caso de S. Holmes para tenernos y mantenernos engañadas.
Este es el caso de un personaje de Andorra, casado, forofo del Barça, abonado al Camp Nou, que no se pierde un partido de su equipo favorito. Baja a Barcelona y vuelve a casa para contarle a su esposa las lindezas de los jugadores, los abusos del arbitraje, el frío que hacía en el campo de juego y lo bueno que estaba el bocata de tortilla que su mujer le había envuelto en papel de aluminio.
Lo que la mujer no sabe es que su maridito baja a Barcelona y contrata a dos putas: una para tirársela y la otra, para tenerla frente al televisor del hotel comiéndose el bocata de tortilla de chorizo y tomando notas sobre el partido del Barça. Ése mismo que le relatará a su mujer horas más tarde con toda clase de pelos y señales.
Díganme ustedes, si este señor de Andorra no se merece ser el protagonista de un film Bond. Si es que artistas, los hay de mucha talla...

SI DUERMO, ¿QUIÉN ME DARÁ LA LUNA?

SI DUERMO, ¿QUIÉN ME DARÁ LA LUNA? Hasta hace poco tiempo, cualquier persona sabía qué era el arte, el lugar que ocupaba y para qué servía. Gracias a él se daban a conocer las hazañas de los héroes de un pueblo; las Sagradas Escrituras se “leían” en los capiteles de las columnas de iglesias o monasterios o los monarcas posaban en retratos de familia para la posteridad.
En la actualidad las cosas no son tan sencillas y, preguntarnos por su existencia, su naturaleza y su razón de ser no obtiene una clara respuesta. Ya no sabemos qué es el arte.
Si comenzamos por lo evidente, podríamos afirmar que el arte es algo único que nos diferencia y nos separa del resto de las demás especies aunque no podamos determinar con exactitud la aparición del homo aestheticus.
Como los niños en general y, los filósofos en particular, podríamos preguntarnos por su utilidad: ¿para qué lo tenemos?
Indudablemente no debemos olvidar a este respecto que se nos ha dado en herencia tal y como hemos recibido el lenguaje y otras muchas cosas. El hombre continúa con una tradición heredada sobre todo desde el punto de vista individual. Como diría Heidegger ”hemos venido a este mundo, arrojados y hemos heredado y aprendido todo lo que somos y podemos hacer, incluyendo las artes, sin poder decir nada”.

La pregunta, no obstante, no queda respondida, obviamente, como un niño y un filósofo desearían. Quizás, haya que preguntarse si el arte constituye una necesidad así como sentimos la necesidad de comer, de comunicarnos o de refugiarnos de la lluvia. Así, el arte satisfaría una necesidad, pero como hemos dicho anteriormente, una necesidad específicamente humana.

En el libro de la Física, Aristóteles nos dice que el arte existe para perfeccionar la naturaleza y, siglos después, Hegel afirma que el arte nos sirve para superar la extrañeza del mundo, para apropiarnos de él con el fin de hacerlo nuestro hogar.

Otras formas de responder a la pregunta son que el arte nos proporciona un entretenimiento o que el arte es una forma de compensar nuestros déficits o carencias. Al hilo de esta última respuesta, Dostoiewski nos alertó sobre lo siguiente: Señores, aquellos individuos originales, creadores e innovadores son los individuos insatisfechos. Hombres y mujeres que a fuerza de buscar en lo nuevo, lo distinto, lo otro, encuentran (o no) consuelo en su descontento.
Descontento o insatisfacción que, por otra parte, vienen determinados por la naturaleza indefinida del individuo, para suplir con la cultura aquello que la naturaleza le ha negado.
¿Acaso esta teoría del desencanto no constituye uno de los fundamentos del pensamiento religioso? ¿para cuántos no es la religión un consuelo?
¿No es verdad, también, que los orígenes de la filosofía pueden hallarse en la insatisfacción con las explicaciones mitológicas? ¿no es la insatisfacción la condición sine qua non de la razón filosófica?
Las mismas preguntas con las mismas respuestas se encuentran si hablamos de ética. La felicidad y la justicia son habitualmente ajenas a nuestro mundo. Pero cuidado. Como ya nos advirtiera Hegel, el descontento tiene que estar permanentemente asociado a un proceso de desencantamiento: si no fuera de este modo, la ética se convertiría en fundamentalista.

