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Vailima

La torre de Segismundo

ARTE Y FILOSOFÍA

ARTE Y FILOSOFÍA ”El carácter enigmático (de las obras de arte), bajo su aspecto lingüístico, consiste en que las obras dicen algo y a la vez lo ocultan”
T. Adorno

Nunca podremos responder satisfactoriamente a la pregunta acerca del sentido de una obra de arte como “qué significa realmente” o “¿para qué todo esto?”. Ante tal tipo de preguntas, las obras de arte se enmudecen, o como dice Adorno, sólo pueden hablar con una muda elocuencia, de un lenguaje mimético, sin intenciones.

No se puede percibir un campo de trigo como si no hubiéramos contemplado los trazos ondulantes de Van Gogh. Tampoco podemos leer a Poe de la misma forma que si no tuviéramos referencia de los estudios de Baudelaire sobre el escitor americano y, así con muchos otros casos.
La crítica modifica nuestra percepción y nuestro juicio de la obra de modo semejante a como ésta transfigura la realidad y renueva nuestra percepción y nuestro lenguaje. La tarea del crítico parece que debe de estar dominada por una visión mesiánica por la que puede iluminar el contenido de verdad de una obra como si se tratara de una revelación mística de un oculto secreto que ha estado ahí esperando el conjuro correcto. Sin embargo, dejando a un lado esta argumentación, parece que la crítica es necesaria y más aún, dada la naturaleza plural y compleja del arte en la actualidad.
En este sentido, el enfoque más productivo sería el que concediera que el arte es un medio de comunicación simbólica, que la obra de arte no es el final del camino de nada y que no puede darse como algo terminado. La irreductibilidad del arte hace que no podamos someterlo a las leyes normales de comunicación y de representación de la realidad. Y parafraseando a Adorno, podemos afirmar que su soberanía estriba en su carácter enigmático.
La experiencia del arte tiene una lógica negativa. Por un lado, la negación de las formas de percepción y del lenguaje que ya teníamos, que quedan sustituídos por otras nuevas que nos permiten ver el mundo de forma diferente y pensarlo con otras expresiones. Ahí se basa la experiencia estética: en un proceso de apertura del mundo, en el paso de lo conocido a lo desconocido. Por otro, la obra de arte es negatividad y enigma inconmensurable en una sociedad que aspira a dominar lo universal, lo calculable y lo útil. El arte representa lo heterogéneo, lo diferente.
Retomando la cita con la que encabezaba el post, toda obra de arte es una oferta de diálogo y de entendimiento dirigida a un sujeto reflexivo que se acerque a ella. Las auténticas obras de arte responden sorprendiendo el sentido de aquel que las experimenta, aquel cuya autonomía se ve capturada, para más tarde recuperarla con la reflexión. Tanto la obra como el receptor reconocen ambos la autonomía del otro y la imposibilidad de agotarse mutuamente. De ahí que las obras sólo se completen mediante su recepción ya que son siempre para el otro.
Toda obra de arte pretende un reconocimiento en tanto que forma de comunicación simbólica aunque, como dice Adorno, sea un mensaje en una botella a la deriva en el inmenso océano, jamás renuncia a llegar a un destinatario.

LOS TRES CERDITOS



Después de derribar a soplidos la casa de paja y la de hierba, y habiendo utilizando una oruga D-7 para echar abajo la casa de ladrillos del cerdito listo, el lobo tuvo por fin frente a él a los tres cerditos.

Se relamía con la lengua todos sus colmillos, eligiendo a cuál de los desdichados animales le hincaría el diente primero. No obstante, recordó que su endocrino le había puesto un régimen estricto de té de camomila y alimento rico en fibra, y su conciencia se debatía entre lo que debía hacer y lo que su estómago le instaba. "Ni para él ni para mí", pensó finalmente el lobo mientras se apoyaba en un árbol. "Que decidan los cerditos".

Así, para decidir a cuáles se almorzaba, el lobo les propuso una prueba a los cerditos asustados que, dadas las circunstancias, les fue imposible no someterse. Cogió cinco hojas de un árbol, de ésas con aspecto de mano abierta: tres de ellas eran verdes, pues las había arrancado directamente del mismo árbol que tenía junto a él; las otras dos, del suelo, tenían el color cobrizo del otoño. Hecho esto, les mostró a los cerditos las cinco hojas.



"Tengo en mis manos tres hojas verdes y dos marrones", les dijo. "Colocaré una hoja en cada una de vuestras cabezas, cerditos. Si alguno adivina su color, los tres quedaréis libres por ahora. Si no lo adivináis ninguno o falláis al intentar adivinarla, me comeré a los tres". Y eso hizo, dejando las dos hojas sobrantes en el suelo, sin que ninguno de los cerditos pudiera verla.

Colocados en fila, viendo el tercero la espalda del primero y el segundo, el segundo la espalda del primero, y el primero nada de nada, el lobo preguntó en primer lugar al tercer cerdito, quien podía ver a los otros dos. Éste, sin embargo, no supo decir el color de su hoja; podía haberse arriesgado, pero sabía que, si fallaba, el lobo se los comería a todos.

El segundo, quien sólo veía la hoja sobre la cabeza del primer cerdito, tampoco fue capaz de saber el color de la suya y guardó silencio.

Le tocó entonces al primer cerdito... ¿Qué dijo éste para salvarse él y a sus hermanos?

SEGÚN SAN MATEO

Hoy he estado ojeando un catálogo de las obras que podemos contemplar en ARCO. Espeluznantes algunas, en el sentido estético de la palabra, y otras salvadas por su originalidad. Yo no soy crítica de arte, ni tengo esa pretensión, pero puedo opinar. Una mierda. Por eso, y porque puedo utilizar cualquier elemento para llevar a cabo mi crítica, he considerado que no estaría nada mal acudir al Evangelio de San Mateo y recordar las palabras que Jesucristo dijo a los fariseos:

”...ciegos que guían a otros ciegos y, si un ciego guía a otro ciego, ambos caen al hoyo”

Pieter Bruegel el Viejo pintó el mismo año de su muerte, 1568, un lienzo de 86x154 cm, titulado Parábola de los ciegos. El tema de la obra procede del Evangelio de San Mateo que les he señalado arriba.



