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LA ESCOLÁSTICA Y LAS ARDILLAS

LA ESCOLÁSTICA Y LAS ARDILLAS

A Walt Disney le debemos el haber reinventado y redimido la honra y la figura de este simpático roedor cuya representación, a lo largo de la historia del arte, ha sido sinónimo de rebeldía, avaricia y maldad. Tal vez, ese color rojizo que cubre su piel o bien su rapidez y difícil captura o esa costumbre (modus vivendi) suya de acumular comida han sido la causa de que en la imaginería cristiana sea considerada como símbolo del mal y del mismo diablo.

En este lienzo de mi muy estimado Lorenzo Lotto tenemos un ejemplo de ello. Ejecutado en 1525, este óleo lleva por título Retrato conyugal de Niccolò Bonghi y de su mujer.

 

 

 

¿Qué vemos?: homenaje a Santo Tomás

Como siempre les sugiero, comencemos por lo que vemos. Un hombre y una mujer miran directamente al espectador. Se encuentran en una estancia cerrada cuya única conexión con el mundo exterior se abre a través de una pequeña ventana. Allí afuera se nos presenta un paisaje en tempestad en el que contemplamos dos árboles doblados por el fuerte viento. Por el contrario, dentro de la habitación de los esposos todo parece estar en calma. Ambos personajes están ricamente ataviados y el tapiz que cubre la mesa donde ambos se apoyan nos da una idea de su nivel social.

La esposa sujeta con su brazo izquierdo un perrito y su mano derecha se apoya, levemente, sobre el brazo de su marido. Éste, apunta con su mano derecha a un animal arremolinado sobre sí mismo situado sobre la mesa y que, desgraciadamente, no puede apreciarse en condiciones. No se preocupen, que les adelanto su naturaleza: se trata de una ardilla. Con la mano izquierda, justo en el centro de la obra y donde se recoge la mayor concentración de luminosidad, el señor Bonghi sostiene una hoja de papel en la que puede leerse la siguiente inscripción: “homo nunquam”.

¿Qué no vemos?: homenaje a San Agustín

Una vez recogidos todos los datos, pasemos a la fase de descifrar todo aquello que el artista nos dice a través de pequeños detalles.

Ya saben por ahora que se trata del retrato de un matrimonio. Entre los muchos lazos que lo componen, esta alianza entre dos personas conlleva el compromiso de la fidelidad. Pues bien, este es el tema en el que Lotto hace girar su obra y, es precisamente la figura situada en el centro del lienzo la que da sentido al resto de la obra: la ardilla pues según se decía, el macho de la ardilla, una vez bien provisto de comida, se aletarga en la madriguera y abandona a la hembra en la intemperie. A partir de aquí, se van desmadejando los significados de los demás elementos que forman la composición.

Como les he comentado al comienzo del post, la ardilla es sinónimo de maldad y avaricia. Pues bien, el paisaje en tempestad hace referencia a las adversidades de la vida y los dos árboles que el viento intenta abatir simbolizan la vida conyugal y la necesidad de enfrentarse juntos a cualquier contratiempo. La fidelidad de la que nos habla Lotto, queda manifiestamente representada en el perrito que porta la dama, como todos ya saben, y en ese leve apoyo con el que la mano derecha de la señora Bonghi se recoge sutilmente en el hombro de su esposo.

En cuanto a la figura masculina, sin duda es la figura más apasionante del cuadro. Con su dedo índice apunta directamente a la ardilla medio escondida y para que así conste ante nuestros ojos, una sentencia latina cierra su firme compromiso:

“El hombre nunca (debe comportarse así)”

 

ERBARME DICH

ERBARME DICH

Cuando te lo pida,

erbarme dich.

Sé generoso y  no te apiades de mí.

Pasen un buen fin de semana y séanme piadosamente felices.

HACE QUINCE AÑOS QUE TENÍA CERO AÑOS

HACE QUINCE AÑOS QUE TENÍA CERO AÑOS

Un día como hoy hace quince años nacía un primogénito. Nacía sin pelo y con ojos verdes y rasgados. Quince años después, tal que hoy, su madre lo tiene cabreado porque apenas dentro de una hora debe enfrentarse a su peor pesadilla: un examen de literatura que en su lenguaje particular es sinónimo de parir a pelo.

En casa le llaman “el rey de la metáfora” por esa capacidad suya de no ver más allá de lo que le ofrecen los sentidos. Este Santo Tomás adolescente va a lidiar con la novela renacentista española y créanme, ni el pobre Lázaro ni el bonachón de Sancho han conseguido despertarle un mínimo interés, claro que ni uno juega al balonmano ni el otro al fútbol. Al menos si Dulcinea del Toboso se pareciera a la Pataky…

Intentará salir del paso y matar el hambre, como el pícaro de Tormes, maldiciendo esa mala fortuna suya por la que la vida le hace enfrentarse a esos amos imaginarios sin entrañas, ciegos por la sinrazón que alimentan sus vacías existencias a base de propinar palos del cero al diez. Lo peor de todo, amigos, es que su escudera madre, sabe de corazón que en estas lides lo que realmente contempla su quinceañero hidalgo, son gigantes de verdad y no molinos de viento.

