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EL CÍRCULO DE LA SABIDURÍA (desenlace)

Aquella noche, el pintor apodado Botticelli, ya tenía los bocetos perfectamente diseñados del encargo que generosamente abonaría Giovanni Tornabuoni, tío de Lorenzo el Magnífico y director de la importante filial romana del banco Médici. Sin más dilaciones y tras una larga noche sin descanso, el artista se dirigía a Villa Lemmi con todos los materiales necesarios para hacer sus obras realidad. Al final de aquel día, el artista, agotado, había finalizado el primero de los frescos, aquel cuya protagonista fuera la hermosa Giovanna, perteneciente a la vieja familia de los Albizzi.

Venus y las musas regalando flores a Giovanna

La novia aparecía ataviada, en la parte derecha del fresco, con un rico atuendo. Frente a ella, Venus, quien la recibe echando rosas como símbolo de belleza y amor; rosas que la muchacha recoge con el paño blanco que sostiene entre sus manos. Tras la diosa, las Gracias y un angelote que sostendría uno de los escudos de cada una de las familias de los contrayentes.

- Magnífico trabajo, maestro –apuntó Giovanni Tornabuone al punto que contemplaba el fresco-. Si lo deseáis, podéis ocupar uno de los dormitorios de palacio a fin de que no perdáis tiempo en viaje alguno. Si precisáis de algún material, pondré un sirviente a vuestra disposición.

Alessandro no lo dudó un instante y aceptó con agrado la invitación de su cliente. Cuando el sol comenzara a desperezarse al nuevo día, él ya lo tendría todo dispuesto para trabajar con el segundo de los frescos.

Así pues, el artista, apodado Botticelli, concentró todos sus esfuerzos y apenas si se había ocultado el sol del siguiente día, ya podía contemplar su magnífica obra terminada.

lorenzo tornabuoni en el circulo de la sabiduria

En el segundo de los frescos podía verse a Lorenzo Tornabuoni siendo introducido por la personificación de la Gramática en el círculo de las siete artes liberales, sobre la que se encuentra entronizada la Sabiduría. Como mandaban los cánones de la Antigüedad, se podía reconocer a cada una de las artes por los atributos que portaban: la Retórica, en el fondo a la izquierda, con el rollo, la Dialéctica con el escorpión, cuyas tenazas representan las posiciones contrapuestas del pensamiento dialéctico, la Aritmética con una hoja de fórmulas matemáticas. Sobre un trono elevado sigue la Sabiduría; a continuación, la Geometría con una escuadra, la Astronomía con la esfera celeste y, por último, la Música con un pandero y un pequeño órgano portátil. Contemple, paciente lector, cómo había ideado la obra el maestro, ya que no había olvidado detalle alguno: la Gramática se representaba tradicionalmente siendo acompañada por un niño y en este caso, además, por el mismo Lorenzo Tornabuone quien iba a ser presentado al resto de las artes.

La Sabiduría saluda al joven muchacho levantando su mano derecha mientras que con la izquierda sostiene una rama de olivo, símbolo de la concordia reinante entre las artes.

Una vez hubo mostrado el artista a los novios el significado de cada uno de los frescos, éstos se miraron tiernamente, como sólo los enamorados saben hacerlo. Tras un leve roce entre sus manos, un silencio atronador se apoderó de los corazones de ambos, hasta tal punto que las lágrimas corrían por sus mejillas huérfanas de consuelo alguno.

- ¿Qué os ocurre muchachos? ¿acaso mi obra os ha defraudado? –apuntó Alessandro-.

- No es eso, señor, -replicó Lorenzo-, es que hace un par de noches ambos vivimos un extraño sueño que paso a relatarle. Una extraña luz hacía añicos los cristales de la ventana de nuestros dormitorios y justo en el centro de la estancia, un hombrecillo nos hablaba: “Pedidme un deseo y os lo concederé. A cambio sólo os exigiré que carguéis el resto de vuestros días con él”. Y acto seguido, señor, Giovanna deseó en su dulce sueño amarme eternamente y yo… yo… dedicarme en cuerpo y alma al estudio de las artes, y entre ellas a la más querida para mí, la Aritmética. Fijáos en vuestra propia obra, mi futuro se refleja en ella. Contemplad su belleza: es la única de todas ellas que me mira con detenimiento y alza su tímida mano para darme la bienvenida. En ello consiste mi desesperado deseo, en entregar todo mi ser a alcanzar la Sabiduría.

Y dirigiéndose a la muchacha, le habló con estas palabras:

- Esta mañana, muy temprano, he comprendido que no te haría feliz, amada mía, pues la Sabiduría es amante ingrata: cuanto más me acerque a Ella, más se alejará Ella de mí; cuanto más feliz Ella me haga, más infeliz te haré yo a ti.

De este modo se deshacía un gran amor entre dos deseos. Así los muchachos quedaban condenados, al igual que ambos frescos, a mirarse el uno frente al otro, ante una única barrera que no era otra que sus propios anhelos.

Una vez que Giovanna, la que nunca pertenecería a la vieja familia de los Tornabuone, hubo abandonado la estancia, el joven Lorenzo interrogó de esta manera al pintor:

- Decidme, maestro, a vos ¿qué os pidió?