La cuestión sobre quién es el guía que realmente ve está relacionada directamente con la situación política de las provincias de Flandes. Un año antes de que Bruegel pintara Parábola de los ciegos, el Duque de Alba había llegado allí con sus tropas por mandato del Rey de España para que acabara con todos los herejes de la zona: calvinistas, luteranos, anabaptistas y en definitiva todo aquel que se opusiera a la autoridad española. El antepasado de nuestra Cayetana del alma era tan conciliador que en enero de ese año ejecutó públicamente a 84 ciudadanos; en marzo a más de 1500 habitantes de Flandes y el domingo de Pascua, decapitó por orden de su “consejo sangriento” a dos importantes miembros de la aristocracia. Vamos, que todo un alarde de poderío de la casa de Alba, por lo que ahora me explico la razón por la que nuestra actual duquesa tiene tantos problemas al vocalizar, esa cabellera endemoniada y las tetas, hasta hace poco, reverenciando con los pezones su bajo vientre.
Volviendo al cuadro que nos ocupa, Bruegel concentra su atención en presentar a seis ciegos como mendigos deformes y miserables que tropiezan y caen. Lo curioso, es que el pintor los retrató no con los párpados cerrados como era costumbre en la época, sino con la exactitud del diagnóstico de un experto:
El ciego del gorro azul sufría amaurosis, el que va detrás de él tenía esclerosis de córnea y, el que va delante había sufrido una lesión o extracción del globo ocular, producida con toda seguridad en una pelea o como castigo por un delito.
En la época de Bruegel, las intervenciones quirúrgicas se dejaban a manos de sangradores, barberos y charlatanes. Iban de feria en feria (como la de ARCO) ofreciendo sus servicios, vendiendo medicamentos e, incluso, dando consejos como beber orina de hombres pelirrojos como la mejor cura contra las fístulas, enrojecimiento y oscurecimiento de los ojos, para eliminar cataratas, glaucoma y para acabar con las lágrimas.

Si se fijan, los ciegos están situados en diagonal, por lo que la caída de estos miserables se hace inevitable. Como inevitable es el final al que su destino les conduce, la muerte, reforzado por los colores, todos ellos en tonos de gris.

Como charlatana de esta feria que es mi blog, en la que una servidora ordena y manda, finalizo el post sobre esta magnífica obra de la que, sin lugar a dudas, se podría comentar muchos otros detalles que la conforman como tal. Mi deuda con los amantes de ARCO está saldada, que cada ciego saque su conclusión y caiga en el charco que mejor quiera.

EL CABALLERO ANDANTE Y SU AJEDROCÍN

Érase una vez un reino muy, muy lejano de Oriente. Como el monarca no tenía descendencia y ya era muy anciano reunió a todos los caballeros de su reino y les propuso lo siguiente:
- Os he convocado a todos vosotros, caballeros ilustres de mi reino, para retaros a una prueba. Me resta poco tiempo de vida y el reino que con tanto empeño he construído necesita un nuevo monarca. Ya sabéis que nuestra tierra es conocida en todo el mundo porque las casas de mis súbditos se disponen como las casillas de un tablero de ajedrez tal ha sido siempre mi gran afición por este juego de lógica, estrategia e inteligencia.
Pues bien, queridos amigos, os proporcionaré un saco de trigo con tantos granos como casas hay en mi reino.



Aquel de vosotros que montado en su rocín consiga dejar en cada casa un grano de este cereal será el nuevo rey que me sustituirá. Pero no será tarea fácil, creedme, pues aquí os presento mis condiciones:

El caballero tendrá que moverse por la ciudad como lo hace un caballo en un tablero de ajedrez.
Podrá empezar a repartir los mensajes en la casa que él quiera.
Tendrá que pasar por todas las casas.
No deberá pasar más de una vez por una misma casa.
Que la suerte os acompañe.


Espero, señores, que sean capaces de llevar a término el reto. Buen fin de semana.

DAS UNHEIMLICHE

DAS UNHEIMLICHE Esta palabreja con la que doy título al post significaría, según Freud, “aquella suerte de sensación de espanto que se adhiere a las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás”.
El problema que el padre del psicoanálisis se plantea es en qué condiciones las cosas familiares pueden tornarse siniestras y, sugiere, que lo siniestro se da cuando lo fantástico se produce en lo real.

Esto mismo es lo que me ha ocurrido hoy cuando leía la prensa. Destaco tres noticias que, sin duda, Freud catalogaría como unheimliche no sólo por la propia naturaleza de las mismas, sino por el efecto producido en el sujeto al que se manifiestan.
Dado que no tengo el periódico a mano, excúsenme de no transcribirles literalmente las tres noticias, pero les aseguro que voy a ser fiel al espíritu con las que han sido escritas.
Un inciso. Si me lo permiten, voy a ponerles en situación, así comprenderán mejor el significado del concepto freudiano:

Son las doce del mediodía del catorce de enero de dos mil cuatro. Me encuentro en el despacho de un notario esperando a una persona. dispongo de escasos cinco minutos para echar un vistazo rápido a la prensa del día (lo que los franceses llamarían “un coup d´oeil”, expresión más refinada que nuestro vocablo terminado en ese insufrible sufijo). Con un ojo puesto aquí y el otro allá, leo lo siguiente:

1- Detenido en (...) un hombre que se escondía debajo de la cama de su exmujer portando un cuchillo en la mano. El detenido argumenta que se disponía a hacerse un bocadillo.

2- Desaparecidos un grupo de chinos que se escondían en un pabellón industrial abandonado.

3- Encontrado un condón en un plato de sopa de almejas en un restaurante...

