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El Infierno

LA HERIDA (3)

LA HERIDA (3) Ejercicio de aguadeza visual: fíjense en los prismáticos. Ya sabemos ahora porqué no ha encontrado nada...

EL JUEGO DEL ESCONDITE

Ayer el presidente Bush celebró la cena anual con la prensa americana. Parece ser que la tradición impone que en dicha celebración el presidente haga de cómico para amenizar la velada. En medio de un ambiente distendido, no se le ocurrió otra cosa al presidente del mundo mundial que hacer un gag a costa de las armas de destrucción masiva de Irak. Sí, esas que han aparecido por todos sitios...
Pues bien, el Bush, personaje tragicómico donde los haya, preguntaba de forma retórica:
- ¿dónde están las armas de destrucción de Irak?
Hacía como si abriera un cajón de la mesa de su despacho y se contestaba:
- No, no, no. Aquí no están.

Una vez cerrado el imaginario cajón, se agachaba por debajo de la mesa y de nuevo preguntaba.
-¿dónde están las armas de destrucción masiva?
Y con una sonrisa de oreja a oreja, ésa que imita tan mal Aznar, volvía a contestar:
- No, no, no. Aquí no están

Díganme ahora, señores míos, si este cuento no es de terror. Pero del terror más terrorífico que ustedes hayan podido imaginar jamás y sin banda sonora que acompañe al protagonista...

Que pasen un buen fin de semana.

LA HERIDA (2)

LA HERIDA (2) EL FESTEJO REAL O LAS OTRAS BODAS DE CANAÁ
Érase una vez un príncipe rubio, alto y apuesto al que sus padres, los reyes de un país moderno, habían permitido desposarse con una plebeya de melena castaña y ojos almendrados ignorando su condición y su pasado familiar en pos de un futuro país más igualitario y más moderno aún si cabe.
Pues bien, como digo, ante la benevolencia y amor de estos padres, la fecha de la real boda estaba ya fijada para el mes de la Virgen y de las flores. Sin embargo, un hecho dramático ensombreció el feliz enlace. En la capital del reino cayeron muertos dos centenares de leales vasallos a manos del moro asesino en lo que se dio a llamar la Cruzada de la época moderna. Por este triste motivo y para salvaguardar la integridad física de los prometidos y convidados ilustres, se estableció cerrar las fronteras de este reino ocho días. ¡Qué suerte, qué dicha tienen algunos compatriotas míos, ésos mismos que habitan en el país de Francia y pagan sus diezmos en este reino de España! Cerradas así las fronteras de esta tierra Vascongada, se pasarán (sin sueldo ni saliario) una semana festejando la boda real.
Pero no se me entristezcan, señores, que no hay dos sin tres. Como señal de duelo, la real pareja renuncia a la fiesta que los despediría como solteros. Pero las cosas ya no son como nos gustaban antaño, porque mi futura reina, de lo que se dice virgen, virgen no va a ir.

Se comenta y se dice, que el cuñado del príncipe, esposo de su hermana primogénita, al que tanto le gusta la sastrería, quiere denunciar a los fieles vasallos por morirse antes de la boda. Porque un futuro rey no se casa todos los días...

NOTA DE ÚLTIMA HORA: Ayer se celebró en la catedral que acogerá los festejos de la boda un funeral por los muertos en la capital del reino con la asistencia de los jefes de otras casas reales y otros dirigentes políticos. Ayer la familia real se ganó el sueldo que le pagamos. Todos menos el Marichalar, que ponía cara de pocker porque no le gustaba el atuendo de los familiares de las víctimas: sólo saludó con emoción a la mujer de Blair porque llevaba pamela.

LA HERIDA (1)

LA HERIDA (1) Aunque parezca el título de un relato corto de Poe, no lo es. Sí que podría calificarse como una serie de post de terror donde se dan cabida algunos hechos por lo menos insólitos, de ésos que nos ponen (al menos a esta que suscribe) los pelos de punta.
Para no aburrirles, voy a dosificar mi ímpetu literario y cada día, les ofreceré uno solo (y también para que me dé más de sí la inspiración, para qué nos vamos a engañar...)

EL EXTRAÑO CASO DEL CABALLERO J.M.A. Y SU PARTICULAR MESA REDONDA
En un reino europeo había gobernado hasta la fecha en que se producen los hechos, un caballero andante que con bigote en ristre y mentiras por montera no quería verse desterrado del gobierno de su patria. Este caballero, respaldado en todo momento por sus fieles amigos, todos ellos de la misma condición, decidió que haría partir con rumbo a Bruselas a dos de sus partidarios más leales que habían combatido en la batalla cual esclavos ejemplares. Estos caballeros, Zaplana conocido uno, el otro apellidado Acebes aceptaron muy gustosos la empresa que su señor les encomendaba.
Para curarse las heridas producidas por un pueblo desalmado y hostil, triunfador de la batalla, los dos caballeros planean su venganza en tierras de la lejana Bélgica mientras su señor mediopoderoso J.M.A. contempla cómo los vasallos que la mudanza le hacen, colocan correctamente el sombrero tejano y la bolsita de té en el baúl de los recuerdos.
A veinticuatro de marzo del año del Señor dos mil cuatro.

Ni qué decir tiene que ustedes están invitados a modificar este relato en lo que quieran: incluso en su final. Hasta mañana.

EL DARDO EN LA PALABRA

EL DARDO EN LA PALABRA Cuando el jueves 11 de marzo colgué el post sobre el atentado terrorista eran las nueve de la mañana. Hasta ese momento todo apuntaba a que una vez más y con consecuencias brutales, ETA tenía la autoría. Cuatro días después la atribución de la autoría ha cambiado aunque no por ello el dolor profundo de todos nosotros.
Indudablemente, no mido por el mismo rasero a los terroristas y al gobierno del PP. Sería irracional y creo que no lo soy y no lo debemos ser. Pero lo que no puede ser de igual manera es que se silencie una información dañina a todas luces electoralmente, que se mienta y se engañe. Estoy de acuerdo contigo JR, por eso, hoy, que el pueblo español tiene un arma poderosa que son las urnas tenemos que dar nuestro escarmiento. No somos tontos ni ignorantes. El día 10 mi madre cumplió ochenta años y una guerra no le permitió ir al colegio, pero sabe muy bien que el Aznar, como dice ella, nos engaña.
Si como en el caso del prestige, el resultado de las urnas nos rebota en la cara, entonces, señores, lamentaré mucho ser ciudadana de este país. Y el dolor que siento por las víctimas mortales, por los heridos y los que quedarán mutilados, por sus familias... se verá aumentado por un dolor de futuro.

El presente tortura, el pasado repugna y el futuro aterra.

EL HIJO MUERTO

EL HIJO MUERTO Cuando una desgracia nos invade, nos llena de dolor y la rabia se materializa en unos ojos y una expresión tensa como de rigor mortis, buscamos consuelo. Consuelo incluso en personas que no conocemos. Yo he buscado (y lo he encontrado) ese consuelo en mi marido, en mis amigos, en los lectores de este blog y en cada uno de los miles de personas que durante dos días hemos salido a la calle. He llorado y he visto como otros lloraban por un dolor universal a kilométros de aquí pero tan cerca de nuestro corazón y de nuestra razón.