- Al igual que a vosotros, el hombre de los cipreses me interrogó acerca de aquél de entre mis deseos que de hacerlo realidad me hiciera imposible conseguir uno cualquiera de los demás. Me faltó tiempo para que de mi boca brotaran las palabras, "inspiración", "prestigio" y "fama para siglos venideros". Sin embargo, le faltó tiempo a mi corazón para que mi boca pronunciara las dos únicas palabras que hasta ese día habían movido mi deseo de vivir: Simonetta Vespucci.

El círculo de la Sabiduría se ha cerrado, estimado Lorenzo, y ambos nos hemos quedado encerrados dentro.

EL CÍRCULO DE LA SABIDURÍA

Hoy, me van a permitir que les cuente un cuento. Como todos los cuentos, está inspirado en lo que algunos vienen a llamar la realidad; como todos los cuentos, la ficción habita donde le place. Como todos los cuentos, tiene un desenlace: que sea feliz o no, lo decidirán ustedes. Como en todos los cuentos, usted, Sr. lector, será movido por el mismo mecanismo que movió a los protagonistas: el deseo.

Todo comenzó allá por 1486, cuando en Villa Lemmi, cerca de la ciudad de Florencia, se ultimaban los preparativos de la boda de Lorenzo Tornabuoni y Giovanna degli Albizzi. El padre del novio, Giovanni Tornabuoni, era tío de Lorenzo el Magnífico y director de la importante filial romana del banco Médici. Giovanni había deseado siempre lo mejor para su hijo y quería demostrárselo de una forma original: encargó pues a un pintor famoso apodadoBotticelli , que con ocasión de la boda de su hijo Lorenzo, pintara para él dos frescos cuyos protagonistas fueran respectivamente su amado hijo y su hermosa prometida Giovanna, perteneciente a la vieja familia de los Albizzi.

A pesar de la buena cantidad de dinero que recibiría como pago del encargo, el tiempo límite que don Giovanni había impuesto para ejecutarlo le resultaba insuficiente al maestro y así se lo hizo saber. El comitente, acostumbrado como estaba por su oficio a que sus órdenes fueran cumplidas, le hizo saber que no transigiría en un solo día más de lo pactado. “A cambio, maestro, os permitiré, avalado como estáis por la fama que os antecede, que seáis vos mismo quien escoja el tema de las obras”.

De este modo transcurrían los días y las noches, y el pintor, cuyo nombre de pila era Alessandro, no había tocado aún pincel alguno. Acuciado por el tiempo, decidió pues llamar a los novios para conocerlos mejor, a fin de obtener de ellos alguna idea en la que inspirarse.

Habiendo escuchado atentamente a los jóvenes durante el transcurso de un sosegado y hermoso paseo por palacio, el famoso pintor apodado Botticelli, miraba, a la mañana siguiente, absorto, por la ventana de su taller. La falta de sueño, la fatiga y el peso ya insoportable del poco tiempo disponible para ejecutar su encargo, contribuyeron a que los hechos que a continuación voy a relatarles, transformaran el curso de los acontecimientos. El maestro, cuyo nombre de pila era Alessandro, se encontraba pues mirando por la ventana de su taller con la vista fija en un punto del horizonte donde dos cipreses magníficos parecían insultar a Dios con su esbeltez y fortaleza. Entre sus ramas, una luz brillante, impropia de esa hora del día, se acercaba a la ventana del pintor irradiando una energía tal que le hizo apartarse de inmediato del mirador. Con la fuerza de un rayo, un hombrecillo misterioso surgió en el centro de la estancia. Aunque parezca mentira, el maestro no tuvo miedo pues aunque misterioso, el aspecto de aquel ser sólo le ofrecía confianza.

- Dime, hombre extraño, ¿quién eres? –preguntó Alessandro-.

- Mejor te diré qué negocio me trae hasta aquí –contestó el hombrecillo-.

- Habla, pues, que todo negocio ha de ser de alguna manera beneficioso para ambas partes. Te escucho…

…continuará.

DESTRUYENDO EL MITO DE SALOMÉ

“Los gatos se rozan con mis piernas y se sienten tigres hasta el sexo. Los pájaros sonoros se callan cuando paso, y las altas rosas me rozan el rostro porque tengo el privilegio de los caminos”.

Fernando Pessoa: El privilegio de los caminos


SALOMÉ

FRANZ VON STUCK


Que las mujeres somos bichos malos, nadie lo duda. Pero como en todo, hay niveles y de ahí que podamos distinguir entre malas cotidianas y malas históricas. De las primeras, nada he de decir porque como su propio nombre indica, lo cotidiano es sinónimo de aburrimiento. De las segundas, un poco de historia: la primera mala fue Eva, la segunda, Salomé. Sin embargo, siendo ambas malas, muy malas, el origen de su pecado es contradictorio. Eva pecó por desobedecer al Padre y Salomé , por obedecer a su madre.

Salomé estaba buena, muy buena. Bailaba como ninguna otra la danza de los siete velos babilónica, dejándolos caer uno a uno en voluptuosos giros seductores. ¿Quién es capaz de resistirse a los encantos de una hermosa mujer, bien formada y experimentada bailarina?

La pregunta tiene nombre: Juan el Bautista. El hombre que una y otra vez la rechazó y que además, ¡oh atrevimiento!, osaba recordarle su vida pecaminosa.

¡Qué mal hiciste, Juan!

¡Cómo se nota que conocías poco a las mujeres!

¡Se te subió el agua bendita a la cabeza y la perdiste precisamente por una de ellas!

Y es que si hay algo peor que una mala mujer es una mala mujer con madre incorporada.