Díganme ahora, señores, si se atreven, si estos titulares no son siniestros. Hasta creo estar viendo al mismo Freud levantándose de su tumba.
¡Si es que no es para menos!

MEJOR LEAN, PERO NO ME VEAN EL UN, DOS, TRES

MEJOR LEAN,  PERO NO ME VEAN EL UN, DOS, TRES Cuando yo era una niña, uno de mis programas favoritos era el Un, dos, tres... responda otra vez. Recuerdo que toda la familia, después de cenar, nos reuníamos en torno al televisor para disfrutar del único programa de este estilo que se emitía por entonces.
El pasado fin de semana se producía la emisión tan esperada de una nueva andadura del mismo a cargo, evidentemente, de un desconocido presentador por el que ha apostado el director Chicho Ibañez Serrador, y de nuevas secretarias. El formato del concurso no ha variado sustancialmente y han introducido un aspecto que suena a cultura de nivel promoviendo la lectura entre concursantes y espectadores y, como así lo habían asegurado, me dispuse a mostrar a mis hijos el espacio con el que yo de niña disfruté tanto.
Voy a omitir todo comentario al respecto del impresentable presentador, de las impresentables secretarias; (grandes las gafas, grandes las tetas, pequeños los atuendos) y sólo voy a hacer referencia a lo que ví y oí (mejor dicho no-oí) en los escasos tres minutos que tardó mi mano en coger el mando a distancia y cambiar de cadena.

En la tanda de preguntas que consitituye la primera parte del concurso, el presentador con sonrisa colgate hasta el sobaco, formula la siguiente pregunta:

Por taratantos euros, díganme, nombres de escritores de todos los tiempos que hayan escrito su obra en italiano o en francés. Como por ejemplo Dante. Un, dos, tres, ... a leer otra vez
- Dante, responde el primer concursante.
- Silencio
- Silencio y va pasando el tiempo
- Silencio y se acaba el tiempo. Suena la sirena. Fatalidad


Qué vergüenza, por dios, qué vergüenza. Conmigo que no cuenten como espectadora. Y digo yo, que si el nivel de los concursantes es el mismo que cuando yo era niña, si a mis años me resulta deleznable presenciar ciertos espectáculos bochornosos disfrazados de culturilla para el gran público, qué necesidad tengo yo de pasar ese mal rato en el que las tripas se me vuelven del revés y mis hijos se creen que me está dando un soponcio. Y es que más que el Un, dos, tres... parecen Historias para no dormir.

Mirando por ahí en la web, he encontrado una cosita que ya había pasado por mis manos pero que perdí. Espero que, al menos, les haga sonreir mientras lo leen, pero no piensen demasiado sobre él, porque entonces sólo podrán llorar:

El bachillerato español ha experimentado, en las tres últimas décadas, una evolución que puede quedar gráficamente reflejada en las diferentes formas de resolver un mismo problema matemático.
- Enseñanza 1960: Un campesino vende un saco de patatas por 1.000 pts. Sus gastos de producción se elevan a los 4/5 del precio de venta. ¿Cuál es su beneficio?

- Enseñanza tradicional 1970: Un campesino vende un saco de patatas por 1.000 pts. sus gastos de producción se elevan a los 4/5 del precio de venta, esto es, 800 pts. ¿Cuál es su beneficio ?

- Enseñanza moderna 1970 (LGE): Un campesino cambia un conjunto P de patatas por un conjunto M de monedas. El cardinal del conjunto M es igual a 1.000 pts., y cada elemento P de M vale una peseta. Dibuja 1.000 puntos gordos que representen los elementos del conjunto M. El conjunto F de los gastos de producción comprende 200 puntos gordos menos que el conjunto M. Representa el conjunto F como subconjunto del conjunto M y responde a la cuestión siguiente: ¿Cuál es el cardinal del conjunto B de los beneficios? Dibujar B en color rojo.

- Enseñanza renovada 1980: Un agricultor vende un saco de patatas por 1.000 pts. Los gastos de producción se elevan a 800 pts. y el beneficio es de 200 pts. Subraya la palabra "patata" y discute sobre ella con tu compañero.

- Enseñanza reformada (LODE): Un lavriego vurgués, capitalista insolidario, sanriquecio con 200 pts. al bender especulando un saco de patatas. Analiza el texto y deseguido di lo que piensas en este avuso antidemocratico.

- Enseñanza comprensiva 1990 (LOGSE): (*Educación comprensiva es aquella que ofrece las mismas experiencias educativas a todos los alumnos. El aprendizaje ha de asegurar que los conocimientos adquiridos en el aula puedan ser utilizados en las circunstancias en que el alumno vive y en las que puede llegar a necesitarlos).
Tras la entrada de España en el Mercado Común, los agricultores no pueden fijar libremente el precio de venta de las patatas. Suponiendo que quieran vender un saco de patatas por 1.000 pts., haz una encuesta para poder determinar el volumen de la demanda potencial de patatas en nuestro país y la opinión sobre la calidad de nuestras patatas en relación con las importadas de otros países, y cómo se vería afectado todo el proceso de venta si los sindicatos del campo convocan una huelga general. Completa esta actividad analizando los elementos del problema, relacionando los elementos entre sí y buscando el principio de relación de esos elementos. Finalmente, haz un cuadro de doble entrada, indicando en horizontal, arriba, los nombres de los grupos citados y, abajo, en vertical, diferentes formas de cocinar las patatas.

BUENOS DESEOS

BUENOS DESEOS El místico Ángelus Choiselus escribió: ”Cuando los ángeles músicos ofician para Dios, tocan J.S. Bach. Pero cuando se reúnen entre ellos, tocan Mozart. Y Dios viene a escuchar detrás de la puerta”.