Como ciudadana, Sr. Aznar, yo le tengo a usted como padre político (como algo inevitable para mí), y como hija usted no me ofrece consuelo. Usted me miente, nos miente a todos, usted me ha llevado, por su imprudencia y sordera, a que el dolor que he sentido y siento sea inconmensurable. Usted está dando palos de ciego, intentando escapar de la verdad, como hace unos días otros intentaban escapar del tren que les iba a llevar a la muerte, es decir, desesperadamente.
Sr. Aznar, usted es el Calígula que nos dirige, que improvisa descabelladamente para capturar la luna, que impone sus locuras envueltas de cordura mesiánica para ser Dios, que nos viste con túnicas manchadas de sangre y con mortajas bordadas con palabrería y mentira.
Sólo espero que, al igual que los terroristas, no tenga un sólo día de descanso y que la pesadilla de la consecuencia de sus decisiones le sea tan inevitable e inconsciente como el aire que respira. A usted, Sr. Aznar, se le han muerto muchos hijos que no estaban en ese tren y, eso, presidente, para un padre es estar muerto en vida.

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11 DE MARZO DE 2004

11 DE MARZO DE 2004 Soy vasca.
Esta mañana, a las ocho menos cuarto, la banda terrorista ETA ha cometido un atentado en Madrid. Hay decenas de muertos. Varias bombas en un tren de cercanías y un coche/bomba. Hay decenas de muertos. Esta vez no ha habido ningún aviso previo.
Me da asco, se me revuelve el estómago, y desde este espacio en el que me puedo expresar, quiero decir que antes que vasca, soy esposa, soy hija, soy madre, soy hermana, soy amiga y ciudadana pero desgraciadamente he nacido en una tierra por la que en estos momentos (y en muchos otros que he vivido) siento vergüenza.
Tengo miedo y hay decenas de muertos.

10:55 h. 80 muertos
13:50 h. 173 muertos
17:05 h. 182 muertos
18:25 h. 187 muertos
24:00 h. 192 muertos
17 DE MARZO DE 2004201 muertos

A LA SACA...



Parece ser que a los responsables de mantenimiento y tesorería de la Catedral de Burgos les va eso de “a la saca...” que tanto repiten los componentes de Cruz y Raya. Claro, que con la iglesia hemos topado y ya sabemos que, entre otros asuntos de carácter más espiritual, al clero lo del dinero le resulta sagrado.
Este fin de semana he visitado una zona de la provincia de Burgos (soy una entusiasta del románico) que no conocía y el viernes por la tarde visité la capital. Aunque ya conozco la catedral de viajes anteriores, no me resisto a pasarla por alto. Siempre puede uno descubrir algo nuevo y sorprenderse con la magnificencia del cuerpo arquitectónico. En la plaza de la catedral, entre las dos escalinatas se han montado un chiringuito que ya quisiera Georgi Dan: visitas guiadas, precios especiales para colegios y grupos, niños y adultos. Tres euros para contemplar lo que antes era gratis. Si intentas escabullirte por cualquiera de las capillas que dan a la calle, descubres que cuando te internas en la capilla unas vallas oxidadas y repugnantes te impiden el paso al resto del recinto. Eso por listos... porque han colocado cuatrocientos mil carteles que te advierten que no puedes pasar sin pagar el impuesto que, aunque no revolucionario, no deja de ser vergonzoso.
No contentos con las dos incursiones a las capillas adyacentes, intentamos colarnos por la entrada principal del pórtico. Ya saben, mirando hacia arriba y silbando con las manos hacias atrás. Naturalmente de nuevo otro intento fallido porque te encuentras de bruces con una especie de cabina del tamaño de la de Jose Luis López Vázquez, iluminada con un fluorescente fosforito en la que un caballero con cara de pócker extiende su brazo espiritual para reclamar la espiritual entrada que te permite contemplar el lugar santo.
Seguramente que parte del dinero que se recauda se destine a pagar la minuta de los abogados que se hacen cargo de los casos de abusos sexuales a niños cometidos por “socerdotes” e hijos de puta que ya no les basta con hacerse una paja y flajelarse después los huevos para expiar los pecados.
¡Cómo será el poder de la iglesia que han conseguido tocarnos los cojones a mí y a mí marido! Eso sí, nos fuimos sin ver la catedral.

DESDE EL OTRO LADO DEL ESPEJO

"Ciertamente que los reyes y los príncipes pueden crear profesores, consejeros privados, condecoraciones de diversas órdenes, títulos y nobleza, pero jamás podrán crear un gran hombre, una inteligencia privilegiada que sobresalga de la vulgaridad, porque esto es superior a ellos. Hombres así han de ser respetados. Cuando dos hombres como Goethe y yo se encuentran juntos, aquellos grandes señores se ven obligados a comprender la grandeza de nuestra compañía y la pequeñez de su persona. Ayer, cuando íbamos a casa, encontramos a toda la familia imperial. Desde lejos los vimos acercarse, y cuando Goethe se dio cuenta dejó mi brazo para ir a ponerse a un lado del camino. A pesar de cuanto le dije - lo que me vino en gana -, no logré que avanzara ni un paso; entonces me puse el sombrero, me abroché la levita y, con las manos a la espalda, me dirigí hacia el grupo que se acercaba. Príncipes y cortesanos me hicieron paso, la emperatriz se me adelantó al saludo, el duque Rodolfo se quitó el sombrero. ¡Qué bien me conocen los grandes! Después me divertí muchísimo viendo pasar aquella procesión por delante de Goethe, que, al borde del camino y sombrero en mano, permanecía profundamente inclinado. Le volví la espalda sin hacerle el menor caso, y me fui".
extracto de una carta de Beethoven dirigida a Bettina Brentano

Creo que no se puede describir mejor el desdén que una persona siente ante estos símbolos de poder que todavía hoy nos tenemos que comer con patatas. Pero eso sí, tenemos la suerte de vivir en un país democrático y moderno que ha dejado de ser “de charanga y pandereta” para convertirse en un sainete en tres actos para desgracia de Machado.
Con la familia real en cabeza (familia en la que no se sabe a quién le dió primero la trombosis), el clero y su melodía "dejad que los niños se acerquen a mí, papi-chulo, papi-chulo", el presidente (no abro la boca del todo no vaya a ser que se me cierre el culo) y su séquito (¡viva Arguiñano y la teoría del Perejil!) y con una banda terrorista capaz de impartir el bien y el mal (los efectos, claro está) cual Celestina remendadora de hímenes políticos, todavía debemos de dar gracias por no haber nacido un poco más abajo, porque ahora nos hubiéramos quedado sin nuestros bienes, sin nuestra casa y sin la única porción de futuro a la que teníamos derecho por haber venido al mundo en un pedazo de tierra del submundo.
Aunque bien mirado, siempre nos quedará París y el voto por correo...