Hasta aquí, chapeau por la Salomé , pero dejarse embaucar de tal forma por su madre… no sé, me confirma la sospecha (casi teoría) de que su voluptuosidad nacía del cuello para abajo.

Salomé, en resumidas cuentas, no deja de ser la buenorra que más que artífice es víctima de una venganza: del complot de una madre (Herodiades a más señas) deseosa de librarse de los reproches que, la voz de una conciencia llamada Juan el Bautista, no le dejaba vivir en paz (entiéndase “paz” como sinónimo de “con su cuñado”).

Por último, repasen ustedes esta historia bíblica de pasiones e intrigas, que tantos y tantos artistas de todos los géneros han tocado con su arte y díganme, en este año del Señor de 2005, si esto del amor de Salomé por su madre no tenía algo de incestuoso, como incestuoso era el amor de Herodes por la mujer de su hermano y al mismo tiempo por su hija adoptiva…, sí, díganme, ¿esto no es un culebrón ? Y hablando de culebrones, ¿No les parece magistral el papel de la actriz que interpreta a la bella Salomé en la imagen que les dejo a continuación?

SALOMÉ

FOLLAS NOVAS Y PIMIENTOS VERDES

FOLLAS NOVAS Y PIMIENTOS VERDES Adjunto detallo conversación surrealista donde las haya entre un padre al borde de la angina de pecho y una trombosis cerebral y su hijo de quince años estudiante de 4º de la E.S.O.

Les pongo en antecedentes:

Mañana día 15 de noviembre, el adolescente en cuestión sufrirá los dolores de un examen de literatura. En concreto, dicho ser unicelular tendrá que enfrentarse con un comentario de texto que girará en torno al postromanticismo español y, más concretamente, en la poesía de Bécquer y Rosalía de Castro.

Una vez que el padre repite hasta la saciedad los pasos que la masa de quince años debe de considerar para confeccionar dignamente el comentario de texto; una vez que el hijo, contemplando con disimulo la vena reventona que sobresale del cuello de su progenitor, omite manifestar su opinión sobre la existencia de la literatura y dentro de ésta, de la poesía (qué para qué servirá una cosa que dice digo cuando quiere decir diego); cuando el ambiente está ya tan caldeado y el hastío se hace materia, entonces, digo, viene el turno de preguntas y respuestas a modo de repaso definitivo y definitorio que, a continuación les remito:


-Padre: La poesía del postromanticismo español estuvo influida por:

-Hijo: la lengua alemana.

-Padre: No, por la “lengua” no, por la… la… la…

Yo ya creía que estaba escuchando la canción de Massiel

-Padre: …por la poesía alemana. Bien, vamos a otra cosa: ¿dónde nació Rosalía de Castro?

-Hijo: En el Camino de Santiago.

-Padre: joder, joder, joder. Vamos mal, no me jodas, ¿sí, pero dónde?

-Hijo: Al final, al final del camino.

-Padre: en Santiago, leches, en Santiago. ¿Y dónde murió?

Repiqueteo de campanas… pero tocando a muerto

-Hijo: En Pimientos Verdes

…o sea, Padrón y lo mató.

ESTÉTICA DE LO COTIDIANO

cotidiano

Tio Petros se ríe de mí cuando le digo que Naomi Campbell tiene unos juanetes escandalosos: el resto de su cuerpo sí que es de escándalo me contesta el descarado.

¿Qué nos ocurre? ¿Acaso no podemos hacer más humanos a nuestros ídolos? ¿Por qué no vamos a poder disfrutar de semidioses como lo hacían los griegos?

Pensar en la estética de lo cotidiano y de lo que consideramos mortal resulta una tarea interesante. Ahí tienen las dos nueces que la modelo de color muestra sin reparos en sus pies desbordándose bajo la presión de unas sandalias de tacón vertiginoso. O la reciente maternidad de mi inefable periodista metida a princesa: los medios nos han hecho ver el acontecimiento como la primera cesárea que se practica en España, incluso en alguna cadena de tv emitieron un programa sobre cesáreas. O si lo prefieren, imagínense las veces que la madre de Fernando Alonso se habrá “cagao” en los cochecitos de su niño, ésos que hacían que el parquet del pasillo pareciera un código de barras.

¿Qué piensan, que no habrá políticos respetados y respetables que sentados en el inodoro no lean con pasión las etiquetas de la composición del champú a la aromaterapia o del gel de avena para pieles secas? Y aunque parezca mentira, a Nieves Herrero se le habrá escapado un pedo en una de sus entrevistas y a Teresa Campos se le hincará en el pulmón la varilla del sujetador en pleno debate televisivo.

Cuando haciendo la carrera (perdonen por la expresión, soy consciente que “hacer la carrera” en nuestros días significa ser puta o maricón televisivo y por lo tanto famoso) me tuve que enfrentar con mi primera exposición oral (y esto tampoco significa que emulara a la Lewinsky) un profesor amigo me dio el siguiente consejo:

”piensa que todos los que tienes frente a ti y todos los días de su vida, se bajan los pantalones por lo menos una vez”

Entonces les hablé de Hegel sin nervios porque yo, al igual que Napoleón, era el espíritu del mundo a caballo.

Que pasen un buen fin de semana.

¡SERÁ POR FALTA DE...!


Esta semana tengo obras en casa. Todo patas arriba. No dispongo de un minuto libre para postear como dios manda, pero aquí les dejo otra foto que no tiene desperdicio. Es graciosa y verídica, tanto como los cojones que tiene que tener uno para hacer obras en casa y seguir viviendo en ella.
La semana que viene vuelvo con una obra de arte curiosa.
Un abrazo

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN



Pasen un buen fin de semana y séanme felices.