Además de su genial capacidad para la música, Mozart hizo gala de un gran sentido del humor durante toda su vida. El músico poseía una nariz tan grande como la del mismísimo Cyrano de Bergerac y no le importaba en absoluto que su apéndice fuera motivo de diversión de amigos y de él mismo.
Se cuenta que en una ocasión quiso Mozart gastar una broma a su amigo y compositor Franz Joseph Haydn proponiéndole una apuesta en principio poco singular:

"maestro, ¿a que no podéis tocar estos compases?”

Haydn se acercó al piano, se sentó, y comenzó a ejecutar aquellas notas sin ningún problema. Todo parecía normal hasta que en un determinado momento tuvo que pararse y, sorprendido, dijo:

"No puedo continuar porque has puesto aquí en medio una nota para la que me faltan dedos, pues tengo ambas manos ocupadas".

Con una impecable sonrisa Mozart contestó:

"Dejadme a mí".

Se sentó, tocó y cuando llegó a la nota que no había forma de tocar, ya que todos los dedos estaban ocupados en otras, agachó la cabeza y, sin más, la tocó con la nariz. Todos los presentes rieron la ocurrencia, y el maestro Haydn le contestó:

"Verdaderamente, tocáis con toda el alma, pero también con todo el cuerpo, sin olvidar la nariz".

Os deseo a todos y, a mí misma, que en este 2004 que nos espera para ser vivido tengamos la suficiente valentía para que cuando creamos que nos faltan manos, recurramos aunque sea a nuestra nariz para tocar esas notas amargas que irremediablemente se cuelan en nuestra partitura.

Ojalá venga entonces alguien a escuchar detrás de nuestra puerta.

Feliz dos miles...

UN APUNTE, NADA MÁS

UN APUNTE, NADA MÁS (El JOVEN ESCIPIÓN pasa por detrás de CALÍGULA y se acerca, vacilante. Extiende una mano hacia CALÍGULA y la apoya en su hombro. CALÍGULA, sin volverse, la cubre con una de las suyas.)

EL JOVEN ESCIPIÓN
Todos los hombres tienen algún dulce consuelo en la vida. Eso les ayuda a continuar. A él recurren cuando se sienten demasiado gastados.

CALÍGULA
Es cierto, Escipión.

EL JOVEN ESCIPIÓN
¿No hay, pues, en la tuya nada semejante? ¿La llegada de las lágrimas? ¿Un refugio silencioso?

CALÍGULA
Sí, a pesar de todo.

EL JOVEN ESCIPIÓN
¿Y qué es?

CALÍGULA (lentamente)
El desprecio.

TELÓN

Camus, A.:Calígula, ed. Alianza Losada, 1981, p. 62


En 1904, Kafka escribe una carta a Oskar Pollak en la que dice:

”Si el libro que leemos no nos despierta de un puñetazo en el cráneo, ¿para qué lo leemos? ¿Para que nos haga felices, como tú dices? (...) Lo que necesitamos son libros que hagan en nosotros el efecto de una desgracia (...), como si fuésemos arrojados a los bosques (...), un libro debe ser el hacha que rompa el mar de hielo que llevamos dentro".

No hace mucho tiempo oí a un adolescente que comentaba orgulloso:

- El profe de literatura nos ha mandado hacer un trabajo sobre La Regenta. Voy a ir al videoclub cagando leches.

El muchacho no se había confundido, no. En COU, uno ya sabe diferenciar entre librería y videoclub sin necesidad de visualizar ningún capítulo de Barrio Sésamo.
Quizás, como suele decirse, la naturaleza es sabia. Si como dice Kafka un libro tiene que provocarnos el efecto de una desgracia, imagínense ustedes el efecto devastador en este muchacho.
La desgracia ya la lleva puesta de antemano."

NODO

NODO Una advertencia: la de la foto no soy yo.

“Los tiempos cambian que es una barbaridad” decía la letra de una zarzuelísima nuestra. Y no es para menos y si no, vean por curiosidad uno solo de los capítulos de la exitosa serie de televisión “Cuéntame”. Apenas han transcurrido tres décadas y parece que de un momento a otro van a parecer dinosaurios en la pantalla. Quizás para algunos que lean este post no signifiquen nada el papel higiénico del elefante con ese color tan, tan, real (tanto que parecía recién usado); o los sofás de escay, los vasos de duralex en ámbar fosilizado, los cristales de las puertas o los armaritos del baño.
En esa época, al igual que Carlitos, yo era una niña y me impresionaba ver a mi hermana (tiene dieciséis años más que yo) con esos pañuelos por la cabeza al estilo pirata, las cejas como finos hilos de tanta depilación y los zapatos de plataforma que te elevaban del suelo como cohetes propulsores. Una cosa más: los pantalones de pata de campana jugando con la estrechez del muslo.
Al contrario de lo que sucede ahora, había colores incompatibles que una nunca, he dicho bien, nunca debía compaginar en el mismo atuendo: el marrón y el negro, el rojo y el amarillo, el rojo y el naranja, el verde y el azul, por poner unos ejemplos. Con el nuevo milenio, Ágatha Ruiz de la Prada, diseña tulipanes y corazones al son de “mis mezclas” de colores prohibidas y se llena la saca de euros comunitarios.

Cuando yo era adolescente, pantalón tubo y tacones igual a puta barriobajera. Los chicos no podían saber que empezabas a llevar sujetador (por cierto, mi primer sostén me lo regaló mi hermano mayor y era de la marca Peter Pan. Jamás se lo perdonaré) y mucho menos verte las bragas, bragas que por otra parte sólo eran de color blanco o beige. Las de color negro sólo se las ponían las del oficio. ¿Qué tenemos ahora? Las bragas ya sólo las utilizan las parturientas y las abuelas. Braguitas de todos los colores del arco iris que no sobrepasan el hueso de la cadera en ningún caso salvo en el de los tangas que tienen más tela en la cintura que en la cuerdecilla esa que sigue el sendero del culo y se oculta debajo del mismo como si del Guadiana se tratara. Eso sí, entre el tanga y la cintura del pantalón un buen trecho para que al personal masculino le dé un calentón en clase. Es curioso que el gobierno francés haya prohibido este tipo de exhibiciones en sus aulas con la fama de liberales que han tenido siempre.