Sin embargo, allá que estará ella siempre a su lado, para curarle las heridas en Barataria o donde haga falta; para ver cómo se arma caballero siendo zurdo y lateral; para ser testigo de cómo roba el corazón de una dama (¡se le da tan bien al condenado!) y para buscarle información también, de un pardal que tenía como nombre Josema Enrique.

- sí, ama, ése que escribió una cosa cuando se le murió su padre.

Zorionak I., maite zaitut

MEMENTO MORI

“En él la exactitud nunca degenera en dureza”

Goethe

Comparto esta visión de Goethe sobre Holbein. Exactitud, minuciosidad, virtuosismo a la hora de plasmar texturas, maestría en la composición. De sus obras, hay una que siempre me ha llamado la atención:

 

 

 

Se trata del óleo de Los embajadores cuyos protagonistas aparecen representados como “los constructores de la modernidad europea”. Rodeados de una esfera celeste, algún compás, un reloj solar, sextantes, cuadrantes, un mapamundi de Schöner, un libro de himnos… y una figura ovalada y en diagonal que ocupa la parte inferior del cuadro, aquella que corresponde justamente con lo que se presenta a los pies de ambos embajadores.

Su lectura es imposible a nuestros ojos, al menos desde el ángulo en que contemplamos el resto de la obra. Nos encontramos en el lugar equivocado porque sólo en una posición de 90º respecto al ángulo de visión normal y pegándonos literalmente al borde del marco, podremos descubrir de qué se trata:

 

 

Este recurso se denomina anamorfosis y como todo en Holbein, este virtuosismo también alcanza a la perspectiva. La calavera que planea bajo los pies de los embajadores es un memento mori: la advertencia de que la muerte está presente aunque no seamos capaces de verla y que el conjunto de nuestras vanidades arderá en la hoguera cuando ella se manifieste en su verdadera dimensión.

 


 

 

COMO EN UN CUENTO DE DICKENS: LONDRES 2008

A Herri. Una deuda

- Buenos días, Jarri.

- Buenos días, señor Dambeldor.

- Jarri, ¿cómo es que ya estás aquí si todavía faltan tres días para que salga el tren que os trae a Joguar?

- Es que he cogido el metro de Londres, señor.

- Me imagino que por la entrada cuarto y mitad.

- No, mire, verá. Es que nunca me había montado en el de los magles y quería comprobar qué se siente.

- Pero ¿no lees las noticias? ¿no sabes que el comité encargado de supervisar la publicidad del mundo no mágico nos ha prohibido expresamente acercarnos al metro de Londres?

- Precisamente quería hablar de eso, señor Dambeldor. Me duele la cicatriz.

- Naturalmente que debe dolerte, Jarri. Todos corremos un gran peligro. El ministerio ha confirmado la presencia de seguidores de “el que no puede ser nombrado”.

- Pero, señor, yo no vi nada anormal.

- Ven y acércate, Poter, que pareces tonto. Contempla el fuego y pincha sobre el caldero:

 


 

- Yo sólo veo el anuncio de una exposición.

- No se trata de una exposición cualquiera, hijo mío. “El que no puede ser nombrado” adopta siempre la figura del mal y en esta ocasión ha elegido un nombre que todos sus seguidores reconocen al instante: Cranach el Viejo. Por eso te duele tanto la cicatriz y tus poderes se han debilitado de forma alarmante. Tu sensibilidad ha sido herida de muerte.

- ¿y qué tiene de malo este cartel publicitario?

- Ahora ya nada:

 

 aunque con la magia...

REPOBLACIÓN FORESTAL

REPOBLACIÓN FORESTAL

Aprendamos de la naturaleza y seamos más verdes. Hagamos una buena lectura y practiquemos con el ejemplo.

No se olviden de seleccionar bien y recuerden que la función no hace al órgano.

Este es mi particular homenaje aretino al señor Darwin, al que tenemos de aniversario esta semana.

Pasen un buen fin de semana y séanme forestalmente felices.

 

DECONSTRUCCIÓN II: ARDO YO

 

 

 

Lean atentamente el siguiente texto:

Marina Núñez abre las puertas oscuras de un universo reversible, en el que la alienación identitaria, encarnada en la opresión de lo femenino y/o natural, hace las veces de lencería mental”.

No, han leído correctamente. No se preocupen. Compruébenlo:

Marina Nuñez abre las puertas oscuras de un universo reversible, en el que la alienación identitaria, encarnada en la opresión de lo femenino y/o natural, hace las veces de lencería mental”.