DOS PALOS Y UNA ASTILLA



Ni Filosofía ni Matemáticas. De ésas que portan mayúsculas con orgullo y que allá por donde van dicen: “Que me quiten lo bailao”. Lo mejor es ser uno mismo y aspirar a lo que tu corazón dicta, por eso mi hijo J. quiere ser Mago, con mayúsculas minúsculas de nueve años, con una toalla de lavabo por capa (porque “ama, las de ducha se arrastran por el suelo y sólo sirven para jugar a los Increíbles”), con un cesto de plancha por mostrador y con mucha, mucha imaginación. De esta guisa nos llama a su dormitorio (convertido ocasionalmente en sala de fiestas) y nos presenta su espectáculo de Gran Magia. El recinto estaba abarrotado de público: su loro “Urdin”, Tio Petros y una servidora (¡menuda fauna!).

- Querido público: ¿ven estas dos cartas?
Pues van a convertirse en una sola.

CHAN TA TACHÁN
ALEJOP

Y su público incondicional contempla atónito que un seis de oros y un dos de bastos tocados por su varita mágica (un rotulador) se convierten, en un alarde de multiplicación magistral, en un doce de espadas que, impaciente, pugnaba por salir del bolsillo de la chaqueta de su pijama.

- ¿a que es bueno el truco?

Estoy convencida de que incluso el loro de peluche sonrió. Tio Petros marchóse raudo al salón porque la risa le explotaba en la boca y, yo…
Yo me dije: la astilla ha elegido. Se queda con los dos palos.

REPOSICIÓN

Hoy llueve en mi tierra. Para no variar. Manta, calorcito y unos buenos cristales por donde mirar. Melancolía pura y dura al mejor estilo de Durero. Haciendo repaso de La Divina Comedia me encuentro con este post que escribí hace un tiempo. Le tengo especial cariño. Hoy toca reposición, en blanco y negro, como el pasado.

EL SECRETO DE UNA NIÑA

Hannibal Lecter, el famoso psiquiatra de El silencio de los corderos, ofreció a la joven teniente del FBI, la primera pista para resolver el caso que le habían encomendado. El astuto antropófago iluminaba el camino de la deducción con un meritorio estilo socrático que nos puso a todos la piel de gallina.

- ¿qué es lo primero que nos mueve? La codicia.
- ¿qué es lo primero que codiciamos? Lo que vemos todos los días...

cuando yo era una niña (no recuerdo la edad exacta pero en torno a los siete u ocho años) había en el salón de casa una estantería repleta de libros. Allí aguardaban en silencio ordenados por categorías diversas: había nueve o diez “igualitos” de color rojo sangre, grandes y majestuosos, con todo el saber en su poder, mirando por el rabillo del tomo al resto; había otros, también igualitos entre sí, más pequeños que los anteriores, de un azul metálico, donde uno podía encontrar el secreto de todas las enfermedades; en un rincón, casi por la fuerza, vivía uno que llegó a gustarme mucho, y contaba las maravillas de las capitales europeas (todavía me estremezco al recordar lo que tuvo que sufrir el arquitecto del Kremlin a manos de Iván El Terrible); ...y más abajo se encontraban los modestos.

Los modestos ocupaban casi por completo la librería (desmontable, por cierto) pero no ostentaban el lugar preferente de las enciclopedias. Eran libros de diferentes tamaños, colores y espesores.
Entre esta comunidad bien avenida, vivían Stevenson junto a Lovecraft y Poe. Shakespeare era considerado un gran terrateniente pero Borges era el dueño de una balda entera. Tres amigos inseparables ocupaban un discreto adosado: Dante, Virgilio y Petrarca, la comidilla del barrio: se rumoreaba que dos de ellos habían hecho un viaje juntos, pero debieron de enfadarse porque uno de ellos regresó en la segunda escala del trayecto.
En copropiedad vivían poetas como Cernuda, Machado, Neruda, Celaya, Miguel Hernández y otros, que tenían que verse las caras con unos locos que se llamaban Sartre y Camus. Recuerdo que incluso había un miembro de la nobleza en una esquina (siempre hemos sido muy rojos) que se llamaba el Marqués de Sade, negro como la noche y tal como yo me imaginaba su capa.
Junto a Valle-Inclán y Pío Baroja vivía un personaje, de cuyo nombre no puedo acordarme, del que todos se reían. Parece ser que se volvió loco de tanto leer unos libros de los que llaman “de caballería”, pero a mí siempre me cayó bien porque era alto y delgaducho como mi padre, y un señor que me recordara a uno de mis seres más queridos no podía sino parecerme simpático.

Había muchos otros y todos cohabitaban en perfecta armonía. Hasta tal punto se querían, a pesar de cunas y condiciones, que cuando mi hermano cogía uno, enseguida se venían abajo los demás de lo mucho que lo echaban en falta.

Cuando mi estatura me lo permitió, ya podía ver todos los miembros de aquel edificio singular en un solo golpe de vista y, fue entonces cuando lo descubrí: solo, exiliado, prisionero de la nada.
Me apresuré hacia la cocina para hacerme con una banqueta que me permitiera coger el libro que había surgido de la noche a la mañana. “Quizás haya vivido aquí todo el tiempo y yo no me he dado cuenta” pensé. Sus tapas eran duras y resistentes, como la cabaña que resiste a los soplidos del lobo. Toda una gama de grises lo recorrían sin dar tregua a ningún otro color jugando a las formas.
Al principio no puede ver nada, concentrada como estaba en el propio descubrimiento y, para qué negarlo, intentando que no se me cayera de las manos.
Un hombre y una mujer reposaban con rostros satisfechos sobre un lecho deshecho.