TERROR EN EL PRADO



"Soy especialista en vivir en crisis permanentemente. Envidio las vidas tranquilas"
Miquel Barceló


¿Y quién no? Por esa razón, señor Barceló, no debería de ser usted tan despiadado y dejarnos el Prado en paz.
El tono de malestar con el que me dirijo a usted, está motivado por el rumor (parece que nos vamos convirtiendo en un país de rumores, humores, tumores y rumiantes) que corre por todos los medios de comunicación, de que usted (mejor dicho), su obra, se va a exponer en el Museo del Prado.
No es que a una no le guste su obra, que no me gusta, pero en un esfuerzo de "objetivar" (si esto es posible) la noticia (porque aunque rumor, es noticia) me pregunto lo siguiente: ¿para qué demonios mantenemos el Reina Sofía? ¿desde cuándo el Prado ha albergado en sus salas obras de artistas contemporáneos? ¿por qué ninguna autoridad competente ha tenido las sufientes pelotas para aclarar/desmentir este asunto?

Vayamos por partes. Primero definamos para afinar más. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua tenemos que:

museo. 1. m. Lugar en que se guardan colecciones de objetos artísticos, científicos o de otro tipo, y en general de valor cultural, convenientemente colocados para que sean examinados. 2. m. Institución, sin fines de lucro, abierta al público, cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de los objetos que mejor ilustran las actividades del hombre, o culturalmente importantes para el desarrollo de los conocimientos humanos. 3. m. Lugar donde se exhiben objetos o curiosidades que pueden atraer el interés del público, con fines turísticos. 4. m. Edificio o lugar destinado al estudio de las ciencias, letras humanas y artes liberales.

Bien, según la definición y partiendo a priori de que lo que usted hace es "arte", no encontraríamos impedimento alguno para que nuestro querido museo acogiera sus producciones. De igual manera, la proposición indecente de que sus obras cuelguen de esta entidad podría estar apoyada por un comentario (ambiguo a todas luces) a una entrevista realizada al señor Miguel Zugaza, actual director del museo, que dice así:

(...)Y en el caso de artistas plásticos actuales. ¿Terminará acogiendo sus obras?

- El Prado seguirá sumando pintura, alimentando la historia del arte español. Durante el siglo XX, asumió las colecciones del siglo XIX y de las primeras décadas del XX. Este no es un museo de arqueología, es de historia del arte; por tanto, procura aumentar su colección y consolidar su valor histórico y artístico.

pero no contento con NO responder a la pregunta abiertamente, Zugaza -en otro momento de la entrevista- dice así:

¿Debe el museo impulsar corrientes artísticas y convertirse en mecenas de talentos artísticos o su función ha de limitarse a exponer su colección, a ser una mera pinacoteca?

- Este museo no promueve nuevos valores, porque muestra arte moderno pero no contemporáneo. De todos modos, nos interesa mucho saber lo que piensan los creadores actuales sobre nuestras actividades. No nos limitamos a nuestra visión como historiadores: los artistas nos ayudan a contemplar los proyectos y exponer las colecciones de otra manera. Pero no hablamos sólo de artistas plásticos. Escuchamos a literatos, músicos o arquitectos que puedan ofrecernos una visión diferente. De esta, forma logramos mantener vinculado el museo a la actualidad.

¿En qué quedamos? ¿Sí pero no aunque no estoy seguro sin embargo considero firmemente que de lo contrario obtendríamos el polo opuesto al criterio de que a priori sí pero no aunque no estoy seguro sin embargo dejo para más adelante la consideración?

Si ustedes visitan la página web del Museo del Prado comprobarán que está dividido en ocho categorías:

1- PINTURA ESPAÑOLA (de 1100 a 1850)
2- PINTURA FLAMENCA (de 1430 a 1700)
3- PINTURA FRANCESA (de 1600 a 1800)
4- PINTURA ITALIANA (de 1300 a 1800)
5- PINTURA ALEMANA (de 1450 a 1800)
6- ESCULTURA
7- DIBUJOS Y ESTAMPAS
8- ARTES DECORATIVAS

Evidentemente, he de pensar que las obras por usted ejecutadas, se expondrían en la primera de las categorías que he nombrado. Ya sé que usted es mallorquín, pero por muy cosmopolita que usted sea, de ser, será primero español que francés o alemán (flamencorro quizás sí, porque hay que tener un duende m´u grande p´a intentar comercializar vajillas ¿imposibles las llama usted? (vid. Porcelanas Bidasoa)). A lo que íbamos. Nos quedamos en "pintura española". Quizás me pueda explicar usted, cuál es la causa por la que desde mediados del siglo diecinueve hasta el siglo actual, no haya ningún artista que merezca que sus obras convivan con las de Murillo y Velázquez y, usted, sin embargo, no sólo lo merezca sino que además sea reconocido como tal.
Me imagino que, cuando su obra pueda visitarse por fin en esta casa, el texto de presentación de la categoría se acomode a la nueva situación, porque ahora tenemos que:

PINTURA ESPAÑOLA

Obedeciendo a un criterio cronológico, el Prado expone desde los murales románicos del siglo XII hasta la producción de Goya, que ya se adentra en el siglo XIX. En la planta baja, junto a la pintura medieval y renacentista, destacan las pinturas de El Greco. En la principal, su galería central expone los conjuntos de Ribera y Murillo, la sala 12 y adyacentes el de Velázquez y el Siglo de Oro, culminando con la obra de Goya, cuyas pinturas se distribuyen entre esta planta y la segunda.


Ciertamente, tiene que ser todo un honor y un privilegio que las obras (de arte o no, ¡eso qué importa!) que uno ha parido descansen silenciosamente a la vista de miles de espectadores con las de Esos Grandes. Pero haciendo un importante esfuerzo de introspección le reto a que se encuentre un pedazo de dignidad. Le doy toda la vida como plazo. Verá que, en su caso, será imposible encontrarla.
Suya afectísima, ...

LA COSA NOSTRA

LA COSA NOSTRA Hay cosas en la vida que se hacen a tiempo o no se hacen. Por este motivo, he corrido rauda al ordenador para descargar adrenalina después de la experiencia –sobrenatural, me atrevería a decir- que he vivido. Hace apenas unos minutos estaba viendo en el segundo canal de la ETB un programa diario a cargo de Carlos Sobera llamado “Date el bote”. En él dos bandos de concursantes (uno de chicos y otro de chicas) tienen que responder a las preguntas –de todo tipo- que les formula este presentador de moda. Era el turno de los “chicos” y el Sobera lanza la siguiente pregunta:

-En la localidad de Corleone, al sur de Palermo, están recogiendo firmas para:

1) crear una oficina de turismo
2) trasladar los restos de El Padrino
3) cambiar el nombre del pueblo.


¿A que ya se imaginan lo que ha respondido el mozo?
Pues sí, señores, para trasladar los restos de El Padrino. Vamos, que digo yo que Mario Puzzo estaría contento, porque un escritor siempre sueña con que su fama sea universal, pero de ahí a que antes de cobrar vida se le mueran sus personajes...
En fin, el chico no es que se haya puesto nervioso, no, es que ya estaba pensando en apuntarse al “Un, dos, tres...”