No les voy a volver a copiar el texto porque tantas veces lo hiciera, otras tantas que no iban a entender nada. Yo lo único que he sacado en limpio es que alguien se encuentra en un sitio sin luz con unas bragas a las que se le puede dar la vuelta y que no sabe muy bien quién es porque presa ella de un ambiente campestre no tiene claro qué sujetador ponerse.

No se rían que hablo en serio. Este texto es la introducción con la que Ricard Mas se hace eco en la revista Descubrir el Arte, de la exposición que presenta la artista Marina Núñez en el Centro de Arte La Panera en LLeida.

Leo absolutamente todos los artículos que este crítico de arte escribe en la revista. No vayan a pensar que juzgo a la ligera porque la línea siguiente al texto introductorio, Mas escribe lo siguiente:

“Tras tan embrollada presentación, creo que se hace necesaria, como muestra de gratitud al lector, una o varias aclaraciones”

¡Dios, menos mal que existe justicia en el mundo! Porque yo soy de esos lectores a los que hay que mostrar gratitud y aclararle una o varias cosas.

A mí me gusta la obra de Marina Núñez pero no comprendo la razón por la que se la tiene que definir con esa forma “tan embrollada” y encima, decir después que para entender lo escrito y encima gratis, te va a explicar unas cositas.

¿Por qué un lenguaje tan enrevesado? ¿qué necesidad cubre? ¿el mensaje va destinado a un público culto y además superdotado? ¿Cuanto menos se le entiende a uno, más alto está el rasero o el nivel intelectual al que pertenece quien emite el mensaje?

Mi profesor de Filosofía del Lenguaje, Víctor Sánchez de Zavala, nos repetía una y otra vez que una idea no expresada con claridad, denotaba que la idea no estaba “bien sujeta” en nuestra mente por lo que el recurso ad hoc es utilizar un lenguaje enrevesado y embrollado con el fin de diluir y disimular nuestra propia ignorancia.

No creo que éste sea el caso del señor Mas al que se le entiende perfectamente lo que quiere decir en el resto del artículo. Simplemente pienso, que este tipo de discursos debían de estar prohibidos por uno mismo máxime cuando uno quiere ser respetado por lo que dice y desea (porque todos lo deseamos) que se valore su trabajo.

Reivindico la importancia de la divulgación y el esfuerzo de todos aquellos que, en cualquier ámbito del saber, intentan llevar el conocimiento de manos de la sencillez, de la simplicidad y, por ende, de la elegancia.

Tengamos buen gusto.

DECONSTRUCCIÓN I: ARDE POMPEYA

DECONSTRUCCIÓN I: ARDE POMPEYA

Excavar en la memoria de objetos, edificios e imágenes que aún siguen a la vista, que no fueron enterrados por el paso de siglos, es también una disciplina de la arqueología, y una corriente del arte contemporáneo que utiliza sus métodos para investigar en la comunicación del pasado con el presente. De esta forma, Lara Almarcegui apila los escombros de una casa derruida en el mismo sitio donde se ubicó en su origen y establece una línea ininterrumpida en el tiempo, que se inspira en los arqueólogos que reconstruyeron Pompeya.”

Esto que ustedes acaban de leer es la introducción con la que se anuncia, en el último número de la revista Descubrir el Arte, la muestra de arte contemporáneo con la que el PAC de Murcia se estrena.

He de confesarles que no sé por dónde empezar. He contado hasta veinte, unas cincuenta o sesenta veces y tecleo estos caracteres en el ordenador con manos temblorosas.

¿La montaña de escombros es una obra de arte que responde a “una corriente del arte contemporáneo que utiliza…”?

¿Esta cosa necesita de un discurso como el que encabeza el post para que sea una obra de arte? Por lo tanto:

¿Son discursos como éste los que llenan no sólo el vacío conceptual sino artístico de este tipo de productos?

¿Creen ustedes que los arqueólogos están entusiasmados con el “hecho” de que se les compare con los artífices de esta particular “comunicación del pasado con el presente”?

Evidentemente, me dirán, uno puede inspirarse como quiera y dónde quiera. De ahí la libre naturaleza del arte que llamamos contemporáneo. Desde la ignorancia con la que mi mirada estética contempla determinadas manifestaciones denominadas por los entendidos “artísticas” surgen todos esos interrogantes a los que no encuentro una respuesta digna y cabal. Quizás la comprensión de este tipo de obras pase por no plantearse este tipo de cuestiones o, simplemente, que esa libertad intrínseca se proyecte también al espectador de tal modo que pueda contestarlas ad libitum.

Lo que sí entiendo es que puestos a hacer paralelismos entre arqueología y escombrera, cualquiera pueda pensar que tan periodistas son los profesionales del periodismo como el vendedor de periódicos o como el personaje televisivo que ha obtenido su licenciatura a base de hincar las ingles en honoris causas como es una verga rentable. Claro, que cada uno vende lo que quiere y puede: sólo es cuestión de elegir y que te dejen y si no, que se lo pregunten al diario El País por su colección dedicada al gran científico español y contemporáneo, Iker Jiménez.