Como hemos visto, la insatisfacción y el descontento van de la mano de artistas y filósofos. Como escribiera el historiador de arte Edgar Wind, “la insatisfacción y el descontento, lejos de ser enemigos de las artes, han sido con mucha frecuencia sus genios tutelares (...) si el más alto deseo de un hombre es vivir una vida tranquila y ordenada, el mejor consejo que se le puede dar es que aleje el arte de su casa”.

ESCENA IV

HELICÓN (de un extremo a otro del escenario)
Buenos días, Cayo.

CALÍGULA (con naturalidad)
Buenos días, Helicón.

(Silencio.)

HELICÓN
Pareces cansado.

CALÍGULA
He caminado mucho.

HELICÓN
Sí, tu ausencia se ha prolongado mucho.

(Silencio.)

CALÍGULA
Era difícil de encontrar.

HELICÓN
¿El qué?

CALÍGULA
Lo que yo quería.

HELICÓN
¿Y qué es lo que querías?

CALÍGULA (sigue con naturalidad)
La luna.

HELICÓN
¿Qué?

CALÍGULA
Sí, quería la luna.

HELICÓN
¡Ah! (Silencio. HELICÓN se acerca.) ¿Para qué?

CALÍGULA
Bueno... Es una de las cosas que no tengo.

HELICÓN
Claro. ¿Y ya está todo resuelto?

CALÍGULA
No, no he podido conseguirla.

HELICÓN
¡Qué lástima!

CALÍGULA
Sí, por eso estoy cansado. (Pausa). ¡Helicón!

HELICÓN
Sí, Cayo.

CALÍGULA
Piensas que estoy loco.

HELICÓN
De sobra sabes que nunca pienso. Soy demasiado inteligente para eso.

CALÍGULA
Sí. ¡En fin! Pero no estoy loco y aún más: nunca he sido tan razonable. Simplemente, sentí en mí, de pronto, la necesidad de lo imposible. (Pausa). Las cosas, tal como son, no me parecen satisfactorias.

HELICÓN
Es una opinión bastante difundida.

CALÍGULA
Es cierto. Pero antes no lo sabía. Ahora lo sé.(Continúa con naturalidad). El mundo, tal como está hecho, no es soportable. Por eso necesito la luna o la felicidad, o la inmortalidad, algo descabellado quizá, pero que no sea de este mundo.

HELICÓN
Es un razonamiento que se tiene de pie. Pero en general no es posible sostenerlo hasta el fin.

CALÍGULA (levantándose, pero con la misma sencillez)
Tú de eso no sabes nada. Si las cosas no se consiguen es porque nunca se las persigue hasta el fin. Pero quizá baste con permanecer lógico hasta el fin.(Mira a HELICÓN). También sé lo que estás pensando. ¡Cuántas complicaciones por la muerte de una mujer! Pero no es eso.(...) Esa muerte no significa nada, te lo juro; sólo es la señal de una verdad que me hace necesaria la luna. Es una verdad muy simple y muy clara, un poco tonta, pero difícil de descubrir y pesada de llevar.

HELICÓN
¿Y cuál es esa verdad, Cayo?

CALÍGULA (apartado, en tono neutro)
Los hombres mueren y no son felices.


EL LEGADO DE KANT

EL LEGADO DE KANT En el capítulo primero de La Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres, Kant nos dice que ni en el mundo ni fuera de él es posible pensar nada que pueda considerarse como bueno sin restricción, a no ser la buena voluntad. Todas las cualidades del temperamento como el valor, la decisión etc., pueden llegar a ser extraordinariamente dañinos si la voluntad que debe de hacer uso de ellos debido a su carácter, no es buena.
Recuerdo que Fernando Savater ilustraba este concepto con el siguiente cuento africano:

Un escorpión que deseaba atravesar un río le dijo a una rana que por allí estaba:
- llévame en tu espalda.
- ¿qué te lleve sobre mí?, ¿estás loco? Me picarás y me matarás.
- ¡pero no seas tonta! ¿no ves que si te pico te hundirás y yo, que no sé nadar, me hundiré contigo?

Tras una larga discusión, la rana persuadida por el razonamiento del escorpión decidió cargarlo sobre su espalda resbaladiza y atravesar con él el río. A mitad de camino, el escorpión que estaba fuertemente sujeto, picó a la rana con su agijón.
- ¡pero qué has hecho! Dijo la raja mientras sentía que el mortal veneno recorría su cuerpo, ¿no te das cuenta que ahora nos moriremos los dos?