Fin del colegio. Llega el verano y todos los días a la playa. Bueno, todos no, porque cuando te bajaba la regla no podías bañarte porque la compresa se te escapaba del bañador y claro, excrementos infantiles (y a veces no tan infantiles) flotando en el agua sí, pero compresas ni muerta de risa. Así que cuatro días metida en casa con la excusa tan recurrente del dolor de tripa y a esperar que la depuradora ésa deje de echar vertidos moscovitas para ir de nuevo con tus amigos. Sin embargo ahora no tenemos esos problemas. Para empezar a ninguna chica le importa nombrar lo innombrable. Tengo la regla, eh, qué pasa tío. Encima con el recochineo de que no tiene necesidad de nombrarla porque con los tampones, compresas con alas, sin alas, adherentes, perfumadas y para tangas ¿para qué se van a quedar en casa muertas del asco?

Y del sexo, ¿qué me dicen del sexo?. Colegio de monjas, sólo chicas. Llega la madre superiora y dice:

- este próximo trimestre vamos a hablar del tema de la reproducción humana.

y todas nosotras locas de contentas con la ingenua esperanza de que por fin nuestras plegarias han sido oídas que para eso vamos a un colegio religioso y encima de pago. Nos miramos cómplices las unas y otras, apretando el culo de la emoción sin que se note demasiado que nos tiemblan las piernas. Entonces la hermana x comienza su discurso:
- Dios Padre, la Virgen María y el Espíritu Santo...

¿qué he oído? No, no, deben ser los nervios... SEXO, SEXO, SEXO sí, hermana, ya sabe, lo del mete y saca, lo de los niños, nada del ojo divino, lo del ojino. Joder, esta monja no se entera de nada. No os pongáis histéricas, chicas, que seguro que no hemos oído bien:

- gracias a la intervención del Espíritu Santo, el Arcángel San Gabriel, anunció a María...

y ¿José? ¿Al menos no nos va a hablar de lo mal que lo tuvo que pasar?. Madre, ¿qué es masturbarse? No, mejor no lo pregunto que luego me coge manía.

Me encantan los tangas, las playas nudistas, el sexo y los colores chillones.

EL EXTRAÑO CASO DE LOS NÚMEROS PERDIDOS

EL EXTRAÑO CASO DE LOS NÚMEROS PERDIDOS Érase una vez un país muy lejano del que nadie sabía su ubicación exacta pero que, sin embargo, todo el que quisiera podía visitar. Era un país muy pequeño gobernado exclusivamente por una dama de la que sólo conocemos su nombre: Vailima. Se dice que países como éste existen muchos, coexistiendo en armonía y todos gobernados según crea conveniente su dueño y señor pero ninguno de ellos podía escapar del poder que ejercía, nadie sabe porqué si y porqué no, el gran soberano de todos ellos, el Impredicible: Azarnet.

Después de que Vailima hubiera sacado a su país prácticamente de la nada, vivía feliz en su pequeño reino, rodeada de gente que iba a pasear por sus tierras cada vez con más asiduidad. Ella se sentía dichosa porque pensaba que por fin tanto trabajo había dado su fruto. Sin embargo, nadie sabe cómo ni porqué, un día de otoño en apariencia como otro cualquiera, ocurrió algo inesperado y que ya se había repetido no hacía mucho tiempo atrás.

Todos los números del país habían desaparecido misteriosamente.

Alarmada y disgustada al mismo tiempo, tomó la determinación de visitar otros reinos como el suyo y ¡cuál no sería su sorpresa al descubrir que a muchos de sus vecinos les había ocurrido lo mismo! De esta forma regresó a su casa y reunió a todos los sabios de la tierra. Tras muchas discusiones, ninguno supo explicarle a Vailima de qué forma habrían podido desaparecen los números, ni la causa de su marcha. De lo que estaban todos seguros de manera unánime era que el ladrón no podía ser otro que Azarnet.

Cansada de tanta conversación, la dama decidió pedir consejo al soberano de un territorio vecino, famoso porque gobernaba sobre la belleza de los números, al que todos llamaban Tio Petros.

-Dime, Tio Petros, -preguntó la dama-, tú que todo lo sabes sobre la magia de los números: ¿qué ha podido ocurrir que han desaparecido de forma tan misteriosa? ¿acaso puede haber sucedido que ellos mismos hayan querido abandonarnos?

A lo que el rey contestó:

-ya conoces, amiga mía, la volátil naturaleza de lo que hemos perdido. De ahí su verdadera belleza. Según de quiénes se acompañen, tornan su carácter. Cuando se enfadan, se dividen; cuando se reúnen en familia, se suman muchos más. Cuando tienen prisa se multiplican; cuando se sienten solos añoran la unidad...

- y ¿qué es lo que ha podido sucederles hoy que nos han abandonado?

-pues, sencillamente, que hoy es viernes y se encontraban tan dichosos que han tendido al infinito.
Guarda bien tu reino, querida amiga, el gran Azarnet podrá robarnos mañana el lenguaje y, entonces, ya no nos quedará nada.

DE REALEZAS Y OTROS CUENTOS

DE REALEZAS Y OTROS CUENTOS pie de foto: dos miembros de la tribu papparazi esperando su turno para recoger documental de TVE de pedida de mano principesca.

He de confesar que he caído en la tentación. Sí, en la real tentación de escribir un post sobre el futuro enlace matrimonial de Felipe y Letizia (con “z” suena a más imperial, como zar) Ortiz.
El príncipe y la periodista.