QUANDO SUBITAMENTE

QUANDO SUBITAMENTE

Una imagen, unos versos de Boccaccio y música de Monteverdi.

Tio Petros y una servidora hemos cantado en varias ocasiones este magnífico madrigal. Los dos me ponen la piel de gallina.

Que pasen un buen fin de semana y séanme súbitamente felices.

ANIMALES (2)

Entre estas fuentes tenemos, cómo no, la Biblia. Sin embargo, a partir del siglo IV se comienzan a redactar diversos tratados sobre los animales y sus funciones simbólicas que tienen gran divulgación, como el Hexaemeron de San Ambrosio, escrito entre los años 386 y 390. En dicho libro, San Ambrosio describe una teología de la creación, haciendo uso de la etimología del propio nombre del libro (Hexaemeron = seis días). Cada uno de los seis libros que compone la obra repasa uno de los seis días de la creación.

El Hexaemeron presenta un grandioso retablo en el cual los conocimientos profanos de su tiempo están armoniosamente enlazados con la doctrina bíblica y cristiana. En religión, todo se aprovecha y lo que hoy parece ser una doctrina bien conformada y perfectamente diferenciable de otras coetáneas, en su momento fue fruto de un sincretismo culturalmente enriquecedor. El uso de documentos paganos para enriquecer la propia doctrina nunca fue un problema irresoluble: bastaba con adecuar convenientemente dichos textos a la doctrina. No en vano advierte San Agustín:

"El cristiano ha de entender que en cualquier parte donde hallare la verdad, es cosa propia de su Señor" (De doctrina christiana II, 18)

Así pues, la incorporación de los fabulistas griegos y romanos a la visión alegórica de la vida de los animales pudo realizarse sin mayores problemas teológicos que los derivados de adaptar la fábula a la doctrina. De esta forma surgen en el medievo los bestiarios, bellísimos libros que insertan historias edificantes sobre las conductas de los animales, adaptadas a la época y de gran valor pedagógico.

 


 

Entre ellos, tenemos el Physiologus. Se trata del libro de historia natural más famoso de Europa hasta el siglo XIII. Sin embargo, su primera edición pudiera datarse según unos en el siglo II en versión griega, y según otros en el siglo III de nuestra era en Siria. Dado el éxito de la obra, existen múltiples versiones diferentes, pero lo que nos interesa aquí es la amplia difusión de un libro con imágenes sobre animales, y textos asociados en los que se daba a dichos animales una serie de características -reales o ficticias- pero en todo caso acordes con los tiempos y relativamente consensuadas.

Ya en el siglo VIII se recomienda a los clérigos que utilicen ejemplos "exempla" en sus sermones. La oratoria del siglo XII hizo énfasis, según Santiago Sebastián López en su obra arriba citada Iconografía medieval, en dichos "exempla".

Acabamos este post con las palabras de este autor:

"Este conocimiento de los animales en la época románica nada tiene de común con las ciencias naturales, ya que no los describen como son ni como se los puede observar. Se trata de presentar al animal tal como figura en el universo creado por Dios, un mundo encantado bajo el signo de lo sagrado, por lo que representa su aspecto físico y su comportamiento dentro de una significación religiosa y moral. Por otra parte, el mensaje simbólico del animal no es fácil de descifrar, porque en el discurso se interfieren informaciones desde diversos ángulos, no siempre coherentes, resultando que un animal puede significar una cosa y también la contraria; tal es la ambivalencia de su mensaje"

ANIMALES

ANIMALES

Vemos un bello capitel adornando la columna de una galería porticada o en una portada y en una primera instancia disfrutamos de la belleza que nos produce su contemplación. Enseguida, si algo nos impulsa a ir más allá, nos preguntamos qué representa. Estamos preguntándonos por el significado del símbolo.

A veces, el significado es poco menos que trivial: contemplamos la huida a Egipto y la reconocemos, porque tenemos las claves para su interpretación. Quien no las tuviera, vería simplemente una serie de personas y un burro. En estos casos, son las Sagradas Escrituras las que tienen la clave, y forman parte de la cultura común de la civilización occidental.

Otras veces, vemos animales, o interacciones entre animales y humanos y si leemos en una buena guía la interpretación, no podemos por menos que sorprendernos. La primera pregunta que invade al profano es: ¿Esta interpretación es correcta o es una suposición?

Luego vienen otras preguntas: ¿Cómo pueden los especialistas estar seguros de las motivaciones de los autores? Si la relación entre un significante y su significado puede ser arbitraria, ¿cómo saber qué significa un símbolo esculpido hace ochocientos años?

Ocurre que la relación arriba citada no es tan arbitraria en los símbolos como en los signos en general, y ocurre también que los autores que esculpieron tales imágenes estaban inmersos en una cultura que los llenaba por los cuatro costados. Una cultura que no es la nuestra exactamente pero que ha dejado múltiples rastros escritos a lo largo de Europa.

