Me dirán ustedes que cómo está de complicado el título del post. No sé qué decirles, sólo que resume a la perfección lo que desearía transmitirles. Mejor se lo explico a través de un cuento chino con ilustraciones incluidas:
Cierto viernes, estaba un tal Picasso aburrido y sólo en casa. El fin de semana no se le presentaba bien. Sobre la mesa de su estudio, un cuadernillo de notas se le antojaba iluminado por el único rayo de sol que entraba por el gran ventanal. Sólo, digo, cogió el bloc y con la maestría de los grandes genios pintó esta maravilla de instrumento reproductor, de placer; el mecanismo y motor que mueve al mundo y que nos mueve también a nosotros, señoras y señores dignos y decentes. Su maestría con el lápiz es impresionante:
y recordó haber visto alguna vez un interesante dibujo oriental anónimo y haber pensado que si pasear fuera eso, cualquiera se hacía unos cuantos kilómetros al día, más que ná (aquí le salió la vena malagueña) para mantener controlada la tensión arterial.
Y entre pollas y corazón, le hizo caso a su estómago que rugía y decidió meterse entre pecho y espalda unos rollitos de primavera que había comprado la muchacha de servicio en el supermarché (aquí su vena francesa). Una vez dada debida cuenta del papeo, observa con cariño y vagancia la etiqueta del contenedor de la soja:
y exclama en un perfecto francés: ¡coño, que sin gafas no veo ni leches! y entonces el bumerán le golpea en la cabeza cuando lee lo siguiente:
Que pasen un buen fin de semana y séanme...séanme felices.
nota: mi agradecimiento a Culoman por ese peazo bote de soja con el que se topó hace poco.