Dejé el libro sobre el estante,
Dejé la banqueta en la cocina.
Nunca pregunté nada sobre el libro prohibido.

En muchas otras ocasiones fui a visitarlo y él, benévolo con la niña que lo acogía, me enseñaba su hogar por dentro.
Fue mi primer secreto y El Decamerón era su nombre.

CELEBRACIONES

- "Ama, hoy se ha casado Camila con "no sé quién" en Mónaco".

...ése es mi hijo.

NO ES CHISTE

NO ES CHISTE No, educar a un hijo no es ningún chiste y más si hablamos de temas sexuales.
Sencillamente, no se dejan educar. Una que es madre “joven”, liberal y moderna sueña con que llegados a este punto tan delicado, la conversación fluya naturalmente. Ja. Igualito, igualito que la patronal con los sindicatos.
El empedrado mental que tiene un niño de doce años es tal que lo de mezclar churras con merinas no es nada comparado con el amasijo de “desinformación” que sus amigos del cole le proporcionan. Entre una buena dosis de vergüenza, el temor a meter la pata y hacer evidente su ignorancia, el mancebo oye campanas y pega el campanazo. El hijo de su madre no pregunta, jamás. ¿Para qué? lo mismo le responden. Entonces a lo Elena Ochoa te suelta el gran notición:

- Ama, hemos encontrado un condón en el patio del colegio.
- ¿Ah sí? ¿y estaba usado o no?.
- Pues claro que estaba usado. ¡Estaba vacío!.
- ¿y seguro que no había nada dentro?
- Si anda, ¿qué quieres que haya?

¡Dios mío!, o mi hijo no sabe lo que en el plastiquito se introduce, posteriormente segrega para al final quedarse, o cree que uno tiene un órgano de usar y tirar y cuando lo tiras te vuelve a crecer, o el artilugio tenía un agujero del tamaño de una nuez...
No seguí haciendo preguntas, corrí hacia la estantería donde se encuentran los videos y traté desesperadamente de buscar una grabación de algún “Barrio Sésamo” donde explicaran la diferencia entre “lleno de semen” y “vacío con embarazo seguro”. Claro, de “condones en el patio de un colegio” no encontré nada. Y es que no pensé que el Coco no se comía una rosca sino galletas, y que aunque la Peggy era una cerda y la rana Gustavo más verde que el campo lo único que hacían era cantar juntos. Vamos, que nada que hacer.

BENEVOLENCIA

BENEVOLENCIA Esto es lo que os pido, amigos, cuando contempléis mis acercamientos a lo que podría llamarse “dibujo al lápiz”. Son bocetos simplemente de un reto que mantengo conmigo misma cada vez que dibujo: no utilizar la goma de borrar.
En fin, a lo dicho, tened benevolencia con esta vuestra amiga que se ha visto en mitad de una emboscada. De amistad, pero emboscada.
Un abrazo a todos.


Torso


Ojo1


Ojo2


Ojo3


Ojo 4

CON UN SOLO DEDO



Debo una disculpa.
Aunque el título del post les induzca a pensar en cierta cuestión de carácter sexual, no se engañen. La que suscribe lo ha elegido a propósito, naturalmente, y ciertamente mi disculpa (y contenido de este post) guarda una estrecha relación con el título (para consuelo de Tio Petros que siempre me regaña por los títulos “enrevesados” y “rebuscados” con los que corono mis post).

Uno de los motivos por los que durante unos días no he posteado es porque un amigo me ha regalado un tratado sobre el dibujo del cuerpo humano. El libro es un alarde extraordinario de imágenes sorprendentes sobre la maestría con la que pintores que ustedes y yo conocemos y, otros desconocidos e incluso anónimos, han plasmado en papel, con un lápiz o un carboncillo y cómo no, con la yema de un solo dedo a modo de difuminador, las diferentes partes del cuerpo humano. Así que una servidora, que hace sus pinitos en dibujo con más pena que gloria no ha podido evitar la tentación y durante días ha tratado de emular a los grandes para crear ojos, manos y torsos desnudos que con imaginación y mucho amor me confiesa Tio Petros resultan sorprendentes. Claro está que este hombre, aliento de mi vida, sabe hacerse querer y, una que de tonta no tiene un pelo y de mujer mucho, se lo ha creído a pies juntillas y no ha parado de producir. Porque esto del arte va por rachas y hay que sujetar a las musas cuando uno se cree que han venido a visitarle. Así que mi primera disculpa se debe a ese dedo difuminador que ha conseguido apartarme del teclado del ordenador.
Cuando el abandono del blog me ha resultado ya insoportable, la fortuna ha querido que, en lo absurdo de un accidente doméstico, me queme la mano derecha. Mejor dicho, los dedos de la mano derecha que resultan francamente útiles cuando una es diestra y totalmente incapaz con la mano izquierda. No tengo yemas, huevos sí. Por eso, CON UN SOLO DEDO (el corazón, claro está) de mi supuesta “mano” izquierda he conseguido escribir estas líneas y pedirles disculpas aunque esta aventura me esté costando toda la mañana.
Ni dibujar, ni escribir, ni conducir, ni … xual.