NOBLE Y PERRO



Quieran o no quieran, no hemos nacido todos iguales. No me refiero a la cuestión física, que ya me gustaría tener el culo de Jennifer López, sino en cuestiones de derechos y obligaciones como ciudadanos. No se vayan a creer tampoco que voy a poner el grito en el cielo con aquello de que Hacienda somos todos, que ya sabemos que unos son más que otros... no, por ahí no van los tiros.
Ayer los medios de comunicación se han hecho eco de la siguiente noticia:

15 de octubre de 2003. Fernando Humberto Gómez-Acebo, hijo de la Infanta Doña Pilar de Borbón, se encuentra frente a los mostradores de Iberia, salidas de la Terminal 1 de vuelos internacionales del aeropuerto de Barajas junto a su perro, un pastor alemán, cuando varios agentes de policía observaban cómo el perro defecaba en el lugar.
En el informe policial, los agentes dan cuenta de que el propietario del can, continúa su recorrido obviando tal circunstancia, por lo que dirigiéndose al noble le llamaron la atención por la “cagada” de su acompañante. Se le informa al señor Gómez-Acebo de que debe ir provisto de bolsas de plástico para recoger los excrementos de su perro a lo que el noble responde de una forma grosera y con malas formas diciendo que no las llevaba y que, por supuesto, no iba a recoger los excrementos solicitando, incluso, que los agentes de policía llamen al servicio de limpieza del aeropuerto.
Ante los hechos y la insolencia del señorito, los agentes le comunican que va a ser propuesto para una sanción administrativa, solicitándole la documentación, a lo que el hijo de la Infanta contesta pidiendo el número de placa de los funcionarios para ejercer las acciones oportunas contra ellos.
Con todo lo anterior, el Sindicato Unificado de Policía (SUP) ha pedido a la Dirección del Cuerpo que le informe de si se ha impuesto alguna sanción a Gómez-Acebo por lo sucedido.


¿Qué le está ocurriendo a este país? ¿no sólo tenemos que aguantar que el perro del señorito se cague sino que además tenemos que consentir que el noble se cague también en quien le dé la gana? ¿es que ante la demanda del insolente cantamañanas les va a caer un puro a los dos agentes por llamar la atención al ilustrísimo? ¿el cachondeo monárquico consiste en que simultáneamente nos dan por culo pero presiden actos de beneficencia?
Pues les digo una cosa: que si el perro del noble puede cagarse en donde le dé la gana, yo también. Que si es cosa de magnitudes yo mido 1,70 m y me cago en el señorito y en todos los chupatintas de su familia que viven del cuento.

LAMENTO DESDE EL CENTRO DEL SILENCIO



” Jamás he escuchado un sonido sin amarlo, el único problema con los sonidos es la música”. John Cage

John Cage fue un músico heredero de Schönberg cuyas composiciones y escritos, todos ellos de y sobre música experimental, han llegado hasta nuestros días.

El pasado viernes 16 de enero, la Orquesta Sinfónica de Londres, interpretó en directo en el centro de artes contemporáneas de Barbican en Londres una obra del compositor estadounidense, por lo menos curiosa, que fue retransmitida en directo por la BBC-Radio 3 y en diferido por la cadena de televisión BBC 4. La composición fue difundida en el marco de un concierto consagrado a unos cuantos músicos estadounidenses contemporáneos y, según afirmó el director de la BBC, la partitura de Cage, que sería interpretada por primera vez, podría ser calificada de “silencio ambiente”.

Hasta aquí, queridos lectores, parece que el gran acontecimiento no tiene nada de particular.
Pues no, porque no les he contado nada de la obra. Ahora pueden comenzar a sonreir in crescendo con lo fantástico de la partitura. Se trata de una obra cuya duración es de 4 minutos y 33 segundos...de silencio. Sí, es sorprendente y cierto. ¡Qué gran espectáculo! El director levanta su batuta, los músicos preparados con sus instrumentos y transcurren 4 minutos y 33 segundos de silencio mientras el director hace el gesto final a la orquesta a tempo (ya que ha consultado su reloj suizo) para indicarles que la obra ha finalizado. Gran ovación, quince minutos de aplausos.

¿Estamos gilipollas o qué?

Ahora paso a relatarles aquello con lo que un admirador de Cage y de esta obra en particular nos regalaba ayer en la radio. Parece ser que esta obra estaba pensada para que se interpretase a piano y más tarde, Cage consideró que sería más adecuado que una gran orquesta la ejecutara (hay que joderse).
La partitura (je,je) que fue compuesta (je,je,je) en 1953 propició que la dirección de la BBC-Radio 3, tuviera que cortar su sistema de seguridad, que se activa precisamente cuando un silencio inesperado interrumpe un programa (ya estoy por los suelos...).

Como ocurre con casi todos los genios, el músico estadounidense también fue motivo de plagio y, justamente con esta obra considerada una de sus piezas maestras. Incluso hubo un litigio por medio... (señores, ya no aguanto más, se me sale la mandíbula).
Ya sólo me queda mostrarles a los protagonistas de este post, porque me es imposible seguir escribiendo una sóla línea (como homenaje a Cage, por supuesto).

Aquí John Cage:



Aquí la Sinfónica de Londres:



Aquí el público asistente:



Aquí de nuevo a John Cage desde el Purgatorio después de ver las caras del público asistente:



LOT Y SUS HIJAS: EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE LA CÓLERA DE DIOS

Cuando Dios comunica a Abraham que pretende destruir las ciudades de Sodoma y Gomorra, Lot, sobrino de Abraham, se encuentra de paso en la primera. Con el fin de averiguar cuántos hombres justos se hallan en Sodoma, Dios envía dos ángeles disfrazados de hombres corrientes. Los dos ángeles se encuentran con Lot quien les ofrece comida y cobijo. Los demás hombres de la ciudad, impíos y depravados, al enterarse, cercan la casa de Lot y le exigen que los dos forasteros les sean entregados con la intención de abusar sexualmente de ellos. Entonces Lot, ofrece a cambio a sus hijas vírgenes en lugar de a los forasteros:

”Haced de ellas como bien os pareciere, pero a estos varones no les hagáis nada, porque se acogieron a la sombra de mi tejado”.

Ante la negativa de aceptar a las hijas de Lot y el intento de derribo de la puerta de la casa del patriarca, los dos ángeles comunican a Lot las intenciones de Dios sobre la ciudad y le exortan a que él y su familia abandonen con la máxima premura Sodoma:

”Escapa por tu vida y no mires tras de ti”

Así pues, Dios hizo “llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego, y destruyó las dos ciudades. Pero la mujer de Lot miró atrás y se convirtió en una estatua de sal”.



En la obra que quiero comentarles hoy, un lienzo de 58x34 cm., fechado aproximadamente hacia 1530 y de autor desconocido, se representa a Lot a salvo con sus dos hijas frente a una suntuosa tienda. Los rostros de los tres personajes no denotan aflicción ni desesperación como cabría esperar ante la pérdida de la esposa y madre.
Según se cuenta, las dos hijas de Lot creían incluso que toda la humanidad había sido aniquilada salvo ellos, por eso la mayor propone a la pequeña:

”No queda varón en la Tierra que entre a nosotras conforme a la costumbre de toda la Tierra. Ven, demos de beber vino a nuestro padre y durmamos con él, y conservaremos de nuestro padre generación”. Y así lo hicieron.