Santiago Sebastián López, en su monumental obra "Iconografía medieval" comenta:

"La Edad Media parece haber pensado con pasión que todo pudiera ser símbolo, pero -cuidado- hay que estudiar estos símbolos en sus fuentes y en sus textos, pues existe el peligro de deformar con la mejor buena fe su verdadera significación"

Así pues, cuando los especialistas investigan sobre el significado de un símbolo románico, no elucubran sobre el mismo, generando una teoría que más o menos cuadre con sus ideas previas, sino que se documentan exhaustivamente sobre las fuentes originales (textos) medievales, buscando usos comunes de ciertas imágenes que se repiten en el tiempo y que hunden su historia en épocas clásicas precristianas.

Hablemos de animales, reales o imaginarios. Poco importa que el conocimiento de la vida de los animales estuviera por aquel entonces inmersa en una pseudociencia absoluta, que mil comportamientos animales fueran una y otra vez mal interpretados o que la visión de la naturaleza adoleciera de una terrible falta de objetividad a los ojos de un observador actual. Lo que importa es que la cultura románica era una cultura de consensos establecidos y adquiridos a través del tiempo con múltiples préstamos de otras civilizaciones anteriores; y estos consensos dejan huellas indelebles que el historiador puede estudiar de forma científica.

Los animales y sus representaciones nos dan un buen ejemplo de ello: la Edad Media no inventa sus símbolos, sino que bebe de fuentes anteriores y las adapta a su momento, momento en el que todo se integra alrededor de una visión totalizadora con centro en Dios. Los mismos Padres de la Iglesia se alimentan de las fábulas moralizadoras de los clásicos, en las que repetidamente se asocian los animales a diversas virtudes y vicios. Pero quedémonos en la virtud que otorga el trabajo (sobre todo un lunes) y terminemos, hasta una próxima entrega, la primera parte de este post.

nota: mi agradecimiento a Tio Petros por colaborar en esta casa con una nueva historia sobre el románico.

ART ATAC TRACATÁ

 

Este es el resultado del cabreo británico del artista Jonathan Yeo con el personaje que, sin duda, habrán reconocido al instante. Se trata de un curioso collage del que les dejo tres "detalles" ampliados para que contemplen la obra en todo su esplendor. Se preguntarán ustedes la razón por la que cuelgo este post un viernes aretino. No les contesto. Respóndanse ustedes mismos.

¡Ah! a pesar de todo, pasen un buen fin de semana y séanme yeosamente felices.

Detalle número 1:

 

 

Detalle número 2:

 

 

Detalle número 3:

 


 

LISTO PARA AMBAS COSAS

LISTO PARA AMBAS COSAS

Ese es el significado del verso que Virgilio pone en boca de Sión momentos antes de introducir el caballo en Troya: ganar o morir.

Ya les decía que el título del acertijo no les iba a ayudar para mucho, es más, sólo se explica cuando uno ya lo ha resuelto. Imploro el perdón de todos ustedes, a quienes he tenido en vilo durante dos largos días. Pero es que poco podía decir cuando a las dos horas de colocar el post, nuestro estimado mizo había dado con la solución acertada.

Pues sí, el sinsentido, lo insólito y lo que hace tan especial este edificio burgalés de Villahizán de Treviño es, precisamente, una especie de chiste arquitectónico que, in utrumque paratus, hace que se abra una ventana en mitad de un contrafuerte.

Ya ven que mi maldad todavía (y digo todavía) no me lleva a que se estrujen la cabeza con obras inexistentes, ni le doy mayor importancia a un cable que pasa por allá (¡anda que no he visto mayores barbaridades!), ni a la diferencia de tonalidad de los sillares, etc. De lo que siempre tienen que estar seguros, amigos míos, es que me encuentro feliz en su compañía y con sus valiosos comentarios. Todos.

A mizo mi enhorabuena y mi más profunda admiración cuando manifiesta una capacidad visual sin límites a esas horas de la madrugada.

A todos los que han participado y a los que no, también gracias.

Y por último, cómo no, mi agradecimiento a Alberto Calderón por cederme el uso de la imagen y la historia que tanto nos ha entretenido. De paso les invito a que se paseen por su blog, o sea, por el románico burgalés , que junto con la bitácora de Paco Torralba nos ofrecen ambos unas pinceladas inmejorables sobre este tipo de arte que tanto me gusta compartir con ustedes.

IN UTRUMQUE PARATUS

IN UTRUMQUE PARATUS

De la mano de Virgilio les invito a adentrarnos en una búsqueda por el románico. Se trata de poner patas arriba nuestro juego de La Parte por el Todo y encontrar, a través del Todo que les presento hoy, la Parte incógnita.

Esta vez no hay pistas (únicamente el título del post y poco: se trata de una metáfora) y sólo una pregunta:

¿qué tiene este edificio románico de insólito, increíble y sumamente especial?


Suerte y a pensar (que no duele).