A lo que el escorpión contestó:
- ¡qué le voy a hacer! Así es mi carácter.


Estaremos de acuerdo en que comprendemos mejor la actuación del escorpión que la de la rana. Incluso nos preguntamos por aquello que llevó a la desdichada a acceder ante semejante petición. Es más, consideramos que la rana fue tonta.
En nuestra vida cotidiana estamos acostumbrados a confundir buena voluntad con estupidez. Deseamos que nuestros hijos sean buenas personas pero no tontos. Decimos que fulano es bobo porque se aprovechan de él, pero nuestra crítica no va dirigida, al menos, en un primer momento al causante de su desdicha sino al sujeto que la padece e incluso, lo despreciamos por ello. ¿cuántas veces disculpamos, entre comillas, el comportamiento de un ser despreciable alegando a su carácter? Señores, no somos escorpiones, no podemos permitirlo.

Esta tarde paseaba por mi ciudad. Hacía un frío de muerte y los transeúntes estaban convenientemente abrigados. Mi marido me ha hecho un comentario que me ha dado qué pensar:

los esquimales se visten con pieles. La piel de sus abrigos van por dentro, para abrigarles. Nosotros, sin embargo, las llevamos por fuera. Somos una especie de mierda.
Nos merecemos desaparecer.


Os deseo un buen fin de semana.

MANÍAS, COSTUMBRES Y ELFOS DOMÉSTICOS

MANÍAS, COSTUMBRES Y ELFOS DOMÉSTICOS Desde que nace hasta el final de sus días el ser humano acopia en menor o mayor medida, en menor o mayor grado, una serie de comportamientos y actitudes internas y/o externas que independientemente del número de veces que ocurran los hechos que las causan o determinan se repiten con idénticos efectos. Me explico: aquí la que suscribe es incapaz de ver un cuadro torcido colgando de la pared, incapaz de echarse a dormir si la puerta del armario está entreabierta o incapaz de no sacarse la lengua en el espejo de cualquier ascensor. Incluso, y esto que sigue es una íntima confesión, soy incapaz de abstenerme de contar los azulejos del cuarto de baño cuando lo visito (creo que nunca he terminado de contarlos porque siempre hay un niño que interrumpe la tarea).

Como animal social, el hombre observa a sus semejantes y, aunque dichos actos y comportamientos no son fáciles de descubrir a simple vista dado que intentan ocultarse a la comunidad, basta con convivir con otro especimen de tu especie para descubrir que no estás sólo en esto de las manías.
Cuando te consideras un bicho raro por sacarte la lengua ante el ascensor como un acto individual e íntimo, descubres que puede haber alguien que en el mismo lugar, se coloca detrás de un vecino y le hace muecas con la boca mientras tú intentas mantener el tipo hablando sobre lo limpio que está el portal o cuando en cualquier espectáculo tu marido aplaude en múltiplos de veintitrés veces exactas, que para eso es matemático. En este caso, la manía deja de ser un acto íntimo y personal para convertirse en espectáculo. No creáis, los animales también tienen sus manías, y en el caso de mi perro algo se le debió de contagiar del dueño porque en la calle con hembra cerca, se afanaba tanto en levantar la pata cuando meaba para demostrar su masculinidad, que vencido por el impulso siempre terminaba en el suelo. Pero bueno, una anécdota más.