De esta historia incestuosa no da cuenta el cuadro. Sin embargo, sí queda plasmada, de forma dramática, la destrucción de Sodoma.
Como pueden ver, el lienzo se divide perfectamente en dos composiciones triangulares de idéntico tamaño:
En una se refleja la destrucción de la ciudad y en la otra se escenifica, casi de forma bucólica, una situación amorosa en la que da la sensación de que es el hombre anciano quien toma la iniciativa del acto amoroso y no su hija.
El pintor muestra a Lot y a sus hijas dos veces en la obra: grandes en primer plano y pequeños y difusos más atrás, cruzando sobre un puente y dejando a la esposa y madre convertida en estatua de sal dirigiendo su mirada a la ciudad sobre la que recae la ira de Dios.
En esta última representación, los personajes que caminan sobre el puente de madera parecen tranquilos y seguros ya que de lo contrario caminarían en fila india; lo que viene a confirmar la escena que se plasma en primer término: Lot seduciendo a una de sus hijas mientras la otra elegantemente vierte vino de un cántaro que resulta pesado.
Tras esta escena, el fuego proveniente del cielo, y no de la tierra, en forma de proyectiles candentes, destruye la ciudad. Sodoma se hunde hacia la izquierda a la espera de ser engullida por el mar.
El mar no se menciona en el relato bíblico pero dado que el origen del lienzo es flamenco y que las ciudades portuarias de los Países Bajos se habían convertido en importantes centros económicos, suponemos que el pintor se concedió esta licencia. Además de los dos elementos, el fuego y el agua, el pintor introduce otro contraste: el paisaje llano y el montañoso. Incluso, aunque chocante, el autor pinta un árbol solitario atravesando verticalmente la obra. Componentes típicos, todos ellos, de lo que se denominaba en la época “paisaje universal”.

El temor al fin del mundo o la fascinación por la alusión escandalosa del incesto, hicieron que la temática de la obra se repitiera en la época en numerosas ocasiones. Con respecto a la segunda visión, la del incesto, podría decirse que pudo asimilarse la historia de Lot con dos motivos pictóricos profanos muy populares:
En primer lugar, el de las parejas dispares, llamado “ardid de mujer” en las que se mostraban a un hombre anciano acompañado de una mujer joven que se dejaba acariciar y, en un segundo lugar, lo que más tarde se denominaría “conversación galante” en la que se representaba a personas de ambos sexos, conversando jovialmente, mientras sus cuerpos iban acercándose en un camino de seducción.

Bien, después de todo lo expuesto, espero haber contribuido a que hayan pasado un buen rato con el comentario de esta hermosa obra y, desearles, como en ella, que toda catástrofe se aleje de sus vidas para siempre.


L´INFELICITÀ (la tarea poética de Leopardi)

L´INFELICITÀ (la tarea poética de Leopardi) En el post anterior acabé con una de esas frases que han quedado para la posteridad: Los hombres mueren y no son felices nos dice Camus en boca de Calígula. En esta sentencia, porque así la considero, convergen al mismo tiempo la desolación, el descontento y la certeza del fin del ser humano como individuo.
En una nota fechada en 1847, Kierkegaard escribía que deseaba para su epitafio esta breve inscripción:

Fue el Individuo

Hablemos de la cultura o época que queramos existe un leitmotiv que siempre está patente y nos impulsa como individuos y es la búsqueda de la felicidad.
Para Leopardi la imposibilidad e incapacidad de felicidad es un atributo del hombre moderno. A diferencia del hombre antiguo, heredero de la Edad de Oro, el hombre moderno ha perdido la capacidad para vivir felizmente vinculado a la naturaleza. Uno y otro no se diferencian en la felicidad del primero y la infelicidad del segundo sino que más bien se refiere al modo, heroico en el hombre antiguo y ruin en el moderno, de enfrentarse a la infelicidad natural del hombre.

El pensamiento trágico renacentista con Dante y Tasso a la cabeza, introduce a Leopardi en la duda de que también el hombre de la Edad de Oro se siente falto de felicidad. En palabras de Petrarca “ciechi et miseri mortali”. De esta manera, cuando Leopardi profundiza en el pensamiento helénico es cuando se convence del carácter innato de la infelicidad humana.
Lo que siente este poeta por Teofrasto, por ejemplo, no es admiración sino más bien identificación. Teofrasto representa la equilibrada sabiduría que hace frente al dolor con serenidad. Además cuando a través de la obra de Barthélemy tiene conocimiento directo de los textos de Píndaro, Sófocles y Esquilo, Leopardi toma certeza de la naturaleza maldita que estos autores atribuían a la condición humana.

La sentencia sofocleana de ”è funesto a chi nasce il dí natale” (es funesto a quien nace el nacimiento) y otros textos de filosofía moral antigua contribuyen a que Leopardi antes de asumir ningún criterio de resinación o estatismo vital, busque una fórmula por la que el pesimismo haga frente a la desesperación no por medio de la renuncia a la existencia, sino por una voluntad de acción.
Desde que Leopardi asume esta conciencia del hombre como ser creado para la infelicidad, con su obra trata de sintetizar el dolor sereno con la voluntad titánica.
A consecuencia de la peculiar percepción heroica de lo trágico, l´infelicità leopardiana se convierte en un don. El mismo don que hizo grandes o, con sus propias palabras, “alme eccelse” (almas excelsas) y que caracterizaron la cólera de Aquiles, el orgullo del Prometeo de Esquilo, el ánimo suicidad de Ayax, la integridad de Edipo, la duda de Hamlet o el vigor de Lear.

Ésta es la tarea del héroe/poeta: vivir con la serena certeza de nuestra naturaleza proclamando felicidad a los cuatro vientos sabiendo que el eco nos devolverá irremediablemente el silencio donde la tristeza habita y reina.

NOMEN, NOMINIS

NOMEN, NOMINIS El domingo pasado mientras desayunaba escuchaba en la radio “Los desayunos de la Ser”, espacio que abre el programa de Fernando Delgado “A vivir que son dos días”. El enviado de la cadena de radio en USA comentó la moda que comienza en Estados Unidos de poner a los hijos nombres de marcas de los más variopintos productos. No me lo podía creer. Dijo, por ejemplo, el número de niños que se llamaban Infinity o Chevy por las marcas de coche de moda. Había no sé cuantas niñas con el nombre de Lóreal, vamos, en versión española “Heno de Pravia Rodríguez”. Un ser despiadado había elegido para su hijo el nombre de una cadena de deportes estadounidense, como si un forofo del deporte le pone a su hijo “Eurosport García Romerales”. Incluso habló de un número considerable de infantes que tenían nombre de marca de zapatos y otros infelices que respondían por Canon: que no sé yo si por las cámaras de fotos o por las fotocopiadoras.

Deplorable a todas luces, pero bueno, tampoco es tan raro. Parece ser que estamos abandonando la moda (que para eso lo es) de crucificar a nuestros vástagos con nombres como Jessica Vanesa Morales, Cámeron Fernández o Washington Gutierrez y ahora nos decantamos por nombrar a esos pequeños infelices con significantes que encontramos en el mercado y en los medios de comunicación. Y es que no se trata de consumismo, sino de un grado de gilipollez tal que no tengo por menos que aborrecer a los miembros de mi misma especie. En ciertas cosas, nos merecemos lo peor. Así, por las buenas, como si se tratara de un juicio divino o un imperativo categórico.
Tengo una amiga trabajando en el departamento de un organismo público donde se inscribe un buen número de personas por razones que no vienen al caso. Me contaba no hace mucho que a raíz de la muerte de Lady Di, se habían registrado un sinfín de nombres evocando a la princesa santa teresa de cabello rubio. Lo curioso es que la forma de este nombre que más abunda es Leididaiana. Escrito tal cual, sin medicación, sin tranquilizantes ni preservativos. Pa joderse. ¿Se puede rizar el rizo aún más?