Les prometo volver pronto con un post sobre el Renacimiento. Exactamente sobre el legado de Vitruvio (sí, ya saben, el relacionado con ese hombre que siempre aparece patiabierto y ensobacado dentro de un círculo…).
Hasta pronto.

VALOR DEL PASADO

VALOR DEL PASADO ”Hay algo de inexacto en los recuerdos:
una línea difusa que es de sombra,
de error favorecido.

Y si la vida
en algo está cifrada,
es en esos recuerdos
precisamente desvaídos,
quizás remodelados por el tiempo
con un arte que implica ficción, pues verdadera
no puede ser la vida recordada.

Y sin embargo
a ese engaño debemos lo que al fin
será la vida cierta, y a ese engaño
debemos ya lo mismo que a la vida.”


Felipe Benítez Reyes, Valor del pasado

El próximo día 6, cuando sus Majestades de Oriente hayan dado por finalizado un viaje que seguro les ha resultado de lo más jodido (por no hablar de la vuelta), una servidora habrá abierto el regalo invisible que todos los años sin excepción, depositan sus Majestades bajo mi piel. Sí, amigos, un año más, de esos que no engañan y que esperan pacientes a que los remodele con esa línea difusa de error favorecido. Y un año más soplaré las velas con el aliento apenas rehecho por un deseo que espero me sea concedido en el transcurso de mi nuevo año.
Ya ven qué afortunada soy. Mi regalo es tan liviano que podría abrirlo sin que los señores magos salgan de sus palacios. ¿Un engaño? Por supuesto que no, tan cierto como la vida nuestra: la vivida y la recordada.

Nos encontramos a veces con situaciones por las que hay que tomar partido. En ese momento es cuando retornamos a lo verdaderamente humano.
Séanme buenos, que todavía hay tiempo.

LA VISIÓN EPIFÁNICA

”En cualquier momento aparece en una mano o en un rostro la perfección formal; cierta tonalidad en las colinas o en el mar es más exquisita que el resto; cierto estado de pasión o de visión o de excitación intelectual es irresistiblemente real y atractivo para nosotros –para aquel momento tan solo-. No el fruto de la experiencia, sino la experiencia misma, es el fin.(…). Arder siempre con esta sólida llama resplandeciente, mantener ese éxtasis, es el éxito de la vida. (…). Mientras todo se hunde bajo nuestros pies, bien podemos intentar aferrar alguna pasión exquisita, alguna contribución al conocimiento que al despejarse el horizonte parezca poner el espíritu en libertad por un momento, o cualquier excitación de los sentidos, extraños tintes, extraños colores, y olores curiosos, u obra de la mano del artista, o el rostro de la persona amiga”.

Walter Pater: Ensayo sobre el Renacimiento

Espero, amigos, que el final de este año sólo sea el comienzo de otro donde eso que llamamos felicidad se digne a entrar en la cajita que le tenemos reservada. Quizás de la mano de una buena lotería, quizás de la mano de la belleza y el conocimiento, quizás por el rostro de la persona amiga.
En cualquier caso les deseo el éxito, lo mejor y lo más bello: cada uno que construya su historia con el menor dolor posible.
Felices, felices, felices…

EL CLAN DE LOS PARRICIDAS

EL CLAN DE LOS PARRICIDAS ”Quizá todo lo espantoso, en su más profunda base, es lo inerme, lo que quiere auxilio de nosotros.”
Rilke, R.M.:Cartas a un joven poeta, Alianza, Madrid, 1982, p.85

No, a pesar de que he tomado prestado el título de este post a Ambrose Bierce, no voy a hablarles de este relato corto de terror sino de otro, que no por ser mío, es menos escalofriante.
Quizás la cita del encabezamiento surtiera efecto sobre el joven Franz Xaver Kappus, destinatario de la carta rilkeana. Al menos, a mí me da qué pensar.

Les confieso que jamás descansaré en mi empeño para que a mis vástagos, todavía infantes, se les revuelvan las tripas con lo que mi ingenua pero tenaz voluntad considera “lo bello”. Sea en la disciplina que sea, intento (bueno, intentamos mi marido y yo), inculcarles –en vano, por supuesto- que deben trabajar la capacidad de emocionarse y sorprenderse. Los sentidos son el vehículo por el cual absorbemos la belleza de las cosas. Con ella en nuestro poder, experimentamos sensaciones nuevas que provocan, incluso, que el estómago nos dé un salto mortal con tirabuzón y medio en nuestro mecánico interior.
¡Cómo transmitirles que escuchar un aria de Bach surte el mismo efecto que el sabor de un beso!
¡Cómo expresarles que hay cuentos y novelas tan magníficos que son capaces de arrollar la vida de uno de tal modo que te hacen “ser otro” hasta que concluyes su lectura!
¡Qué maléfica estratagema se esconde en la pintura para que el pintor haya robado –sin que nadie se haya percatado de ello- un trocito de realidad al mundo!