LOS RAGIONAMENTI O DIÁLOGOS AMENOS ENTRE REMBRANDT Y EL ARETINO

 

Como homenaje al gran poeta Pietro Aretino, patrón de los viernes de esta casa, hoy, de manera explícita, quisiera enlazar a Rembrandt con aquél que era apodado “el azote de los príncipes” (peor que los del Jueves). Así pues, les dejo este diálogo ameno aretino y a este monje buscando el grano en el “imagínense dónde” ajeno.

 

Como curiosidad les diré que este aguafuerte está basado en un grabado erótico del alemán Aldegrever que el pintor conservaba en su colección privada y que no he podido encontrar en la web. Por el mismo precio, otro chascarrillo: La casa Museo del holandés poseía una copia de nuestro monje y desapareció. Las malas lenguas dicen que los conservadores del museo consideraban la imagen como inmoral.

Ya saben, para no echar gota.

p.s. regalo con ilusión esta imagen para todos aquellos que aumentaron en dos o tres dioptrías su ceguera al intentar encontrar a los amantes de Rembrandt entre los matorrales

Eso sí, pasen un buen fin de semana y séanme lujuriosamente felices.

UNA PÉRDIDA IRREMEDIABLE: LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE

(Pinchar en la imagen para ampliarla)

La imagen que les presento hoy forma parte de los frescos que Luca Signorelli pintó por encargo en 1499 para la Capella di San Brizio de la Catedral de Orvieto. Casi cinco años estuvo subido el pintor a un andamio para finalizar esta monumental obra y crear sobre el revoco fresco su dramática obra: el Fin del Mundo: Historia del Antricristo, el Juicio Final, la Resurrección de la carne, los Condenados, los Justos y la Coronación de los elegidos.

La obra que contemplamos corresponde a La resurrección de la carne y si la observan detenidamente, concluirán que no deja de tener su aquél enigmático. Como siempre, les aconsejo realizar un ejercicio primario, intentando responder a la pregunta del millón: ¿qué vemos?

Dos grandes ángeles, situados al nivel de la bóveda celeste, tocan sendos clarines llamando a los muertos. Abajo, los muertos hacen verdaderos esfuerzos por salir. Lo curioso, es que no salen de sus tumbas sino de un pavimento blanco cuya doble naturaleza es todo un misterio: por una parte, elástica y moldeable permite que los cuerpos de los resucitados emerjan y, por otra, pétrea y lisa una vez que los cuerpos posan sus pies o sus manos sobre ella.¿Han encontrado ustedes algún personaje, entre ellos, con las marcas de la vejez?

Les evito la búsqueda. No hay. Los cuerpos son jóvenes y, por su musculatura, están en la plenitud de la “vida” (si me permiten tomarme esta licencia). Surgen de esa materia siendo todavía esqueletos con un considerable esfuerzo y paulatinamente van recuperando músculos y piel. Fíjense en el hombre que aparece en primer plano, todavía cansado; o en ése que necesita apoyarse en su rodilla para terminar de sacar su pierna derecha.

El proceso es penoso y largo. En la parte inferior derecha tenemos la figura de un varón charlando con seis esqueletos. Todavía pueden apreciarse sus músculos sin piel y los huesos que conforman su columna vertebral. Una vez que la conversión ha finalizado, es cuando los cuerpos quedan de pie y miran hacia el cielo: la carne ha resucitado pero ninguno sabe a ciencia cierta, dónde habrán de morar para toda la eternidad. Condenados o elegidos. La pregunta.

La maestría de Signorelli a la hora de afrontar la anatomía humana es magnífica y todo un referente en cuanto al estudio de las diferentes poses y movimientos. Sin embargo –y de ahí el doble sentido del título del post de hoy-, la Resurrección de la carne se encuentra inmersa en una pérdida del todo irremediable. Como les decía al principio, el artista aplicaba su pintura sobre revoco fresco y aquellas partes que no conseguía terminar en una jornada de trabajo quedaban secas y endurecidas para la jornada siguiente. Como ese pavimento de donde surgen los resucitados, así todo lo pintado sobre los paramentos secos está condenado a perderse para siempre. Fíjense en los querubines por ejemplo.

Sin resurrección posible de esa “carne” de pigmentos que conforma esta obra maestra y, que espero, les haya gustado tanto como a mí.

Condenada. Ahora sí.

UN REMBRANDT ENTRE LOS MATORRALES

A pesar de lo que el título del post de hoy pueda sugerir, no se trata de que haya aparecido ninguna nueva obra de este ilustre pintor perdida entre las malezas de los alrededores de un museo o de una casa solariega. Más bien, se trata de un jugueteo “guarrete” (si me permiten la expresión) que el mismo Rembrandt preparaba para los espectadores más avispados. Me explico.

Observen la imagen siguiente. Se trata de un aguafuerte titulado Omval (ruina) realizado en 1645:

 

 

¿Qué vemos?