¿Se imaginan ustedes una valenciana llamada “SOS Casals” o el hijo de un panadero burgalés que responda por “Bimbo Sancho”?
¿Hacemos una apuesta sobre las niñas que se van a llamar LetiZia a partir de ahora?
Lo dicho, que recaiga la ira de dios.

AU CITOYEN MARAT

Los hechos

La tarde del 13 de julio de 1793 era apuñalado por una joven aristócrata el diputado y periodista parisino Jean-Paul Marat cuando se estaba bañando en su domicilio para encontrar alivio de la enfermedad cutánea que padecía. En el momento de su muerte corregía unas pruebas para su periódico.



La víctima

Marat nació en 1743 en el señorío de Neuchâtel, un enclave prusiano en Suiza. Su madre era suiza y su padre, que había sido monje, era natural de Cerdeña.
Estudió medicina y física, pero su trabajo científico no obtuvo el éxito que él hubiera esperado. Su situación económica era lamentable y siempre se sintió perseguido y envidiado por sus colegas. Trabajó mucho y este hecho afectó de forma considerable en su estado de salud.
Además de por su trabajo científico, sus contemporáneos también le negaron su reconocimiento por las ideas políticas radicales que mantenía. En 1789 fundó el periódico “L´Ami du Peuple” que le serviría para censar, vigilar y seguir de cerca los pasos de la Asamblea Nacional y controlar también sus decisiones. Para Marat el Terror era el instrumento legítimo de la Revolución; el periodista luchaba contra los revolucionarios burgueses que querían aprovecharse de ésta y escribió:

”¿Qué hemos ganado nosotros con destruir la soberanía de la nobleza si es reemplazada por la soberanía de los ricos?”

En 1791 fue nombrado diputado de la Convención, una vez que el rey había huído por lo que este acontecimiento suponía el fin de los partidarios de la monarquía institucional.



Pues bien, como vemos Jean-Paul Marat era uno de los revolucionarios más populares del momento. Por una parte, era adorado por los pobres a los que defendía en su periódico y por otra, era odiado por los realistas y los revolucionarios moderados.
Fue responsable de la masacre en la que se ejecutó a aquellos críticos de la Revolución que estaban encarcelados y votó, por supuesto, por la ejecución del rey en enero de 1793.

El día de su asesinato, Marat era un hombre enfermo desde hacía tiempo. Ya no podía acudir a las sesiones de la Convención y escribía los artículos del periódico desde su casa: mejor dicho, desde su cama o en la bañera. Constantemente tenía fiebre y su enfermedad cutánea le hacía volverse loco. El agua le amortiguaba los picores: cubría su cabeza con paños impregnados en vinagre, sólo se alimentaba a base de líquidos y tomaba litros y litros de café solo.

Su muerte violenta hizo que desde entonces se le viera como un héroe de la Revolución.

La asesina

Marie-Anne Charlotte de Corday d´Armont tenía tan solo 24 años cuando comete el crimen. Pertenecía a una familia noble venida a menos y fue educada en un prestigioso convento de Francia. Prometida con un joven partidario del rey, prefirió quedarse en su país antes que huir con él y rehacer su vida.



Su padre y su tío huyeron. Su hermano y su novio corrieron peor suerte: fueron guillotinados. Estos acontecimientos y el hecho de que en su pueblo natal, Caén, estuviera totalmente sóla hicieron que la joven, de ideas moderadas, radicalizase su postura en contra de hombres como los que Marat representaba.

Cuando en su pueblo se refugian una serie de revolucionarios moderados e intentan reclutar partidarios, la muchacha no se lo piensa dos veces: compra un par de zapatos cómodos y se dirige a París para aprovechar una de la sesiones de la Convención y asesinar allí mismo a Marat. Sin embargo, cuando llega y no le encuentra, su decepción es grande, aunque le dura poco tiempo. Decidida, se encamina al domicilio del diputado. Tras un primer intento por la mañana, en el que le deniegan la entrada a la vivienda, por la tarde, es la propia víctima la que, escuchando su petición, le permite la entrada y la visita.
Marat y la joven mantienen una breve conversación. Al final de la misma y como desencadenante de lo que sucedería después, Marie-Anne le interroga sobre el destino de los refugiados moderados en Caén. El periodista le responde que todos serán guillotinados.
Jean-Paul Marat fue apuñalado momentos después en su propia bañera.

La muchacha es arrestada inmediatamente. Cuatro días después, comparece ante el juez por la mañana y esa misma tarde es conducida al patíbulo. Se dice que introdujo su cabeza en la guillotina con la misma sangre fría con la que había asestado la puñalada a su adversario político.

El director de marketing de la Convención

Jacques-Louis David había seguido los pasos políticos de Marat. No sólo era pintor sino que se encargaba de organizar todas las fiestas y eventos revolucionarios que servían como elementos propagandísticos de la Revolución.



David fue el encargado, por supuesto, de organizar el funeral del diputado radical: El cuerpo fue expuesto en una antigua iglesia con el pecho desnudo para que todos los asistentes contemplaran la herida mortal. También fueron trasladados hasta allí, donde serían colocados delante de un pedestal, la bañera y la caja de madera que servía al periodista de mesa, junto con el tintero y la pluma con los que realizaba su trabajo.
Toda una puesta en escena que reafirmaba el gusto por lo sublime francés que caracterizaba al pintor. Todo lo que había aprendido y experimentado con los temas antiguos, lo plasmó magistralmente en el cuadro sobre el asesinato de Marat que la Convención le encargó públicamente pintar.

David convirtió, gracias al lienzo, a Marat en un héroe del pueblo, omitiendo todas las imperfecciones de la piel del periodista y dispuso el cuerpo en un espacio imaginario que por su austeridad y ascetismo simbolizaba la eternidad.
Para dar más realismo a la composición, el pintor encargó una máscara mortuoria del difunto e hizo que le llevaran a su estudio la bañera, el tintero y el cuchillo que le provocó la herida.
La víctima reposa, como puede comprobarse, al modo que se representaba a Cristo en su descenso de la cruz: el brazo colgando, con una inclinación de cabeza sostenida por el hombro y los paños blancos.

Sobre su mano izquierda se representa una carta de la asesina (carta que por otra parte no recibió nunca Marat). En ella puede leerse lo siguiente:

13 de julio de 1793
Al ciudadano Marat
Es suficiente que me sienta tan desdichada para tener derecho a vuestra benevolencia


Como si de verdaderas reliquias se tratasen, sobre la caja de madera el pintor destaca un tintero, una pluma, una carta y un billete.



Estos dos últimos objetos jamás aparecieron en el lugar del crimen. Quizás David quisiera con ellos reivindicar el carácter altruista del diputado que escuchaba las quejas y las peticiones de una gran cantidad de infelices que se había encomendado salvar. En la carta se dice:

Entréguese este billete a la madre de cinco hijos, cuyo marido ha muerto por defender la patria

Para destacar aún más, si cabe, la nobleza de Marat, David pinta en lugar de una mesa, una caja de madera (en la que escribe una pequeña dedicatoria y como fecha, "el año dos” del nuevo calendario revolucionario), y aparece un remiendo en la sábana sobre la que reposa el difunto.