Se dice también que el ser humano es un animal de costumbres. Me voy a centrar en el de género masculino porque es el que más abunda en mi entorno familiar y en el profesional (no penséis que es cuestión de feminismo ni muchísimo menos, pero cada uno estudia lo que tiene a su alrededor, es más barato y efectivo).
Solemos considerar como costumbre que el hombre (independientemente de su edad) deje su ropa tirada por doquier, entonces decimos que tienen la manía de no llevar la ropa sucia al cesto correspondiente. El tema de los calcetines lo voy a dejar a un lado ya que se sale de toda esta argumentación porque, como todos sabemos, su lugar natural es el suelo por definición. También es interesante el concepto “mando a distancia”. No es que tengan la manía de apropiárselo sin miramientos sino que es ya un derecho adquirido por la costumbre. El momento “no encuentro (...) en el cajón” no es manía ni costumbre, sencillamente son bromas que nos gastan los elfos domésticos. En cuanto tú, mujer, vas al cajón, aparece el objeto por arte de magia.
Los elfos domésticos gastan bromas tanto a hombres como a mujeres porque la jovialidad y el humor son intrínsecos a su naturaleza.
Son esos seres que dejan migas de pan sobre el sofá, dejan el envase vacío de la leche en el frigorífico, los que se olvidan de poner la lavadora cuando tú no estás o cuando después de comer, en sábado o domingo (únicos días de la semana en los que me lo puedo permitir) te dicen: vete, vete a echarte un rato que nosotros recogemos la mesa. Entonces, ocurre que cuando te levantas de tu minisiesta con miles de interrupciones, de gritos y ruido de puertas, y te diriges a la cocina, compruebas que los elfos se han olvidado de recoger el fairy, el estropajo y el agua chorrea por el fregadero. ¡ay, estos seres sobrenaturales!

En definitiva ¿sabéis una cosa?
que me quedo con mi marido y mis hijos, con sus manías y sus costumbres.

p.d. He descubierto que también en la web existen tales elfos. Sin ir más lejos el domingo pasado me encontré que las estadísticas de éste vuestro blog habían desaparecido. Se han perdido el número de visitas y el número de comentarios, pero por suerte me han permitido partir de cero.
¡Monada de criaturitas...!

ROSA, ROSAE

ROSA, ROSAE Si hay algo que gusta al ser humano es alardear y alardes hay de diferentes tipos: de armas, de riqueza, de belleza, de estatus social etc. Lo más usual es que uno alardee de lo que tiene, pero también existen casos de lo contrario. Parece ser que como animales sociales, nos preocupe por ejemplo nuestro aspecto físico. ¿Por qué nos ruborizamos si tenemos un moco pegado en la nariz?, ¿por qué los varones buscan cualquier rincón para subirse la cremallera de los pantalones cuando comprueban que ésta está bajada?. Sin embargo, parece no preocuparnos el hecho de meter la pata cuando queremos alardear de nuestra amplia cultura, de pegarle una patada al diccionario o, en definitiva, hacer un mal uso del lenguaje.
Cuando un niño dice “he escribido una carta a la abuela”, comprendemos que su estructura mental del lenguaje le lleva a creer que está bien dicho y le concedemos tiempo para que se aburra con los verbos irregulares. Cuando la modelo Sofía Mazagatos emplea el término candelabro, para referirse a la expresión estar en el candelero; cuando la misma individua alardea de que su autor preferido es fulanito, pero que no ha leído nada de él, pues no le concedemos nada porque no tiene remedio. Cuando un alto cargo del Departamento de Cultura de la Xunta de Galicia alardea ante las puertas de un auditorio de que Carmiña Burana es una de las mejores voces líricas femeninas que posee su tierra; cuando otro cargo público a nivel estatal comenta en televisión que lee a la escritora Sara Mago, en fin, ya se me empiezan a abrir las carnes y me planteo a quién demonios pago mis impuestos. Pero hay más, muchos otros personajes públicos, periodistas por ejemplo, cuya herramienta fundamental para realizar su trabajo es la palabra, que nos regalan cosas como la manida locución en olor de multitudes en lugar de en loor de multitudes. Está bien, todos de acuerdo que el aroma a humanidad puede hacer el aire irrespirable, pero me imagino a toda esta gente, sobacos en ristre, y gritando el nombre del homenajeado. También existe otra locución, que aunque se emplee menos que la anterior, no deja de tener su allá y es en olor de santidad. Aquí el periodista en cuestión no ha superado la etapa anal e identifica, Padre de la Iglesia, Papa, viejo, olor.
La ignoracia es muy atrevida y si personajes de relevancia pública (aquí no incluyo a la modelo porque es inclasificable) llevan constantemente pegado el moco de la osadía intelectual, imagináos qué ocurre con el mortal de a pie, con el anónimo. Pasa lo que a mi ginecólogo le ocurrió cierto día cuando al consultar a una paciente sobre qué metodo anticonceptivo utilizaba con su pareja, ésta le contestó:

- utilizamos el corpore in sepulto

¿no será que lo que le quería decir soterradamente al ginecólogo era que le recetara una caja de viagra para su marido?