Me parece que nuestros Kappus ni tan siquiera piden auxilio. Considero más bien que somos nosotros los que lo necesitamos. Ahí radica el verdadero espanto.
Ahora, como les he prometido, el relato corto de terror:

Miércoles, 22 de septiembre de 2004
El señor y la señora Petros, sentados en una terraza cercana a su residencia, beben dos espléndidos “Cresta Rosa” mientras sus vástagos, todavía unos pueri cantori, juegan en una plaza contigua.
El señor P. estudia un denso pero magnífico estudio sobre un tema relacionado con la matemática.
La señora de P. lee de forma apasionada (no sabe leer de otra forma) un espléndido tratado de arte. Se deleita contemplando las reproducciones y, fumando un cigarrillo rubio abandona su tarea para darle un sorbo al vino que reposa sobre la mesa.
En ese lapsus de tiempo, el primogénito se acerca hasta donde ellos se encuentran. Hace ademán de sentarse al mismo tiempo que despliega un objeto sobre la mesa.
El señor y la señora P. fijan su mirada hacia la cosa. Al cabo de un momento el adolescente exclama:

- ¡El Real Madrid va de mal en peor!

El niño se va abandonando el MARCA sobre el metálico asiento de la silla.
El señor y la señora P. se miran como sólo ellos saber hacerlo.
- Te quiero. Dijo la señora P.
- Yo también te quiero. Le contestó él.


Por cierto, mañana Tio Petros y yo vamos a darnos un caprichito gastronómico en Saint Jean de Luz. ¿Alguien quiere apuntarse? Al menos, brindaremos por vosotros. Que paséis un buen fin de semana.

ITACA

ELLA (desde el sofá)
- Dame ideas para un post.

EL (desde el escritorio)
- Ya pensaremos en algo más tarde.


“Más tarde”. Cuestión de tiempo. Futuro. Otros piensan en un fondo de pensiones que les permita vivir su vejez sin apuros económicos. Ellos son distintos. Perderán facultades con el paso de los años, por eso hacen deporte intelectual.

EL
-Por el Alzheimer; para que no nos pique.


Es un embaucador. Le arrolla a donde quiera que vaya. Con el sánscrito no ha podido con ella; pero hace un par de años se tiraron de lleno al griego clásico. No había más que ponerse los deberes mutuamente para que siempre hicieran más. Como una competición en la que gracias a adelantarse el uno al otro ambos llegaran irremediablemente a la vez. Reían.

La agónica existencia (en el sentido clásico del término)de él hace que vivan en jaque los dos. Es como un tornado engulléndolo todo a su paso. Cuando está en plena actividad recuerda a los héroes griegos; y por plena actividad se entiende aquel estado de lucha huérfana ante las adversidades que exige una concentración total. A cualquier pregunta contestará él con un futurible.

Hace un año comenzó a escribir un blog. No paró hasta que ella, más o menos dos meses más tarde, y a fuerza de insistir (con esa cabezonería propia de los niños), comenzó a escribir el suyo.
Ahora le toca al esperanto. Ya lo hablaba su abuelo con un reducido círculo de amigos. No hay más que formularle a ella un simple interrogante del tipo ¿Te gustaría que pudiéramos hablar en esperanto tú y yo? ; y a continuación , como el mejor abogado que el diablo pueda imaginar, ensalzar las grandezas de su nueva empresa. Empresa que, cómo no, es la mejor que uno pueda soñar.

Entonces ella le responde que sí, que vale, que “déjame que lo piense y te digo”. Entonces él, sin respetar tregua alguna, aparece al día siguiente con una gramática y un diccionario español- esperanto /esperanto- español. Ella le sonríe. Comienza a vislumbrar la espada del héroe. Ella, que practica la templanza como virtud, le propone que se sienten en una terraza para tomar una cerveza. Ella, al tiempo que enciende un cigarrillo, contempla atónita cómo él, sxia hero , comienza a desplegar sobre la mesa del bar un sinfín de papelitos con una palabra escrita por ambos lados. Kiu, kio, kies, kiam... Ya está. Ya se la ha llevado otra vez con él. Si no fuera porque él la persigue por la cocina rectificando cada cosa que ella hace, parecería que no es humano. “Hiperión”, le llama ella en ocasiones. El Ulises que viaja siempre con su Penélope al lado. Porque como él dice, lo importante no es Itaca. Es viajar juntos.

El viaje, eso es lo que ambos desean. Y entre viaje y viaje, una escala para ver juntos una película de amor de ésas que a ella tanto le gustan; de ésas que el tanto detesta. Pero lo mejor de todo es cuando él, en silencio, en esos silencios que unen, le toma fuertemente de la mano cuando una lágrima empieza a pasear por su mejilla. En silencio. Con ese lenguaje que sólo él y ella dominan.

TELEGRAMA URGENTE

REGRESO A CASA.STOP.DESCUBRA LOS NOMBRES.STOP.PRUEBE CON EL CABALLO. STOP.NOS VEMOS ALLÍ.STOP.ESPERO NOTICIAS.STOP.

(A1)S
(A2)L
(A3)L
(A5)L
(A7)"ho hippos tou doulou"
(B1)N
(B3)C
(B5)A
(B7)A
(C1)O
(C2)E
(C3)I"ouketi"
(C6)C"he tes majés arjé"
(C7)V
(D2)E
(D6)V
(E1)O
(E2)D
(E6)I
(E7)U
(F1)S
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(G2)R
(G4)M
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(G7)A
(H2)A
(H3)C
(H4)T
(H5)R
(H6)S

CARTA DE PAULINA FARNESIO AL COLABORADOR

Florencia, 22 de febrero de 2004
Estimado colaborador:
Creo que no me faltará razón para afirmar que ya habrá descrifado usted el mensaje que me envió el Sr. Pucci y que yo le remití.
Ciertamente espero haber llegado a la misma conclusión que usted, por eso debo dirigirme con premura a París. Sin duda alguna, las dos esculturas nos darán luz sobre el caso que tenemos entre manos. Pareciera como si una mano misteriosa quisiera que descubriéramos algún secreto, ése mismo en el que Adrian Kröll estaba trabajando y que, ahora más que nunca, considero que fue la causa de su fallecimiento.
Cuando regrese de París, me pondré en contacto con usted para exponerle lo que haya descubierto.
Y sin más, se despide atentamente
P.F.