El lienzo, de gran formato, fue colgado en la sala de sesiones de la Convención.

Con los cambios de gobierno, David se olvidó de sus ideales políticos (¡como para no olvidarse después de ver cómo Robespierre fue guillotinado!) y fue acomodándose a los tiempos, tanto es así, que incluso llegó a glorificar al emperador Napoleón (tránsfugas ha habido siempre, ya lo véis).

Fin del sumario contra Marie-Anne Charlotte de Corday por el asesinato del periodista y diputado Mensieur Jean-Paul Marat

EL LIBRO NEGRO

EL LIBRO NEGRO En primer lugar, dar las gracias a Iñaki por su comentario al post sobre la carta que supuestamente escribió Pablo Picasso a su amigo Giovanni Papini.
Como señalaba en el citado post, la información sobre el controvertido escrito la encontré en un recorte de prensa del que especificaba su fecha de publicación en el diario ABC. Gracias, como he dicho, al comentario de Iñaki, he obtenido más información con respecto al origen de las declaraciones del pintor malagueño. Bien es verdad, que antes de colocar el post anterior, husmeé en Internet y sólo encontré referencias a la mencionada carta en las revistas universitarias que yo mencionaba. Sin embargo, y sin querer entrar ahora en la discusión “en internet está todo: todas las verdades y todas las mentiras”, hoy he descubierto El libro negro.

EL LIBRO NEGRO es una obra del escritor italiano Giovanni Papini donde éste recrea, a través de una serie de capítulos o conversaciones, historias y situaciones con los más variopintos personajes tanto reales (Picasso, Wright, Dalí, Hitler, Valery, etc.) como imaginarios donde se tratan temas políticos, sociales, morales y de otra índole.
Al comienzo del libro, después de la introducción, el autor advierte, a modo de justificación, que ”le puse ese título, elegido exclusivamente por mí, porque las hojas del nuevo diario corresponden casi todas a una de las edades más negras de la historia humana, o sea a los años de la última guerra y del postbélico”.

A continuación transcribo la conversación, supuestamente imaginaria, entre los dos supuestos amigos.

Conversación 49
VISITA A PICASSO
(O ACERCA DEL FIN DEL ARTE)
Antibes, 19 de febrero.

Hace muchos años había comprado en París seis cuadros de Picasso, no porque me gustaran, sino porque estaba de moda y podía utilizarlos para hacer regalos a las señoras que me invitaban a comer. Pero ahora, hallándome solo en la Cóte d'Azur y no sabiendo cómo pasar los días, me vino el deseo de ver personalmente al autor de aquellas pinturas.
Vive cerca de aquí, en una villa marítima, en compañía de su esposa, mujer muy joven y florida; Picasso según creo tiene sesenta y cinco o sesenta y seis años de edad, pero conforme a su buena sangre española es hombre fuerte y bien formado, tiene un hermoso color y goza de buen humor.
Al principio conversamos acerca de algunos conocidos comunes, pero muy pronto el tema se circunscribió a la pintura. Pablo Picasso es no sólo un artista feliz, sino también un hombre inteligente, que no tiene miedo de sonreírse, a su debido tiempo y lugar, de las teorías de sus admiradores.
- Usted no es ni crítico ni esteta, me dijo, y por lo tanto puedo hablar con usted libremente. Cuando era joven tuve como todos los jóvenes la religión del arte, del gran arte. Pero más adelante, a medida que pasaron los años, me di cuenta de que el arte, tal cual fue entendido hasta el siglo XIX inclusive, ya está concluido, moribundo, condenado, y que la llamada «actividad artística», con la misma abundancia que ostenta, no es más que la multiforme manifestación de su agonía. A pesar de las apariencias en contrario los hombres pierden más y más el afecto hacia las pinturas, las esculturas y la poesía. Los seres humanos de ahora han puesto su corazón en cosas completamente diversas: máquinas, descubrimientos científicos, riquezas, dominio de las fuerzas naturales y de las extensiones de la tierra. Ya no sienten el arte como una necesidad vital, espiritual, como sucedía en los siglos pasados. Muchos de ellos continúan actuando como artistas y ocupándose del arte, pero lo hacen por razones que poco tienen que ver con el verdadero arte, lo hacen por espíritu de imitación, por la nostalgia de la tradición, por la fuerza de la inercia, por amor a la ostentación, al lujo, a la curiosidad intelectual, por seguir la moda o por cálculo. Por hábito o por «snobismo» viven todavía en un pasado reciente, pero la inmensa mayoría, tanto de la clase elevada como de la inferior, no siente una sincera y cálida pasión por el arte, al que considera, a lo más, como una expansión, una diversión o un ornato. Poco a poco, a medida que las nuevas generaciones se enamoren de la mecánica y de los deportes, se vuelvan más sinceras, mas cínicas y más brutales, dejarán el arte en los museos y bibliotecas, como restos inútiles e incomprensibles del pasado.
» ¿Qué puede hacer un artista que, como me ha sucedido a mí, ve con claridad ese próximo fin? Sería un partido demasiado duro cambiar de ocupación, y además, peligroso desde el punto de vista alimenticio. Para él no quedan más que dos caminos: procurar divertirse y procurar ganar dinero.
»Desde el momento en que el arte no es más el alimento que nutre a los mejores, el artista está en libertad para desahogarse según su talento en todas las tentativas de fórmulas nuevas, en todos los caprichos de la fantasía, en todos los expedientes del charlatanismo intelectual. El pueblo ya no busca en el arte consuelo y exaltación, pero los refinados, los ricos, los ociosos, los alambicadores de quintaesencias, buscan lo nuevo, lo extraño, lo original, lo extravagante, lo escandaloso. A partir del cubismo yo he contentado a esos señores y a esos críticos con todas esas mudables singularidades que me han venido a la cabeza, y cuanto menos las comprendían más las admiraban. A fuerza de sobrepasarme en esos juegos, con esas cosas funambulescas, con los rompecabezas, arabescos y demás cosas, llegué a ser célebre bastante rápidamente. Para un pintor, la celebridad significa ventas, ganancias, fortuna, riqueza. Ahora, como ya lo sabe usted, soy, célebre y soy rico. Mas, cuando estoy a solas conmigo mismo no tengo valor para considerarme un artista en el sentido grande y antiguo de la palabra. Verdaderos pintores fueron Giotto y Ticiano, Rembrandt y Goya; yo no soy más que un amuseur public , que ha comprendido su tiempo y ha aprovechado lo mejor que ha sabido hacerlo la imbecilidad, la vanidad y la ambición de sus contemporáneos. Esta que le hago es una amarga confesión, más dolorosa de lo que le pueda parecer, pero tiene el mérito de ser sincera.
» Et aprés ça - concluyó por decir Picasso -, allons boire ».
La conversación no terminó ahí, pero no tengo la paciencia necesaria para consignar las otras desprejuiciadas paradojas que brotaron de los labios del viejo pintor catalán.


Ustedes mismos: pasen y vean.