Un sereno paisaje por donde transcurren calmas las aguas de un río. En la orilla del fondo hay un embarcadero, un molino de viento y varias embarcaciones. En nuestra orilla, porque nosotros nos encontramos ahí, se representa una figura masculina que parece contemplar cómo navegan unos cuantos paisanos en una pequeña embarcación. En la parte izquierda de la obra un viejo sauce acompañado de malezas.

¿Qué no vemos?

Como no podía ser de otro modo, una de las cosas que el arte comparte con el apasionante mundo del sexo es ese matiz, leve por su propia naturaleza, al que denominamos sugestión. Pues bien, el ladino de Rembrandt, escondió detrás de los matorrales a una pareja de amantes clandestinos que aprovechando el apacible día darían buena cuenta del amor (al menos carnal) que se profesaban.

Reconozco que la escena nos pase desapercibida máxime cuando la reproducción que les presento es la mejor que he podido encontrar aunque, créanme, en la que una servidora tiene en papel, se distingue un poco mejor la escena que el pintor nos sugiere. Para pillarlos in fraganti, a continuación les presento la imagen marcando los cuerpos del delito en rojo carmesí (que es lo suyo):

Esta licencia ya había sido utilizada por Rembrandt dos años antes en otro aguafuerte titulado Los tres árboles:

En esta ocasión los amantes también se ocultan detrás de unos matorrales y su presencia es (al menos para mí) totalmente imperceptible, pero hagamos un acto de fe y creamos a pies juntillas lo que nos cuentan los expertos. Como en el caso del aguafuerte anterior, les marco el lugar exacto donde el artista tuvo a bien dejarnos a un par de amantes ocultos y convertirnos por la magia de su mano, en voyeurs y no en simples espectadores.

 

 

¡Cuidado!, amenaza tormenta.

PARA LAMER o GLOTONFILIA

PARA LAMER o GLOTONFILIA

Mi estimado amigo Lumen me ha dejado una curiosidad que quisiera compartir con ustedes. El saber no ocupa lugar, dicen.

Pasen un buen fin de semana y séanme lametonamente felices.

Seguidamente pasamos a un listado de prácticas sexuales curiosas:
  • Agrexofilia: Excitación producida por el hecho de que la actividad sexual sea oí­da por otras personas.
  • Agorafilia: Atracción por la actividad sexual o el exhibicionismo en lugares públicos.
  • Alopelia: Experimentar un orgasmo sólo viendo a otros teniendo una relación sexual.
  • Amomaxia: Excitación sólo al realizar una relación sexual dentro de un automóvil aparcado.
  • Autagonistofilia: El estímulo es ser visto por otras personas durante el acto sexual.
  • Candalagnia o candaulismo: Ver a la pareja copulando con otra persona.
  • Dendrofilia: Cuando la excitación sólo se produce al frotarse contra los árboles.
  • Dogging: Excitación sexual al ser observados practicando sexo al aire libre, tanto en coches, como en bosques pero siempre en lugares apartados, donde los asistentes, pueden mirar o bien participar según los gustos de los participantesen coches.
  • Escopofilia, escoptofilia, escoptolagnia o mixoscopí­a: La excitación dependerá de mirar abiertamente a otras personas en el acto sexual, no subrepticiamente como en el voyeurismo.
  • Gimnofilia o nudomaní­a: Excitación por la desnudez.
  • Gregomulcia: Excitación por ser manoseado por una persona desconocida en una multitud.
  • Jactitafilia: Excitación producida por el relato de las propias hazañas sexuales.
  • Olfactofilia: Excitación debida al olor de la transpiración, especialmente de los genitales.
  • Picacismo: Excitación sexual al introducir alimentos en alguna de las cavidades del cuerpo con el fin de que la pareja los recupere con la boca.

 

LUJURIA DE UN MANIERISTA

Lujuria es el sobrenombre de la Alegoría de Venus y Cupido que Agnolo Bronzino pintara entre 1540 y 1545. Se trata de una de mis representaciones favoritas del tandem Venus/Cupido. Obsérvenla con detenimiento y alevosía pinchando sobre la imagen si desean ampliarla:

Las figuras principales protagonizan una escena cargada de erotismo y sensualidad y si no, fíjense en esa lengua de la diosa que está a punto de deslizarse por los jóvenes y carnosos labios de Cupido (“como los panaderos prueban el pan” que diría el recientemente fallecido Ángel González) o en la mano derecha de éste, que apresa con delicadeza el pecho de Venus liberando suavemente su pezón de esa cárcel de carne y hueso mientras sus miradas permanecen intactas, la una frente a la otra, ignorantes de cuanto les rodea.