Y es que con tanta información en todos los medios de comunicación, la comidilla a la hora de tomar el café en el trabajo, los hijos que te dicen que la reina va a estar muy buena, en fin, que tengo yo miedo por si al sentarme en el inodoro me sale una voz en off acusándome de mala ciudadana por no haberme dignado a ver el careto de la afortunada. Porque lo mío no es sólo que sea republicana confesa, es que además, enfatizo en lo de anti-monárquica por si alguien tiene dudas con el vocablo.

Para mi vergüenza, he de confesaros otra cosa. Creo que el poder del soberano viene directamente de Dios y que éste, es inmisericorde a la hora de repartir justicia. Os lo explico.
Algo tendrán que ver estos dos (rey/dios) porque habiendo nacido yo un día 6 de enero de 19... (no pongo el dato porque no viene al caso), día en que se celebra la Adoración de los Reyes Magos y, en un acto irracional por parte de mis progenitores, habiendo escogido para mi, un nombre como el de Reyes, digo yo, que para haber salido tan, tan, tan anti, pues como que su cabreo tendrán. Cosas del destino.

Y ahora pasando a temas más mundanos. Y no hay nada más mundano que el dinero, poderoso caballero él. ¿Podré, como ciudadana que paga impuestos, elegir el traje de la novia? ¿revisar el menú del convite? ¿podré sugerir la música de la ceremonia? (ah, esto no, que la reina se suele encargar de ello) ¿confeccionar la lista de invitados? ¿decorar el dormitorio donde echarán el primer casquete oficial?

Me dicen que no, que para esas empresas, sólo soy súbdita.

Miedo, miedo me da ir a la peluquería.

EL OCASO DE LA MALDICIÓN

EL OCASO DE LA MALDICIÓN María Bayo cuenta de sí misma una divertida anécdota que le ocurrió sobre el escenario hace ya unos años. No recuerdo el papel que interpretaba en esa ocasión, pero se trataba del papel protagonista. Su atuendo era majestuoso y llevaba un corpiño que permitía que sus pechos permanecieran a flote durante la actuación, tersos e impasibles ante la ley de la gravedad (esa maldita realidad que tarde o temprano se manifiesta tanto en hombres como en mujeres).
Cuando ya llevaba un buen rato cantando, sintió que sus pechos ardían, que no podía respirar y el diafragma no le hacía el juego. No es broma, no es el chiste de la teta en la sopa ni nada parecido. El ardor, que era real, le propiciaba unos picores insoportables que pudo velar hasta el final de su actuación.
La tintorería a la que normalmente se llevaban los trajes para su limpieza había utilizado unos “polvos” diferentes a los de costumbre para conservar los vestidos y éstos, que no habían sido sacudidos por el personal de atrezzo de forma adecuada, habían producido una alergia de tamaño descomunal en los senos de la artista.
La maldición de la Diva:
¿alguna soprano envidiosa tal vez fue la artífice de semejante barbaridad?
¿algún admirador “des-pechado” quiso mostrarle gráficamente la magnitud de su pasión? ¿un fantasma aburrido habitante de la Opera que gustaba de hacer bromas a las primeras figuras?

No señores, no. Los polvos de la tintorería.

No se trataba pues, aunque literariamente nos hubiera complacido más, de una maldición que hubiera recaído en nuestra famosa soprano. Maldiciones han existido siempre, mirad si no las del Antiguo Egipto, ¡pobres de aquellos que intentaran usurpar las tumbas de los faraones, birlándoles sus pertenencias y perturbando su vida en el Más Allá!, o en la Biblia, o en Corán.

Maldiciones las ha habido de todos los tipos y la industria del cine norteamericana ya se ha encargado de darles “glamour”, incluso se dice que han existido y existen estrellas de Hollywood cuyas vidas se han visto truncadas por una maldición.
Yo, por mi parte, soy muy de casa. Y aunque no voy a negar que me entusiasman los filmes (¡qué fino queda!) éstos que cuestan una pasta, con escenarios maravillosos y momias de muy buen ver (tanto que siempre reviso si hay gasas en casa por si acaso), a pesar de toda esta escenificación faraónica, me quedo con lo mío, no sé, porque me llega más al corazón. Y para corazón, el de mi madre, que aunque no tiene cintura de avispa y la única jaula que posee es la del canario, tiene una maldición sobrecogedora:

Así engordes un kilo, cada día que te resta de vida

Admitirán que la crueldad del antojo es sublime. Bueno, tanto como aquella que idearon los hermanos Alvarez-Quintero (muy nuestros, por cierto) y que siempre recordaré con infinita ternura (por ser un recuerdo de infancia, no se vayan a pensar...) y que versa así:

Ojalá te hagan almanaque, para que todos los días te arranquen algo

Ni polvos, ni kilos, ni faraones, ni ná.
Tempus fugit.

LA HERMOSA TÉCNICA DEL ENGAÑO

LA HERMOSA TÉCNICA DEL ENGAÑO Desde tiempos remotos, el ser humano practica el arte de la seducción en los diferentes ámbitos de su vida. Las mujeres, por ejemplo, utilizamos el maquillaje para seducir, para engañar al macho (y a las hembras de nuestra especie, para qué engañarnos). Baudelaire en su Elogio al maquillaje nos dice que todas las ventajas del individuo son las surgidas del cálculo, del artificio, de la falsificación voluntaria, intelectualizada. Lo natural corrompe.

En la historia del arte se da, igualmente, este mismo fenómeno. En torno a 1588 se acuñó un vocablo para designar aquella técnica pictórica por la que el artista intenta engañar la vista del espectador, de ahí el término trampantojo (trampa ante ojo) mediante el juego del claroscuro y la perspectiva. Los motivos pintados, en lienzos, muros etc, están tan logrados que el observador no lo diferencia de la realidad. Cuentan que un pintor de la antigüedad plasmó de una forma tan real unas uvas en un lienzo que hasta los pájaros acudían a ellas para picotearlas.

El engaño tiene algo que nos atrae. Para el artista que lo realiza no deja de ser un desafío. Nos presenta una realidad disfrazada de otra realidad. La técnica del trampantojo, que aún se conserva en nuestros días, no deja de ser un engaño limpio, sin mancha.