PARA CLIO: UNA OFRENDA DANTESCA

PARA CLIO: UNA OFRENDA DANTESCA Cuando ayer preparaba el post de Loos y Wittgenstein, hallé por casualidad en el interior de Dicho en el Vacío (¿será una premonición o una astuta artimaña por mi parte de la que no me acuerdo? Opto por lo segundo) un recorte de prensa fechado el miércoles 17 de febrero de 1988 en el diario ABC.
Me gusta encontrarme este tipo de “tesoros” casi o más que un billete de veinte euros en el bolsillo de una prenda de invierno de la temporada pasada.
Mi hallazgo no deja de ser un tanto siniestro porque, como decía Schelling, ”lo siniestro es aquello que, debiendo permanecer oculto, se ha revelado”, y os voy a explicar porqué.

En la espléndida bitácora “El triunfo de Clio”, aparecen varios artículos donde se pone en tela de juicio la valoración actual de la obra de arte. Pues bien, en mi amarillento descubrimiento, un ciudadano residente en Madrid, escribe lo siguiente:

CONFESIÓN DE PICASSO

Señor director: Con motivo de la exposición “El Siglo de Picasso”, me ha parecido oportuno el siguiente propósito, dejando a cada uno el formular su opinión al respecto:

Las revistas francesas “Poitiers-Université” (nº 120, avril 1978) y “Universidad Francesa” (nº 118, J.F. mars, 1984), publicaron los extractos de una carta de Pablo Picasso a su amigo Giovanni Papini (1952), en francés, que me permito traducir en español.


Dado que ya el arte no es el alimento que nutre a los mejores, el artista puede ejercitar su talento en todos los intentos de nuevas fórmulas, en todos los caprichos de la fantasía, en todos los recursos del charlatanismo intelectual. En el arte, el pueblo ya no busca consuelo ni exaltación, pero los “refinados”, los ricos, los ociosos, los destiladores de quintaesencia buscan lo nuevo, lo extraño, lo original, lo extravagante, lo escandaloso. Y yo mismo, desde el cubismo y más allá, he contentado a esos maestros y a esos críticos con todas las rarezas cambiantes que se me pasaron por la mente, y cuanto menos las entendían, más las admiraban. Y divirtiéndome con todos esos juegos, con todas esas patrañas, he conseguido la celebridad y muy rápidamente. Y la celebridad para un pintor significa: ventas, ganancias, fortuna y riqueza. Y hoy, como usted sabe, soy célebre, soy rico. Pero a solas conmigo mismo, no tengo el valor de considerarme como artista en el sentido grande y antiguo de la palabra. Fueron grandes pintores Giotto, Ticiano, Rembrandt y Goya: yo sólo soy un “amuseur” público que ha entendido su época, y ha agotado en cuanto ha podido la imbecilidad, la vanidad y la codicia de sus contemporáneos. Amarga confesión la mía, más dolorosa de lo que pueda parecer, pero con el mérito de ser sincera.

Pues bien, como se nos propone al comienzo del artículo, que cada uno formule su opinión. Yo, por mi parte, ya tengo la mía y que he extraído del Libro segundo (Analítica de lo sublime, cap. XLVIII) de la Crítica del juicio de Kant.
Para el filósofo de Königsberg, el arte puede tratar cualquier tema y hacer aflorar en el espectador de la obra de arte cualquier sentimiento, independientemente de la carga moral y del horror que el asunto despierte en él.
Sólo existe un límite, una restricción, un sentimiento que puede ser suscitado por la obra de arte y que produce, de forma fulminante, la pérdida de todo efecto estético.
Para dar más misterio al asunto, y dado que para ser fin de semana ya he trabajado suficiente, os dejo con la transcripción del texto para vuestro deleite.
Y es que Kant, era mucho Kant.

El arte bello muestra precisamente su excelencia en que describe como bellas, cosas que en la naturaleza serían feas o desagradables. Las furias, las enfermedades, devastaciones de la guerra, etc., pueden ser descritas como males muy bellamente, y hasta representadas en cuadros; sólo una clase de fealdad no puede ser representada conforme a la naturaleza sin echar por tierra toda satisfacción estética, por lo tanto, toda belleza artística, y es, a saber, la que despierta asco, pues como en esa extraña sensación, que descansa en una pura figuración fantástica, el objeto es representado como si, por decirlo así, nos apremiara para gustarlo, oponiéndonos nosotros a ello con violencia, la representación del objeto por el arte no se distingue ya, en nuestra sensación de la naturaleza, de ese objeto mismo, y entonces no puede ya ser tenida por bella.

p.d. espero que hayáis pasado un rato agradable. Mañana más y mejor.

LOS DOS VINCENT O LOS CAMPOS DE TRIGO

LOS DOS VINCENT O LOS CAMPOS DE TRIGO Si hubiera alzado la voz desde el principio, en vez de callarme en todas las lenguas del mundo...

Como dijo César Vallejo “hay golpes en la vida,/yo no sé,/como de la ira de Dios” y uno de estos golpes recayó en la figura de ese “loco” pintor, del que hoy en día se subastan obras suyas por las que se llegan a pagar millonadas, llamado Vincent Wilhelm van Gogh.

El artista holandés de pincelada gruesa, larga, ondulante y circular nació un 30 de marzo de 1853, exactamente un año después (30 de marzo de 1852) del nacimiento y muerte de su hermano mayor del que sólo se pudo levantar un acta de nacimiento que fue la de su muerte.
Curiosamente, y por esos golpes de los que nos habla el poeta, el hermano muerto había recibido el nombre de Vincent Wilhelm.
Cuando, aún pequeño, nuestro Vincent pasaba ante la tumba de su hermano de camino para oír a su padre, el pastor, predicar en la pequeña iglesia de Zunbert en medio del cementerio, contemplaba allí la inscripción con su propio nombre y casi la fecha de su nacimiento y ya la de una muerte.

Nuestro pintor estuvo marcado por esa vida muerta de la que en el mejor de los casos él sería siempre el sustituto, el intruso, el fragmento. Como escribió él mismo, mantuvo durante toda su existencia una deuda impagable:

Pero, querido hermano, mi deuda es tan grande, que cuando la haya pagado, el dolor de producir cuadros me habrá ocupado toda la vida y me parecerá no haber vivido.

El 27 de julio de 1890, el segundo Vincent Wilhelm van Gogh se dispara un tiro en el pecho. Cuando su Théo, su hermano pequeño y querido va a visitarle dada la gravedad de su estado de salud, Vincent le confiesa que “ha fallado otra vez”. Un lamento.
No moriría hasta dos días después.
Hasta una vez muerto, la ira de Dios lo acoge. De su féretro, que estaba mal fabricado, comenzó a gotear un líquido pestilente. “Todo lo que rodeaba a ese hombre era terrible” llegaron a decir.
El cura negó una carroza fúnebre para el suicida. Buscaron la ayuda del alcalde de un pueblo vecino. Bajo un sol atroz, como el que tantas veces plasmara en sus cuadros, su hermano Théo sigue, llorando, el entierro en los trigales. Lleva consigo una carta encontrada en el bolsillo de su hermano. La última:

Pues bien, en mi trabajo arriesgo mi vida y en él mi razón se ha hundido a medias...

hay golpes en la vida, yo no sé...