Lujuria, aunque desde nuestros ojos del siglo XXI contemplemos la más tierna manifestación de expresión del amor. Amor que abarca con toda su luminosidad la obra. Sin embargo, este sentimiento parece no venir solo. Detrás de Cupido, en el borde izquierdo del cuadro, se encuentran los celos, personificados en una figura que grita y se tira del cabello. Detrás del muchacho que tira rosas, en el borde derecho, emerge una figura enigmática, de falsa inocencia y de manos invertidas, que ofrece a los protagonistas un panal de miel y un escorpión. Este cuerpo que surge como una quimera no es otro que el engaño.

Bronzino nos quiere decir algo, más bien nos advierte que este amor está sentenciado a perecer. Será la necedad (1), representada en la parte superior izquierda por una máscara con rostro de mujer y sin cerebro, la que intente ocultar ese amor ante la mirada del dios del tiempo, recurriendo para ello, a una cortina que el dios atrapa bruscamente. El reloj de arena nos avisa del irremediable final: la muerte.

Abajo, en la esquina inferior derecha, unas máscaras esparcidas por el suelo nos hablan de las apariencias: todo en este cuadro es símbolo. Aprendan de ellos y sepan ustedes que contemplan esta obra, que la lascivia y la lujuria están destinadas a ser desenmascaradas. Claro que eso en la visión de un manierista italiano que fue poeta además de pintor.

(1) sobre este enigmático personaje existe otra interpretación que lo identifica con la sífilis y los efectos que produce a aquél que la padece. Quédense con la explicación que a ustedes les guste más.


UN CANDELABRO DE CINE

En la última entrega de la revista de arte de amigos del románico, el historiador y restaurador alemán Norbert Schmidt narra su curiosa aventura personal con un objeto de arte como protagonista.

La historia no deja de tener su componente cruel y desgarrador máxime cuando ha llegado a un punto de no retorno en el que no tiene cabida la esperanza como si se tratara de la mismísima puerta del infierno de Dante. Pero mejor, comencemos por el principio.

El periplo del alemán se remonta a diez años atrás cuando emprende el estudio de una singular pieza que se encuentra en la Catedral de Santa María de Erfurt. Se trata de un candelabro de bronce, en principio fechado en el siglo XII, al que se le conoce como el candelabro Wolfram.

El nombre le viene dado por la inscripción del cinturón del personaje en cuestión. De su origen nada se sabe y la primera mención documentada data del siglo XV. La figura mide 1,51 metros y se apoya “sobre un pedestal, también de bronce, cuyos pies en forma de dragones se abren hacia abajo. A lomos de los mismos hay un ser que parece un león, un mono y un pequeño hombre que porta una porra. En conjunto la altura total de la pieza es de 1,80 metros”.

Schmidt duda de que la figura y el pedestal formen un solo conjunto no tanto por el estilo donde hay ciertamente una afinidad sino por los elementos técnicos que los diferencian. El peso de la figura es de 174,5 kgs. y el del conjunto 276,5 kgs. Si somos un poco avispados extraeremos el peso del pedestal. Según Schmidt, “al considerar que el candelabro sólo pesa 1,7 veces más que el pedestal, deduje que la figura estaba hueca”. Afirmar esto, suponía entonces que debía de haber sido fundida en varias piezas y éstas habrían tenido que ensamblarse entre sí. Sin embargo, una primera endoscopia daba al traste con la teoría del alemán: la figura no estaba hueca. Pasaré por alto detalles técnicos al respecto, lo importante en sí es la pregunta que ante tal resultado se plantea nuestro amigo: “¿estamos ante un procedimiento de fundición desconocido hasta ahora?”

Las incógnitas y los interrogantes que envuelven al candelabro no minan su interés. Ninguna obra de arte conocida guarda relación alguna con su objeto de estudio hasta que un producto de la gran pantalla parece arrojar luz sobre el misterioso candelabro.

Resulta difícil de digerir que un misterioso objeto románico tenga algo que ver con el cine. Pues bien, los caminos del Señor son inescrutables. Me imagino la cara del investigador cuando en una escena del spaghetti western de Sergio Leone, El bueno, el feo y el malo, contempla asombrado una figura exactamente igual que aquella que descansa en Erfurt.

Expertos en cine determinan que la figura es una copia en papel maché hasta que Carlo Leva, ayudante de decoración de la película y responsable de los detalles de decoración, le comunica que dado el bajo presupuesto de la cinta, no tuvieron más remedio que emplear la decoración que existía en el lugar; lugar que no era otro que el monasterio de San Pedro de Arlanza en las inmediaciones de Covarrubias.

Así pues, nos encontramos con otro original para deleite y regocijo de nuestro aventurero y cómo no, de todos los amantes del románico.

Ya les advertía al comienzo de este post, que la historia no tenía final feliz. Y esa crueldad que mencionaba, se traduce en pérdida, en un sin retorno una vez que el ala barroca del monasterio, allá donde habían sido rodadas las escenas de la película, se convirtió en escombros al derrumbarse, llevándose consigo los restos de la decoración.

Con este trágico final, sólo unos versos de Quevedo para cerrar (esperemos que no para siempre) con broche de oro esta triste historia del románico:

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.