Existe otro tipo de engaño que viene desarrollándose desde que existe el arte y es la práctica de la falsificación. Según he podido leer, incluso los fenicios falsificaban cuencos de plata “egipcios” que luego vendían a los romanos (¡ingenuos, tanto imperio y tanta gaita!).
La cuestión de la falsificación no deja de tener un enorme atractivo ya que la figura del artífice del engaño (el falsificador) se nos presenta como un héroe capaz no sólo de darle gato por liebre al millonario de turno sino de dársela con queso al crítico de arte más pintado. Se dice que Corot pintó diez mil cuadros, de los que veinticinco mil se encuentran en los Estados Unidos.
Una falsificación no es una copia, más bien podría definirse como aquella obra de arte ejecutada de tal forma que lleve al engaño por considerarla o creerla como una obra de un artista diferente. Es decir, como siempre, lo que importa es la intención.
El artista-falsificador tiene que dominar perfectamente no sólo el estilo sino aplicar la misma técnica (de trazo etc.) y los mismos materiales (pigmentos, aceites, etc.) de su “víctima”. Fijáos si han existido buenos ejemplos de este tipo de destreza que uno de los grandes falsificadores de nuestro tiempo, Han van Meegeren, no se cansaba de repetir y publicar hasta la saciedad a los expertos críticos de arte el fraude cometido y todavía éstos no le creían.
Verdaderamente, todo un arte.

En este tiempo en el que nos ha tocado vivir coexisten dos tipos de engaño. El primero, como hemos visto, es un arte, una elegante destreza de guante blanco. El otro se produce cada vez con más velocidad y se reproduce cada vez con más intensidad.
Esta mañana escuchando la radio, un periodista ha hecho público el carácter altruista y solidario de una de nuestras figuras del fútbol nacional: mister Beckham. En una gala del Real Madrid para recaudar fondos para Cruz Roja, el rubito de oro hace entrega a la mujer del Presidente del Club de la suma de 1,00 € (UN EURO). En efectivo, eso sí, sin mariconadas de cheques que ya sabemos lo que se llevan los bancos en comisiones.
Este señor, es una falsificación, un engaño pero en el sentido más fraudulento del término. No es un imitador de un ser humano, es una mierda.
Por si el señor de las coletitas y el pendiente carece de conocimientos sobre los poetas que ha dado la tierra en la que evacua sus desperdicios actualmente, ahí va un regalo de esta que suscribe, para que lo recuerde todas las mañanas al levantarse:

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
qu'es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
e más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos.


¡Va por ti!

MENS SANA

MENS SANA Recuerdo, hace ya muchos años que, tras la salida del colegio a las cinco de la tarde, volvía a casa y allí encontraba a mi madre cosiendo en la cocina y oyendo el programa radiofónico de Elena Francis. Entonces ella me preparaba la merienda mientras yo me lavaba las manos y me quitaba los zapatos. La merienda consistía en un bocadillo (con pan de la tarde) de chorizo de Pamplona o mortadela. A veces, incluso, de la mismísima Nocilla que me sabía a gloria bendita. Me comía el bocadillo partiéndoseme el moco con la historia de personas cuya vida transcurría en desgracia en desgracia, a las que yo no conocía pero de las que, gracias a la Sra. Francis, me sentía muy cercana.
Terminado el bocadillo hacía los deberes y bajaba a jugar al barrio con mis amigos: el escondite, la comba, la goma, a vivos y muertos, a mamás (a papás no porque los niños no se prestaban a ello) y otros más de los que no me acuerdo. Una vez que iba anocheciendo subía a casa, me ponía el pijama y a cenar.
La dieta alimenticia de esos años consistía en general, de estofados de carne a los que yo añadía kilos de mantequilla para aplastar las patatas y hacer un puré con ellas desterrando la carne porque no podía soportar que no estuviera frita. También mi madre me martirizaba con alubias, garbanzos y lentejas seguidos de una guarnición repugnante de chorizo, morcilla, tocino y carne, que me comía en silencio, como si de una penitencia se tratara por mi condición de infante. Era terrible, aunque lo peor eran los desayunos: un gran vaso de leche con cola cao que me revolvía el estómago como bajo el efecto de una gran montaña rusa. Todavía no entiendo por qué mi madre me decía que no iba a crecer si no tomaba leche puesto que desde que yo recuerdo, he medido 1,70 cm. Cosas de madres...
En cuanto a la bebida, agua, agüita rica y para de contar. La coca-cola para los americanos, en todo caso, un poquito de vino con gaseosa que lo demás era tirar el dinero.
Mens sana in corpore sano.

Telón de fondo: aparece en escena una nueva madre: yo.
Han transcurrido un carro de años.
Personajes principales: dos niños, una niñera.
Personajes secundarios: una madre
Descripción de la escena:


La niña de los bocadillos de mortadela ahora tiene dos hijos. Cuando son las cuatro y media de la tarde, una maravillosa mujer descendiente directa de Mary Poppins espera a la puerta del colegio que los niños salgan (el colegio está lejos de casa) porque la madre de las criaturitas trabaja ocho horas al día en una oficina. La merienda consiste en un pequeño bocadillo “a lo tradicional” y bollería plastificada que debe contener, sine qua non, un cromo de futbol, una pegatina de las tres mellizas o una chapa de no sé qué personaje infantil japonés. Los niños tienen que jugar en el barrio bajo la atenta mirada de la nodriza. No saben qué es el escondite, pero utilizan unas máquinas parecidas a un ordenador en miniatura que cuestan una pasta y son capaces de saberse de memoria las veinticinco mil evoluciones de un bicho (también japonés) que ataca a sus semejantes de mil formas diferentes. Todos viven en Pueblo Paleta (¡hay que joderse con el nombrecito del pueblo!). Los niños ya no juegan a mamás y a papás porque en casa tienen un tamagotxi que además se les muere constantemente...
Los niños no juegan en la calle todos los días porque tienen otras cosas que hacer ya que deseamos que nuestros hijos hagan lo que nosotros no pudimos hacer: se llaman actividades extraescolares