París, 23 de febrero de 2004
Estimado colaborador:
No he podido resistirme a escribirle desde aquí. Esta mañana las he visto y creo haber descubierto algo impresionante. Aunque no he podido encontrar ninguna explicación al descubrimiento, sé con toda seguridad que tiene que ver con el caso. Me explicaré.
Siguiendo las instrucciones del mensaje que Lorenzo Pucci me remitió, me dirigí al museo nada más aterrizar del aeropuerto. Tuve que esperar un buen rato hasta que el Louvre abriera sus puertas al público. Una vez dentro, me encaminé al ala Denon donde se encuentra la galería de Miguel Angel en la Rez-de-chaussée (qué palabreja se gastan los franceses para llamar a la planta baja...). Allí, en la Salle 4 estaban majestuosas. En los rótulos de información se podía leer L´esclave mourant y L´esclave rebelle respectivamente.
Vamos bien, me dije, y atenta a que el guarda de seguridad se fuera por otra sala, aproveché el momento para hacerles un par de fotografías. Estuve bordeando las esculturas una media hora para ¿encontrar? no sé ¿qué?. Empecé a impacientarme cuando transcurrido este tiempo no había conseguido ver nada “raro”. Fue entonces cuando un visitante del Museo se me acercó y comentó en voz alta:

-“qué curioso, no hay nada como contemplar una idea convertida en arte. Parece como si realmente los esclavos estuvieran intentando huir, como si de forma paralela su inacabada existencia pidiera un fin. Son más los esclavos que existen, que los que podemos ver aquí”.

Entonces eché mano del mensaje de Pucci y lo volví a leer. Todas las piezas encajaban pero los interrogantes superan por mucho a las certezas con las que contamos. ¿Huir? ¿huir para qué? ¿huir a dónde? ¿huir con quién?
La desazón que me produjo no tener respuesta a estas incógnitas hizo que agachara la cabeza como signo de resignación. Y allí estaba el mensaje. Entre los pliegues de la tela que cubría el cuerpo desnudo de uno de ellos. Estoy segura de que no es ninguna marca del cantero, ni el anagrama de Carrara. A decir verdad sólo sé que este acertijo matemático está escrito para nosotros. Ya sabe que las mujeres tenemos un sexto sentido...
Aquí le remito lo que encontré, espero que no me haya olvidado de nada en la transcripción. Espero sus noticias.
Atentamente,

P.F.

1(2ª)(8ª),1,2,3,5(5ª),”8-1”(1ª),”8+1”(7ª),”13-1”(3ª)(4ª),21,”21-2”(6ª) ,34,55...

1,1,2,3,”3+1”(1ª),5(2ª),8,13,”13-1”(3ª)(4ª+´),21,34,55...

1(1ª)(4ª)(9ª),1,2,3(2ª)(3ª),”3+1”(5ª),5(6ª),8,”8+1”(8ª),13(7ª)21,34,55...

CARTA DE LORENZO PUCCI A PAULINA FARNESIO

Srta. Paulina Farnesio
Via Ricasoli 58/60
Firenze

Rte. Lorenzo Pucci
Secretario personal del Dr. Adrian Kröll
Piazza San Pietro in Vincoli
Roma


Estimada Srta. Farnesio:
Me he permitido escribirle esta carta porque soy sabedor que mi querido maestro, Sr. Kröll, confiaba plenamente en usted. Una vez que la policía hubo terminado de extraer pruebas de la estancia donde el destino me hizo encontrar sin vida el cuerpo de mi amigo, comencé a ordenar sus documentos. Ya sabía yo que el doctor trabajaba en un asunto de máximo interés, tanto es así que estas últimas semanas incluso no me permitía la entrada al despacho sin su autorización y sin habérseme requerido para alguna labor en particular.
Como le digo, estaba ordenando y clasificando sus documentos cuando la fortuna hizo que me tropezara y cayera al suelo contemplando mi absurda situación desde el gran espejo que presidía el despacho. Cuando estaba a punto de levantarme, un destello fijó mi atención hacia el ventanal que se sitúa justo en frente.
Me dirigí hacia donde la luz me conducía y encontré este texto, que a usted le envío, para que lo descifre. Seguro que en él encuentra usted y su colaborador las pistas exactas del lugar exacto hacia donde tienen que dirigir sus investigaciones.
Sin otro particular, le saluda atentamente.
Lorenzo Pucci


ORTAUCNOREUFSODARDNEGNE
OLOSSODNOREIVALZUL
EDNODANIERALZULNATIBAH
SOSOIRUFROPRIUH
EDALAIRFADAROMEUQSOLEGOCA
NISREDOPRILAS.

SODINETERNEALASACEDSALSASUMNATSE,
SOJEL, YUMSOJELEDUSDADUICLATAN.
EKINASOTIRGEDIPADUYA
ELAÑAPMOCAUT, ELAIUGNEUSRINEVED
ELARTSEUMLEONIMAC
ELIDAEDNODEBEDRI.