La dieta alimenticia varía de la secuencia anterior. Ahora aunque la madre quiere imponerse, se come hamburguesas, pizzas todo bien embadurnado de un tomate con nombre de personaje operístico. Pero no creáis, no sólo ha cambiado el mundo de los niños sino también el de los adultos porque estamos es un estado de bienestar.
Imagináos qué bien me siento, cuando después de haber llevado a los niños al cole, haber pasado toda la mañana en la oficina, vuelta a casa y recoger lo que no te ha dado tiempo, volver a la oficina por la tarde, llegar a casa y revisar si han hecho los deberes, hacer la cena, el baño de los niños, poner la mesa, quitar la mesa y fregar, acostar a los niños... me baja la regla y veo en televisión un anuncio idílico de compresas con alas en las que más o menos te dicen que en esos días del periodo si no sabes a qué huelen las nubes eres una gilipollas. A mí a esas horas todo me huele a cama y colchón.

Pero el estado de bienestar, que vela por nosotros, también es consciente de que la mujer de hoy, liberal y trabajadora, necesita una ayuda. Por eso ¿para qué seguir fregando los platos con el jabón tradicional si ahora Fairy te proporciona una fórmula denso-activa que no estropea tus manos? Si además la grasa se te resiste ¿por qué le vas a dar al estropajo cuando puedes emplear el detergente x con desincrustol-D? Y no digamos cuando tienes que fregar el suelo de la cocina, con Ajax pino con dicloroxilenol brilla como la patena.
Como veís, el asunto de la limpieza es fundamental en nuestros días, antes nos bañábamos una vez a la semana, el domingo, por supuesto, ahora los niños se duchan todos los días. Por eso hay que tener mucha higiene en el cuarto de baño. Con gel pato activo puedes comer en el inodoro de lo bien que queda...

Si después de todo, te queda un ratito libre, puedes tomarte un vaso de leche con omega-3 o un yogurt líquido con L-Casei immunitas y bífidus activo mientras decides si te pones un tampax con aplicador autoajustable o una compresa megaultrasuper con alas que te vale para el tanga.

En fin, resumiendo, ¿mens sana: in corpore sano o in corpore in sepulto?

LAURENTIUS MINOR O EL PODER DE LA SUGESTIÓN

LAURENTIUS MINOR O EL PODER DE LA SUGESTIÓN Quattrocento florentino. Botticelli recibe el encargo de pintar la Primavera para su joven mecenas Lorenzo de Pierfrancesco di Medici. Laurentius minor, como se le llamaba para distinguirlo de su poderoso pariente, contaba con catorce o quince años cuando su tutor, Marsilio Ficino, se vió en la obligación de encargar al pintor una alegoría de carácter moral bajo la apariencia de la mitología clásica que provocara que su pupilo abriera los ojos al concepto de Humanitas renacentista.

Este principio moral, pedagógico estaba representado por la figura de Venus, pues la misma Humanitas “es una ninfa de gentileza excelente (...). Su alma y su mente son el Amor y la Caridad, sus ojos la Dignidad y la Magnanimidad, las manos Liberalidad y Magnificencia, los pies Gentileza y Modestia. El conjunto es, por tanto, Templanza y Rectitud, Encanto y Esplendor”.

Ficino no se cansa de ensalzar la nobleza de la vista y la sublimidad de la belleza visual, ya que nada más fácil para un muchacho como su discípulo que no hacer esfuerzo intelectual alguno ya que el mensaje “le entraba por el ojo”. En este punto, Lorentius minor no se diferencia tanto de mi hijo de diez años, ni siquiera el mensaje de Ficino se desvía del mío como madre a pesar del momento histórico. El joven florentino tenía a su disposición tutores y medios; mi hijo tiene unos padres con estudios superiores, profesores y medios con los que el mecenas no hubiera soñado jamás. Sin embargo y, muy a mi pesar, a mi Ignatius le faltan ganas.

Y me diréis a qué viene todo este rollo de Lorenzo, Ficino y de la Humanitas. Pues viene a cuento porque mi hijo me formuló no hace mucho tiempo la siguiente pregunta:

- “mamá, ¿por qué tienen que existir los libros?”

¿Os imagináis al bueno de Botticelli pintando una game cube de donde surgen tres pockemon de la mano intentando capturar en su pockeball a Simonetta Vespucci?

El mito del eterno retorno

El mito del eterno retorno Ya es sabido por todos la disputa que enfrenta a los hombres de ciencias y a los de letras. Nadie, y digo nadie, se libra de ella aunque crea en su foro interno tener esta cuestión superada. Quizás unos sean más hábiles que otros a la hora de ocultar este aspecto ante un tercero, pero siempre nos queda un resquicio de orgullo prepotente cuando pertenecemos a uno u otro “mundo”.

La lid que nos ocupa se muestra más cruel cuando aquel o aquella con la que compartes tu vida es del bando contrario al tuyo. Ese es mi caso. Mi marido es licenciado en ciencias matemáticas (que no matemático, como él recalca) y yo soy licenciada en filosofía (que no filósofa, como desearía). El tiene su blog , magnífico por cierto, y yo tengo el mío (ésta, vuestra casa). Cuando hoy estábamos recogiendo los platos de la mesa después de comer, le he comentado que el título de uno de los temas del blog, a saber, la torre de Segismundo , respondía a una cuestión muy simple. Si de algo disponía el desdichado recluido en su torre era de tiempo para pensar y en ese tema iba a colocar los artículos que para mí fueran una invitación a ello. Tras un silencio aterrador, una carcajada ensordecedora:

-cómo sois los de letras, yo tengo el mismo tema en mi blog y se titula “para pensar” .A secas.

Todavía le quiero.